Kia Picanto 1.0 Concept 5p
" Cómo hemos cambiado "
El Picanto existe en nuestro mercado desde hace años, y hasta ahora lo hacía como “low cost coreano”. Sin embargo la gente de Kia ha entendido que pulir dos o tres detallitos puede hacer que el coche se salga de su segmento… por la parte de arriba.
Recuerdo con cariño mi primer “coche de empresa” (unidad móvil número 3, en mi caso): ese honor lo tuvo un Kia Clarus color azul “oscurus” al que bauticé como José-Joaquín (cosas de Gomaespuma…).
Con él pasé unos buenos años, y siempre viene a mi memoria sacándome de alguno de los –numerosos- atolladeros en los que me metí con él.
El coche en sí, aparte de su atractivo exótico –entonces creo que sólo había dos en España: el mío y el de Antonio Resines, que les hacía la publicidad-, era una calamidad en términos de… de prácticamente todo. Era soso o incluso feo, el interior daba pena en calidad, ajustes y equipamiento, el motor hacía un ruido tremendo, desfallecía a la primera de cambio y tragaba gasolina como un petrolero. La caja de cambios rascaba, los frenos eran escasos y la dirección torpe y lenta. Sin embargo, José Joaquín no se paraba nunca. Con él podías saltar zanjas, atravesar muros, hundirlo en la nieve o salir indemne de tumultos humanos con la garantía de que no te iba a dejar tirado. Nunca.
Ahí queda mi homenaje para tamaña chatarrilla adorable.
Ahora me encuentro frente a frente con un nuevo exponente de la nueva Kia preguntándome qué conservará de la antigua.
De momento lo que veo es que este Picanto es un coche muy atractivo por fuera.
Siempre lo ha sido, pero ahora resulta mucho más moderno y personal.
Dentro de sus reducidas dimensiones no esconde un cierto gusto estético por el detalle ya desde su frontal, en esta reedición mucho más macizo y contundente que en anteriores. El perfil muestra su apuesta por el espacio, con grandes ventanillas en contraste con unos finos marcos. La trasera está bien resuelta con unos grupos ópticos de nuevo cuño a ambos lados del portón y dos auxiliares en el parachoques, en cierta medida expuestos a pequeños golpes y roces.
Hasta aquí ni rastro de mi Clarus. De hecho, ni siquiera el logotipo es igual.
Pasamos al interior y al instante paso al exterior para confirmar que me encuentro ante el coche previsto. Sí, es un Kia Picanto, pero este interior ya no es de Kia Picanto…
José Joaquín no podía ni soñar con esta calidad…
El salto del anterior Picanto a este Picanto es más que notable. Ahora los plásticos empleados gozan de una mejor apariencia en gran parte porque son de una mejor calidad. Mandos mejor distribuidos y con mejor tacto, información clara y sencilla en su cuadro, estética actual y ajustes más delicados. La marca pega un salto en este sentido alejándose de su competencia asiática y cae de lleno entre los automóviles mejor hechos del segmento, con “Renoles” Twingo y compañía.
En el asunto de la practicidad y capacidad, pocas sorpresas dado lo reducido de su tamaño. Delante se va bien, los asientos son apropiados para tallas medias y hay huecos en las puertas y tal. En las plazas de atrás el espacio no sobra… pero tampoco falta. A excepción de la talla en ancho (mejor dos ocupantes que tres) no queda mal en los otros dos registros (altura y profundidad) para contar con pasajeros habituales. El maletero con 200 litros hace lo que puede. Aquí sí que sacaba ventaja en la comparativa mi Kia Clarus… ¿Será porque medía metro y medio más de largo que este coche?
Puesto en marcha su propulsor de tres cilindros pasa desapercibido al ralentí, que es lo mejor que puede hacer un propulsor de tres cilindros, tan dados al petardeo acompañado de vibraciones. Un par de acelerones y su peculiar girar ya asoma.
