Opel Astra 1.4T 150CV
" Ligeramente aún mejor "
Esta quinta generación del Opel Astra viene a mejorar las escasas facetas negativas del anterior modelo. Es más moderno, va más equipado y es, sobre todo, mucho más ligero.
Y es que el nuevo Opel Astra, ha perdido, ni más ni menos, entre 130 y 200 kilos de peso según versiones respecto al modelo saliente.
Los ingenieros de Russelheim sabían que el anterior compacto les había salido bueno pero fofo, y quisieron poner en forma el modelo de 2016 sin dejar un apartado sin revisar para ver cuánto se podía recortar.
Así, empezaron por la carrocería, que es más ancha pero más baja y más corta de lo que antes era este Opel. Y por su puesto, pesa algo menos.
De ahí siguieron con los motores, más pequeños, el sistema de escape, con partes en aluminio, depósito de menor capacidad… y hasta se recortaron unos valiosos 10 kilos de peso en los asientos.
Todo ello sin menoscabo de la calidad y capacidad dinámica del coche ni de su amplio interior, referencia en el segmento.
Exteriormente, el nuevo Astra, aunque es nuevo de verdad, no marca precisamente una ruptura estética con el modelo anterior, y casi podría pasar por un restyling si no decidiéramos profundizar más. El recorte de dimensiones no se nota, las proporciones siguen inalteradas y el aspecto general del coche variará mucho en función del acabado y las opciones montadas. Por ejemplo, de un corriente y moliente Expression básico a nuestro Dynamic hasta arriba de extras… va un mundo. Cromados, llantas, diseño de paragolpes, equipo de iluminación… incluso la salida de escape cambia. Por ello, no haré juicios estéticos y me limitaré a decir que es un coche bien parecido, sin un diseño arriesgado pero con suficientes recursos de diseño (pliegues, líneas de expresión, ledes, pilar C truncado…) como para no pasar desapercibido.
El interior, desde el puesto del conductor, ofrece una visión a medio camino entre el Opel Corsa y el Insignia. Toma elementos de ambos para generar una atmósfera propia y personal. Otras marcas parece que juegan a ampliar o reducir el tamaño del salpicadero para que el mismo quepa en toda su gama, lo que resta encanto y caché.
El volante sigue pleno de multifunción, así como el cuadro ofrece gran cantidad de información de manera analógica con cuatro relojes, y digital a través de un completo ordenador de a bordo.
El salpicadero ofrece un buen acabado y unos materiales blandos de primer orden, que por cierto, no hacen reflejos en el parabrisas.
La consola central aparece ya simplificada en base a la pantalla táctil multimedia, de serie en los acabados más lujosos. Hay una pequeña ristra de botones para acceder directamente a determinadas funciones sin perder el tiempo trasteando por los menús.
Más abajo, salvado un pequeño escalón, se sitúa el climatizador bizona, que también puede ser fácil o difícil según nuestra lista de extras. En nuestro coche, con volante y asientos con calefacción y ventilación, la verdad es que no nos faltaban botones…
Y más abajo otra novedad: un accesorio para ubicar nuestro teléfono móvil llamado “Powerflex”. Y es que, en esta nueva generación del Astra, la conectividad toma protagonismo.
Nuestro coche equipaba el sistema Opel OnStar que te conecta con un servicio capaz de mandarte las indicaciones pertinentes hacia un lugar a tu propio navegador o atenderte en caso de emergencia. A mí todo ello me parece un poco bobo y prescindible, pero puestos a estar a la última…
Más interesante es que el propio coche genere su espacio Wifi con el que llevar conectados hasta 7 dispositivos a la vez. El servicio lo presta Vodafone sin coste el primer año y por 100 euros cada doce meses los siguientes. La velocidad de subida y de bajada es correcta, y no hay límite de datos. Los pasajeros más jóvenes de las plazas de atrás son seguro los que más lo van a disfrutar.
Seguimos recorriendo el interior hacia la palanca de cambios, y frente a ella encontramos más botones referentes a los sistemas de asistencia y el modo Sport.
Sé que sumando botones da la sensación de que se nos puede llegar a formar una montonera como la que ofrecían los coches de la marca alemana hace cuatro o cinco años, pero no, en los nuevos Opel estos accionadores son menos y están mucho mejor ubicados.
