Kia Carens 1.7CRDi 136 Drive
" Igual o superior "
A cada modelo renovado la coreana Kia da un paso de gigante en pos de sus rivales europeos. El actual Carens es otro ejemplo de ello, un monovolumen moderno y práctico, igual o superior que lo ofertado por su competencia.
Poco a poco la imagen de “coches reguleros pero asequibles” de Kia va quedando atrás a cada nuevo producto. Y lo digo en toda la amplitud del anterior cliché –más o menos acertado-. Estos coches ya no son ni malos ni regulares, sino buenos, pero es que tampoco son ya el chollo de precio que eran antaño…
Pero está bien. Su incremento de precio a la vista de sus nuevos coches me parece justificado y aunque pudiera parecer lo contrario, les hace aún más competitivos al situarse en la misma línea que el resto de los contendientes.
El primer aspecto a valorar es precisamente ese, su aspecto.
El Carens, a pesar de su afilada forma en cuña y su altura relativamente baja, ofrece una imagen inequívocamente de furgoneta. Y es que estos coches han de supeditar obligatoriamente su forma a su función para ofrecer todo lo que buscan sus compradores más familiares. Sí, es verdad que podían haberle echado un poco más de imaginación al estilo de lo que hizo Citroen con su futurista C4 Picasso, pero en Kia han preferido pecar de discretos e ir más en la onda de Ford y similares.
Hay que decir también que un Carens con un color más llamativo y unas ruedas más grandes que lo exhibido en nuestra insulsa unidad de prensa ganará enteros en su apariencia de familiar con tintes “sport”.
Por lo demás, dimensiones asequibles poco más allá de las de un compacto al uso, gran equilibrio entre chapa y superficies acristaladas, y detallitos como los cromados y el alerón de techo le dan un toque acertado.
En el interior la oscuridad de su tapicería –a juego con el color gris oscuro del exterior- contrasta con lo luminoso del habitáculo, merced, sobre todo, a un enorme parabrisas inclinado. Si queremos alcanzar su borde con los dedos alguien nos habrá de agarrar de los tobillos para no perdernos en el abismo.
La postura al volante es francamente buena. No irás sentado ni muy arriba ni muy abajo, y sus asientos con múltiples reglajes –también se regula el volante en altura y profundidad- te permitirán obtener en seguida una posición satisfactoria. Por cierto que los asientos son grandes, con una generosa longitud de banqueta y una altura que permite un reposo natural con las rodillas flexionadas. El mullido es bueno y la tapicería –de tela- parece que soportará bien el paso del tiempo y la suciedad.
El volante enfrente de nosotros exhibe un aro grueso y una abundante multifución. Uno de los botones en él permite elegir entre diversos modos de asistencia de la dirección, desde uno suave para ciudad hasta otro algo más duro para conducción “deportiva”.
El cuadro de instrumentos, con pantalla monocromo en este acabado Drive, es completo y de buena lectura.
Los materiales empleados en la consola y el salpicadero son de gran factura, con una apariencia notable, un tacto agradable y un gran ajuste. Lo peor es la elección del remate “negro piano” para el embellecedor, muy vistoso pero un imán para las huellas de dedos…
En la consola central, y a falta de navegador, el asunto se simplifica y nos deja sólo para trastear la radio –con la que no me he llegado a entender- y los mandos del clima bizona.
Alrededor de la palanca de cambios hay una pequeña guantera, las tomas de las conexiones auxiliares multimedia oportunas, el freno de mano convencional y un par de posavasos. Hay grandes huecos en la puertas y un apoyabrazos con amplia oquedad en su interior.
Las plazas traseras están extraordinariamente resueltas para lo que se le pide a un coche de estas características. El espacio es amplio, el suelo es totalmente plano, la altura permite viajar sin agobios hasta a un adulto crecidito y las tres plazas vienen definidas por tres banquetas individuales, siendo la de en medio sólo ligeramente más estrecha que las de sus flancos. Por supuesto se abaten, se reclinan y se desplazan, dando más importancia al espacio de ocupantes o al destinado al maletero. El respaldo central se puede convertir en un gran reposabrazos con mesa y posavasos incorporados. Hablando de mesas y posavasos, esta versión Drive contempla bandejitas en los respaldos delanteros. Un buen detalle.
