Peugeot 2008 e-Hdi 92 Allure
" Versatilidad de moda "
Peugeot apuesta por la “fiebre todocamino” a la hora de dotar la gama 208 de su variante familiar. En lugar de renovar su versión SW la marca se apunta a la moda del “mini SUV” con un producto diferenciado.
Al ver el 2008 en persona enseguida se disipan las dudas de porqué no se ha llamado 208 SW o simplemente 208 Outdoor. Y es que el 2008 parece más coche que el urbano del que deriva. Lo parece y bueno, en realidad lo es, ya que arroja cerca de 20 cms más de largo y 10 más de alto que modelo matriz.
Contando con ello nos deberíamos hacer a la idea de que este coche pretende ofrecer más que aquel y no entrar en lid directa con ningún producto de la familia sino con el resto de contrincantes del cada vez más nutrido segmento que ocupa.
Por si acaso, para no dejar ningún atisbo de duda, su exterior ofrece una imagen lo suficientemente diferenciada como para darle entidad a sí mismo. Es como el Captur y el Clio. Gozan de la misma base, pero desde luego, al menos desde fuera, no parecen ni mucho menos el mismo coche.
Con el 2008, Peugeot sin querer –o queriendo- nos ha mostrado las líneas maestras que encontraremos en sus futuros modelos. De hecho, tanto la parte delantera como la trasera comparten pinceladas muy claras con el recién lanzado Peugeot 308 de nueva generación.
Eso le hace lucir una imagen muy moderna. Poco vista. Agraciada desde todos los ángulos y completa de manera general y, especialmente, de manera particular, pues la atención al detalle en este coche se muestra en la multitud de cromados, en la comprometida forma de sus ópticas traseras, en los pliegues y líneas de fuerza de la carrocería, en lo profuso del equipamiento que luce y en lo bien integrado que todo resulta en un conjunto homogéneo, original, y nada estridente. Y es que si hacer una “ranchera” es fácil, que esta te salga bien ya es otra cosa…
Visto de perfil, gustan las llantas de 17” pulgadas (de serie en este acabado Allure) y sorprende la “chepa” que le sale a partir del pilar B, al estilo del Skoda Roomster. Ello se debe tanto a una concesión a la estética como a una mejora en sus capacidades interiores como luego veremos.
Las protecciones de plástico de los bajos le quedan estupendamente (sobre todo en combinación con la pintura blanca nacarada de nuestra unidad) y la altura libre al suelo, sin ser precisamente de Range Rover, suma un par de dedos a la del 208 corriente y moliente.
Dicho esto, el primer apartado y más subjetivo, que es el que obedece a la estética, a mi juicio queda superado con muy buena nota.
De puertas adentro encontramos luces… y más luces.
Sí, quizá en otra cosa sea distinto, pero en lo tocante a iluminación interior Peugeot no ha escatimado lo más mínimo en este coche. Deben haber comprado acciones a un fabricante de bombillas, porque a bordo del 2008, se ve mejor de noche que de día.
Los biseles iluminados en azul de la instrumentación son un detalle fresco y divertido… que en alguna ocasión puede llegar a deslumbrar. Pero tranquilidad, se pueden apagar a golpe de botón. Las manetas de las puertas y sus huecos también brillan elegantemente bajo unos puntos de led también azules, hay luces de cortesía y luces de lectura delante y detrás, como una potente bombilla en la guantera, pero lo más de lo más, son las refulgentes líneas dibujadas en el techo, como si un gato radiactivo se hubiera afilado las uñas en él. Mola.
Lo demás es más “normalito”, excepto el volante, que es tirando a “pequeñito”.
Es el mismo aro que te encuentras casi a la altura de tus rodillas en cualquier Peugeot 208. No llega a dos palmos de diámetro y su posición, que en un primer momento puede resultar forzada, tiene su motivación en dejar la capilla con los instrumento en un plano superior. No tengo claro qué aporta este planteamiento en términos dinámicos, no veo demasiada diferencia en mirar por encima del mando o por su hueco, pero a nivel de diseño, no niego el planteamiento. Como tampoco voy a negar lo mucho que me gusta el volante tan diminuto, aunque estoy convencido de que gran parte de ese placer se lo debo a la rápida dirección que trae asociada dicho mando.