La palanca de cambios “muerde” ligeramente la consola, con lo que nos queda más cerca de la mano y también es más probable que choquemos con los dedos contra nuestro dispositivo móvil al meter tercera. El túnel central se reserva para un mechero, el freno de mano eléctrico y dos posavasos. Hay apoyacodos con guantera en su interior y unas pequeñas bolsas en las puertas.
Los asientos de nuestro coche venían dotados con el sistema llamado AGR, que quiere decir que vienen con mil millones de regulaciones además de climatizados y con masaje. Aparte de estas lisonjas, su tamaño, dureza y sujeción son de lo mejorcito que hay en el mercado. Lástima que sean opcionales y haya que aflojar 1.600 euros por ellos.
La postura al volante es cómoda. Vas un poco alto, con las rodillas ligeramente flexionadas. No es una posición muy deportiva pero tampoco se pretendía.
Las plazas traseras ofrecen tres auténticas plazas, marcando las mejores cotas –creo, pues hablo de memoria- de su categoría.
Como siempre, el pasajero central pagará el pato del diseño de unos asientos que prima a los que viajan a los lados, ya que hasta su banqueta está calefactada. Pero realmente no se viaja mal en ninguno de los espacios. En este aspecto el Astra 2016, como ya hizo su predecesor, puede sacar pecho (puede incluso sacar más cosas, porque todo cabe…).
Hay bolsas en los respaldos delanteros y unas oquedades en cada puerta que no dan mucho más de sí que para dejar un bote de refresco. Los cristales tintados también son opcionales.
El maletero está genial. Es un rectángulo auténtico con 370 litros de capacidad enteros y verdaderos. Hay un par de argollas y ganchitos. Los asientos traseros se abaten 60/40 para aumentar la capacidad. La bandeja que cubre el equipaje es un tanto lamentable, pero puestos a recortar peso… En opción, se puede contar con rueda de repuesto de emergencia de 16”.
Nos ponemos ya en marcha con el Astra y lo primero que apreciamos es lo que no apreciamos: no hay ni ruido ni vibraciones. El bloque 1.4T (de gasolina, por supuesto) ofrece mucho tacto y suavidad desde el mismo ralentí. Incluso a la hora de ir ganando vueltas y velocidad no hay ni un solo mal gruñido –tampoco lo hay bueno- y lanzado en autopista o carretera escucharemos más la rodadura de nuestras ruedas de 18” –opcionales- o el viento en nuestros retrovisores a pesar de tener un coeficiente aerodinámico (Cx) optimizado.
El 1.4T es un motor vivo pero no deportivo. Le gusta la progresividad y huye de los regímenes abusivos. Ofrece muy buenas dosis de par prácticamente desde que echamos a andar y tiene potencia suficiente casi en cada marcha a casi cualquier nivel de revoluciones. Y su consumo ha sido siempre, durante nuestra prueba, bastante contenido. En nuestro recorrido mixto se ha conformado con 6,5 litros a los 100 kilómetros realizando conducción relajada. Aquí también se nota la reducción de peso…
A todo esto, el start & stop de este coche arranca el motor cuando sueltas el freno, no cuando pisas el embrague para meter primera, como hacen otros.
La caja de cambios de 6 velocidades cumple. No es un prodigo de tacto ni de rapidez, pero está acorde con la filosofía del coche.
Lo mismo se puede decir de los frenos, con potencia y aguante más que suficiente.
En la suspensión no hay cambios con respecto al modelo anterior. Simplemente que en esta versión (y en la de 200CV) detrás lleva un eje tirado semi independiente con sistema de Watt que los modelos más básicos no tienen.
Ya no hay suspensión regulable y no se la echa de menos.
Lo que sí que se mantiene es un botón “Sport” que cambia la respuesta del acelerador y, sobre todo, el tacto de la dirección de asistencia eléctrica. Para hacer carretera de segundo orden está muy bien, más que por lo de la gestión del motor, por volver la dirección mucho más comunicativa –y sensiblemente más dura…-.
