Opel Corsa OPC
" En frasco pequeño "
Dicen que las mejores esencias se guardan en frasco pequeño, y eso es exactamente lo que sucede con el benjamín de la familia Opel Performance Cars, un deportivo de la vieja escuela… en formato de bolsillo.
Ya desde fuera este Corsa deja claro que no es un Corsa al uso, ni siquiera uno con un paquete más o menos deportivo.
Sus enormes ruedas, sus grandes y llamativas pinzas de freno, sus taloneras, su afilado spoiler delantero, el alerón de techo, la doble salida de escape, el deflector trasero… todo ello le confiere un aspecto de lo más sport, casi radical, incluso.
Pero bueno, también es cierto que algunos de los elementos enumerados forman parte de un paquete específico denominado Performance –que incluye otros elementos que ya iremos viendo-, pero no es menos verdad que hasta la fecha, la práctica totalidad de los Corsa OPC vendidos de esta actual generación han salido del concesionario con dicho paquete montado.
El interior sí que sería más de Corsa que de OPC de no ser por los gloriosos baquects de carreras firmados por Recaro que también incluye este paquete, por la grafía “OPC” que aparece en el interior de cuenta revoluciones y el diseño específico de un volante chiquitillo pero sin pasarse.
Todo lo demás es lo ya conocido del Corsa: espacio, huecos, visibilidad, climatizador, multimedia… por ello, y por las enormes ganas que tengo de conducirlo, no me detendré más en este aspecto que para decir que dado el tamaño del coche, su precio y lo moderno del modelo, todo está bastante bien con sólo dos o tres detalles susceptibles de mejora: no hay espejo de cortesía en el lado del acompañante, los plásticos de la zona baja del salpicadero son maluchos y, seguramente por ello, no te extrañe encontrarte con algún ruido o grillo a medida que tu coche vaya ganando kilómetros.
Las plazas traseras son correctas para que quepan en ellas dos adultos o tres niños, o dos niños y un adulto, o un niño, un adulto y dos koalas, o tres mapaches, un mono, un lemur y Victoria Beckam.
Básicamente es el mismo espacio disponible en un Corsa de tres puertas al uso con una cota de anchura algo escasa, a lo que en este coche hay que añadir el espacio que roba a las rodillas el respaldo de los baquets delanteros. No es excesivo y tampoco hay demasiada sensación de agobio.
El maletero, con 285 litros de capacidad declarados, es normal en la categoría, y sus formas son muy aprovechables.
Dicho esto, cojo la llave convencional, la introduzco en su clavija convencional y giro, como se ha hecho toda la vida. El bloque 1.6T –que es el mismo que el del anterior Corsa OPC pero mejorado- cobra vida con un sonido atractivo de escape. No es embriagador, pero se hace notar, sobre todo y según me comentaron durante la sesión de fotos, fuera del coche.
Hago una rápida panorámica visual para ver cuántos botones tengo que pulsar en el salpicadero antes de emprender la marcha y la sorpresa es supina: ninguno.
No hay start&stop, no hay modos de conducción, no hay botón de freno de mano sino la palanca ya en desuso. Total, que este coche es arrancar, meter primera, soltar el mencionado freno de mano, el embrague… y ya tienes tu OPC. Genial. Aplauso. Emprendo la marcha despacito porque apenas veo por los lagrimones que se me van cayendo preso de la emoción al encontrarme un coche tan de la vieja escuela.
Pero no hay segundo para la distracción, y que el OPC pronto empieza a reclamar atención y manos .
Los 207 caballos de fuerza que eroga el propulsor cunden de lo lindo, y unas relaciones de cambio muy bien escogidas ayudan a sacarle todo el provecho posible. Es este un coche que para ser turbo “tira” de revoluciones más que casi ningún otro (bueno, al Nissan Juke Nismo creo recordar que también le gusta rodar alto de vueltas). Y son sólo 6 velocidades, y a 115 km/h en sexta vamos a cerca de 3.000 rpm, con lo que las recuperaciones son una gozada. Se acelera con suavidad y el Opel se lanza hacia delante sin esfuerzo. Por ello en nuestra medición de 80-120km/h en última velocidad ha marcado unos muy buenos “lo que tardo en sacar el cronómetro y pulsar el botón Start”. En quinta se ha quedado en “lo que tardo en sacar”.
