Entre Murcia y Almería
" Una escapada cultural y natural por el suroeste de la península "
En esta ocasión nuestros pasos, mejor dicho, nuestras ruedas, antes de llegar hasta el parque natural de Cabo de Gata, nos llevarán hasta la legendaria Cartago, esto es, Cartagena.
De cómo llegar hasta allí os lo dejo a vuestra libre elección pues hay diversas rutas dependiendo desde dónde vengáis, sólo diré que nosotros, desde Madrid optamos por la AP36, A30 y por la RM-F36 (menudo nombrecito) al final del trayecto.
Más o menos salen 4 horas de camino, parando a hacer un pis y poner combustible.
Y he elegido Cartagena porque tiene mucho y muy bueno que ver, además de contar con un clima primaveral de lo más agradable.
También lo planteo como parada y fonda de nuestro “garbeo”, pero no como destino en sí, pues se trata de dar una vuelta.
Pero antes, la ciudad.
En esta interesante y antigua localidad con importante pasado romano –entre otros- es lugar imprescindible su teatro, así como su muralla. Para un mayor detalle y para los que quieren conocer todo en no mucho tiempo recomiendo una visita a su Museo Arqueológico, que está muy bien integrado en lo que son en sí las ruinas. Como cosas más modernas, se puede admirar la fachada del Gran Hotel (el interior está reconstruido) y el Ayuntamiento, que impresiona. Tampoco podremos pasar por alto, como el importante puerto de mar que es y ha sido, echar un ojo a su Museo Naval, y en especial, al submarino de Peral aparcado en mitad de una fuente al ladito del agua.
De cara a elegir alojamiento, a mi me gusta el Hotel Alfonso XIII. Es moderno, funcional y está bastante bien situado.
De cara a comer… hay tanto y tan interesante que no sabría con cuál quedarme, por eso mi principal recomendación está a media hora en dirección Alicante de allí, concretamente en San Pedro del Pinatar.
Entre la AP-7 –con muy poco tráfico generalmente- y la N-332 llegaremos como un tiro hasta el restaurante-asador La Casa del Reloj. Es un establecimiento pintoresco con una carta en la que se puede encontrar de todo. Yo cada vez que estoy por la zona, me dejo caer por allá. Conviene reservar. Está en la avenida de Alberto Guirao 1 y tiene web propia (el restaurante, no Alberto).
También desde Cartagena merece la pena poner rumbo a Águilas, ya casi en la frontera con Almería a la que luego pasaremos.
De Cartago a destino (unos 100kms) cogeremos la AP-7, si queremos, hasta llegar. Pero yo recomiendo coger la RM-332 y apuntar hacia el Puerto de Mazarrón.
Esta carretera murciana tiene bastante mala fama, pero no está exenta de encanto, de hecho, antes de llegar Mazarrón atraviesa una suerte de Puerto de Montaña-Playa con curvas reviradas de primera y segunda velocidad con las que disfrutará el conductor y acongojará al personal. Nada peligroso, no obstante, ojo.
En el Puerto de Mazarrón, a parte de pasear a la vera del mar, recomiendo picar algo en el Virgen del Mar. Desde que se modernizó hace unos años, es uno de mis favoritos de la zona. Está en el Paseo Marítimo con vistas al nuevo Puerto al que sólo le faltan barcos…
Antes de salir hacia Águilas podemos acercarnos, nos coge de paso a menos de 2kms, a la vecina Bolnuevo a ver sus caprichosas esculturas naturales curtidas a golpe de erosión durante milenios, o chapotear un rato en su playa o en su cala nudista, donde según en qué época, hay en la carretera dos mirando por cada uno que se está bañando.
Seguimos hacia el sur alternando la AP-7 con la mencionada RM-332, más típica y folclórica. Antes de llegar a la localidad playera en cuestión, podemos parar a ver Cabo Cope, un pequeño adelanto de lo que nos encontraremos un poco más allá.
Águilas era un pueblecito de pescadores encantador tiempo atrás y, aunque el furor constructivo también ha hecho mella en el lugar, ha sabido mantener su encanto de pueblo sencillo –y cuna de Paco Rabal, por cierto- con unas playas no excesivamente pobladas y varias cosas que ver, como el Castillo de San Juan de las Águilas (S. XVIII), la Torre de Cope (S. XVI) o las Termas Romanas, pues también allí llegó el Imperio. También tienen hasta ¡Museo del Fútbol!. Ese no lo conozco, pero estar, está.
A la hora de almorzar, no os dejéis escapar el caldo de pescado típico, el ajo colorao o el rico arroz a banda. Lo encontraréis casi en cualquier sitio.
De allí seguiremos camino por la AP-7/E-15 y N-341 hasta Agua Amarga, la puerta, junto con la próxima Carboneras, del Parque Natural de Cabo de Gata. El sitio merece la pena. Conviene ir descubriendo poco a poco sus calas, playas, acantilados, faros paisajes… y alojarse, al menos una noche, cerca para tomar conciencia de su naturaleza salvaje y su tranquilidad. Yo soy poco de casas rurales –quizá por mi herencia castellana- pero aquí sí que os voy a recomendar una: el Cortijo La Joya de Cabo de Gata. Está puesto con bastante gusto y es de lo más “econatural”.
Aquí lo dejo. Como siempre, las pistas están dadas, ahora, os toca a vosotros seguirlas y descubrir vuestro propio tesoro.