by AUTODOMINIS

Prueba del Mini Clubman 1.6 Cooper

Mini Clubman 1.6 Cooper

" El maxi mini "

En esta bendita "ola revival" que viven las marcas, Mini ha metido en la máquina del tiempo al clubman de antaño para ofrecernos ahora un “pequeño gran juguete” algo más práctico.




La primera vez que lo vi me entro por los ojos. Me parecía mentira con qué fidelidad la marca germano británica había recreado la carrocería Clubman respetando las formas del modelo original y adaptándolas al nuevo Mini del que deriva. Rollo furgonetilla con un indudable encanto y frescura para dotar de una tercera carrocería al cada vez más visto –y recientemente actualizado- Mini.

Es verdad que, en términos absolutos de practicidad, el Clubman crece más por fuera que por dentro. En su interior dispondremos de mayor altura para la cabeza, algo que se agradece sobre todo en unas más capaces plazas traseras que también disponen de unos centímetros extras para las piernas de sus ocupantes, pero pocos, muy pocos.

Lo que me encanta es el acceso a estas plazas posteriores. Con una pequeña puerta lateral (insisto, una) que abre a “contramano” la maniobra de entrada y salida a la trasera del vehículo se hace de una manera más cómoda. Así mismo se sigue abatiendo el respaldo de los asientos para facilitar aún más la jugada. Viendo lo bien que queda pasan a segundo plano consideraciones como que exista una única puerta en el lugar del acompañante y que para abrirla sea necesario abrir también la puerta delantera.



Y es que todo en este coche esta supeditado al diseño. Lo importante es que quede bien. Que sea útil, funcional o esté bien pensado, es secundario.
Porque eso mismo podría decir del descomunal velocímetro que adorna la parte central del salpicadero. Sí, muy fiel al original y tal, pero a mí me parece a estas alturas casi infantil. Afortunadamente, en el cuentavueltas que hay tras el volante su ordenador también contempla una función de velocímetro digital mucho más útil en todo momento que ir mirando semejante paellera.



También son muy chulos los mandos en forma de interruptor que aparecen distribuidos por el interior. Sin embargo su tacto no es el mejor y su ubicación, como el de los elevalunas frente a la palanca de cambios, no es la más apropiada. Y ya que hablamos de esta palanca… ¡Qué pomo más guay y más incómodo que tiene la muy puñetera! ¡Es enorme!
Podría seguir con la iluminación interior de cortesía en color rosa (sí rosa, aunque también la puedes pedir azul) que ilumina más bien nada pero queda tan mona…
Poco “monos” son los mandos tras el volante, las palancas de luces y limpias. Me han parecido manifiestamente mejorables en un coche que destila su origen BMW en no pocos detalles.
Los asientos son cómodos aunque no sujetan mucho.

Y vamos al maletero. En este Clubman la apertura se encomienda a una doble puerta de lo más “cool”. Primero abre una (derecha) y luego puedes abrir la otra. Nunca al revés. Cada una tiene su propio limpiaparabrisas en su pequeño cristalito y unos amortiguadores de apertura tan en forma que hacen que tras pulsar el botón se abran solas. La verdad, son una “cucada”. El problema es que una vez abiertas, lo que dejan ver no es muy halagüeño: El cubre maletero es simplemente una telita lamentable que se pliega de manera manual, es decir, que tú mismo la puedes doblar como quieras y encajarla como puedas, y bajo ella… un Mini-Maletero. Vale, son 100 litros más que el Mini convencional, pero es que se queda en 260, y eso no es para tirar cohetes. Esta claro que lo que importaba era ganar espacio (y calidad de espacio, digo yo) en las plazas traseras, aunque luego no seas capaz de meter en el maletero el equipaje de tus dos nuevos pasajeros…



En el exterior este Mini nace ya con el restyling que ya ha sufrido su “hermano pequeño” y que en breve recibirá su primo nudista (el cabrio). Nuevas ópticas (me gusta lo de las luces de posición, que se iluminan en la mitad superior de los antinieblas, ¡Que fashion!) nuevos parachoques, más detalles… y nuevos motores.