La consola central viene presidida por la tableta de “moda”, una pantalla táctil de 7” muy bien ubicada y de manejo más que sencillo. Junto a los parámetros Standard (emisora de radio y navegador si lo trae incorporado) suma un ordenador de a bordo de lo más completo, que agrupa y amplía lo que también recoge la pantallita central de la instrumentación. Bajo él hay dos grandes toberas de refrigeración y salvando un escalón, un sencillo climatizador bizona y toda una batería de conexiones USB y auxiliares (por cierto, para completar esta dotación, por 100 euros más te llevas reproductor Cd en la guantera).
El tacto y la apariencia de los materiales rallan a gran altura, aunque el acabado “laca negro piano” de la parte inferior sea muy bonita pero poco práctica, dada su tendencia a conservar impresas en su superficie las huellas dactilares de los ocupantes por mucho que le pases la bayeta.
Tras un pequeño hueco donde dejar el móvil o la cartera encontramos la palanca de cambios, y justo tras ella la “rosca” del sistema Grip Control o de motricidad mejorada. A falta de tracción integral, este coche se conforma con este “gadget” de serie en este acabado que ofrece 4 programas (carretera, hielo/nieve, caminos, barro + desconexión del ESP) que a nivel electrónico prometen mejores cualidades de tracción.
Más atrás hay una palanca de freno de mano ortopédica, pequeña e incómoda de agarrar.
Hablando de agarrar, tus pasajeros más vale que se aten fuerte el cinturón y se sujeten los unos a los otros, puesto que no hay asa alguna sobre ninguna de las puertas. Un ahorro tonto que sufrirá la gente mayor o de movilidad reducida a la hora de subir y, sobre todo, bajar del coche.
Los asientos delanteros son extraordinarios. Mullido, sujeción, tamaño… de hecho son tan grandes que no cabe ni una moneda en su separación del túnel de transmisión. Nosotros los llevábamos con la tapicería de piel opcional (1.000 euros, pero incluye que sean calefactables).
Las plazas traseras obviamente son más desahogadas que las del 208, destacando la cota de longitud y altura, sin embargo, el 2008 no aprovecha tanto como se pudiera la ganancia que anticipa su mayor envergadura exterior. De entre toda su competencia, es de los más pequeños.
Ello no quiere decir que no sea capaz de transportar a dos adultos con comodidad o a tres niños sin excesiva estrechez. Simplemente digo que se podría haber hecho mejor.
Ah, la chepa del exterior resulta clave a la hora de ganar altura en estas plazas. Se nota la ganancia ante pasajeros de cualquier talla… razonable.
La banqueta no se desliza ni los respaldos se inclinan (obviamente, sí que se abaten).
El maletero tampoco es un prodigio. 360 litros de capacidad es todo lo que hay, lejos de los “hasta” 455 que ofrece un Captur. Al menos su boca de carga es grande y está a buena altura del suelo.
La visibilidad es buena hacia todos los ángulos y la postura al volante, una vez superada la extrañeza de tener el mismo tan bajito, se obtiene en segundos.
Y una vez acomodados a sus manos, toca ponerlo a circular.
No por conocido, este propulsor merece dejar de ser alabado.
El bloque 1.6 HDi de 92CV en la mayoría de modelos PSA arroja un rendimiento más que satisfactorio (a excepción del Citroen C5 e-hdi, que pesa demasiado).
Si bien no es silencioso ni extremadamente suave, tiene fuerza en todo régimen de revoluciones (siempre que “todo régimen” sea superior a las 1.200 vueltas…) y gasta lo justo: 5,3 litros de media a los 104 kms recorridos. Una media tan extraordinaria como sólida, pues incluso se mantuvo durante la sesión de fotos –paradas y arrancadas constantes- y a lo largo de 6 días de manejo intensivo en condiciones cambiantes.
Bravo. El excelente sistema start/stop PSA aporta su granito de arena.
En cuanto a sus cualidades como rodador, el 2008 suma a las bondades del 208 una suspensión más indulgente con los pasajeros que lo hace más cómodo a costa de ofrecer algún movimiento parásito de la carrocería al enlazar curva a buen ritmo.
