by AUTODOMINIS

Prueba del Renault Clio GT

Renault Clio GT

" Pinturas de guerra "

Con esta versión GT, la gama del Renault Clio, equipada con motores de gasolina, encuentra un llamativo e interesante término medio entre el tranquilo 0.9Tce y el deportivo 1.6 Sport, también conocido como RS.


De hecho, como iremos viendo, este Clio GT mezcla de una manera muy lograda los diferentes mundos representados por ambos modelos mencionados.



Por ejemplo, empezamos por la estética y aquí comienzan las alusiones al Renault Sport y a sus pinturas de guerra. Los parachoques son específicos del GT, y el frontal ofrece una imagen mucho más agresiva con sus grandes tomas de aire, su calandra en negro brillante, su inscripción GT junto al rombo de la marca y la nueva disposición de las luces de día. En la zaga, el paragolpes monta un rotundo difusor y una doble salida de escape cromada. También hay un pequeño alerón de techo y, obviamente, la inscripción GT a un lado de la tapa del maletero.



En el perfil destacan las carcasas de los espejos pintadas en gris plomo y las llantas de 17 pulgadas también rematadas en el mismo tono, que en el caso de las ruedas traseras dejan ver… unos anacrónicos frenos de tambor. Ay, ay, ay… a pesar de su conseguido “camuflaje de combate”, por este detalle ya vamos cayendo en la cuenta de que no, no nos vamos a encontrar una vez en marcha con un deportivo “pata negra”, precisamente.



Pasamos al interior. Un interior específico de este GT. Asientos y volante cambian, y todos ellos se identifican con la siempre presente inscripción de Gran Turismo.
La butacas delanteras son cómodas –como debe de ser en un buen Renault-, de tamaño grande y con unas oportunas sujeciones laterales. La postura al volante ideal se obtiene en un periquete y la visibilidad es buena hacia todos los ángulos.
El volante es grueso y pequeño, y tras el asoman dos enormes levas metálicas para actuar sobre el cambio de marchas (mmmm, otro toque RS). El cuadro es claro y sencillo, y sustituye el indicador Eco de otros modelos por una luz que cuando se oprime el botón oportuno muestra la leyenda “Renault sport”.
¿Y dónde está ese botón? Pues situado entre los asientos, a medio camino entre la palanca del cambio automático y el freno de mano convencional. Huelga decir que el hecho de encender un testigo en el cuadro, no es la única función de este accionador… luego lo vemos.



La consola central es de un Clio al uso. Aireadores, gran pantalla multimedia y una rosca grande y visible para manejar el climatizador. El equipo de entretenimiento viene dotado del R-Link de Renault, que permite que a base de aplicaciones específicas, dispongamos de una nutrida información a nuestro alcance. Así dispone de navegador, avisador de radares Coyote, información del tiempo, acceso a internet… junto con, por supuesto, bluetooth y equipo de sonido con tomas USB. Lo que no tiene es ranura de CD. Mucho me temo que me va a tocar acostumbrarle a vivir sin ella…

Las plazas traseras son las de un Clio común, así como el maletero. Todo muy aprovechable para dos pasajeros normales y uno delgadito –la anchura no sobra- y el equipaje de tres hombres austeros o una mujer apañada.



Llega el momento de valorar el coche en movimiento, con lo que saco la llave del bolsillo, la meto en la ranura apropiada –no hace falta, pero yo es que soy un clásico- y pulso el botón de start. Al instante un ensordecedor bramido se cuela por mis tímpanos. Me quedo con cara de circunstancias. Suena a V6 “ de los gordos”.
Doy un par de golpes de gas en vacío y el coche ruge al compás. Pero no sé, aquí hay gato encerrado…

Enciendo el equipo multimedia, trasteo entre los menús y bingo: la aplicación Sound Effect en el menú de ajustes es la encargada de tan artificiosa banda sonora. Se puede elegir entre un Clio V6 –el que llevaba activado-, un Clio Cup, un Nissan GTR, un Reanult Alpine, una nave espacial, un Laguna, una moto… Divertido. Todos suenan un poco igual y a nada que tengamos un poco de oído descubriremos la trampa, pero para epatar a amigos y familiares, tiene su gracia.



Bueno, el caso es que con los “efectos especiales” desactivados lo verdaderamente reseñable es lo poquito que suena este 1.2Tce. Ya lo había probado en un Dacia y alabé su suavidad, pero en este coche, merced a un mejor aislamiento, es todavía mejor. Acostumbrado a “tractorcillos diesel” es muy grato encontrarse de vez en cuando con un pequeño gasolina.

Tampoco hay vibraciones y su manera de entregar la potencia es muy progresiva y discreta. No le gusta subir fuerte de vueltas ni tiene demasiada chicha en la parte alta del cuentavueltas, pero puede rodar desahogado en sexta a 80km/h sin dejarnos vendidos a la que tengamos que pisar un poco más.

