Prueba del Skoda Spaceback 1.4Tsi DSG Elegance

Pueden gustarte más o menos los Skoda pero, si hay algo en lo que todos estaremos de acuerdo, es en lo sensatos que resultan. Son coches muy fiables, asequibles, equipados, razonablemente acabados y pertinentemente motorizados.
Sin embargo su función parece que siempre ha sometido a la forma, y sus coches acusaban una cierta falta de personalidad que tan sólo el original Yeti –que personalmente me chifla- conseguía paliar en parte.
La otra parte viene de esa “cosa rara” llamada Roomster que de puro extraño no puede cubrir la plaza vacante en el segmento de compactos que pretende el fabricante.



Así las cosas, hace cerca de un año se nos presenta el Rapid, un coche que responde a todo lo antedicho sobre los productos de la marca: muy bueno y muy soso. Un cinco puertas disimuladas en tres volúmenes de casi cuatro metros y medio de largo y gran capacidad interior para carga y pasajeros. Un coche que nace a la par que el Seat Toledo, del cual apenas se diferencia en los logos y en los faros.
El gremio del taxi los recibe con agrado y poco a poco iremos viendo cómo los habituales Octavia van siendo sustituidos por ambos modelos.

Sin embargo, Skoda no se quiso parar ahí y anunció el Spaceback, que no es otra cosa que la versión “hatchback” (dos volúmenes) del Rapid. ¿O sí?

Pues la verdad, sí.
Quizá sea por la novedad, o tal vez por enfrentarnos a un coche perfectamente equipado y configurado por el Departamento de Prensa de Skoda, pero el caso es que este nuevo Spaceback tiene un “no se qué” que lo hace mucho más deseable para el cliente particular.



Empezamos por el exterior, que es lo que primero se ve.
Al prescindir del tercer volumen con respecto al Rapid, el coche decrece veinte centímetros de largo, aunque su batalla se mantiene intacta de la misma manera que el ancho. La altura se rebaja un centímetro, que parece poco, pero aparcados el uno junto al otro, se nota.

El morro es básicamente el mismo, moderno, limpio y sencillo. Con focos de xenon opcionales en nuestro caso, sin posibilidad de lavafaros.
De perfil, tal vez debido a la ausencia de líneas de expresión, pliegues, tensiones y demás goyerías muy de moda en otras marcas, nuestro fotógrafo en un momento dado me espetó “jo tío, de lejos parece un Audi”. Sea esto bueno o malo, lo dejo al juicio de cada uno. Las bonitas llantas de aleación “Camelot” de 17” que apreciaréis en nuestras fotos son opcionales, de serie viene con otras de 16”. Pero por 205 euros… merece la pena ponerle estas.



En la parte trasera, que es donde reside la mayor novedad del coche, destaca lo bien integrado del portón, que al montar el paquete Style se tinta de negro –al igual que los pilotos- pareciendo una prolongación del descomunal techo panorámico y ofreciendo una imagen bastante “sport” y bastante actual.
Pero no por ello la marca olvida la practicidad, y es también destacable lo mucho que abre la tapa del maletero y lo bajito que queda su borde de carga.



Pasamos al interior y nos acomodamos en el lugar del conductor, en uno de los asientos deportivos opcionales que merecen enormemente a pena. Son grandes, cómodos, muy regulables y su sujeción es más que suficiente.
Mirando ya al salpicadero nos encontramos con un digno miembro de la familia Volkswagen, pues ni en tacto, ni en apariencia, ni en ajustes le va a la zaga a ningún producto equivalente de su nutrida parentela. No voy a negar que hay algún que otro plástico “feo”, pero sólo se les encuentra si preguntas por ellos.

La postura a los mandos es buena, sin embargo la posición del bonito volante multifunción se me antoja algo tumbada por más que he trasteado con su regulación en altura y profundidad.
El cuadro es tremendamente claro y completo merced a la pantalla de un ordenador de a bordo con gran cantidad de información disponible.
El arranque es por llave convencional y a nuestros pies encontramos un pedalier en acabado metálico. No sé si esto viene con el pack Sport –el de los asientos- o es de serie.
La consola central aglutina la mayoría de los mandos en torno a la pantalla multimedia de manejo táctil. Es facilita de manejar y por 535 euros incluye navegador.



La climatización, de una sola zona, es fácil y solvente, pues la hemos podido probar tanto en frío como en calor y ha dado el cayo sin queja.
Más abajo están las conexiones auxiliares del equipo de audio –USB incluido- y dos posavasos, uno grande y otro más chiquito. Muy apropiados para según que menú pidamos en el McAuto/autoKing, el normal o el gigante. En serio, en muchos coches es un rollo colocar bien la bebida…

Tras la palanca del cambio DSG hay una oquedad cuya utilidad no es otra que la de no pillarte los dedos al bajar el freno de mano convencional, a su lado un botón para resetear el testigo de presión de neumáticos –opcional- y un apoyabrazos de balancín, esto es: Estaba todo el rato para arriba y para abajo sin decidirse a quedarse quieto en ninguna postura en concreto.