Aunque reconozco que una vez le coges el tranquillo a su dirección muy rápida y directa eres capaz de anticipar el “bamboleo” y mitigarlo a base de tacto.
La caja de cambios de 5 velocidades responde bien con engranajes rotundos y manejo oportuno. Sus relaciones están bien medidas para darle aire con una quinta con la que el coche corre como si fuera en tercera pero consumiendo la mitad. Estos desarrollos tan cortos mejoran sus cifras de recuperación aunque lastran en cierta medida sus prestaciones puras, a pesar de que ni mucho menos es un coche lento.
Del sistema de tracción sólo hemos podido verificar su buen funcionamiento en condiciones deslizantes “de laboratorio” es decir, a falta de hielo y nieve, buscamos una pradera mojada. El 2008 no lo hace mal. Mejor que el 3008 con el mismo sistema, ayudado sin duda por un peso realmente liviano (menos de 1.200kgs). Este accesorio poco tiene que ver con una verdadera tracción total, que aporta un plus de seguridad (mental y real) en condiciones adversas, pero va bien para salir de “atolladeros imprevistos”. Más cuando se cuenta con neumáticos de todo tiempo M+S, que agarran lo suyo… excepto al frenar en seco, donde nos ha dado unas mediciones bastante mediocres.
Fuera de la carretera, sólo hemos transitado por caminos de tierra, pues su altura no invita a más ni sus protecciones de bajos acaban de convencernos.
Todo esto, versatilidad y moda por 20.500 euros. No es barato, pero añade un equipamiento de serie muy generoso y ofrece descuento.
En términos generales, teniendo en cuenta sus virtudes pero sin olvidar sus defectos, el 2008 dentro de su categoría puede ser considerado sin rubor como referencia del segmento.
Contando con ello nos deberíamos hacer a la idea de que este coche pretende ofrecer más que aquel y no entrar en lid directa con ningún producto de la familia sino con el resto de contrincantes del cada vez más nutrido segmento que ocupa.
Por si acaso, para no dejar ningún atisbo de duda, su exterior ofrece una imagen lo suficientemente diferenciada como para darle entidad a sí mismo. Es como el Captur y el Clio. Gozan de la misma base, pero desde luego, al menos desde fuera, no parecen ni mucho menos el mismo coche.
Con el 2008, Peugeot sin querer –o queriendo- nos ha mostrado las líneas maestras que encontraremos en sus futuros modelos. De hecho, tanto la parte delantera como la trasera comparten pinceladas muy claras con el recién lanzado Peugeot 308 de nueva generación.
Eso le hace lucir una imagen muy moderna. Poco vista. Agraciada desde todos los ángulos y completa de manera general y, especialmente, de manera particular, pues la atención al detalle en este coche se muestra en la multitud de cromados, en la comprometida forma de sus ópticas traseras, en los pliegues y líneas de fuerza de la carrocería, en lo profuso del equipamiento que luce y en lo bien integrado que todo resulta en un conjunto homogéneo, original, y nada estridente. Y es que si hacer una “ranchera” es fácil, que esta te salga bien ya es otra cosa…
Visto de perfil, gustan las llantas de 17” pulgadas (de serie en este acabado Allure) y sorprende la “chepa” que le sale a partir del pilar B, al estilo del Skoda Roomster. Ello se debe tanto a una concesión a la estética como a una mejora en sus capacidades interiores como luego veremos.
Las protecciones de plástico de los bajos le quedan estupendamente (sobre todo en combinación con la pintura blanca nacarada de nuestra unidad) y la altura libre al suelo, sin ser precisamente de Range Rover, suma un par de dedos a la del 208 corriente y moliente.
Dicho esto, el primer apartado y más subjetivo, que es el que obedece a la estética, a mi juicio queda superado con muy buena nota.
De puertas adentro encontramos luces… y más luces.
Sí, quizá en otra cosa sea distinto, pero en lo tocante a iluminación interior Peugeot no ha escatimado lo más mínimo en este coche. Deben haber comprado acciones a un fabricante de bombillas, porque a bordo del 2008, se ve mejor de noche que de día.