Pero es que su fantástico cambio automático de doble embrague y 6 relaciones nos hace la vida muy fácil. Lo probé hace poco en el Captur y me encantó. Y en este Clio, con la posibilidad de jugar con las levas, me gusta como poco, lo mismo.
Es sutil, obediente y diligente mientras no lo llevemos en modo manual, pues aquí sí que se aprecia cierto retardo entre que le damos a la paleta y engrana la marcha. Poca cosa que incluso queda más disimulada si hemos pulsado el botón RS del que hablamos antes.



Este activa un mapa de motor y cambio más puntiagudo –respecto a la dirección no he notado nada- y logramos más ruido… pero las mismas nueces.
Si, con el botón RS activado, el cambio en modo manual-secuencial y el Sound Effect emulando el sonido de un Clio Cup por los altavoces obtendremos una experiencia de lo más racing, pero alejada de la que su hermano, el Clio Sport original, nos pueda proporcionar “al natural”. Ello hace que en ocasiones el Clio GT nos parezca lento. No lo es, pero todo en él parece dispuesto para ir mucho más rápido.
Los frenos, aún con tambores detrás, ofrecen una capacidad de detención encomiable, no así una gran resistencia al desgaste. La suspensión, se diferencia muy poco de la de un Clio 0.9Tce con ruedas opcionales de 17 pulgadas. Es cómoda, durita en el eje trasero, pero cómoda. La dirección es rápida y el consumo, lo hemos fijado en unos razonables 6,8 litros a los 100 kms de recorrido mixto.



Todo ello nos da un Clio muy interesante siempre y cuando sepamos lo que estamos conduciendo y/o comprando. Es un coche que parece un Clio Sport pero no lo es. Es, sencillamente, un Clio de gasolina, con sus buenos 120CV, un cambio automático de doble embrague y un equipamiento de serie extraordinario.
Hecha esta salvedad y por los 19.100 euros que nos piden por él, obtendremos unas buenas dosis de suavidad y un punto de pimienta, así como 15 ó 20 emblemas “GT” a lo largo y ancho de todo el coche.




NUESTRA NOTA: 7.5
Valoracion prueba 7.5
Cosas a favor

Equipamiento y estética GT
Motor agradable
Cambio automático de doble embrague

Cosas en contra

Frenos de tambor trasero
Sin ranura para CD
Comportamiento no muy “Sport"

motor
MOTOR
  • Cilindrada: 1.197 c.c.
  • Potencia: 120 CV CEE
  • Par: 205 NM
  • Tracción: delantera
  • Caja de cambios: automática 6 velocidades
dimensiones
Dimensiones
  • Largo/ancho/alto: 406/173/144 cms
  • Peso: 1.090 kgs
  • Ruedas: 205/45R17
  • Maletero: 300 l
  • Cap. Depósito: 45 l
prestaciones
Prestaciones
  • Velocidad máxima: 199 km/h
  • Aceleración 0-100km/h: 8,6 seg
  • Consumo medio oficial: 5,2 l/100kms
equipamiento
Equipamiento
  • Equipamiento: ABS, BAS, ESP, TCS, 6 airbags, Hill Holder, control y limitador de velocidad, ordenador de a bordo, luces diurnas LED, navegador con pantalla de 7", tarjeta manos libres, alerón trasero, bluetooth, retrovisores eléctricos, multimedia con tomas USB-Aux, climatizador, volante de cuero multifunción, asientos deportivos GT, llantas de aleación de 17"...

"Bonus Gallery"
Fotografías del Renault Clio GT

  • Aún sin ser un RS, el Clio GT se defiende bien enlazando curvas rápidas con firme en mal estado

    Aún sin ser un RS, el Clio GT se defiende bien enlazando curvas rápidas con firme en mal estado
  • Las dos enormes perchas tras el volante son las levas del cambio manual-secuencial

    Las dos enormes perchas tras el volante son las levas del cambio manual-secuencial
  • Aunque el morro es específico de esta versión, la placa GT nos lo aclara todavía más

    Aunque el morro es específico de esta versión, la placa GT nos lo aclara todavía más
  • Hacer que tu Clio 1.2 suene como un Clio V6 tiene su gracia... un rato

    Hacer que tu Clio 1.2 suene como un Clio V6 tiene su gracia... un rato
  • Las llantas son muy bonitas, los frenos de tambor que dejan ver tras ellas, no tanto

    Las llantas son muy bonitas, los frenos de tambor que dejan ver tras ellas, no tanto
  • La trasera viene decorada con alerón, deflector, doble salida de escape... y placa GT, por supuesto.

    La trasera viene decorada con alerón, deflector, doble salida de escape... y placa GT, por supuesto.
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