Prueba del Kia Sorento 2.2CRDi 4x2 Drive

Desde luego, y esto ya lo he dicho, poco o nada tienen que ver los actuales coches coreanos con los que circulaban por nuestro país y continente hace quince años.
Aquellos primeros Kia, Daewoo, Hyundai… eran como una versión “low cost” de sus primos japoneses, que seguían mandando en lo que a coche oriental se refería.
Sin embargo, a base de saber hacer, ver y escuchar (que no “mirar y copiar”, como hacen otros fabricantes de ojos también rasgados…) los coches coreanos han pasado a igualar a los de sus primos nipones, e incluso en algún que otro segmento, se permiten mejorarlos.



Y el SUV grande es uno de ellos. Al menos ahora, y al menos, de momento.
Mientras Toyota insiste con su Land Cruiser, que se renueva cada cierto tiempo para acabar siendo el mismo, Mitsubishi mantiene un Montero que es más bien un 4x4 de la vieja escuela, Nissan por su parte, no ha sabido “vender” el Murano. Sumo y sigo: Mazda sólo comercializa su CX-9 bajo pedido y Honda no tiene nada en catálogo de ese tamaño, entre tanto Hyundai como Kia, que pertenecen a un mismo grupo empresarial, sacan pecho con el Santa Fe y Sorento. Por cierto, creo que es coincidencia, pero… ¿sabéis que en Argentina hay un pueblo que se llama, precisamente, Sorrento Santa Fe?. Curioso.

Hoy el que nos ocupa es el Sorento. Y nos ocupa bastante, tanto como 480 cms de largo, o, lo que es lo mismo, un perfecto término medio entre el Santa Fe (469) y el Grand Santa Fe (491). Un acierto y un gran posicionamiento.



Por fuera el Kia parece casi más grande de lo que es, y eso que en esta nueva generación evoca más formas de monovolumen que de todo terreno, con un perfil más alargado y bajo y un morro más integrado en el habitáculo.
El coche no es un dechado de belleza, pero al fin y al cabo… ¿Qué SUV lo es?.
La pintura blanca de nuestra unidad tampoco le hacía un gran favor, pues hacía pasar desapercibido el brillo de los cromados y encubría detalles muy trabajados como la parrilla delantera o los “captadores de luz” que en forma de pliegues en la chapa se sitúan en la parte baja de las puertas.

Lo que menos me gusta, de manera subjetiva, es la trasera, muy maciza. Tampoco me acaban de gustar los pilotos, con tecnología LED en este acabado y con cara de “chino disgustado”.



Pasamos al interior y enseguida apreciamos muy buenos materiales y buenos ajustes. Quizá la combinación de colores elegida (negro con negro) desluce el conjunto, pero al tacto y al oído todo es bastante bueno. Me gusta el detalle del salpicadero, cuyo plástico blando imita en su remate a uno de cuero cosido.
El espacio del que disponen conductor y acompañante es abundante, sus dos butacas están bien dimensionadas y su mullido es tirando a blando.
Entre ellos hay un gran reposabrazos con hueco en su interior y un freno de mano convencional, pero tan bien ubicado que no resta mucho más espacio que otro que fuera accionado por botón.

El conductor tiene frente a él un volante multifunción de buen diseño y agarre y una instrumentación completa, sobre todo gracias a un exhaustivo ordenador de a bordo, más visual que fácil de manejar. A la izquierda del tablero en este acabado sólo hay dos botones, el que regula la intensidad de las luces interiores y el que abre la tapa del depósito de combustible. No intentéis tirar de lo que parece la tapa de una pequeña guantera que es el protector de la caja de fusibles. Yo lo hice y me quedé con ello en la mano…



La consola central sólo cuenta con la pantalla multimedia, de manejo táctil, y los mandos de un sencillo y eficiente climatizador. En lo alto, parece que sí pero no hay ranura de CD, algo que me subleva sobremanera. Sobre todo cuando este coche me ha hecho sudar tinta hasta dar con un “pincho” que leyera su toma USB (en la base de la consola, tras una elegante tapa) y luego he tenido que soportar una calidad de sonido infinitamente peor de la que pueda ofrecer hasta el más barato lector de compact disc. Esto es así, y ya pueden decir misa los “modernos” más tecnófilos.
Dile a un director de orquesta que has grabado su último concierto en un pen drive y no tardará más de dos segundos en metértelo por el orto. Ahora vas, y lo reproduces…

Hablando de otras cosas, el techo panorámico, practicable y abatible de serie, da mucha y muy buena luz.



Las plazas de atrás son fantásticas. Hay espacio a lo ancho, a lo largo, a lo alto… tres pasajeros viajarán cómodos, e incluso el de la plaza central podrá traer con él sus pies y piernas, pues el suelo es casi-totalmente plano.
Lo de la tercera fila, de serie en todo Sorento de nuestro mercado, es otra historia…
Y no porque estas plazas sean malas, sino por lo difícil de llegar hasta ellas.
Uno de los lados de la banqueta sólo bascula hacia delante, mientras que la del otro extremo, se desplaza hacia delante. Esto sería mucho más práctico si las dos posibilidades estuvieran en la misma banqueta del mismo lado. Bien, tras pasar por el lado que “más rabia nos dé”, el difícil o el más difícil, llegamos hasta dos asientos bien resueltos, tanto para niños como para adultos, aunque estos últimos más cerca de su barbilla que los primeros.
Como detallazo, estas plazas cuentan con su regulador de climatización independiente.

