Prueba del Volvo V60 D3 Momentum aut.

Pero vayamos por partes. En primer lugar, conviene aclarar los aspectos puramente denominativos de la marca, pues las “Ds” de Volvo empiezan a generar extrañeza y cierta D-esorientación entre un público que no hace más que verlas cambiar a cada año.



Bien, centrándonos en la gama S60/V60 las cosas, al menos para este 2014, quedan de la siguiente manera: hay un D2 que antes se denominaba “DRIVe”, con un motor 1.6 litros de 115CV. Luego iría este D3, que ya cuenta con casi 2.000 c.c. bajo su capó y 136CV. En el escalón superior encontramos al D4, con el mismo 2.0 pero con 163CV y que, hasta hace muy poco, se llamaba también, D3. Y por último, y en el peldaño superior, el D5, con 2.401 c.c. y cuatro cilindros –antes cinco- erogando unos nada desdeñables 215CV.

Hasta aquí todo claro, o más o menos. Lo malo es si comparamos con el resto de la familia y vemos cómo el D4 en el V40 da 177CV a igualdad de cilindrada, el mismo D4 en el XC60 monta el propulsor 2.4 con 180CV, mientras que el D5 del S70 pierde un centímetro cúbico y cerca de una decena de caballos-vapor por el camino.



Quiero pensar que, al menos en marketing, se enteran, y que todo este “pifostio” tiene una interesante vertiente comercial, porque sino, es para encerrarlos en un frenopático de por vida…

Ahora vamos con nuestro protagonista, el V60 D3 de reciente factura.

El restyling al que se ha sometido al modelo, en el apartado estético se aprecia sobretodo en el frontal, con nueva parrilla, parachoques y grupos ópticos. No es un cambio radical, pero es cierto que si lo aparcas al lado de un ejemplar anterior, se le nota más moderno.



También se amplía la gama de colores, llantas y algún detalle de equipamiento (frenada de emergencia de serie), pero lo más destacable, como digo, es el frontal, el “nuevo” motor y… el panel de instrumentos digital a color que estrenó el V40.

Esa sola incorporación le da al interior un innegable aire tecnológico y vanguardista, aunque pasados unos días te acostumbres y no veas más allá de una simple instrumentación de colorines. Como en el V40, el dispositivo es configurable entre los programas Eco (verde suave con indicador de eficiencia en la conducción), Performance (rojo y amarillo, con el cuentavueltas como protagonista), y Elegance (más serio pero completo y agradable), que es el que personalmente he llevado más tiempo puesto.
Quizá lo menos bueno de este display, es que sólo se da de serie en el acabado Summun, siendo opcional en los inferiores.



De los asientos de serie tampoco puedo hablar aquí, pues contábamos con butacas deportivas en color negro con pespuntes en beige, lo que implicaba un volante bicolor con una combinación de colores cuanto menos “dudosa”. Respecto a ellos, decir que los asientos deportivos son perfectos para “toda talla y batalla”. Son grandes, se regulan bien y su mullido se presta tanto a pequeños desplazamientos como a largos viajes.
Los resaltes laterales aunque altos, son blanditos y sujetan pero no molestan (que tomen nota otras marcas…).



La consola central es la de siempre, con pantalla multifunción y los mandos agrupados en una rectángulo vertical con una disposición muy intuitiva y flanqueados por cuatro roscas visibles y prácticas. Los materiales empleados en todo el conjunto rayan a muy buen nivel, recordándonos, que Volvo también es una marca Premium.

El hueco tras la botonera permanece, y es útil a la hora de dejar CD,s, el paquete de tabaco u olvidársete las llaves de casa o las gafas. También hay bolsas en las puertas, guantera estándar, dos posavasos entre los asientos y la pertinente oquedad bajo el apoyabrazos delantero.

La postura a los mandos es muy natural y la visibilidad es aceptable en todos los ángulos menos el trasero. Afortunadamente, equipa partronic en la zaga de serie.

Si el espacio en las plazas delanteras es notable, no lo es tanto en las butacas posteriores, y eso que en esta versión “ranchera” se suman los cruciales centímetros en la cota de altura que le falta a su hermano de cuatro puertas S60. Pero sigue faltando algo de espacio para las piernas y para alojar a un tercer pasajero adulto de manera confortable.