Y puestos a rodar entre curvas es donde más vamos a apreciar la dieta que ha hecho el Astra, pues ha ganado cintura manteniendo nobleza y estabilidad bajo prácticamente cualquier circunstancia. Es un coche que cambia de dirección y apoyo mucho más a gusto que el anterior, ofreciendo algo más de disfrute a sus mandos.
Por supuesto, sus aptitudes de gran rodador de vías rápidas con seguridad y aplomo siguen ahí, y sus buenas artes a la hora de desenvolverse en entornos urbanos, también. Lo que sí que será conveniente si nos movemos mucho por ciudad es montar la cámara de marcha atrás, pues la visión de tres cuartos trasera no es buena, aunque el resto del perímetro del coche sí que se controla con facilidad.
Vamos acabando la prueba y el nuevo Opel Astra va reclamando un lugar en lo más alto del podio de la categoría, un peldaño que tras la aparición del nuevo Megane, el sempiterno Golf y demás, está de lo más concurrido…
Y es que Opel acaba de configurar un producto sin errores de bulto, con una mejora clara gracias a su puesta en forma y pérdida de peso. Quizá hay una parte negativa y es que una parte de todo lo bueno repercute en el precio. Éste para este 1.4T 150CV Dynamic, de partida no es malo: 22.400 euros, pero hay tantas opciones y tan interesantes (faros matriciales LED, control de velocidad con radar, Opel OnStar, Pack Parking…) que van a encarecer el vehículo tanto como para superar los 26 mil euros sin despeinarse. Me sigue pareciendo un precio bastante bueno por lo que te llevas, pero se va al lado de los modelos caros del segmento. Ahí es donde ser el más grande, estar algo mejor equipado y ser el más moderno, puede decantar su compra. Aparte de los descuentos, que los hay, claro.
Los ingenieros de Russelheim sabían que el anterior compacto les había salido bueno pero fofo, y quisieron poner en forma el modelo de 2016 sin dejar un apartado sin revisar para ver cuánto se podía recortar.
Así, empezaron por la carrocería, que es más ancha pero más baja y más corta de lo que antes era este Opel. Y por su puesto, pesa algo menos.
De ahí siguieron con los motores, más pequeños, el sistema de escape, con partes en aluminio, depósito de menor capacidad… y hasta se recortaron unos valiosos 10 kilos de peso en los asientos.
Todo ello sin menoscabo de la calidad y capacidad dinámica del coche ni de su amplio interior, referencia en el segmento.
Exteriormente, el nuevo Astra, aunque es nuevo de verdad, no marca precisamente una ruptura estética con el modelo anterior, y casi podría pasar por un restyling si no decidiéramos profundizar más. El recorte de dimensiones no se nota, las proporciones siguen inalteradas y el aspecto general del coche variará mucho en función del acabado y las opciones montadas. Por ejemplo, de un corriente y moliente Expression básico a nuestro Dynamic hasta arriba de extras… va un mundo. Cromados, llantas, diseño de paragolpes, equipo de iluminación… incluso la salida de escape cambia. Por ello, no haré juicios estéticos y me limitaré a decir que es un coche bien parecido, sin un diseño arriesgado pero con suficientes recursos de diseño (pliegues, líneas de expresión, ledes, pilar C truncado…) como para no pasar desapercibido.
El interior, desde el puesto del conductor, ofrece una visión a medio camino entre el Opel Corsa y el Insignia. Toma elementos de ambos para generar una atmósfera propia y personal. Otras marcas parece que juegan a ampliar o reducir el tamaño del salpicadero para que el mismo quepa en toda su gama, lo que resta encanto y caché.
El volante sigue pleno de multifunción, así como el cuadro ofrece gran cantidad de información de manera analógica con cuatro relojes, y digital a través de un completo ordenador de a bordo.
El salpicadero ofrece un buen acabado y unos materiales blandos de primer orden, que por cierto, no hacen reflejos en el parabrisas.
La consola central aparece ya simplificada en base a la pantalla táctil multimedia, de serie en los acabados más lujosos. Hay una pequeña ristra de botones para acceder directamente a determinadas funciones sin perder el tiempo trasteando por los menús.
