by AUTODOMINIS

Prueba del Chevrolet Malibú 2.0D LTZ

Chevrolet Malibú 2.0D LTZ

" Bien mezclado y servido en vaso grande "

A la nueva Chevrolet le salen con gusto sus mezclas. Como ejemplo este Malibú, de origen norteamericano, con ADN coreano y de base alemana. Además viene en gran formato, para no dejar a nadie con sed.


Al situarse al lado del Malibú lo primero que llama la atención es su gran tamaño.
Si el Épica (si no te acuerdas de él es normal, pasó sin pena ni gloria) ya era grande, este nuevo producto lo magnifica permitiéndose tontear con modelos de segmentos superiores (Mercedes Clase E, BMW Serie 5) merced a sus 487 cms de largo por 185 cms de ancho. Este es su lado americano sin duda. Todo a lo grande.



Su diseño, por otra parte, aunque simple, agrada a todo público y transmite con éxito el afán de la marca por dotar a sus productos de un atractivo estético que tiene en el Camaro su referente. Así, gran parte de su zaga viene inspirada con acierto en el coupé de Chevrolet. En versión más humilde y menos voluptuosa, bien es cierto.

El perfil del automóvil, con todo lo dicho, resulta contundente, haciendo parecer casi pequeñas las preciosas llantas de 18” pulgadas de serie en el acabado LTZ.
El morro es más soso. Parece que dibujaron el coche de atrás adelante y al pasar el pilar A les entraron las prisas… o consideraron que ya había suficiente pasión y que en el frente bastaba con poner las luces y el logo de una manera sencilla y nada estridente.
Vale, esta bien. Lo cierto es que dado lo que corre este coche la mayoría de conductores verán tu trasera, pero no adelantemos acontecimientos.



Porque ahora toca abrir la puerta y juzgar su interior. Un interior que vistas sus dimensiones por fuera no esperamos que decepcione por dentro. Y no lo hace.

Sus plazas delanteras albergan dos buenos butacones de firme mullido y aceptable agarre. La consola central también reclama un papel protagonista, con una destacada pantalla multimedia que bascula para dejar a la vista un práctico hueco, y una radio y climatizador con un 30% menos de botones que su primo el Insignia. Por cierto que los accionadores son grandes y están racionalmente repartidos, por lo que su manejo resulta harto intuitivo. Aunque falta un “off” para el climatizador y la rosca del ventilador tiene un tacto “pastoso”. Hablando de tacto, los materiales empleados en el habitáculo, salvando el cuero –de serie-, son de notable bajo como mínimo. No destacan pero pasan holgados el aprobado. Los ajustes, aunque no son perfectos, garantizan un rodar sin un solo ruidito ni grillo. Parece que en cola no han escatimado…

Sentados ya en el puesto del conductor vemos como el cuadro también rezuma ambiente Camaro. Es muy chulo, con relojes redondos en capillas independientes cuadradas. Hay buena información complementada entre ellas por un simple –pero efectivo- ordenador de a bordo. La iluminación azul es agradable y la que de noche inunda el habitáculo, llamativa y moderna.



La postura al volante es ligeramente elevada para mi gusto, pero granjea una buena visibilidad en todos los ángulos, y se agradece, porque la luneta trasera es escueta y ni en opción hay posibilidad de montar cámara trasera. Este problema –que no lo es tanto- se agrava de cierta manera con un retrovisor central que parece colocado al tun-tun y se les ha quedado demasiado pegado al techo. Como también tu pie derecho estará pegado al túnel central acosado entre el cortafuegos y el pedal de freno. Conviene llevar zapato fino al conducirlo.

Por lo demás, hay huecos en las puertas, bolsas en los respaldos, dos posavasos previos a un apoyabrazos abatible colocado en posición retrasada, por lo que hace más de apoyacodos. Pero está muy bien, porque así no molesta nada a la hora de trastear con la palanca del cambio manual.

Pasamos a las plazas traseras a través de unas puertas de amplia apertura, grandes aunque ligeras, y nos encontramos con que el Malibú también hace notar su gran tamaño en esta parte postrera. Últimamente cada vez son más las berlinas que configuran estas plazas para dos pasajeros habituales y tres esporádicos. Aquí no, los tres cabrán de sobra desde el principio. Hay cota de altura, anchura y longitud más que de sobra, salvando eso sí el túnel de transmisión que le dará la lata al ocupante de en medio. Lo único que echo en falta en esta zona del coche son salidas de aire de ventilación, porque dado el tamaño del auto, el caudal procedente del salpicadero no llega todo lo que se espera a estos pasajeros. Eso y algún puntito de luz más estiloso. Con ello sería perfecto.



Nos vamos ya al maletero para descubrir que en el hueco tampoco se ha ahorrado espacio… a costa de la rueda de repuesto. Agradecida su ausencia queda con un receptáculo que ha superado sensiblemente la medida por la marca propuesta. En Chevrolet dicen 545 litros, a nosotros nos han salido 577. No está nada mal, aunque yo hubiera votado por un poco menos y una rueda como poco, de emergencia.

Desde el punto de vista dinámico, comentar antes que hace años tuve oportunidad de conducir un Chevy Malibú de los 80. Le habían cambiado su motor de seis cilindros por un 489ci (pulgadas cúbicas) V8 y, aunque sonaba y aceleraba que daba gusto, por lo demás era un absoluto desastre. Luego una vez conduje un Malibú de los noventa, y aquello era simple y llanamente lamentable. El Chevy Lumina y Malibú era lo más penoso que tenía en su gama la Chevrolet americana de esa época, por eso la mayoría de sus clientes optaban por un Impala, más antiguo pero con mayor encanto, y si era SS, mejor.

