Prueba del Smart ForFour 1.0 Passion

El nuevo Smart Forfour usa la plataforma del nuevo Renault Twingo. No es un préstamo, es un desarrollo conjunto como el Citán/Kangoo o las sinergias que se dan entre ambas marcas en cuestión de motores. Esto, a costa de perder “originalidad”, abarata desarrollos y fabricación y ofrece al consumidor la posibilidad de elegir casi lo mismo con dos apariencias distintas. Y bueno, su buen puñado de peculiaridades, que las hay y les distinguen tanto como lo primero.



Respecto a la imagen, el ForFour es un coche moderno y atractivo. Su frontal toma el morro del ForTwo mientras que en el resto, sigue su propio patrón. Pero su función –y su nombre- condiciona su forma. El hecho de tener que contar con puertas atrás, una altura suficiente para que viajen dos adultos y un pequeño maletero hace que su perfil resulte harto alto y redondeado, recordando a otros modelos urbanos de su competencia. Y es que no queda otra solución cuando se trata de garantizar espacio en apenas tres metros y medio de coche…
También llama la atención la generosa batalla entre ambos ejes. Si se descuidan, ponen el par de ruedas traseras fuera del coche. Con ello huelga decir que los voladizos, son, más que pequeños, inexistentes.



La parte trasera tampoco nos recordará al Twingo. Los técnicos de Mercedes han sabido “smartizar” esta zona hasta dotarla de su propia entidad. A mí, su vista de tres cuartos trasera es la que más me gusta, sobre todo en este color blanco con la “célula Tridion” pintada de plata. Eso y las llantas, que son una pasada de bonitas.

Aclarar aquí que el Smart que nos cedió la marca era un acabado “Passion” con paquete deportivo, parrilla en blanco, paquete LED, confort y dos o tres opcionales más.



El interior del coche también es 100% Smart. O al menos 97%. De un primer vistazo tan solo la llave que abre las puertas y acciona el encendido es común con la del Renault. Luego, cuando nos ponemos puntillosos, también asoman otros elementos que “nos suenan” de algo como los accionadores tras el volante, la botonera abajo a la izquierda del mismo, los asientos y el pomo de la palanca de cambios.

Lo demás, capilla, volante multifunción, ordenador, aireadores, consola, climatizador, posavasos… es genuino de este coche. Con el acabado lacado blanco brillante de nuestra unidad (que ahora sólo está disponible con el acabado Proxy) llama un poco más la atención que el interior del pequeño Twingo. Pero elegir un favorito entre uno y otro es cuestión de gustos.
Nuestro ForFour no tenía navegador, pero incorporaba una inteligente pinza desmontable donde colocar tu Smart…phone para que quede a mano y a la vista.
Lo malo es que al colocar tu dispositivo en dicho soporte, tapas buena parte de los botones de la radio.
El climatizador de una sola zona regula la temperatura mediante una pestaña con una pequeña lupa a través de la cual se ven las temperaturas disponibles… no muy bien. También tiene un cierto tacto endeble. Pero bueno, es que los plástico en el interior de este coche no son precisamente “de lujo”. De aprobado alto, no más.



Frente al conductor la instrumentación es escueta. Velocímetro en semicírculo, indicador de combustible y lo que deseemos que aparezca en el ordenador.
Hay de todo, menos un cuentarrevoluciones (lo hay como accesorio), y mira que lo he echado en falta…
Por cierto que este cuadro parece que está dando algunos problemas en determinadas unidades. Mercedes ya lo sabe y si da fallo, lo sustituye sin coste.
En nuestro caso, en toda la semana el indicador de combustible no marcó dos veces lo mismo –se vaciaba y se llenaba por arte de magia- así como el indicador de cambio de marcha necesitaba unas vacaciones (en quinta nos insistía que subiéramos a sexta… que no había, y en primera que bajáramos a… ¿el sótano?).

La postura a los mandos es muy buena. Natural y con todo a la vista. Los asientos son fantásticos. La visibilidad es muy buena hacia delante, buena hacia los lados, regular hacia atrás y mala en el tres cuartos trasero. El pilar C estorba un montón al intentar salir de un aparcamiento en batería con tráfico viniéndote por tu derecha. Recomiendo cámara con gran angular.

Los huecos donde depositar objetos en esta parte del coche se limitan a las grandes oquedades en las pequeñas puertas, la guantera, dos posavasos y un cajón bajo los mismos. No hay apoyabrazos. Tampoco ranura para CD. Todo funciona por bluetooth o por “pincho”. La calidad del sonido es, merced a ello en este vehículo y el resto merced a la misma modernidad, lamentable.



