Seat Ibiza

El Seat ibiza de primera generación fue presentado en el Salón del Automóvil de París de 1984.



Fue un producto "auténticamente Seat" (más o menos), pues la marca española tras largos años de cooperación, se había deshecho de sus vínculos con el grupo Fiat y aún faltaba una década hasta caer bajo el paraguas Volkswagen. Este nuevo modelo venía a reemplazar al vetusto Seat Fura (con el que convivió algún tiempo) y a competir directamente contra los Fiat Uno, Opel Corsa y Ford Fiesta, entre otros.
El diseño se encargó al prestigio estudio Italdesign Giugiaro quien creó un hatchback fresco, moderno, angular, agresivo y compacto en sus escasos 3,6 metros de longitud (3640 mm, concretamente) por 1,6 de ancho. Aún así, podía albergar carrocerías de 3 y 5 puertas (a partir del 87) gracias a la solvente plataforma del Seat Ritmo/Ronda que aún empleaba. La misma sobre la que se apoyó la berlina que surgió algo después para dar relevo al Seat Ronda: el Seat Málaga.



De ponerle motor a esta nueva máquina se encargó ni más ni menos que Porsche Engineering,dando lugar al celebérrimo motor “System Porsche” tipo HCS (High Compression and Squish) con varias e interesantes innovaciones tecnológicas, como la culata de aleación ligera Cross Flow, la cámara de combustión inserta en la cabeza de los pistones o el encendido electrónico trasistorizado. Así, los motores del Ibiza eran cosa seria, anunciando una “combustión rápida y el aprovechamiento óptimo de la energía”. Además, sus consumos -y emisiones- eran realmente bajos, tanto para la época como para nuestros días, homologando 4,9 litros a los 100 kms el Ibiza 1.2 y 4,8 el 1.5. Por cierto, todos los motores estaban preparados para la incipiente gasolina sin plomo y prometían bajo mantenimiento y alta durabilidad. Algo de lo que dan fe los usuarios que pudieron estrenar en su día uno de ellos.

El Ibiza se estrenó con una gama de tres motores, dos de gasolina y uno diesel. El primero era el 1.2 de carburador monocuerpo y 63 CV de potencia, suficientes para mover el pequeño utilitario con extraordinaria solvencia. Luego estaba el 1.5, com carburador Webber de doble cuerpo, capaz de rendir 85Cv a 5.600 rpm.
El motor diesel de 4 cilindros era un viejo bloque de origen Fiat Ritmo, con 1.714 c.c. y unos esforzados 55 CV a 4.500 vueltas. Todos estos motores estaban asociados a una caja de cambios de 5 velocidades.
Más tarde se incorporó a la gama el Seat Ibiza SXi, que además de representar el acabado más deportivo de la gama, contaba con el conocido motor 1.5L pero alimentado por un sistema de inyección Bosch LE-Jetronic, con lo que elevaba su potencia a los 100CV, mejorando ligeramente sus prestaciones y rebajando un poco los consumos. A final de su andadura se sumó un motor más, un 0,9L destinado a sus versiones base o ediciones especiales.



Su suspensión era independiente a las cuatro ruedas. En el eje delantero llevaba sistema McPherson con brazo inferior oscilante, amortiguadores hidráulicos telescópicos, tirante a reacción y barra estabilizadora en las versiones diesel. Atrás, junto al mismo brazo inferior oscilante equipaba amortiguadores hidráulicos pero de doble efecto y resorte transversal. Este esquema quedó pronto obsoleto, sobre todo en su versión más potente.
Los frenos eran de disco delanteros con pinza flotante y de tambor traseros.
De cara a la seguridad, el Ibiza contaba con jaula de acero, parachoques de absorción de energía, columna de dirección de deformación controlada, parabrisas templado y cerraduras de seguridad.



En el interior el Ibiza se jactaba de ser un auténtico 5 plazas, con asientos diseñados ergonomicamente y con dos acabados según el nivel de equipamiento seleccionado. Pero ya desde el modelo básico el pequeño Seat contaba con detalles como parachoques envolventes, faros halógenos, asientos anatómicos declinables, apoyacabezas, enmoquetado, parasoles orientables, espejo de cortesía, guantera, cinturones de seguridad inerciales, asidero en el techo, recubrimiento interior de puertas, tres ceniceros -ni más ni menos-, consola central, testigo de presión de aceite…
Quizá lo que más llamaba la atención de su interior era su cuadro, con un completo check control, y sus “mandos satélites” tras el volante. Una serie de botones y accionadores que sustituyan a las clásicas varillas. Una solución en la que ya estaban trabajando otras marcas, como Citroën.



Los acabados disponibles en su inicio eran Ibiza Junior, como base, seguido por el Ibiza L (o LD si era diesel), Ibiza GL e Ibiza GLX en la cúspide. Este modelo contaba como dotación de serie con llantas de aleación ligera de 14 pulgadas calzadas con neumáticos de perfil bajo, cristales tintados, spoiler delantero y trasero, mandos retroiluminados, mechero, limpia luneta posterior, limpia parabrisas de tres velocidades, reloj digital, cuentarrevoluciones, asiento trasero abatible, check control ampliado, elevalunas eléctrico, cierre centralizado, luz de maletero, cristales traseros abatibles, retrovisor exterior regulable desde el interior así como una lujosa y específica tapicería y alfombrillas a juego.
Sus precios partían de las 833.960 pesetas (unos 5.000 euros) para la versión de arranque L hasta las 1.003.845 (unos 6.000 euros) pesetas que costaba un Ibiza 1.5 GLX. El más caro, no obstante era el GL Diesel (1.080.010 pesetas).

La prensa de la época destacó su habitabilidad y maletero, el equipamiento y lo competitivos de sus precios, mientras que no gustaba tanto el comportamiento de su eje trasero en conducción deportiva, la horizontalidad de su volante, el ruido de su motor y una buena serie de defectos de acabado en sus primeras unidades.



En 1991 le llegó la hora de un profundo Restyling (que luego se convirtió en el Skoda Felicia) hasta que en 1994 surgió el nuevo modelo, bajo el mando total del grupo VAG, aquella generación que dio origen al TDi que se ha convertido en leyenda.

El coche siempre se ha fabricado en la Zona Franca / Martorell y hasta la fecha es el modelo de Seat más vendido. Veremos si los nuevos productos SUV o a pilas de la marca son capaces de agitar su trono.