El maletero, con 430 litros de capacidad, no es un prodigio de cubicaje, pero dada su configuración permite prescindir de la toldilla (blanda y retráctil de serie, pero de buen material) y cargar hasta el techo. Su boca de carga queda bastante accesible desde el suelo y las formas del receptáculo son muy aprovechables.

Eso en lo que respecta a la practicidad, la que siempre se presupone –o exige- a un coche con carrocería “familiar”.

En el apartado dinámico, queda por validar este “nuevo” D3. Lo entrecomillo porque en realidad no es otra cosa que el conocido D4 pero “capado”, buscando mejorar el consumo y emisiones de aquel. Tampoco la denominación es nueva, como ya intenté explicar al principio.

El arranque en frío del motor es bastante silencioso… mientras estés dentro del coche. Pues si el bloque diesel suena lo suyo, el interior del Volvo está extraordinariamente aislado. Me atrevería a decir que mejor que el de un BMW 318d o Audi A4 2.0Tdi, e igual que el de un Mercedes C200CDi –que fuera también suena lo suyo-.
Hay una ligerísima vibración en la zona de los pies que desaparece a nada que el propulsor coge temperatura.



Y son 136CV, o eso nos dice la marca, porque a lo largo de los kilómetros recorridos con este coche (que circunstancialmente han sido un montón) nunca me ha dado la sensación de tener menos de 150 bajo el pie derecho. Con el cronómetro en la mano, pudimos comprobar que mejorábamos –por décimas, eso sí- las prestaciones oficiales sin empeorar demasiado el consumo.

Asociado el motor a un cambio automático PowerShift de seis velocidades el V60, lejos de ser un deportivo, se aleja del carril derecho de la autopista para irse abriendo paso. Sus 1.600 kilos largos sobre la báscula le brindan un aplomo magistral en vías rápidas sin volverlo excesivamente torpe en carreteras secundarias, donde será el cambio de marchas el que limite nuestras aspiraciones. Porque es un cambio más suave que eficaz, y para dar testimonio de ello no hay más que pasar la palanca al carril secuencial y sorprenderse o frustrarse ante la “eternidad” que tarda en pasar de una relación a otra tras accionar el mando. Esa eternidad, conviene aclarar –lo cual no hacen muchos de mis compañeros-, no se mide ni en segundos ni en décimas de segundo, sino en milésimas, pero acostumbrado a cajas de la competencia, se nota.



La dirección es muy suave y permite un elevado radio de giro haciendo que los cuatro metros con sesenta y dos centímetros que mide el coche se volatilicen entre el tráfico urbano. Los frenos, cumplen con la filosofía del coche (viajero tranquilo) y la suspensión también, siendo más confortable que otra cosa.

Hasta aquí el apartado dinámico, que me parece de lo más oportuno en función de las pretensiones del modelo.

Toca lo económico, lo que siempre es áspero cuando hablamos de coches “caros”.
Comencemos con el consumo, que es el leitmotiv de este coche (aunque no tanto como en el D2, por ejemplo). A cruceros sostenidos y legales, viajando ligero de equipaje rumbo sur por nuestra piel de toro, el V60 se conformó con beberse 6 litros cada 100kms. Es una marca digna de mención para un coche grande, pesado y automático.
Sin embargo, en nuestro recorrido de pruebas de uso mixto y 104kms la media subió a 6,5 litros, que tampoco está nada mal y no lo aleja en exceso de los datos reales obtenidos por el D2.

Sumando a ello su gran depósito de 68 litros, nuestro V60 D3 Momentun automático “Power Blue” ha superado en toda ocasión los 920 kms de autonomía sin problema, aunque quedando lejos de los 1.300 que dice la Volvo que es capaz.
Eso quiere decir que irás poco a la gasolinera. O irás sólo a por el pan.

Y el precio, de 38.481 euros, tampoco me parece descabellado. Está en perfecta consonancia con su competencia germana, con la diferencia de que además de llevarte el Volvo mejor equipado de serie, las opciones son infinitamente más asequibles, y hay más donde elegir en materia de seguridad.



En conclusión, doy por logradas y más o menos conseguidas las 3Ds de este D3. Reconozco que esperaba menos. Dudé del sentido de esta versión con un D4 tan próximo. Sin embargo ahora, casi dudo del sentido de este último…