Para esta prueba hemos elegido el sencillo 1.6 de nada menos que 120 cv. Me pareció el más adecuado sobre el papel y así lo ha demostrado sobre la carretera. Sí, el turbo será más racing y el diesel más económico, pero como en la mitad está la virtud, yo me quedo con este pequeño atmosférico. Sube de vueltas con soltura, mantiene cruceros elevados con solvencia, no se amilana ante cualquier repecho, suena un poco pero suena bastante bien y el consumo, 6,5 litros de media en carretera en conducción normal y algo más de siete con un manejo más exigente, no es nada desproporcionado.
Por cierto que este coche equipa el sistema Start/stop tan cacareado de Bmw. La verdad, me parece un poco cansino andar apagando y arrancando el motor en cada semáforo, pero lo que es ahorrar, algo ahorra. Y además se puede desconectar…

En marcha el coche manifiesta una serie de diferencias respecto al modelo del que proviene. No deja de ser un Mini ágil, pero menos. La zaga más cargada condiciona sus apoyos, generando unas inercias que en ningún caso llegan a ser preocupantes, pero se notan. El umbral de sobreviraje con respecto al Mini convencional se reduce bastante, pero llegado a ese punto, es mucho más probable que se nos “haya ido de morro” antes de perder la trasera. Pero insisto en que ambas situaciones no son frecuentes por gozar de un chasis bastante bien tarado, con una amortiguación y suspensión en su punto de confort óptimo para no perder seguridad y unos frenos discretos pero muy resistentes al cansancio.



El cambio, de seis velocidades, es torpe y lento, pero quizá me haya dejado llevar por las sensaciones que me transmite el incómodo pomo… Lo mismo pero al revés con la dirección, que me ha parecido rápida y precisa, pero es que el volante es una gozada (a pesar de que me tape un 10% del cuentarevoluciones…) aunque incluya unos mandos para la radio y el teléfono de calidad discutible.
Pero es un coche que en autopista va aplomado, en carretera te puedes divertir con él y resulta rápido, ágil y económico en ciudad.

El problema es que para lograr todo esto has de desembolsar nada menos que tres millones y medio de las pesetas de antes, es decir 21.000 euros. No es que el coche no los valga, pues además viene muy bien equipado ya que para esta carrocería no existe el “One” y el acabado inicial es el Cooper, el problema estriba en que un Renault Clio dci Grand Tour con el acabado más lujoso se queda en 17.000 euros.

Claro, no es ni la mitad de “guay”, “cool”, “chic”, “fashion”, “retro”, “cuco”, “mono”, “chulo” y “original” que este Mini. Tampoco lo fabrica Bmw, pero son 5 plazas de verdad y un enorme maletero.
Tú decides, pero cuidado, que este Clubman engancha a primera vista…


NUESTRA NOTA: 7
Valoracion prueba 7
Cosas a favor

Diseño, diseño, diseño...
Plazas traseras bien resueltas
Calidad en general

Cosas en contra

Precio
Maletero ridículo
Tacto y calidad de algunos mandos

motor
MOTOR
  • Cilindrada: 1.598 c.c.
  • Potencia: 120 CV CEE
  • Par: 16,3 mkg
  • Tracción: delantera
  • Caja de cambios: manual 6 velocidades
dimensiones
Dimensiones
  • Largo/ancho/alto: 393/168/142 cms
  • Peso: 1.145 kgs
  • Ruedas: 175/65R15
  • Maletero: 260 L
  • Cap. Depósito: 40 L
prestaciones
Prestaciones
  • Velocidad máxima: 201 km/h
  • Aceleración 0-100km/h: 9,8 seg
  • Consumo medio oficial: 5,5 l/100kms
equipamiento
Equipamiento
  • Equipamiento: ABS, EBD, CBC (control de frenado en curva), ESP, TCS, Hill Holder, 6 airbags, aire acondicionado, arranque start/stop, asiento trasero abatible, control de presión de neumáticos, , elevalunas eléctricos delanteros, equipo de audio CD con conexión Aux-in, faros antiniebla, llantas de aleación de 15", spoiler, volante regulable de cuero...

"Bonus Gallery"
Fotografías del Mini Clubman 1.6 Cooper

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