Pisamos un embrague “ultra Light” (yo casi lo llamaría “Embrague Zero”, como la Coca Cola) y engranamos primera marcha en su caja de cambios de agradable uso pero de impreciso engranaje.
Salimos a circular prestos a cubrir la primera treintena de kilómetros de nuestro recorrido de prueba, los cuales se cubren en su mayoría por autopista.
En este recorrido llama poderosamente la atención el aplomo del coche que invita a moverse a un ritmo superior al del tráfico que nos circunda (y es que algunos conducen taaaaaaaannn leeeeeennntos). El Picanto transmite la suficiente confianza como para sacarlo de su entorno natural (la ciudad) y lanzarlo en carretera a un viaje largo. Y esto estaría bien de no ser por lo parco de su potencia. Los 69 CV CEE que eroga su grupo motriz resultan suficientes para moverse con soltura escasos de carga, pero con tres ocupantes y equipaje… nos vamos a hacer el camino entre cuarta y tercera. No pasa nada, por 1.000 euros más hay una versión 1.2 de 85 CV ya pensada para dicha tarea.
Cuando abandonamos las vías rápidas y apuntamos sus ruedas hacia carreteras secundarias el Kia, sin hacerlo mal, resta puntos a su comportamiento. Los resta sobre todo su suspensión, que más cómoda que eficaz, tiene que lidiar con un coche casi más alto que ancho, lo que implica ligeros cabeceos de su carrocería. Pero sigue siendo un coche noble facilote de conducir. Por cierto que muchos compañeros le critican duramente por carecer entre su equipamiento (de serie o como opción) del control de estabilidad o ESP. Y hombre, para lograr otra estrella en las pruebas de EuroNCAP quizá le convenga en breve contar con ello, pero por comportamiento… dado su nivel de prestaciones, filosofía, y el más que aceptable agarre de sus neumáticos incluso en mojado… se puede prescindir de él.
En ciudad el pequeño vehículo se siente como pez en el agua. Callejea bien y se aparca en cualquier hueco. La dirección es suave y los frenos, con tambores atrás, están a la altura de las circunstancias. Para remate, consume como un mechero. 5 litros a los 100 kilómetros han sido suficientes para nuestro coche. Esto te da una autonomía de casi 800 kilómetros, o ir a la gasolinera a por pan de cuando en cuando, dada la fuerte personalidad de recorridos cortos que tiene este coche.
Buscando más similitudes con mi añorado Kia “de compañía”, entro en el apartado del equipamiento para tampoco encontrarlas aquí. El acabado Concept que veis en las fotos trae prácticamente todo lo que necesitarás en tu día a día a sus mandos: aire acondicionado y una calefacción capaz de fundir ella solita los polos, ordenador de a bordo, luces de día, radio CD-MP3, elevalunas eléctricos… con una factura que con descuento rebasa algo los 10.000 euros (esto es un eufemismo para decir que cuesta cerca de los 11.000 en realidad). Me parece un urbano apropiado muy mejorado de dentro para fuera en relación al anterior modelo. Es apetecible… en un nicho donde no faltan alternativas, lo que también es cierto. El Picanto sigue con ellos en la terna, pero ahora a la altura de los “más mejores”.
No cejo en el empeño de buscar remembranzas de la/mi vieja/o Kia y hallo una en su parabrisas trasero: 7 años de garantía. Parece que en Kia también están muy seguros de que su benjamín tampoco se parará ante nada. Es un valor añadido, lo de la garantía, muy a tener en cuenta.
Y poco o nada más comparten. Tan sólo la marca.
Un microurbano del siglo 21 que parece un Rolls al lado de una gran berlina de los 90. Cómo hemos cambiado… para bien, sin duda.
Con él pasé unos buenos años, y siempre viene a mi memoria sacándome de alguno de los –numerosos- atolladeros en los que me metí con él.
