Prueba del Citroen DS3 Cabrio 1.6THP

Sí, es verdad que el DS3 cabrio no es un cabrio en el sentido puro del término, pues el marco de sus puertas y ventanas siempre estarán presentes sea cual sea la configuración elegida. Pero también es cierto que el DS3 es un cabrio muy del estilo de Citroen que, con honrosas excepciones –los DS de antaño carrozados por Serra, o el Mehari- siempre ha apostado por esta fórmula a la hora de brindar a sus compradores la posibilidad de rodar a cielo abierto.



Lo que también es verdadero, es que esta solución de “techo solar textil y total” suma practicidad a unos coches que, hablando por experiencia, carecen de la misma.

Empezando por lo que no se ve diremos que los refuerzos del chasis a la hora de mantener la integridad de la carrocería huelgan en casos como este, pues la misma se mantiene incorrupta al 98%, con la ventaja que en ahorro de peso esto produce. El DS3 cabrio es 15 kgs más ligero que su versión cerrada a pesar de la incorporacion de los motores eléctricos que accionan el “descapotamiento”, y ese 2% más de dureza que le han dado al coche en sus marcos laterales.



También sobran los arcos de seguridad y complejos sistemas antivuelco. Al respetar en su totalidad la línea del perfil del DS3 “capotado” no hay añadido ni prescindido a este respecto. Los airbags siguen en el mismo sitio y en el improbable caso de acabar “patas arriba” los pilares A, B y C y sus uniones pueden mantener más que de sobra la estructura intacta.



Ahora vamos a lo que se ve, como las cuatro plazas holgadas de las que se dispone.
Aunque el coche homologa capacidad para cinco pasajeros y yo no voy a negar que no quepan, mejor sólo dos atrás para que puedan disfrutar de la experiencia y no sufrirla.
Tampoco importará mucho su altura, pues las cotas interiores son las mismas que en la versión cerrada a excepción de la de altura, pues en este caso… el cielo es el límite.



Sólo hay un handycap en esta configuración de cabrio, y es el maletero.
No hablo sólo de su exigua capacidad, hablo de lo diminuto e incómodo de su boca de carga. En muchas ocasiones más que guardar el equipaje te sentirás como si estuvieras metiendo una bandeja de magdalenas en el horno.



Lo que me lleva a las sensaciones, que aún valorando mucho la practicidad, son las que al fin y al cabo se buscan en un modelo de estas características.

Empezaré confesando que en este punto, hemos hecho trampa.
Nuestro truco ha sido elegir el acabado tope de gama Sport con algunos opcionales, y asociarlo al fantástico motor 1.6THP de 155CV. Sobre esa base, la dinámica es excelente y su terminación y equipo rayan el más alto nivel. O el nivel que muchos pensamos que merece un cabrio, un coche lúdico por definición.
Caja de cambios, suspensión, frenos, dirección, etcétera vienen directamente del modelo cerrado, un coche que ya tuvimos por aquí hace tiempo y que nos dejó muy buen sabor de boca. Es un “urbano” rápido, aceptablemente confortable, divertido de conducir, manejable y poco gastón (7,1 litros a los 102 kms en nuestro recorrido de pruebas). Mismas virtudes –que son la mayoría- y defectos –que son pocos- que el DS3 1.6THP “normal”. A la hora de conducirlo, no se nota que el techo sea de lona o de chapa.



En el interior más de lo mismo. Todo igual excepto en lo que es distinto, lo de la capota.
Esta permite 3 grados de apertura a través de un mando situado sobre retrovisor central: un poquito abierto –a modo de techo solar convencional-, abierto hasta atrás –a modo de gran techo panorámico- y a tope de abierto –lo más “cabrio que se pueda”- en cuyo caso el pequeño cristal trasero desaparece y su lugar lo ocupan los restos de lona plegada sobre la trasera, lo que convierte la visibilidad en este ángulo directamente en inexistente.
En el resto del habitáculo no encontraremos otra diferencia. También aquí faltan posavasos y alguna bombillita más en el climatizador para ubicarlo mejor de noche. Y hablando de climatizador, le hemos notado “flojeras” en estos últimos días de calor, pero más que un problema suyo, lo hemos asociado a una capota que aún estando bien hecha, no aísla del exterior en términos de temperatura y sonido todo lo que nos gustaría. Nada grave, pero las he visto mejores –y no siempre en coches más caros-.



Una vez en marcha con el techo abierto las turbulencias pasan desapercibidas, y se puede mantener una conversación a volumen normal con tu acompañante rodando a ritmos legales gracias a un enorme deflector que surge sobre el parabrisas al retraer la lona. Los pasajeros de los asientos traseros lo pasarán algo peor, sobre todo en la posición de máxima apertura, pero su ventolera nunca llegará al nivel de cabriolets convencionales, como por ejemplo, el Volkswagen Beetle Cabrio. Claro, que el encanto también se perderá en la misma medida…



Queda por mencionar su precio: 24.250 euros. Nada barato para un coche pequeño pero un chollo por un coche muy bien equipado, muy bien motorizado y muy bien combinado a nada que te lo trabajes con sus innumerables posibilidades de personalización. Si el DS3 era un coche “chic” o “cuco”, esta versión pseudodescapotable lo es más todavía.