Citroën C4 1.6BlueHDi
" Dicho y hecho "
Citroën aprovecha la actualización de su compacto C4 para mejorar los escasos aspectos criticables del anterior modelo y darle un ligero lavado de cara para no perder comba entre los más modernos del segmento.
El Citroën C4 siempre fue un modelo solvente, por ello hasta la fecha su anterior generación –la anterior a este restyling, digo- ha contado con numerosos adeptos.
Por supuesto, no era un coche perfecto, y tanto la crítica como el público en gran parte coincidimos a la hora de señalar sus defectos.
Cuatro años tras su lanzamiento le llega la hora de ponerse al día, y la marca nos sorprende con un “nuevo” C4 que ha resuelto aquellas pegas de las que hablábamos. Chico, tal vez sea coincidencia, pero da gusto pensar que una gran marca te ha tenido en cuenta de cara a mejorar su producto.
De lo primero que nos quejamos en su día fue del hueco que la gama diesel exhibía en sus filas. Del económico y ecológico e-HDi en 90/110 CV al más prestacional 2.0HDi de 150CV quedaba espacio para un adecuado término medio.
Y aquí está este 1.6 BlueHDi 120CV para rellenarlo.
Armado con la “tecnología azul” que se va generalizando entre cada vez más marcas -ya sabéis, eso que inyecta una suerte de urea en los gases de escape para hacerlos menos contaminantes-, PSA reinventa su bloque de 1.6 litros para sacarle algo más de chicha sin merma del consumo.
El motor empuja con más decisión que el actual e-HDi de 115CV (reservado ya sólo para las versiones automáticas) gracias a un pelín más de par y a unos desarrollos del cambio manual de 6 velocidades mejor escogidos. Más de “coche normal”, no de esos actuales tan en boga que te piden sexta a 50 km/h y 900 rpm.
Un cambio de marchas que, por otro lado, ofrece un manejo agradable para uso tranquilo y rutero, o sea, lo que el coche pretende ser.
Una cosa sí que me ha llamado la atención durante los días de conducción de este coche, y es que la llegada de la “nada” (ese momento plano del rendimiento que se produce cuando rebasamos el régimen de potencia máxima) llegaba de una manera abrupta y un tanto precipitada. Daba la sensación de que tan sólo una atadura electrónica nos impedía sacarle tal vez una docena más de caballos de fuerza al propulsor sin entrar en terreno mecánicamente peligroso.
La sensación la corroboró el banco de rodillos: dio 121CV y 308 NM de par a sólo 3.700 vueltas.
Tal vez fuera porque el coche estaba prácticamente nuevo y, con mayor rodaje, se vaya “soltando” poco a poco.
En cualquier caso, no echaremos de menos más potencia y par para la vida cotidiana, quedando el 2.0HD para los que busquen mayor nivel de prestación pura (mejora en aceleraciones y velocidad punta).
El consumo medio, en todo caso, se quedó en unos más que razonables 5,2 litros a los 100 kms de recorrido mixto. No son los 3,6 que anuncia pero también está muy bien, pues, como digo, era un coche nuevo y lo condujimos a ritmo alegre.
El start&stop del grupo PSA sigue siendo el mejor del mercado. Suave y diligente.
También suaves son las vibraciones y la rumorosidad del motor desde el interior. De hecho, el viento dando contra los retrovisores mete más ruido. Pero bueno, es un sonido muy del estilo de canto de ballena que no llega a molestar, aunque a mí me hizo verificar un par de veces si llevaba la radio apagada.
Dirección, suspensión y frenos están en la media, tirando por lo alto. No sé, pero en este nuevo C4 me pareció percibir la dirección algo más dura que en el anterior, otro aspecto que en su día algunos criticamos.
Como veis, el aspecto exterior del coche lo he pasado un poco por alto porque en esta parte todo se reduce al acrónimo de moda: LED. Este tipo de iluminación ahora enmarca los faros de día y lo pilotos traseros, según acabados. Le da un toque más fresco y moderno al coche sin complicarse la vida.
También hay retoques en paragolpes y calandra, un par de colores nuevos para la carrocería y unas bonitas llantas de 17” de serie en este ejemplar Feel Edition, que por otro lado, lo lleva todo de serie y que se puede complementar con opciones a un precio asequible.
En el interior sí que hay un cambio, es decir, una mejora con respecto al anterior modelo. Y ese cambio no suma sino que resta. Resta botones de la consola central.
Si antes el multimedia era un galimatías de espanto, ahora la pantalla táctil ha venido a simplificar, y mucho, el manejo del equipo. También ha ganado en apariencia hablando en términos de estética, pues los materiales empleados son los mismos y estos, ya eran buenos.