El coche en sí, aparte de su atractivo exótico –entonces creo que sólo había dos en España: el mío y el de Antonio Resines, que les hacía la publicidad-, era una calamidad en términos de… de prácticamente todo. Era soso o incluso feo, el interior daba pena en calidad, ajustes y equipamiento, el motor hacía un ruido tremendo, desfallecía a la primera de cambio y tragaba gasolina como un petrolero. La caja de cambios rascaba, los frenos eran escasos y la dirección torpe y lenta. Sin embargo, José Joaquín no se paraba nunca. Con él podías saltar zanjas, atravesar muros, hundirlo en la nieve o salir indemne de tumultos humanos con la garantía de que no te iba a dejar tirado. Nunca.
Ahí queda mi homenaje para tamaña chatarrilla adorable.
Ahora me encuentro frente a frente con un nuevo exponente de la nueva Kia preguntándome qué conservará de la antigua.
De momento lo que veo es que este Picanto es un coche muy atractivo por fuera.
Siempre lo ha sido, pero ahora resulta mucho más moderno y personal.
Dentro de sus reducidas dimensiones no esconde un cierto gusto estético por el detalle ya desde su frontal, en esta reedición mucho más macizo y contundente que en anteriores. El perfil muestra su apuesta por el espacio, con grandes ventanillas en contraste con unos finos marcos. La trasera está bien resuelta con unos grupos ópticos de nuevo cuño a ambos lados del portón y dos auxiliares en el parachoques, en cierta medida expuestos a pequeños golpes y roces.
Hasta aquí ni rastro de mi Clarus. De hecho, ni siquiera el logotipo es igual.
Pasamos al interior y al instante paso al exterior para confirmar que me encuentro ante el coche previsto. Sí, es un Kia Picanto, pero este interior ya no es de Kia Picanto…
José Joaquín no podía ni soñar con esta calidad…
El salto del anterior Picanto a este Picanto es más que notable. Ahora los plásticos empleados gozan de una mejor apariencia en gran parte porque son de una mejor calidad. Mandos mejor distribuidos y con mejor tacto, información clara y sencilla en su cuadro, estética actual y ajustes más delicados. La marca pega un salto en este sentido alejándose de su competencia asiática y cae de lleno entre los automóviles mejor hechos del segmento, con “Renoles” Twingo y compañía.
En el asunto de la practicidad y capacidad, pocas sorpresas dado lo reducido de su tamaño. Delante se va bien, los asientos son apropiados para tallas medias y hay huecos en las puertas y tal. En las plazas de atrás el espacio no sobra… pero tampoco falta. A excepción de la talla en ancho (mejor dos ocupantes que tres) no queda mal en los otros dos registros (altura y profundidad) para contar con pasajeros habituales. El maletero con 200 litros hace lo que puede. Aquí sí que sacaba ventaja en la comparativa mi Kia Clarus… ¿Será porque medía metro y medio más de largo que este coche?
Puesto en marcha su propulsor de tres cilindros pasa desapercibido al ralentí, que es lo mejor que puede hacer un propulsor de tres cilindros, tan dados al petardeo acompañado de vibraciones. Un par de acelerones y su peculiar girar ya asoma.
Pisamos un embrague “ultra Light” (yo casi lo llamaría “Embrague Zero”, como la Coca Cola) y engranamos primera marcha en su caja de cambios de agradable uso pero de impreciso engranaje.
Salimos a circular prestos a cubrir la primera treintena de kilómetros de nuestro recorrido de prueba, los cuales se cubren en su mayoría por autopista.
En este recorrido llama poderosamente la atención el aplomo del coche que invita a moverse a un ritmo superior al del tráfico que nos circunda (y es que algunos conducen taaaaaaaannn leeeeeennntos). El Picanto transmite la suficiente confianza como para sacarlo de su entorno natural (la ciudad) y lanzarlo en carretera a un viaje largo. Y esto estaría bien de no ser por lo parco de su potencia. Los 69 CV CEE que eroga su grupo motriz resultan suficientes para moverse con soltura escasos de carga, pero con tres ocupantes y equipaje… nos vamos a hacer el camino entre cuarta y tercera. No pasa nada, por 1.000 euros más hay una versión 1.2 de 85 CV ya pensada para dicha tarea.
