Peugeot 205
" Contigo al fin del mundo. "
Ese era el eslogan bajo el que se lanzó el utilitario de tal vez más éxito de la marca del león: el 205. Un pequeño modelo cargado de argumentos para vencer en su segmento y convencer a los centenares de miles de compradores que optaron por él.
Era el año 1983 cuando la gente de PSA lanzó el que debía ser la Némesis del Renault 5 y batallar contra modelos duros de roer como el Ford Fiesta, el Fíat Uno y el Opel Corsa. A nuestro país llegó algo después,hacia la segunda mitad de 1984. El éxito fue inmediato y fue reconocido con el título de Coche del Año poco después de salir a la venta.
Y es que ese simpático cochecito de 3,7 metros de largo por uno y medio de ancho que vino para sustituir tanto al Peugeot 104 como al Talbot Samba, tenía un planteamiento mucho más ambicioso que aquellos.
Para empezar su diseño, obra de Gerald Welter, aunque algunos piensan que fue el estudio Pininfarira, pero ellos sólo se encargaron de redibujar la versión cabriolet.
Después, su amplio interior gracias a una generosa batalla de 2,4 metros que permitía viajar con holgura a cuatro adultos (y no olvidemos que para los estándares de hoy en día el 205 sería considerado un “urbano”).
Por supuesto, su generosa gama de motores. En nuestro país estaba disponible con propulsores de 1 litro de cilindrada, de carburación e inyección (45/55CV), de 1.1 con carburador e inyección, 1.2 y 1.3 con carburador ambos (63/65CV), 1.3 con carburador de doble cuerpo (Rallye 103CV), 1.4 de carburador, carburador de doble cuerpo (GT) e inyección, 1.6 de carburador, doble cuerpo (GTX) e inyección, 1.9 sin y con catalizador y dos diesel, un 1.8L atmosférico (60CV) y otro con turbo (78CV). A partir del año 90-91 fueron desapareciendo los propulsores a carburación excepto en la versión Rallye, que la mantuvo hasta su desaparición. Las cajas de cambio eran de 4/5 velocidades y una automática 4.
Pero el mercado español tenía una peculiaridad con respecto al resto de países donde se vendía el coche, y es que por acuerdos arancelarios que exigían una determinada cuota de elementos nacionales, los primeros 205 que se fabricaron en Villaverde iban propulsados por mecánicas Talbot/Simca, que se hacían aquí y, al resultar más grandes que los bloques XU/TU franceses más modernos, eran más grandes lo que obligaba a realizar un abultamiento en el capó del “205 español” que lo convertía en único.
También, la enorme amplitud de su gama de acabados permitía que hubiera un 205 al gusto de casi cualquier comprador. Porque a saber, de menos a menos equipados, el catálogo en nuestro país contemplaba… XE/GE (comercial), XL/GL (la X hace referencia al modelo de tres puertas), XR/GR, XS, XT, SR, GT, GTX y GTi. Y en diesel, XLD, GLD, GRD, SRD, GTD. Luego estaba el cabrio, CJ o CTi y la versión Automatic disponibles para los motores 1.4 y 1.6L. Su precio de partida estaba en las 875.000 pesetas (1985).
Por no hablar de las versiones especiales que tuvo a lo largo de toda su historia. A ver si me acuerdo de todas: Junior, Look, Open, Style, Rallye, Trophy, Plus, Generation Mito, Lacoste, Roland Garrós, GTi Severiano Ballesteros… y seguro que me dejo alguna.
Todos gozaban de un equipamiento generoso de serie y que podía ser de auténtico lujo tirando de las opciones disponibles.
La versión GTi merece mención aparte por tratarse de un auténtico “pocket rocket” (cohete de bolsillo) muy valorado en nuestros días junto con el Rallye de primera serie.
Comenzó con un humilde 1.6L de cilindrada de 105caballos de potencia, aunque dado lo liviano del coche (unos 920 kgs) ya le permitían unas prestaciones destacables. Pero el 205 merecía y podía con más, por eso en 1987 se revisaron las cabezas de los cilindros, se pusieron válvulas más grandes y se llegó a los 115.
Más tarde se subió la cilindrada a 1.9 litros dando unos apasionantes 130CV… que luego fueron rebajados a 122 merced al conversor catalítico que hubo de incorporar a partir del año 92.
Otro pilar más que sustentó el éxito de este coche fueron sus éxitos deportivos.
Durante los años 80, la marca desarrolló una versión llamada 205 Turbo 16 o T16 para homologarla en el Grupo B. Aquel coche disputó tres temporadas y ganó cuatro títulos, dos de pilotos (Salonen y Kankkunen) y dos de constructores. Tras la prohibición del Grupo B por su elevada peligrosidad (700CV en coches de 800 kilos) la marca destinó el 205 al Rally Dakar, y lo ganó cuatro veces (una de ellas bajo la carrocería de un Peugeot 405 como ardid comercial para dicho modelo).
El coche se fabricó durante quince años seguidos sin apenas cambios. Se ensamblaba en Francia, Reino Unido, España, Indonesia, Taiwan y Chile. En 1998 su sucesión quedó bajo la responsabilidad de dos modelos, el 106 (más cercano en tamaño y con el que compartió cerca de media docena de años a la venta) y el 206 (más próximo en concepto).
