Prueba del Volvo V60 CrossCountry D4 aut

Yo siempre he sido un férreo defensor de las “rancheras” sobre elevadas. De hecho, prefiero cualquiera de ellas por encima de cualquier SUV tan de moda.
Ofrecen un buen espacio, una elevada practicidad, una mayor versatilidad por ampliar su radio de acción fuera de la carretera –con ciertos límites- y sin embargo se siguen comportando sobre el asfalto como “coches cualquiera”. Entendido esto como algo bueno.



Subaru Outback, Passat Alltrack, Audi A4 Allroad, Skoda Scout, Opel Insignia Country Tourer, Peugeot 2008… cada vez son más los fabricantes que se animan a entrar en este segmento que, hasta no hace mucho, era coto privado de los de Subaru y Volvo. De momento, en nuestro país las ventas de los “todo camino ligeros compactos” les están quitando parte del protagonismo, pero eso puede cambiar a nada que la gente sea consciente de lo mucho y lo bueno que se llevan.

Por una parte, y así le pasa a nuestro Volvo, estos coches derivan al 99% de una berlina con versión familiar del catálogo. Un coche-coche al que simplemente se le retocan algunos elementos de suspensión y tracción –si procede- para hacerle capaz de circular por caminos de tierra y barro, o con climatología adversa. O ambas. Para poder transitar con mayor tranquilidad –de bolsillo y de espíritu- en estas condiciones, también se les añaden una serie de protecciones en bajos y laterales que, por otro lado, también sirven para “darle un toque offroad” a la estética del vehículo y así se pueda distinguir del resto de la gama.



Aparte de esto, el V60 Cross Country de nuestra prueba, sigue siendo un V60 al uso.
O sea, un vehículo familiar de tamaño medio de gran calidad y que desde hace años se postula como seria alternativa a productos Premium alemanes. A mí, personalmente, me gusta bastante.
No incidiré demasiado en su apariencia interior y exterior pues no hace tanto que ya tuvimos por aquí un V60 –de color azul, un D3 de cuando se le hizo el restyling- del que ya hablamos largo y tendido.
Pero insisto, si por fuera no es un coche que enamora y por dentro faltan algunos centímetros de espacio en las plazas traseras –y alguna pulgada a la pantalla multimedia- el S60/V60 es un producto que convence de inicio y crece en ti a medida que van pasando los kilómetros y descubres lo bien pensado y hecho que está.



Y desde luego, si decides equipar este nuevo motor dos litros diesel bajo el capó, el asunto no puede hacer otra cosa que mejorar.

Esta enésima edición del bloque bajo la denominación D4 monta ahora un más actual y eficiente 2.0L de cuatro cilindros –los cinco ya son casi cosa del pasado en la marca…- que con 190 CV y más de 420NM de par proporciona al V60 unas prestaciones netamente mejores a las del inferior D3 y apenas peores que las de su hermano mayor, el D5. Y eso se nota más sobre la carretera que sobre el papel.
Así mismo, mejora tanto con respecto al anterior D4 (163 CV 400NM de par) que parece un coche distinto. Hay, y se nota, más fuerza desde casi ralentí, el margen de utilización es más amplio, vibra y suena la mitad, además de consumir casi medio litro menos. No es un motor tan deportivo como el dos litros diesel de 184CV de la BMW, pero sí como el motor dos litros diesel de 190CV… de la BMW. Sí, el que los bávaros están incorporando poco a poco a toda su gama merced a la norma de anticontaminación Euro6 que ha venido a estropear un poco el rendimiento del anterior propulsor Euro5. Pero bueno, eso es otra historia.

El Volvo V60 D4 se sitúa en un plano tan interesante en la gama que casi-casi hace prescindibles a sus hermanos D3 y D5.



Otra novedad que incorporaba nuestro coche de prensa es la nueva caja de cambios automática de 8 velocidades ya vista en el Volvo XC90, y la impresión que nos deja es la misma también: es un prodigio en la suavidad y rapidez de inserciones de cada relación manteniendo el consumo siempre bajo, 5,9 litros a los 100 kms de media hemos hecho nosotros, pero vuelvo a decir que 8 velocidades para mantener un ritmo “alegre” siguen siendo demasiadas velocidades y, o manejas el pedal del acelerador con el tacto de un guante de terciopelo, o las reducciones de una o dos marchas serán algo habitual en tu día a día por la autopista.
La palanca observa la posibilidad de manejo secuencial como aderezo “sport” y, de este modo verás cómo la séptima y la octava apenas las vas a poder engranar y/o mantener más de 2kms. Pero bueno, está bien que las haya como desahogo, o como dice mi madre, “más vale que sobre que no que falte” (y eso que a ella los cambios manuales de 5 marchas ya le parecen “la locura”).



En el apartado del comportamiento, poca novedad como era esperable.
Al ser un coche con tracción sencilla a un solo eje (el delantero, pero hay AWD en opción) y que sólo ofrece un par de dedos más de altura al suelo que un V60 corriente y moliente, la forma de moverse por carretera es francamente similar. No hay feas inercias ni acusa incremento de peso alguno. Tiene un gran aplomo en vías rápidas y unas buenas dosis de agilidad en carreteras secundarias, la cual aumentaría sin duda con una dirección algo más “viva” entre las manos.

Pero esos dos dedos de más, junto con las protecciones de chasis y carrocería a las que nos referimos al principio, posibilitan el ir un paso más allá de la cuneta de la carretera y emprender alguna que otra aventura controlada por caminos y senderos. En esas condiciones el coche sigue siendo confortable gracias al mayor recorrido de sus muelles, y las gomas M+S aumentan la confianza.
No es un todo terreno, ni de lejos, pero tampoco le va lejos a algún que otro SUV con mayores aspiraciones en este terreno.

En el mundo urbano también sus protecciones y altura son de utilidad. Protegen de arañazos y hacen que los socavones y bordillos no sean obstáculo.
La visibilidad del coche hacia atrás, como buen V60, tampoco es para tirar cohetes.
Pero bueno, puede montar el sistema que aparca sólo, siempre y cuando circules a medio kilómetro por hora buscando hueco y que el espacio hallado tenga un margen de un metro por cada lado del coche.
No, no es un sistema que hoy en día yo incluiría en mi lista de opciones.
Sin embargo, sí que pediría la mayoría de las restantes que, en materia de seguridad, montaba nuestro coche, como el control de velocidad con radar, el sistema de mantenimiento de carril, el avisador de objetos en el ángulo muerto y la cámara de marcha atrás con advertencia de “tráfico cruzado”. Todo ello aglutinado en el Pack Safety disponible desde 1.945 euros. Y bueno, el techo solar y los asientos calefactables. Y los faros de Xenon. Y la alarma. Que junto con el navegador y equipo de audio especial están disponibles en el Pack Xenium, desde 2.495 euros.



Lo malo es que sumando sumando… nuestro Volvo V60 D4 Cross Country automático en acabado Momentun pasa de los 43.463 euros de precio de tarifa a los casi 50.000 en casi un suspiro. Un montón de dinero que lo aleja de las propuestas más “generalistas” –Opel, Volkswagen, Subaru, Skoda…- para meterle en la “pomada” con los más Premium del lugar. Una batalla en la que no siempre su imagen, menos consolidada, aguanta.

Pero ahí está. Este Volvo eleva el nivel del V60 “normal” no sólo en centímetros de carrocería, sino que gracias a un motor soberbio y dos o tres detalles que le hacen más válido para más cosas, resulta una alternativa original y altamente apetecible en el universo del todo camino de asfalto.