Por supuesto para los viajeros de atrás también existen salidas de aire independientes. Lo único que se puede echar de menos en estas plazas es algo más –o mejor dicho, mejor- de iluminación interior, pues los plafones existentes se quedan cortos.
El maletero es muy grande, pudiendo alcanzar los 536 litros en la posición más adelantada de las banquetas posteriores –en la posición más retrasada se queda en unos también buenos 492 l- con formas aprovechables y la posibilidad de cargar hasta el techo abatiendo la toldilla flexible del cubre equipajes.
La rueda de repuesto no resta capacidad, puesto que va colgada por debajo del coche, solución de antaño que tan sólo unos pocos todo terrenos todavía utilizan.
Puesto en marcha este 1.7CRDi Kia-Hyundai agrada por su bajo nivel de ruidos y vibraciones. Además, el coche es grande y está bien aislado. Sus 136 CV y 329 NM de par son más que suficientes para dotar al Carens de unas prestaciones a la altura del segmento y su planteamiento. No es un coche ligero, pero sí que resulta lo suficientemente ágil en carretera y aplomado en autopista. Bueno, estoy seguro que le iría mejor con algo más de goma en contacto con el suelo, pero la elección de la marca en este punto obedece sobre todo a la comodidad, un confort que también brinda la suspensión tirando a blanda. Estos dos factores hacen que las frenadas no sean especialmente “de escándalo”, pero cumplen de sobra.
La maniobrabilidad también es un punto fuerte, pues el Carens gira bastante y, como ya dije, la dureza de su dirección se puede regular. La visibilidad es buena y los sensores de aparcamiento trasero son de serie.
La caja de cambios de seis relaciones es una gran aliada a la causa del motor: gastar lo justo. En la versión de 115CV la sexta se suele quedar descolgada obligando a reducir y con ello, aunque parezca contradictorio en un modelo menos potente, aumentando el consumo. Nuestro Carens CRDi 136CV se ha bebido 6,1 litros de diesel a los 102 kms de recorrido mixto. No está nada mal, y no tiene el molesto sistema Start&Stop.
Rematamos ya la prueba con otras tres fortalezas del modelo: Equipamiento, precio y garantía.
En la versión Drive se puede encontrar casi de todo, y menos mal, porque la política de opciones de la marca es un desastre –en realidad lo que busca es homogeneizar la gama para reducir costes y tiempos de fabricación- y para conseguir, por ejemplo, techo solar o llantas de aleación de 17” te ves obligado a optar por el acabado superior Emotion.
Respecto al precio, como ya dije no son la bicoca que en su día fueron, y es que la calidad obliga. El precio de nuestro coche, estrictamente de serie era de 25.040 euros (por la pintura metalizada). No es barato, pero sé que en su red comercial los descuentos pueden superar los 2.000 euros, lo que constituye toda una “ayudita”.
El apartado de la garantía sigue sin novedad, 7 años sin trampa ni cartón, lo que a la marca le está dando unos resultados excelentes en ventas y prestigio. Bien merecido lo tienen.
Como bien merece ser considerado este Kia Carens de plena vigencia entre los modelos más clásicos de nuestro mercado, a saber, Renault Scenic, Citroen C4 Picasso, Ford C-Max, Peugeot 508… pues hoy por hoy es como mínimo, igual de bueno que ellos.
Pero está bien. Su incremento de precio a la vista de sus nuevos coches me parece justificado y aunque pudiera parecer lo contrario, les hace aún más competitivos al situarse en la misma línea que el resto de los contendientes.
El primer aspecto a valorar es precisamente ese, su aspecto.