En general, la nota para estas dos plazas delanteras en su conjunto es bastante alta.
Ahora pasamos atrás y… la locura.

Un servidor mide de alto 1,84 m (1,86 durmiendo más de 8 horas) y sentado tras el asiento del conductor en la posición adecuada a mi talla no es que no roce con las rodillas el respaldo delantero, ¡es que me caben cuatro dedos hasta él! Aquí el Spaceback hace honor a su nombre… y a su marca, que lleva años garantizando que los pasajeros puedan viajar atrás sin dejarse las piernas en casa.
La altura tampoco es inconveniente y a lo ancho, puede con tres pasajeros… cuya dieta equilibrada y hábitos saludables les alejen del sobrepeso.



Visto esto pensarás “ya, claro, todo a costa del maletero”. Pues no, o no del todo. Aunque el Spaceback pierde un porrón de capacidad con respecto al Rapid, los 415 litros anunciados corresponden con la realidad, teniendo la posibilidad incluso de prescindir de bandeja y cargar hasta el techo. Ello también le permite contar con rueda de repuesto, opcional pero sin cargo.
Como ya dije, el portón abre “mucho y bien” y las formas del portamaletas son bastante aprovechables.

Queda comentar su rodar, pero con este motor, 1.4Tsi y este cambio DSG 7 velocidades, no sería “spoilear” –qué término más absurdo- el final de la prueba si desde ya te digo que va genial, porque realmente poco conoces el grupo VW si esperabas otra cosa.



“El motorcito de gasolina es de una suavidad supina”, ese sería el subtítulo que mejor definiría este apartado. El tetracilíndrico Volkswagen ni suena ni vibra, pasa desapercibido a menos que se le demande, y entonces sí que saca a relucir sus 122CV moviendo el conjunto de 1.150 kgs extraordinariamente rápido entre el tráfico, sea de ciudad, sea de autopista o de carretera secundaria. No hay lagunas en su entrega de potencia y par y, aunque sea un propulsor al que le gusta más rodar tranquilo, no se arruga cuando le pedimos marcha. Hablando de marchas, poco más se puede hablar del cambio DSG del grupo alemán. Es el mejor doble embrague del mercado. Tan sutil como rápido y directo. Fantástico y sin tacha… a menos que estés aparcando.
Sí, yo lo achaco más a un tema de software alocado, pues no me había pasado con ningún otro DSG de manera tan acusada, pero en este coche se maniobra con el pie derecho en el acelerador y el izquierdo atento sobre el freno si no nos queremos subir a la acera o al morro del coche que tenemos detrás en un estacionamiento en línea.
Curioso. Y violento. Sobre todo violento.



Hablando de frenos, muy buenos. Potentes y con una encomiable resistencia al cansancio en uso intensivo. Un uso intensivo del cual te vas a cansar tú antes que ellos, ya que en “conducción deportiva” el Spaceback insiste en su papel de “mejor rutero que ratonero” y ofrece enormes dosis de subviraje y cambios de apoyo difusos.
La dirección tampoco es del todo precisa obligándote a manotear algo más de la cuenta sobre al aro. De todas formas, todo ello es fiel indicativo de que una vez llegado a ese punto, vas demasiado deprisa para el coche y seguro que para la DGT también. Toma nota.
No hay levas para cambio automático, que sí que contempla la función secuencial mediante la palanca. Entre ese modo y el normal hay una función “sport” que apura las marchas de manera más racional, abandonando la obsesión del coche por rodar en séptima a 60 km/h…
La suspensión busca la deportividad sin salir de la parcela del confort, con lo que siempre encontraremos más de lo segundo que de lo primero.
La visibilidad es buena hacia todos los ángulos y los sensores de parking traseros son, efectivamente, opcionales. El consumo medio que hemos obtenido en la prueba, tras 104 kms de recorrido mixto y sin start/stop ninguno –porque el coche no lo tiene-, ha sido de unos extraordinarios 5,8 litros. ¡¡¡Exactamente el dato oficial!!! Increíble... pensé que nunca lo vería. Y un consumo medio que ciertamente, obliga a replantearse la compra de la versión diesel.



Respecto a la compra... el Skoda que veis en las fotos sale por 25.670 euros. ¿Mucho dinero? Bueno, también os lleváis mucho coche. Un automóvil bien pensado en su concepción, bien pensado en su realización y bien pensado para su utilización. A mí me parece un importe correcto, pero para los que no convenza, la marca ofrece un suculento descuento de 4.638 euros, lo que lo deja en apenas 21.000 euros de coste.
Ahora merece aún más la pena.