Prueba del Fiat Bravo 1.6 JTD 6v Dynamic

La verdad, este segmento de los compactos es el que siempre menos me emociona probar. Y menos, los diesel “a mitad de gama”. Reconozco que es un importante terreno de batalla para las marcas y el que aglutina gran parte del pastel de las ventas, pero la necesidad de hacer un coche “bueno para todo pero sin excesos” los vuelve a todos la mar de parecidos.
Prescindiendo de excitantes exponentes como la Serie 1 de Bmw, productos de enorme calidad como los Audi A3 o Volkswagen Golf y exotismos como el Lancia Delta, las diferencias entre el resto se vuelven difusas.
¿Qué te puedo decir yo ahora de este Fiat Bravo diesel de 105cv? Pues que va lo suficientemente bien, es lo suficientemente capaz, va suficientemente equipado y su precio es suficientemente suficiente.
Pero entiendo que quieras saber más.
Bien, pues te diré que su motor de gasóleo y 1.598 cc mueve con soltura los más de 1.500 kgs del coche. Es poco ruidoso y parco en consumos, que en nuestra prueba no superó los 6 litros gracias a esta sexta marcha en su caja de cambio que hace meses no tenía. Esta bien escalonado y su manejo es… suficientemente bueno.
Probada también la versión JTD de 120 cv y comparada con ésta diré que no hay mucha diferencia. Con la de 150 ya es distinto.

El coche va muy aplomado en carretera, aunque se muestra algo torpón cuando empiezan las curvas y la sexta no aguanta en subidas prolongadas si queremos mantener una velocidad aceptable. No hay problema, a coches más potentes también les pasa.



La suspensión es casi tan blandita como la dirección, que es de lo que menos me ha gustado. Ésta cuenta de serie con la función “City”, que la vuelve todavía más suave a baja velocidad para favorecer las maniobras en casco urbano.
En el interior la calidad es… suficientemente buena. Los plásticos no son los mejores, pero tampoco son malos y sus ajustes están muy logrados.
La postura de conducción es buena y en los asientos de atrás caben tres adultos de complexión media. El maletero de 400 litros de capacidad está en la media del segmento. Sus formas además lo hacen muy aprovechable.



El equipamiento de esta versión está muy bien, echando sólo en falta el ESP que se vende en opción junto al “Hill-holder” (impide que el coche se nos vaya hacia atrás en pendientes pronunciadas) por un aceptable precio de 301 euros que te recomiendo que te gastes.
La inversión son 18.700 euros para llevarte este coche a tu casa. Está bien.
En definitiva, es un coche bonito, práctico y que va bastante bien. Considerado de manera aislada su puntuación sería alta, pero su problema es la competencia.
Y es que si quieres algo más vivo pero más incómodo, compra un SEAT León.
Si quieres algo de más calidad pero más visto, compra un Ford Focus.
Si quieres algo más potente pero más caro, compra un Civic
Si quieres algo más barato pero peor equipado, un Hyundai I30
Algo más pequeño pero más ágil es el Kia Cee´d
Más moderno el Peugeot 308.
Más robusto el Opel Astra.
Más fiable el Toyota Auris.
Mejor, el nuevo Renault Megane.

La lista de alternativas es larga, y todos van tan bien o tan mal como nuestro protagonista.
Y es que es un segmento tan disputado como poco gratificante. Porque en este nicho los errores se pagan y los experimentos mejor con gaseosa, y si no, veremos lo que pasa con el anteriormente mencionado Lancia Delta.