Mercedes GLK 250CDi 4Matic Aut
" Estrellitas y duendes "
Juan Luis Guerra tituló así una de sus famosas canciones sin saber que también hablaba de lo que se esconde bajo el capó de este GLK: unos duendes de la electrónica que han cogido el insulso 220CDi y han obrado su magia para que este coche lleve el motor que merece tras su “estrellita”.
Me acerco a este coche y me viene a la cabeza Pedro Picapiedra conduciendo su Troncomóvil, aunque yo espero no tener que propulsarme con los pies, como el hacía, ya que cuento, en principio, con un motor muy serio bajo el largo morro.
Con lo de “troncomóvil” no quiero decir nada malo de este GLK, sólo que está lleno de aristas y lineas rectas de proporciones rotundas, con pliegues muy marcados y planos realmente definidos sobre su carrocería. Todo ello lo dota de una apariencia muy consistente, de coche más grande de lo que en realidad es y tan bien fabricado como en realidad parece.
Aquí no voy a descubrir nada nuevo. La marca de la estrella atesora una fama bien merecida de calidad que está dispuesta a defender a capa y espada, y a golpe de talonario en el caso del comprador, que esa es otra –y muy gorda- que ya trataremos más tarde.
De momento me quedo con lo aparente que le queda el paquete deportivo interior y exterior a nuestra unidad de pruebas de color “Plata Iridio”. Tenemos ruedas enormes, parrilla cromada de tres lamas, trasera cromada a juego con las barras del techo y los listones laterales así como pilotos traseros oscurecidos y faldones rebajados a modo de taloneras. Todo hace del coche un conjunto homogéneo, cuadradote, pero de aspecto muy dinámico.
Pasamos al interior y descubrimos los detalles con los que nos agasaja el mencionado paquete deportivo: pedales de aluminio, listones “Mercedes Benz” en las plazas traseras, molduras de aluminio, cuero, cuadro de instrumentos específico… Todo muy chulo, pero se paga aparte. No obstante, prescindiendo de detalles , nos encontramos con un interior “típico Mercedes”, esto es, tan bueno como para tener que entretener un rato largo en sacarle pegas, que las tiene. Por ejemplo el freno de mano de pie, el mando del control de velocidad mal colocado, la piña que agrupa todos los mandos tras el volante, el que los asientos calefactables no vengan ya con la opción de tapicería de cuero y… nada más. La postura al volante es correcta. Nos sentamos altos, pero no tanto como en otros SUV, vamos erguidos pero no tiesos. Además, es muy difícil que gracias a las múltiples regulaciones de volante y asiento no demos con nuestra posición ideal. El espacio para las plazas delanteras es generoso, con notable alto en la cota de altura y buena nota también para la longitud y anchura, pues contamos con dos acertados asientos en talla y mullido y entre ellos, una estilosa guantera con aceptable capacidad. Los mandos de la consola central son sencillos e intuitivos, incluido el mando del “Comand APS” (Navegador) con el que también contábamos. El cuadro es limpio y de fácil lectura, aunque el contemplar el ordenador y otros datos de interés dentro de la esfera de velocidad en ocasiones puede enmarañar el aporte de información. De la calidad de los materiales y ajustes huelga hablar: Es un Mercedes. Suena presuntuoso o ya incluso tópico, pero creedme, los de Stuttgart no han adquirido su estatus haciendolo mal precisamente…
En las plazas traseras la amplitud del coche empieza a verse un poco en apuros. El túnel de transmisión es tan abultado que dificultará el viaje al ocupante de la plaza central, mientras sus dos acompañantes tendrán que ajustarse un poco contra sus respectivas puertas. Justo para tres adultos, nada dramático, pero para que nadie proteste, atrás mejor sólo dos pasajeros (o media docena de Torrebrunos).
El maletero está aprovechado en sus formas, la boca de carga no dista en exceso del suelo y su capacidad se sitúa entre los “pequeños” entre la categoría. Suficiente no obstante, a todas luces.
Pero la verdadera “chicha” de este GLK está bajo el capó, o más extensamente, bajo su chapa, chasis o carrocería. Hablo de conjunto motriz y dinámico, lo que viene siendo el motor, la suspensión y el cambio.
Lo primero, el 250CDi BE (Blue Efficiency) es sencillamente óptimo. Su potencia, respuesta, agrado de uso, limpieza y consumo lo alzarían hasta el podio de mis diesel favoritos… si tuviera un podio de diesel favoritos. Suena un poco, es cierto. Vibra un pelín, verdad. Es el mismo motor que el 220CDi, también es correcto. Por otro lado es más lento que un 350CDi, pero poco. El caso es que todo lo que hace, incluso lo que no hace, lo hace bien, con suavidad pero no exento de fuerza. Desde que se gira su arranque con-llave-como-dios-manda este GLK estará dispuesto a dar lo mejor de sí a cada momento y cada situación. Aunque a todo ello también ayuda la caja de cambios automática de 7 velocidades.