La instrumentación sigue siendo igual, y aquí mi clamor se perdió en el desierto. Porque digo yo que puestos a elegir el color de las gráficas e información de las esferas, mejor tener una paleta completa que tan sólo media docena de tonos de azul como nos encontramos. Eso y lo de los sonidos de los intermitentes, que se sigue sin poder elegir más de tres y dos parecen los mismos. Tampoco pido que incluyan algo del estilo de la intro de guitarra de “Smoke on the water”… o sí, ¡qué diablos!, molaría.
Los mandos del volante también se han simplificado aunque el aro sigue exhibiendo su peculiar forma cuadrangular. La postura al volante es buena pero no perfecta, y los asientos son grandes y con un mullido la mar de cómodo.
El freno de mano es convencional y el arranque por botón, junto con la apertura de puertas manos libres, es opcional (400 eurillos).
El techo panorámico es vistoso y luminoso, pero no se abre.
La plazas de atrás conservan su buena capacidad para alojar tres pasajeros si bien el pasajero central dará con sus pies más de una vez contra la prolongación de la consola central. No hay salidas de aire en esta zona y yo añadiría un puntito más de luz.
El maletero está bien, hay redes, argollas, cintas y ganchitos, amén de un doble fondo. No tiene rueda de repuesto, pero se puede pedir en opción. Las formas son regulares y la boca de carga es grande y no queda demasiado lejos del suelo.
La visibilidad del coche es buena hacia casi todos los ángulos y, aviso a navegantes, la cámara de marcha atrás apenas se ve de noche –algunos piensan que es un defecto cuando lo descubren en su coche, pero no, es así- por lo que no merece la pena gastarse el dinero en ella aunque la vista hacia atrás, incluso de día, no sea para tirar cohetes…
Y hablando de dinero, los 20.320 euros, con sus ofertas y descuentos oficiales, constituyen un precio muy adecuado para este coche, que es el mismo de antaño pero más pulido. Estos detalles pueden parecer nimios, motor aparte, pero puestos a convivir con el C4 a diario, se notan y se agradecen. Espero que la marca siga escuchando y la futura generación de C4 sea casi un coche a la carta para consumidores y probadores.
Por supuesto, no era un coche perfecto, y tanto la crítica como el público en gran parte coincidimos a la hora de señalar sus defectos.
Cuatro años tras su lanzamiento le llega la hora de ponerse al día, y la marca nos sorprende con un “nuevo” C4 que ha resuelto aquellas pegas de las que hablábamos. Chico, tal vez sea coincidencia, pero da gusto pensar que una gran marca te ha tenido en cuenta de cara a mejorar su producto.
De lo primero que nos quejamos en su día fue del hueco que la gama diesel exhibía en sus filas. Del económico y ecológico e-HDi en 90/110 CV al más prestacional 2.0HDi de 150CV quedaba espacio para un adecuado término medio.
Y aquí está este 1.6 BlueHDi 120CV para rellenarlo.
Armado con la “tecnología azul” que se va generalizando entre cada vez más marcas -ya sabéis, eso que inyecta una suerte de urea en los gases de escape para hacerlos menos contaminantes-, PSA reinventa su bloque de 1.6 litros para sacarle algo más de chicha sin merma del consumo.
El motor empuja con más decisión que el actual e-HDi de 115CV (reservado ya sólo para las versiones automáticas) gracias a un pelín más de par y a unos desarrollos del cambio manual de 6 velocidades mejor escogidos. Más de “coche normal”, no de esos actuales tan en boga que te piden sexta a 50 km/h y 900 rpm.
Un cambio de marchas que, por otro lado, ofrece un manejo agradable para uso tranquilo y rutero, o sea, lo que el coche pretende ser.
Una cosa sí que me ha llamado la atención durante los días de conducción de este coche, y es que la llegada de la “nada” (ese momento plano del rendimiento que se produce cuando rebasamos el régimen de potencia máxima) llegaba de una manera abrupta y un tanto precipitada. Daba la sensación de que tan sólo una atadura electrónica nos impedía sacarle tal vez una docena más de caballos de fuerza al propulsor sin entrar en terreno mecánicamente peligroso.
La sensación la corroboró el banco de rodillos: dio 121CV y 308 NM de par a sólo 3.700 vueltas.
Tal vez fuera porque el coche estaba prácticamente nuevo y, con mayor rodaje, se vaya “soltando” poco a poco.
En cualquier caso, no echaremos de menos más potencia y par para la vida cotidiana, quedando el 2.0HD para los que busquen mayor nivel de prestación pura (mejora en aceleraciones y velocidad punta).
El consumo medio, en todo caso, se quedó en unos más que razonables 5,2 litros a los 100 kms de recorrido mixto. No son los 3,6 que anuncia pero también está muy bien, pues, como digo, era un coche nuevo y lo condujimos a ritmo alegre.
El start&stop del grupo PSA sigue siendo el mejor del mercado. Suave y diligente.