El Carens, a pesar de su afilada forma en cuña y su altura relativamente baja, ofrece una imagen inequívocamente de furgoneta. Y es que estos coches han de supeditar obligatoriamente su forma a su función para ofrecer todo lo que buscan sus compradores más familiares. Sí, es verdad que podían haberle echado un poco más de imaginación al estilo de lo que hizo Citroen con su futurista C4 Picasso, pero en Kia han preferido pecar de discretos e ir más en la onda de Ford y similares.
Hay que decir también que un Carens con un color más llamativo y unas ruedas más grandes que lo exhibido en nuestra insulsa unidad de prensa ganará enteros en su apariencia de familiar con tintes “sport”.
Por lo demás, dimensiones asequibles poco más allá de las de un compacto al uso, gran equilibrio entre chapa y superficies acristaladas, y detallitos como los cromados y el alerón de techo le dan un toque acertado.
En el interior la oscuridad de su tapicería –a juego con el color gris oscuro del exterior- contrasta con lo luminoso del habitáculo, merced, sobre todo, a un enorme parabrisas inclinado. Si queremos alcanzar su borde con los dedos alguien nos habrá de agarrar de los tobillos para no perdernos en el abismo.
La postura al volante es francamente buena. No irás sentado ni muy arriba ni muy abajo, y sus asientos con múltiples reglajes –también se regula el volante en altura y profundidad- te permitirán obtener en seguida una posición satisfactoria. Por cierto que los asientos son grandes, con una generosa longitud de banqueta y una altura que permite un reposo natural con las rodillas flexionadas. El mullido es bueno y la tapicería –de tela- parece que soportará bien el paso del tiempo y la suciedad.
El volante enfrente de nosotros exhibe un aro grueso y una abundante multifución. Uno de los botones en él permite elegir entre diversos modos de asistencia de la dirección, desde uno suave para ciudad hasta otro algo más duro para conducción “deportiva”.
El cuadro de instrumentos, con pantalla monocromo en este acabado Drive, es completo y de buena lectura.
Los materiales empleados en la consola y el salpicadero son de gran factura, con una apariencia notable, un tacto agradable y un gran ajuste. Lo peor es la elección del remate “negro piano” para el embellecedor, muy vistoso pero un imán para las huellas de dedos…
En la consola central, y a falta de navegador, el asunto se simplifica y nos deja sólo para trastear la radio –con la que no me he llegado a entender- y los mandos del clima bizona.
Alrededor de la palanca de cambios hay una pequeña guantera, las tomas de las conexiones auxiliares multimedia oportunas, el freno de mano convencional y un par de posavasos. Hay grandes huecos en la puertas y un apoyabrazos con amplia oquedad en su interior.
Las plazas traseras están extraordinariamente resueltas para lo que se le pide a un coche de estas características. El espacio es amplio, el suelo es totalmente plano, la altura permite viajar sin agobios hasta a un adulto crecidito y las tres plazas vienen definidas por tres banquetas individuales, siendo la de en medio sólo ligeramente más estrecha que las de sus flancos. Por supuesto se abaten, se reclinan y se desplazan, dando más importancia al espacio de ocupantes o al destinado al maletero. El respaldo central se puede convertir en un gran reposabrazos con mesa y posavasos incorporados. Hablando de mesas y posavasos, esta versión Drive contempla bandejitas en los respaldos delanteros. Un buen detalle.
Por supuesto para los viajeros de atrás también existen salidas de aire independientes. Lo único que se puede echar de menos en estas plazas es algo más –o mejor dicho, mejor- de iluminación interior, pues los plafones existentes se quedan cortos.
El maletero es muy grande, pudiendo alcanzar los 536 litros en la posición más adelantada de las banquetas posteriores –en la posición más retrasada se queda en unos también buenos 492 l- con formas aprovechables y la posibilidad de cargar hasta el techo abatiendo la toldilla flexible del cubre equipajes.