Las plazas traseras son las que dan sentido a este coche y por las que recibe su nombre. Y son capaces de albergar a esos dos pasajeros extra sin apreturas ni compromisos sea cual sea su talla (bueno, siempre que no intentemos montar a Pau Gasol o a Falete). Las puertas abren bastante y a pesar de que las ventanillas no se abran (sólo se abaten un par de dedos y en tijera) no resulta un interior claustrofóbico. La opción del doble techo solar, ayuda.

El maletero es pequeño, pero mucho más aprovechable de lo que parece. El motor está en su base, y no muy bien aislado, por lo que mejor no guardar en él el hielo de la gasolinera si no queremos sacar una bolsa de agua cuando lleguemos a casa.



En el morro, donde podríamos encontrar un espacio adicional, sólo hay una tapa de plástico que se retira no sin dificultad y que simplemente deja a la vista los depósitos del agua de los limpias y demás fluidos para facilitar su rellenado.

Hemos llegado hasta aquí y el hecho de contar con dos plazas extras y compartir “alma” con el Renault Twingo, no le hace menos Smart que a su hermano pequeño.

Pero es el momento de ponerse a circular y es en este terreno donde el Smart se hace menos Smart, por ejemplo al descubrir que tenemos cambio manual en lugar del semiautomático con el que siempre ha contado este coche y más apropiado para su desenvoltura en ciudad. Afortunadamente, desde ayer mismo ya está disponible el cambio manual pilotado del que hablo, con lo que el Smart vuelve a ser Smart.
No tengo queja del funcionamiento del cambio manual de 5 velocidades, es rápido y preciso cuando se maneja con decisión. De lo que sí que tengo quejas es del motor al que va adosado.

Este 1.0 de tres cilindros y 71 CV se me queda corto para este coche. En ciudad le falta la alegría que un producto simpático como este merece. Es lentorro y ruidoso, ya que para no perder comba hay que apurar marchas. Y con el coche cargado… mejor salir con tiempo. Y ya ni hablamos de salir a carretera. Sí, podemos rodar rápido en autopista, pero será un esfuerzo mecánico y físico titánico. Sube de vueltas con alguna que otra tos y bache, acompañado de un sonido de lavadora en pleno centrifugado no excesivamente “hermoso”.
Tampoco su pisada es todo lo aplomada que nos gustaría, pero bueno, es un coche de 900 kgs con lo que no podemos esperar la rotundidad sobre el asfalto de un Clase S de la marca.



Por ello mejor huir de la circunvalación y volver a sumergirnos en la “city”.
El Forfour maniobra bien, pero peor que el ForTwo como es lógico. También me dio la sensación de que giraba menos que el Twingo y, con los datos en la mano, vi que efectivamente era así. El Renault le saca casi un metro en el diámetro de giro. Curioso.
La dirección, eso sí, es blanda y suave como la que más, al contrario de lo que pasa con su suspensión, que en su tren trasero peca de seca y dura al salvar pequeños baches.
De la misma manera que fui incapaz de sobrevirar con el Twingo de Renault, de análoga configuración “todo atrás” que este Smart, me ha sido imposible insinuar la trasera de este coche. Dicho sea para la tranquilidad de quien desconfíe aún de un coche de propulsión. O al menos, de este coche de propulsión. Falta potencia y sobra chasis para poner en apuros a este coche.

Los frenos responden con suficiencia a la hora de detener este “pequeño-pero-no-tanto-Smart”. Cuenta con tambores traseros, pero dadas sus prestaciones, peso y ámbito de uso, no echaremos en falta nada mejor.

Mejor sí que podría haber sido su dato de consumo. Pero este ForFour lo ha tenido difícil. Para empezar, el cuadro nos traicionaba con la recomendación de cambio de marcha. Para seguir, y seguir a buen ritmo, era imprescindible llevarlo subidito de vueltas, y para acabar, el calorazo de este verano en la capital y el climatizador soplando a pleno rendimiento hacían que el start&stop hiciera mutis por el foro y nuestra media se estropeara en los semáforos.
Repetí la prueba de madrugada, a ver si así… pero ni por esas. Había 33 grados en la calle y no pude aguantar más de 10 minutos in aire. Total, 7,4 de media en 104 kms recorridos. Lo comento pero no lo valido por las condiciones desfavorables de la prueba.



Valoramos ahora el precio: 12.950 euros (versión Passion)
Es un buen arranque, pero a nada que se quiera completar una dotación de serie algo escasa (hasta los espejos retrovisores son manuales) superaremos los 13.500 con holgura. El Twingo 1.0 de partida es algo más económico, pero al final, con unas chorraditas de aquí y otras de allá acaban saliendo por lo mismo.
Sin embargo yo no escogería ninguno de los dos. Al menos, con este motor. Con el 0.9Tce y cambio automático que conduje brevemente hace unos días en un ForTwo, sí. Pues aún siendo “menos Smart” en cuanto a la cantidad, es “más Smart” en cuanto a la esencia. Espero con ansia dicha configuración en este ForFour, que seguro que está a la vuelta de la esquina.