Los biseles iluminados en azul de la instrumentación son un detalle fresco y divertido… que en alguna ocasión puede llegar a deslumbrar. Pero tranquilidad, se pueden apagar a golpe de botón. Las manetas de las puertas y sus huecos también brillan elegantemente bajo unos puntos de led también azules, hay luces de cortesía y luces de lectura delante y detrás, como una potente bombilla en la guantera, pero lo más de lo más, son las refulgentes líneas dibujadas en el techo, como si un gato radiactivo se hubiera afilado las uñas en él. Mola.
Lo demás es más “normalito”, excepto el volante, que es tirando a “pequeñito”.
Es el mismo aro que te encuentras casi a la altura de tus rodillas en cualquier Peugeot 208. No llega a dos palmos de diámetro y su posición, que en un primer momento puede resultar forzada, tiene su motivación en dejar la capilla con los instrumento en un plano superior. No tengo claro qué aporta este planteamiento en términos dinámicos, no veo demasiada diferencia en mirar por encima del mando o por su hueco, pero a nivel de diseño, no niego el planteamiento. Como tampoco voy a negar lo mucho que me gusta el volante tan diminuto, aunque estoy convencido de que gran parte de ese placer se lo debo a la rápida dirección que trae asociada dicho mando.
La consola central viene presidida por la tableta de “moda”, una pantalla táctil de 7” muy bien ubicada y de manejo más que sencillo. Junto a los parámetros Standard (emisora de radio y navegador si lo trae incorporado) suma un ordenador de a bordo de lo más completo, que agrupa y amplía lo que también recoge la pantallita central de la instrumentación. Bajo él hay dos grandes toberas de refrigeración y salvando un escalón, un sencillo climatizador bizona y toda una batería de conexiones USB y auxiliares (por cierto, para completar esta dotación, por 100 euros más te llevas reproductor Cd en la guantera).
El tacto y la apariencia de los materiales rallan a gran altura, aunque el acabado “laca negro piano” de la parte inferior sea muy bonita pero poco práctica, dada su tendencia a conservar impresas en su superficie las huellas dactilares de los ocupantes por mucho que le pases la bayeta.
Tras un pequeño hueco donde dejar el móvil o la cartera encontramos la palanca de cambios, y justo tras ella la “rosca” del sistema Grip Control o de motricidad mejorada. A falta de tracción integral, este coche se conforma con este “gadget” de serie en este acabado que ofrece 4 programas (carretera, hielo/nieve, caminos, barro + desconexión del ESP) que a nivel electrónico prometen mejores cualidades de tracción.
Más atrás hay una palanca de freno de mano ortopédica, pequeña e incómoda de agarrar.
Hablando de agarrar, tus pasajeros más vale que se aten fuerte el cinturón y se sujeten los unos a los otros, puesto que no hay asa alguna sobre ninguna de las puertas. Un ahorro tonto que sufrirá la gente mayor o de movilidad reducida a la hora de subir y, sobre todo, bajar del coche.
Los asientos delanteros son extraordinarios. Mullido, sujeción, tamaño… de hecho son tan grandes que no cabe ni una moneda en su separación del túnel de transmisión. Nosotros los llevábamos con la tapicería de piel opcional (1.000 euros, pero incluye que sean calefactables).
Las plazas traseras obviamente son más desahogadas que las del 208, destacando la cota de longitud y altura, sin embargo, el 2008 no aprovecha tanto como se pudiera la ganancia que anticipa su mayor envergadura exterior. De entre toda su competencia, es de los más pequeños.
Ello no quiere decir que no sea capaz de transportar a dos adultos con comodidad o a tres niños sin excesiva estrechez. Simplemente digo que se podría haber hecho mejor.
Ah, la chepa del exterior resulta clave a la hora de ganar altura en estas plazas. Se nota la ganancia ante pasajeros de cualquier talla… razonable.
La banqueta no se desliza ni los respaldos se inclinan (obviamente, sí que se abaten).
El maletero tampoco es un prodigio. 360 litros de capacidad es todo lo que hay, lejos de los “hasta” 455 que ofrece un Captur. Al menos su boca de carga es grande y está a buena altura del suelo.