La prensa del motor de la época siempre alabó el rendimiento de sus motores de inyección, su facilidad de conducción, su gama completa y su diseño y espacio interior. No les gustaron sus frenos en los modelos básicos ni el peso de su dirección en las versiones diesel.
Y es que ese simpático cochecito de 3,7 metros de largo por uno y medio de ancho que vino para sustituir tanto al Peugeot 104 como al Talbot Samba, tenía un planteamiento mucho más ambicioso que aquellos.
Para empezar su diseño, obra de Gerald Welter, aunque algunos piensan que fue el estudio Pininfarira, pero ellos sólo se encargaron de redibujar la versión cabriolet.
Después, su amplio interior gracias a una generosa batalla de 2,4 metros que permitía viajar con holgura a cuatro adultos (y no olvidemos que para los estándares de hoy en día el 205 sería considerado un “urbano”).
Por supuesto, su generosa gama de motores. En nuestro país estaba disponible con propulsores de 1 litro de cilindrada, de carburación e inyección (45/55CV), de 1.1 con carburador e inyección, 1.2 y 1.3 con carburador ambos (63/65CV), 1.3 con carburador de doble cuerpo (Rallye 103CV), 1.4 de carburador, carburador de doble cuerpo (GT) e inyección, 1.6 de carburador, doble cuerpo (GTX) e inyección, 1.9 sin y con catalizador y dos diesel, un 1.8L atmosférico (60CV) y otro con turbo (78CV). A partir del año 90-91 fueron desapareciendo los propulsores a carburación excepto en la versión Rallye, que la mantuvo hasta su desaparición. Las cajas de cambio eran de 4/5 velocidades y una automática 4.
Pero el mercado español tenía una peculiaridad con respecto al resto de países donde se vendía el coche, y es que por acuerdos arancelarios que exigían una determinada cuota de elementos nacionales, los primeros 205 que se fabricaron en Villaverde iban propulsados por mecánicas Talbot/Simca, que se hacían aquí y, al resultar más grandes que los bloques XU/TU franceses más modernos, eran más grandes lo que obligaba a realizar un abultamiento en el capó del “205 español” que lo convertía en único.
También, la enorme amplitud de su gama de acabados permitía que hubiera un 205 al gusto de casi cualquier comprador. Porque a saber, de menos a menos equipados, el catálogo en nuestro país contemplaba… XE/GE (comercial), XL/GL (la X hace referencia al modelo de tres puertas), XR/GR, XS, XT, SR, GT, GTX y GTi. Y en diesel, XLD, GLD, GRD, SRD, GTD. Luego estaba el cabrio, CJ o CTi y la versión Automatic disponibles para los motores 1.4 y 1.6L. Su precio de partida estaba en las 875.000 pesetas (1985).
Por no hablar de las versiones especiales que tuvo a lo largo de toda su historia. A ver si me acuerdo de todas: Junior, Look, Open, Style, Rallye, Trophy, Plus, Generation Mito, Lacoste, Roland Garrós, GTi Severiano Ballesteros… y seguro que me dejo alguna.
Todos gozaban de un equipamiento generoso de serie y que podía ser de auténtico lujo tirando de las opciones disponibles.
La versión GTi merece mención aparte por tratarse de un auténtico “pocket rocket” (cohete de bolsillo) muy valorado en nuestros días junto con el Rallye de primera serie.
Comenzó con un humilde 1.6L de cilindrada de 105caballos de potencia, aunque dado lo liviano del coche (unos 920 kgs) ya le permitían unas prestaciones destacables. Pero el 205 merecía y podía con más, por eso en 1987 se revisaron las cabezas de los cilindros, se pusieron válvulas más grandes y se llegó a los 115.
Más tarde se subió la cilindrada a 1.9 litros dando unos apasionantes 130CV… que luego fueron rebajados a 122 merced al conversor catalítico que hubo de incorporar a partir del año 92.
Otro pilar más que sustentó el éxito de este coche fueron sus éxitos deportivos.
Durante los años 80, la marca desarrolló una versión llamada 205 Turbo 16 o T16 para homologarla en el Grupo B. Aquel coche disputó tres temporadas y ganó cuatro títulos, dos de pilotos (Salonen y Kankkunen) y dos de constructores. Tras la prohibición del Grupo B por su elevada peligrosidad (700CV en coches de 800 kilos) la marca destinó el 205 al Rally Dakar, y lo ganó cuatro veces (una de ellas bajo la carrocería de un Peugeot 405 como ardid comercial para dicho modelo).
El coche se fabricó durante quince años seguidos sin apenas cambios. Se ensamblaba en Francia, Reino Unido, España, Indonesia, Taiwan y Chile. En 1998 su sucesión quedó bajo la responsabilidad de dos modelos, el 106 (más cercano en tamaño y con el que compartió cerca de media docena de años a la venta) y el 206 (más próximo en concepto).
La prensa del motor de la época siempre alabó el rendimiento de sus motores de inyección, su facilidad de conducción, su gama completa y su diseño y espacio interior. No les gustaron sus frenos en los modelos básicos ni el peso de su dirección en las versiones diesel.