Más abajo, salvado un pequeño escalón, se sitúa el climatizador bizona, que también puede ser fácil o difícil según nuestra lista de extras. En nuestro coche, con volante y asientos con calefacción y ventilación, la verdad es que no nos faltaban botones…
Y más abajo otra novedad: un accesorio para ubicar nuestro teléfono móvil llamado “Powerflex”. Y es que, en esta nueva generación del Astra, la conectividad toma protagonismo.
Nuestro coche equipaba el sistema Opel OnStar que te conecta con un servicio capaz de mandarte las indicaciones pertinentes hacia un lugar a tu propio navegador o atenderte en caso de emergencia. A mí todo ello me parece un poco bobo y prescindible, pero puestos a estar a la última…
Más interesante es que el propio coche genere su espacio Wifi con el que llevar conectados hasta 7 dispositivos a la vez. El servicio lo presta Vodafone sin coste el primer año y por 100 euros cada doce meses los siguientes. La velocidad de subida y de bajada es correcta, y no hay límite de datos. Los pasajeros más jóvenes de las plazas de atrás son seguro los que más lo van a disfrutar.
Seguimos recorriendo el interior hacia la palanca de cambios, y frente a ella encontramos más botones referentes a los sistemas de asistencia y el modo Sport.
Sé que sumando botones da la sensación de que se nos puede llegar a formar una montonera como la que ofrecían los coches de la marca alemana hace cuatro o cinco años, pero no, en los nuevos Opel estos accionadores son menos y están mucho mejor ubicados.
La palanca de cambios “muerde” ligeramente la consola, con lo que nos queda más cerca de la mano y también es más probable que choquemos con los dedos contra nuestro dispositivo móvil al meter tercera. El túnel central se reserva para un mechero, el freno de mano eléctrico y dos posavasos. Hay apoyacodos con guantera en su interior y unas pequeñas bolsas en las puertas.
Los asientos de nuestro coche venían dotados con el sistema llamado AGR, que quiere decir que vienen con mil millones de regulaciones además de climatizados y con masaje. Aparte de estas lisonjas, su tamaño, dureza y sujeción son de lo mejorcito que hay en el mercado. Lástima que sean opcionales y haya que aflojar 1.600 euros por ellos.
La postura al volante es cómoda. Vas un poco alto, con las rodillas ligeramente flexionadas. No es una posición muy deportiva pero tampoco se pretendía.
Las plazas traseras ofrecen tres auténticas plazas, marcando las mejores cotas –creo, pues hablo de memoria- de su categoría.
Como siempre, el pasajero central pagará el pato del diseño de unos asientos que prima a los que viajan a los lados, ya que hasta su banqueta está calefactada. Pero realmente no se viaja mal en ninguno de los espacios. En este aspecto el Astra 2016, como ya hizo su predecesor, puede sacar pecho (puede incluso sacar más cosas, porque todo cabe…).
Hay bolsas en los respaldos delanteros y unas oquedades en cada puerta que no dan mucho más de sí que para dejar un bote de refresco. Los cristales tintados también son opcionales.
El maletero está genial. Es un rectángulo auténtico con 370 litros de capacidad enteros y verdaderos. Hay un par de argollas y ganchitos. Los asientos traseros se abaten 60/40 para aumentar la capacidad. La bandeja que cubre el equipaje es un tanto lamentable, pero puestos a recortar peso… En opción, se puede contar con rueda de repuesto de emergencia de 16”.
Nos ponemos ya en marcha con el Astra y lo primero que apreciamos es lo que no apreciamos: no hay ni ruido ni vibraciones. El bloque 1.4T (de gasolina, por supuesto) ofrece mucho tacto y suavidad desde el mismo ralentí. Incluso a la hora de ir ganando vueltas y velocidad no hay ni un solo mal gruñido –tampoco lo hay bueno- y lanzado en autopista o carretera escucharemos más la rodadura de nuestras ruedas de 18” –opcionales- o el viento en nuestros retrovisores a pesar de tener un coeficiente aerodinámico (Cx) optimizado.