Cuando abandonamos las vías rápidas y apuntamos sus ruedas hacia carreteras secundarias el Kia, sin hacerlo mal, resta puntos a su comportamiento. Los resta sobre todo su suspensión, que más cómoda que eficaz, tiene que lidiar con un coche casi más alto que ancho, lo que implica ligeros cabeceos de su carrocería. Pero sigue siendo un coche noble facilote de conducir. Por cierto que muchos compañeros le critican duramente por carecer entre su equipamiento (de serie o como opción) del control de estabilidad o ESP. Y hombre, para lograr otra estrella en las pruebas de EuroNCAP quizá le convenga en breve contar con ello, pero por comportamiento… dado su nivel de prestaciones, filosofía, y el más que aceptable agarre de sus neumáticos incluso en mojado… se puede prescindir de él.
En ciudad el pequeño vehículo se siente como pez en el agua. Callejea bien y se aparca en cualquier hueco. La dirección es suave y los frenos, con tambores atrás, están a la altura de las circunstancias. Para remate, consume como un mechero. 5 litros a los 100 kilómetros han sido suficientes para nuestro coche. Esto te da una autonomía de casi 800 kilómetros, o ir a la gasolinera a por pan de cuando en cuando, dada la fuerte personalidad de recorridos cortos que tiene este coche.
Buscando más similitudes con mi añorado Kia “de compañía”, entro en el apartado del equipamiento para tampoco encontrarlas aquí. El acabado Concept que veis en las fotos trae prácticamente todo lo que necesitarás en tu día a día a sus mandos: aire acondicionado y una calefacción capaz de fundir ella solita los polos, ordenador de a bordo, luces de día, radio CD-MP3, elevalunas eléctricos… con una factura que con descuento rebasa algo los 10.000 euros (esto es un eufemismo para decir que cuesta cerca de los 11.000 en realidad). Me parece un urbano apropiado muy mejorado de dentro para fuera en relación al anterior modelo. Es apetecible… en un nicho donde no faltan alternativas, lo que también es cierto. El Picanto sigue con ellos en la terna, pero ahora a la altura de los “más mejores”.
No cejo en el empeño de buscar remembranzas de la/mi vieja/o Kia y hallo una en su parabrisas trasero: 7 años de garantía. Parece que en Kia también están muy seguros de que su benjamín tampoco se parará ante nada. Es un valor añadido, lo de la garantía, muy a tener en cuenta.
Y poco o nada más comparten. Tan sólo la marca.
Un microurbano del siglo 21 que parece un Rolls al lado de una gran berlina de los 90. Cómo hemos cambiado… para bien, sin duda.
NUESTRA NOTA: 8
Cosas a favor
Aplomo en carretera
Interior muy mejorado
Consumo reducido
Cosas en contra
Con luces de día y sin antinieblas
Embrague muy blando
Cambio impreciso
MOTOR
- Cilindrada: 998 c.c.
- Potencia: 69 CV CEE
- Par: 9,7 mkg
- Tracción: delantera
- Caja de cambios: manual 5 velocidades
Dimensiones
- Largo/ancho/alto: 359/159/148 cms
- Peso: 920 kgs
- Ruedas: 165/60R14
- Maletero: 200 l
- Cap. Depósito: 35 l
Prestaciones
- Velocidad máxima: 153 km/h
- Aceleración 0-100km/h: 14,4 seg
- Consumo medio oficial: 4,2 l/100kms
Equipamiento
- Equipamiento: ABS, EDB, 6 airbags, asiento regulable en altura, asientos traseros abatibles, cierre centralizado, dirección asistida, ordenador de a bordo, aire acondicionado, racio CD con mp3, luces de día, elevalunas eléctricos delanteros...