La visibilidad es buena hacia todos los ángulos y la postura al volante, una vez superada la extrañeza de tener el mismo tan bajito, se obtiene en segundos.
Y una vez acomodados a sus manos, toca ponerlo a circular.
No por conocido, este propulsor merece dejar de ser alabado.
El bloque 1.6 HDi de 92CV en la mayoría de modelos PSA arroja un rendimiento más que satisfactorio (a excepción del Citroen C5 e-hdi, que pesa demasiado).
Si bien no es silencioso ni extremadamente suave, tiene fuerza en todo régimen de revoluciones (siempre que “todo régimen” sea superior a las 1.200 vueltas…) y gasta lo justo: 5,3 litros de media a los 104 kms recorridos. Una media tan extraordinaria como sólida, pues incluso se mantuvo durante la sesión de fotos –paradas y arrancadas constantes- y a lo largo de 6 días de manejo intensivo en condiciones cambiantes.
Bravo. El excelente sistema start/stop PSA aporta su granito de arena.
En cuanto a sus cualidades como rodador, el 2008 suma a las bondades del 208 una suspensión más indulgente con los pasajeros que lo hace más cómodo a costa de ofrecer algún movimiento parásito de la carrocería al enlazar curva a buen ritmo.
Aunque reconozco que una vez le coges el tranquillo a su dirección muy rápida y directa eres capaz de anticipar el “bamboleo” y mitigarlo a base de tacto.
La caja de cambios de 5 velocidades responde bien con engranajes rotundos y manejo oportuno. Sus relaciones están bien medidas para darle aire con una quinta con la que el coche corre como si fuera en tercera pero consumiendo la mitad. Estos desarrollos tan cortos mejoran sus cifras de recuperación aunque lastran en cierta medida sus prestaciones puras, a pesar de que ni mucho menos es un coche lento.
Del sistema de tracción sólo hemos podido verificar su buen funcionamiento en condiciones deslizantes “de laboratorio” es decir, a falta de hielo y nieve, buscamos una pradera mojada. El 2008 no lo hace mal. Mejor que el 3008 con el mismo sistema, ayudado sin duda por un peso realmente liviano (menos de 1.200kgs). Este accesorio poco tiene que ver con una verdadera tracción total, que aporta un plus de seguridad (mental y real) en condiciones adversas, pero va bien para salir de “atolladeros imprevistos”. Más cuando se cuenta con neumáticos de todo tiempo M+S, que agarran lo suyo… excepto al frenar en seco, donde nos ha dado unas mediciones bastante mediocres.
Fuera de la carretera, sólo hemos transitado por caminos de tierra, pues su altura no invita a más ni sus protecciones de bajos acaban de convencernos.
Todo esto, versatilidad y moda por 20.500 euros. No es barato, pero añade un equipamiento de serie muy generoso y ofrece descuento.
En términos generales, teniendo en cuenta sus virtudes pero sin olvidar sus defectos, el 2008 dentro de su categoría puede ser considerado sin rubor como referencia del segmento.
NUESTRA NOTA: 9
Cosas a favor
Imagen y equipamiento
Motor potente y ahorrador
Versatilidad de uso
Cosas en contra
Frenada con neumáticos M+S
Sin asas sobre las puertas
Espacio interior algo desaprovechado
MOTOR
- Cilindrada: 1.560 c.c.
- Potencia: 92 CV CEE
- Par: 23,4 mkg
- Tracción: delantera
- Caja de cambios: manual 5 velocidades
Dimensiones
- Largo/ancho/alto: 415/173/155 cms
- Peso: 1.160 kgs
- Ruedas: 205/50R17
- Maletero: 360 l
- Cap. Depósito: 50 l
Prestaciones
- Velocidad máxima: 181 km/h
- Aceleración 0-100km/h: 11,5 seg
- Consumo medio oficial: 4 l/100kms
Equipamiento
- Equipamiento: ABS, BAS, EDB, ESP, 6 airbags, anclajes Isofix, control y limitador de velocidad, luces diurnas LED, ordenador de a bordo, bluetooth, faros antiniebla con iluminación en curva, sensor de luces y limpias, parktronic trasero, climatizador bizona, retrovisores abatibles eléctricos con carcasa cromada, pantalla táctil, toma USB...