El 1.4T es un motor vivo pero no deportivo. Le gusta la progresividad y huye de los regímenes abusivos. Ofrece muy buenas dosis de par prácticamente desde que echamos a andar y tiene potencia suficiente casi en cada marcha a casi cualquier nivel de revoluciones. Y su consumo ha sido siempre, durante nuestra prueba, bastante contenido. En nuestro recorrido mixto se ha conformado con 6,5 litros a los 100 kilómetros realizando conducción relajada. Aquí también se nota la reducción de peso…
A todo esto, el start & stop de este coche arranca el motor cuando sueltas el freno, no cuando pisas el embrague para meter primera, como hacen otros.
La caja de cambios de 6 velocidades cumple. No es un prodigo de tacto ni de rapidez, pero está acorde con la filosofía del coche.
Lo mismo se puede decir de los frenos, con potencia y aguante más que suficiente.
En la suspensión no hay cambios con respecto al modelo anterior. Simplemente que en esta versión (y en la de 200CV) detrás lleva un eje tirado semi independiente con sistema de Watt que los modelos más básicos no tienen.
Ya no hay suspensión regulable y no se la echa de menos.
Lo que sí que se mantiene es un botón “Sport” que cambia la respuesta del acelerador y, sobre todo, el tacto de la dirección de asistencia eléctrica. Para hacer carretera de segundo orden está muy bien, más que por lo de la gestión del motor, por volver la dirección mucho más comunicativa –y sensiblemente más dura…-.
Y puestos a rodar entre curvas es donde más vamos a apreciar la dieta que ha hecho el Astra, pues ha ganado cintura manteniendo nobleza y estabilidad bajo prácticamente cualquier circunstancia. Es un coche que cambia de dirección y apoyo mucho más a gusto que el anterior, ofreciendo algo más de disfrute a sus mandos.
Por supuesto, sus aptitudes de gran rodador de vías rápidas con seguridad y aplomo siguen ahí, y sus buenas artes a la hora de desenvolverse en entornos urbanos, también. Lo que sí que será conveniente si nos movemos mucho por ciudad es montar la cámara de marcha atrás, pues la visión de tres cuartos trasera no es buena, aunque el resto del perímetro del coche sí que se controla con facilidad.
Vamos acabando la prueba y el nuevo Opel Astra va reclamando un lugar en lo más alto del podio de la categoría, un peldaño que tras la aparición del nuevo Megane, el sempiterno Golf y demás, está de lo más concurrido…
Y es que Opel acaba de configurar un producto sin errores de bulto, con una mejora clara gracias a su puesta en forma y pérdida de peso. Quizá hay una parte negativa y es que una parte de todo lo bueno repercute en el precio. Éste para este 1.4T 150CV Dynamic, de partida no es malo: 22.400 euros, pero hay tantas opciones y tan interesantes (faros matriciales LED, control de velocidad con radar, Opel OnStar, Pack Parking…) que van a encarecer el vehículo tanto como para superar los 26 mil euros sin despeinarse. Me sigue pareciendo un precio bastante bueno por lo que te llevas, pero se va al lado de los modelos caros del segmento. Ahí es donde ser el más grande, estar algo mejor equipado y ser el más moderno, puede decantar su compra. Aparte de los descuentos, que los hay, claro.
NUESTRA NOTA: 9
Cosas a favor
Motor suave y progresivo
Equipamiento de serie y opciones disponibles
Amplitud interior
Cosas en contra
Ubicación de algunos mandos
Estética continuista
Visibilidad trasera
MOTOR
- Cilindrada: 1.399 c.c.
- Potencia: 150 CV CEE
- Par: 230 NM
- Tracción: delantera
- Caja de cambios: manual 6 velocidades
Dimensiones
- Largo/ancho/alto: 437/187/148 cms
- Peso: 1.203 kgs
- Ruedas: 225/40R18 op.
- Maletero: 370 l
- Cap. Depósito: 47 l
Prestaciones
- Velocidad máxima: 215 km/h
- Aceleración 0-100km/h: 8,5 seg
- Consumo medio oficial: 5,1 l/100kms
Equipamiento
- Equipamiento: ABS, BAS, ESP, TCS, EDB, 6 airbags, lector de señales de tráfico, sensor de luces y limpias, luces traseras LED, climatizador bizona, embellecedores cromados, ordenador de a bordo, Hill Holder, control y limitador de velocidad, botón modo sport, asientos delanteros deportivos, Opel OnStar…