La rueda de repuesto no resta capacidad, puesto que va colgada por debajo del coche, solución de antaño que tan sólo unos pocos todo terrenos todavía utilizan.
Puesto en marcha este 1.7CRDi Kia-Hyundai agrada por su bajo nivel de ruidos y vibraciones. Además, el coche es grande y está bien aislado. Sus 136 CV y 329 NM de par son más que suficientes para dotar al Carens de unas prestaciones a la altura del segmento y su planteamiento. No es un coche ligero, pero sí que resulta lo suficientemente ágil en carretera y aplomado en autopista. Bueno, estoy seguro que le iría mejor con algo más de goma en contacto con el suelo, pero la elección de la marca en este punto obedece sobre todo a la comodidad, un confort que también brinda la suspensión tirando a blanda. Estos dos factores hacen que las frenadas no sean especialmente “de escándalo”, pero cumplen de sobra.
La maniobrabilidad también es un punto fuerte, pues el Carens gira bastante y, como ya dije, la dureza de su dirección se puede regular. La visibilidad es buena y los sensores de aparcamiento trasero son de serie.
La caja de cambios de seis relaciones es una gran aliada a la causa del motor: gastar lo justo. En la versión de 115CV la sexta se suele quedar descolgada obligando a reducir y con ello, aunque parezca contradictorio en un modelo menos potente, aumentando el consumo. Nuestro Carens CRDi 136CV se ha bebido 6,1 litros de diesel a los 102 kms de recorrido mixto. No está nada mal, y no tiene el molesto sistema Start&Stop.
Rematamos ya la prueba con otras tres fortalezas del modelo: Equipamiento, precio y garantía.
En la versión Drive se puede encontrar casi de todo, y menos mal, porque la política de opciones de la marca es un desastre –en realidad lo que busca es homogeneizar la gama para reducir costes y tiempos de fabricación- y para conseguir, por ejemplo, techo solar o llantas de aleación de 17” te ves obligado a optar por el acabado superior Emotion.
Respecto al precio, como ya dije no son la bicoca que en su día fueron, y es que la calidad obliga. El precio de nuestro coche, estrictamente de serie era de 25.040 euros (por la pintura metalizada). No es barato, pero sé que en su red comercial los descuentos pueden superar los 2.000 euros, lo que constituye toda una “ayudita”.
El apartado de la garantía sigue sin novedad, 7 años sin trampa ni cartón, lo que a la marca le está dando unos resultados excelentes en ventas y prestigio. Bien merecido lo tienen.
Como bien merece ser considerado este Kia Carens de plena vigencia entre los modelos más clásicos de nuestro mercado, a saber, Renault Scenic, Citroen C4 Picasso, Ford C-Max, Peugeot 508… pues hoy por hoy es como mínimo, igual de bueno que ellos.
NUESTRA NOTA: 8
Cosas a favor
Interior bueno y bien resuelto
Equipamiento de serie
Motor oportuno y consumo bajo
Cosas en contra
Iluminación interior floja
Política de opciones
Ruedas pequeñas
MOTOR
- Cilindrada: 1.685 c.c.
- Potencia: 136 CV CEE
- Par: 329 NM
- Tracción: delantera
- Caja de cambios: manual 6 velocidades
Dimensiones
- Largo/ancho/alto: 452/180/161 cms
- Peso: 1.492 kgs
- Ruedas: 205/55R16
- Maletero: 536 l
- Cap. Depósito: 58 l
Prestaciones
- Velocidad máxima: 191 km/h
- Aceleración 0-100km/h: 10,4 seg
- Consumo medio oficial: 5,1 l/100kms
Equipamiento
- Equipamiento: ABS, BAS, EDB, ESP, 6 airbags, bluetooth, climatizador bizona, faros antiniebla, luz de giro, luces de día LED, ordenador de a bordo, retrovisores eléctricos y plegables, sensor de luz y lluvia, sensor de aparcamiento traseros, control y limitador de velocidad, apertura remota de depósito, radio Mp3-aux-usb...