Llegamos al maletero y nos encontramos con que los asientos de la tercera fila dejan espacio para poco más que una maleta, y colocada de pie. Sin embargo, tiramos de dos funcionales cintas y estas butacas se ocultan al instante en el suelo, que queda plano y ofrece entonces sus destacables 605 litros de capacidad. Muy aprovechable, sobre todo si se carga hasta el techo prescindiendo de la toldilla.



La tapa del portón es grande, y si queremos que su apertura y cierre sea eléctrica, toca optar por el acabado superior “Emotion”. La boca de carga está bastante cerca del suelo. Lo mismo que la rueda de repuesto, que la hay y es de análogo diseño y medida que las cuatro restantes, eso sí, va colgada en los bajos, lo que implicará mancharse las rodillas para sacarla en caso de emergencia. Pero bueno, mejor eso –mucho mejor- que no tener nada (o un kit reparapinchazos que, básicamente, equivale a nada también).

Bajo el capó tenemos el conocido propulsor 2.2 CRDi del grupo coreano, en esta ocasión con la nada despreciable cifra de 200CV y 441 NM de par motor.
Este cuatro cilindros mueve con agilidad el Sorento permitiéndole prestaciones más que destacables. Siendo el único bloque disponible en Europa (en USA hay un 4 cilindros Turbo y un V6, ambos de gasolina) creo que satisface la mayoría de requerimientos del comprador de SUV de este lado del mundo. No suena mucho a ralentí, apenas vibra y con nosotros durante la prueba ha mantenido, más allá de la medición del recorrido mixto, un consumo medio de 7,6 litros. No está mal para su potencia, carrocería y peso.
La caja de cambios es manual de seis velocidades. Está bien, pero yo creo que una automática casa más con el planteamiento del coche de viajero suave, potente y tranquilo.



La dirección tiene dos modos de funcionamiento: normal y sport. No hay mucha diferencia entre ambas, tan sólo que la sport minimiza mejor movimientos parásitos en carretera. Con cualquiera de los dos modos el coche maniobra bastante bien en ciudad, mostrándose bastante más ágil de lo que su voluminosa carrocería podría hacernos pensar. Los frenos también tienen dos “modos”, pisar a medias y pisar a fondo. Recomiendo el último para parar sin sustos el coche.

De suspensión va blando. El conjunto muelle amortiguador ofrece un tarado más enfocado al confort que a otra cosa, lo que sumado a unas “ruedas de bici” (un SUV con 17 pulgadas por Dios!) de generoso balón transmite cierta sensación de flotabilidad y tendencia al flaneo. Pero está bien. Es un coche genial para tragar kilómetros en autopista a cruceros decentes (más lentos de lo que en realidad permite su mecánica…).
Luego, esta amortiguación y estas ruedas se convierten en un aliado fuera del asfalto. ¿Fuera del asfalto? Pues sí, a nuestro fotógrafo le pareció mejor hacer las fotos “off road” que “in road”.
Ya le advertí que este coche era 4x2 y que está más pensado para ser un sustituto de monovolumen que un todo terreno al uso, pero ni por esas.



Total, que nos echamos al monte y, como me imaginaba, las ruedas delanteras pierden tracción a nada que tengan que batallar con el mucho par y la poca adherencia, además, la altura de la carrocería no es precisamente de Land Rover, con lo que algún coscorrón se llevaron los bajos al intentar vadear una zanja.
Si algo bueno tengo que decir de este coche en este terreno, es que sigue siendo cómodo.
Pero si vas a trastear por la montaña con frecuencia, mejor que escojas la versión 4x4, por 2.500 euros más.



Y luego, si quieres más equipamiento que el que trae esta versión Drive, el cual es bastante abundante con faros de xenón, navegador, techo solar…, habrás de pasar como ya dije a la versión superior, pues es política de la marca que no haya opciones –eso demoraría eternamente las entregas-. Nuestro coche de pruebas sale por 40.490 euros, que parece mucho pero es una “bicoca”, aunque si queremos el cambio automático, hay que poner 2.500 más y, si además queremos tracción 4x4, otros 2.500. Por otro lado, a mí me gustaría contar con el avisador de objetos en el ángulo muerto, el portón eléctrico, la frenada de emergencia, los asientos de cuero calefactable y unas ruedas de al menos 18”, con lo que vuelve a abrir la billetera… hasta los 48.490 euros que cuesta la versión tope con todo.
¿Mucho dinero? Tal vez para un Kia de los de antes, pero para este Kia de ahora, te garantizo que es más que razonable.
Te llevas un gran coche europeo… diseñado y fabricado en Corea.