Y es que el Malibú es emblemático en los USA y arrastra tras de sí mucha historia (desde 1978, que data el primero), por lo que a la hora de mantener la denominación y ponerlo a la venta de manera global, la marca no podía andarse con chiquitas.

Al otro lado del charco se ofrece, siempre con transmisión automática, en dos motores de gasolina, un 2.4 de 170CV que también tenemos aquí y un V6 de 250 que ni “oleremos” por estos lares. Para Europa la versión estrella es el diesel, por supuesto, el bloque conocido producido en Kaiserlautern.
Si os digo eso os quedáis como estáis, pero si añado que es el CDTi que monta el Opel Insignia, la cosa ya queda más clara.



Este propulsor de cuatro cilindros y dos litros con 160 CV destaca tanto por su fuerza a medio régimen como por el ruido que hace a ralentí. Y este ruido resulta distinto en el Chevrolet que en el Opel. En el Malibú suena como si hiciera eco. Sigue siendo horrible, pero es más llevadero.
Una vez puesto en carretera a crucero sostenido el sonido queda mitigado, y tan sólo en reducciones o esfuerzos puede llegar de nuevo a nuestros oídos. Lo bueno es que dando todo el par a tan sólo 1.800 vueltas vamos a usar poco el cambio estirando marchas. De ahí hasta casi las tres mil revoluciones el coche se mueve rápido y muy a gusto. Más allá, es fútil exprimirlo porque no da más de sí.

La pisada es estable, pues se ha adaptado la suspensión a los gustos del viejo continente, y sólo en los fuertes cambios de apoyo o ante un asfalto muy roto el coche pede perder la compostura. A ello ayuda una dirección excesivamente asistida y poco comunicativa.

Los frenos cumplen a la hora de detener un coche pesado como es el Malibú, y están perfectamente calibrados para resistir la conducción racional del coche.
El cambio de 6 velocidades es cumplidor, con unos engranajes y tacto correctos y unos desarrollos bien escogidos, quizá algo más cortos de lo que se estila hoy en día, lo que se agradece, pero que repercute en un consumo “algo” elevado. Nosotros hemos cerrado la semana de prueba con 7 litros de media, lastrados por el uso urbano, el verdadero talón de Aquiles del coche. Dicen algunos que con un Start&Stop se solucionaría, yo no lo creo, y brindo porque no lo monten ya que tengo mucha manía al dispositivo.

Sin embargo, en uso rutero es más que factible moverse entre los seis y algo y seis litros y medio de consumo, porque no olvidemos que no es un coche liviano.



Tal vez buena parte del peso se lo lleve el extenso equipamiento de serie que viene en este acabado LTZ. Su equipación sólo observa una laguna: no hay disponible nada de tecnología. Olvídate de la cámara de lectura de señales, del control de velocidad con radar, del avisador de cambio involuntario de carril, del de objetos en el ángulo muerto… incluso de las luces diurnas de LED que tanto gustan aunque queden horteras.

Para todo ello, Opel Insignia. Estaba claro que algo tenían que dejar para el miembro rico de la familia GM. Eso y la realización más cuidada amén de una más amplia gama de motores y carrocerías.

Porque por lo demás, este Malibú se convierte en una extraordinaria alternativa… a nada que aprovechemos las ofertas de la marca –que las hay, e interesantes-, porque tampoco es un coche barato. 31.450 euros son como para pensárselo, por mucha cantidad de coche que te lleves. 28.890 euros –“dos quini” de rebaja- ya son otra cosa.
Está bien mezclado y su formato es oportuno. Grande y solvente. Otro producto Chevrolet apropiado para los tiempos que corren y digno de ser tenido en cuenta.


NUESTRA NOTA: 8.5
Valoracion prueba 8.5
Cosas a favor

Estética exterior y habitabilidad interior
3 años de garantía y revisiones incluidas
Motor y equipamiento de serie

Cosas en contra

Motor ruidoso a ralentí
Sin salidas de aire atrás
Visibilidad trasera

motor
MOTOR
  • Cilindrada: 1.956 c.c.
  • Potencia: 160 CV CEE
  • Par: 35,7 mkg
  • Tracción: delantera
  • Caja de cambios: manual 6 velocidades
dimensiones
Dimensiones
  • Largo/ancho/alto: 486/185/146 cms
  • Peso: 1.670 kgs
  • Ruedas: 245/45R18
  • Maletero: 545 l
  • Cap. Depósito: 73 l
prestaciones
Prestaciones
  • Velocidad máxima: 206 km/h
  • Aceleración 0-100km/h: 9,7 seg
  • Consumo medio oficial: 5,9 l/100kms
equipamiento
Equipamiento
  • Equipamiento: ABS, BAS, EDB, TCS, ESP, Hill Holder, 6 airbags, tapicería de cuero, navegador, faros de xenon, bluetooth, asientos delanteros calefactables y eléctricos, climatizador bizona, llantas de aleación de 18", control de velocidad, control de aparcamiento delantero y trasero, sensor de luces y limpias, acceso y arranque sin llave...

"Bonus Gallery"
Fotografías del Chevrolet Malibú 2.0D LTZ

  • Buena planta y carrocería fotogénica

    Buena planta y carrocería fotogénica
  • Hueco para la rueda de repuesto sin rueda disponible

    Hueco para la rueda de repuesto sin rueda disponible
  • Detalle práctico e inteligente. Pantalla del navegador abatible

    Detalle práctico e inteligente. Pantalla del navegador abatible
  • Iluminación noctura de lo más Pop en el interior del Chevy

    Iluminación noctura de lo más Pop en el interior del Chevy
  • Faros de xenon firmados al estilo de los Premium

    Faros de xenon firmados al estilo de los Premium
  • Cuadro de inspiración Camaro. Bonito, original y legible

    Cuadro de inspiración Camaro. Bonito, original y legible
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