También suaves son las vibraciones y la rumorosidad del motor desde el interior. De hecho, el viento dando contra los retrovisores mete más ruido. Pero bueno, es un sonido muy del estilo de canto de ballena que no llega a molestar, aunque a mí me hizo verificar un par de veces si llevaba la radio apagada.
Dirección, suspensión y frenos están en la media, tirando por lo alto. No sé, pero en este nuevo C4 me pareció percibir la dirección algo más dura que en el anterior, otro aspecto que en su día algunos criticamos.
Como veis, el aspecto exterior del coche lo he pasado un poco por alto porque en esta parte todo se reduce al acrónimo de moda: LED. Este tipo de iluminación ahora enmarca los faros de día y lo pilotos traseros, según acabados. Le da un toque más fresco y moderno al coche sin complicarse la vida.
También hay retoques en paragolpes y calandra, un par de colores nuevos para la carrocería y unas bonitas llantas de 17” de serie en este ejemplar Feel Edition, que por otro lado, lo lleva todo de serie y que se puede complementar con opciones a un precio asequible.
En el interior sí que hay un cambio, es decir, una mejora con respecto al anterior modelo. Y ese cambio no suma sino que resta. Resta botones de la consola central.
Si antes el multimedia era un galimatías de espanto, ahora la pantalla táctil ha venido a simplificar, y mucho, el manejo del equipo. También ha ganado en apariencia hablando en términos de estética, pues los materiales empleados son los mismos y estos, ya eran buenos.
La instrumentación sigue siendo igual, y aquí mi clamor se perdió en el desierto. Porque digo yo que puestos a elegir el color de las gráficas e información de las esferas, mejor tener una paleta completa que tan sólo media docena de tonos de azul como nos encontramos. Eso y lo de los sonidos de los intermitentes, que se sigue sin poder elegir más de tres y dos parecen los mismos. Tampoco pido que incluyan algo del estilo de la intro de guitarra de “Smoke on the water”… o sí, ¡qué diablos!, molaría.
Los mandos del volante también se han simplificado aunque el aro sigue exhibiendo su peculiar forma cuadrangular. La postura al volante es buena pero no perfecta, y los asientos son grandes y con un mullido la mar de cómodo.
El freno de mano es convencional y el arranque por botón, junto con la apertura de puertas manos libres, es opcional (400 eurillos).
El techo panorámico es vistoso y luminoso, pero no se abre.
La plazas de atrás conservan su buena capacidad para alojar tres pasajeros si bien el pasajero central dará con sus pies más de una vez contra la prolongación de la consola central. No hay salidas de aire en esta zona y yo añadiría un puntito más de luz.
El maletero está bien, hay redes, argollas, cintas y ganchitos, amén de un doble fondo. No tiene rueda de repuesto, pero se puede pedir en opción. Las formas son regulares y la boca de carga es grande y no queda demasiado lejos del suelo.
La visibilidad del coche es buena hacia casi todos los ángulos y, aviso a navegantes, la cámara de marcha atrás apenas se ve de noche –algunos piensan que es un defecto cuando lo descubren en su coche, pero no, es así- por lo que no merece la pena gastarse el dinero en ella aunque la vista hacia atrás, incluso de día, no sea para tirar cohetes…
Y hablando de dinero, los 20.320 euros, con sus ofertas y descuentos oficiales, constituyen un precio muy adecuado para este coche, que es el mismo de antaño pero más pulido. Estos detalles pueden parecer nimios, motor aparte, pero puestos a convivir con el C4 a diario, se notan y se agradecen. Espero que la marca siga escuchando y la futura generación de C4 sea casi un coche a la carta para consumidores y probadores.
NUESTRA NOTA: 9
Cosas a favor
Motor potente y austero
Relación calidad-precio-equipamiento
Mejoras interesantes
Cosas en contra
Ruido aerodinámico retrovisores
Faltan colores para el cuadro
Restyling estéticamente muy conservador
MOTOR
- Cilindrada: 1.560 c.c.
- Potencia: 120 CV CEE
- Par: 300 NM
- Tracción: delantera
- Caja de cambios: manual 6 velocidades
Dimensiones
- Largo/ancho/alto: 432/178/148 cms
- Peso: 1.280 kgs
- Ruedas: 225/45R17
- Maletero: 408 l
- Cap. Depósito: 60 l
Prestaciones
- Velocidad máxima: 191 km/h
- Aceleración 0-100km/h: 11 seg
- Consumo medio oficial: 3,6 l/100kms
Equipamiento
- Equipamiento: ABS, BAS, EDB, ESP, 6 airbags, control y limitador de velocidad, faros antiniebla, luces diurnas LED, bluetooth, climatizador bizona, sensor de luces y limpias, parktronic trasero, equipo multimedia con pantalla táctil de 7", llantas de aleación de 17", retrovisores eléctricos plegables, cristales traseros tintados, cromados exteriores…