Y todo ello acompañado de un sonido cada vez más bronco de motor, sin llegar al ruido de avión del Astra o Insignia OPC, pero agradable también.
La dirección es rapidísima y de tacto muy directo, los frenos, más que suficientes en su desempeño y aguante, y la suspensión… dura. Bastante dura. Tanto es así que tras varios días de jornadas de pruebas, mi espalda dijo “hasta aquí” y tuve que ceder el testigo al probador suplente.
Pero bueno, eso también es parte de su encanto, porque el ir tan firme te permite ir muy rápido en vías de curvas, jugando con el cambio , el punta tacón, los apoyos del chasis, dejando que la zaga redondee el giro… un divertimento total.
El Corsa OPC es fácil de llevar, lo que le convierte en algo fácil de disfrutar incluso para conductores menos avezados que irán poco a poco subiendo su nivel hasta llegar a sacar, con seguridad, todo su jugo al coche.
A esta seguridad extra también ayuda el autoblocante delantero (Performance) y unos neumáticos pata negra, con lo que intuyo que bajo la lluvia no vamos a dejar de disfrutar.
En el lado negativo de la balanza está el comportamiento del pequeño Opel en autovía y autopista. ¿Lo hace mal? En absoluto, pero se ve que no está a gusto.
Para pequeños desplazamientos, vale, pero para largos viajes… mejor dejarlo en revisión y que te presten en el concesionario un Corsa CDTi.
Su dureza de suspensión, lo deportivo de su comportamiento y su sonido racing no ayudan a la hora de afrontar largos trayectos en vías rápidas.
Tampoco su consumo es de los mejores: 8,5 litros a los 100 kms recorridos en uso mixto.
Como vehículo urbano, sí que me parece recomendable, ya que no deja de ser un Corsa pero muy rápido y gratificante de llevar. Y se aparca en cualquier hueco simplemente teniendo cuidado de no rayar las llantas con el bordillo. Entre un Mini Cooper S y este OPC ahora mismo seguro que escogería el de Russelheim, porque vale para lo mismo, es más “auténtico” y sale más barato.
De hecho, lo 22.100 euros que piden ahora por él –tiene una promoción vigente- son todo un chollo en relación con toda la diversión que te llevas, aunque a eso haya que sumar de manera imprescindible los 2.500 euros del paquete Performance, con sus asientos Recaro, su escape Remus, sus frenos Brembo, su autoblocante delantero Drexler, sus amortiguadores Koni, sus gomas Michelín Pilot Super Sport, llantas BBS… vamos, que si eres de los aficionados a pegar las pegatinas de los proveedores en la puerta del coche al más puro estilo “tuning”, ¡tienes marcas de primer orden para llegar del retrovisor hasta el mismo suelo!
Creo que Opel con este Corsa OPC ha entendido mejor que muchos lo que se busca en un coche divertido: toda la esencia de un deportivo de la vieja escuela en un frasco pequeño, equilibrado, resultón, sencillo y a un precio, también, reducido.
Enhorabuena a la marca. Nunca he disfrutado más de un ataque de lumbago.
NUESTRA NOTA: 9.5
Cosas a favor
Estética y comportamiento racing
Sencillez de manejo
Precio y paquete Performance disponible
Cosas en contra
Equipo de sonido flojo
Comprometido para largos viajes
Detalles del interior
MOTOR
- Cilindrada: 1.598 c.c.
- Potencia: 207 CV CEE
- Par: 280 NM
- Tracción: delantera
- Caja de cambios: manual 6 velocidades
Dimensiones
- Largo/ancho/alto: 402/174/146 cms
- Peso: 1.218 kgs.
- Ruedas: 215/40ZR18 op.
- Maletero: 285 l
- Cap. Depósito: 45 l
Prestaciones
- Velocidad máxima: 230 km/h
- Aceleración 0-100km/h: 6,8 seg
- Consumo medio oficial: 7,5 l/100kms
Equipamiento
- Equipamiento: ABS, BAS, EDB, ESP, 6 airbags, pedales metálicos, luces LED diurnas, bluetooth, control y limitador de velocidad, ordenador de a bordo, kit aerodinámico, climatizador, emblemas OPC, suspensión deportiva, sensor de luces y limpias, retrovisores eléctricos, tapicería específica, equipo multimedia con pantalla táctil...