Con un desarrollo perfectamente escalonado y un accionamiento que va de sutil a “racing”, este cambio gestiona con soltura todo el par que el motor le envía a cada segundo. Siete velocidades pueden parecer muchas, pero las cinco primeras se acaban enseguida jugando entre sexta y séptima la mayor parte del tiempo. Podemos viajar relajados aquilatando consumos o… pasar a modo Sport, incluido con el paquete deportivo. Pulsad un botón y agarrad fuerte el volante, pues con esta función activa las marchas suben y bajan de dos en dos si es preciso y es entonces cuando el control de tracción y estabilidad agradece contar con cuatro ruedas motrices para no perder rueda a cada acelerón. Y queda otra configuración: manual. Con levas tras el volante, para reducciones in extremis o conducir como si lo hicieras en la PS3, ya que en todos los coches este modo intenta aproximarte a la experiencia de conducir un manual-de-toda-la-vida… sin ningún éxito. Es entretenido y funciona, pero dudo que su público objetivo lo use demasiado.
Y ahora vamos con el tren rodante. Tenemos unas ruedas de camión, y con ellas viene una suspensión rebajada y unos muelles más duros (bendito paquete deportivo). Con todo, descomponer este coche en un fuerte apoyo es casi misión imposible, manteniendo entretanto, un confort de bacheo suficientemente elevado. Los frenos cumplen y la dirección, con dos milímetros menos de diámetro de volante podría ser más rápida.
La tracción ahora.
Pues es 4Matic, es decir, 4x4 permanente en teoría y 4x2,5 en la práctica, pues siempre tendrá preeminencia el tren trasero sobre el delantero acoplándose “en serio” este último merced a la electrónica sólo cuando se le necesite. No es el mejor sistema de tracción integral, pero sí el más apropiado para este tipo de coches cuyo uso offroad más común es pisar charcos, subirse a bordillos y adentrarse en algún que otro callejón con hojas secas sobre el pavimento. Por eso y por la configuración de “paquete deportivo” de nuestra unidad no quise buscarle las cosquillas metiéndome en donde no me llaman.
Decir que con lluvia va estupendo, porque de agua sí que nos hartamos tanto él como yo en los días que pasamos juntos. ¿Consumo real? 7,2 litros a los 100kms de media. Genial. El mismo registro que marque hace un tiempo con el C220CDi.
Habría que sumar el consumo del fluido azul que se mezcla con los gases de escape para hacerlos más limpios y es la base de la tecnología BE, pero no hay indicador y dicen que dura lo que dure el intervalo entre revisiones, así que por ahí, tranquilo.
Porque nervioso te va a poner la factura. Su precio de salida son unos aceptables 46.000 euros, pero si te gusta el que aquí ves en las fotos has de sumar el recomendable paquete interior y exterior, la pintura metalizada, la cámara de marcha atrás –prescindible-, parktronic –lo dicho, o lo uno o lo otro-, techo corredizo panorámico –es “superguaydelparaguay”-, navegador, climatizador automático de tres zonas, faros bixenon ILS –mucho más que un faro de xenon cualquiera-, cristales traseros oscuros y alarma antirrobo. Total: 60.644,07 euros. Una pasada. Los vale, sin duda, y no sólo eso, sino que a igualdad de equipamiento se posiciona en la misma horquilla que el Audi Q5 2.0Tdi Quattro Aut (menos potente) y el BMW X3 23d (más grande). Lo cuál nos indica que… ¡estos tres coches son carísimos! Claro, el nivel de exclusividad se paga, y su carga tecnológica también. A mí me gusta mucho el Volvo XC60 2.4 D5 R-Design (que sale casi por lo mismo), pero debido a ese valor añadido tan tangible como intangible, por esta vez yo me quedaría con el Mercedes.
Con lo de “troncomóvil” no quiero decir nada malo de este GLK, sólo que está lleno de aristas y lineas rectas de proporciones rotundas, con pliegues muy marcados y planos realmente definidos sobre su carrocería. Todo ello lo dota de una apariencia muy consistente, de coche más grande de lo que en realidad es y tan bien fabricado como en realidad parece.
Aquí no voy a descubrir nada nuevo. La marca de la estrella atesora una fama bien merecida de calidad que está dispuesta a defender a capa y espada, y a golpe de talonario en el caso del comprador, que esa es otra –y muy gorda- que ya trataremos más tarde.
De momento me quedo con lo aparente que le queda el paquete deportivo interior y exterior a nuestra unidad de pruebas de color “Plata Iridio”. Tenemos ruedas enormes, parrilla cromada de tres lamas, trasera cromada a juego con las barras del techo y los listones laterales así como pilotos traseros oscurecidos y faldones rebajados a modo de taloneras. Todo hace del coche un conjunto homogéneo, cuadradote, pero de aspecto muy dinámico.
Pasamos al interior y descubrimos los detalles con los que nos agasaja el mencionado paquete deportivo: pedales de aluminio, listones “Mercedes Benz” en las plazas traseras, molduras de aluminio, cuero, cuadro de instrumentos específico… Todo muy chulo, pero se paga aparte. No obstante, prescindiendo de detalles , nos encontramos con un interior “típico Mercedes”, esto es, tan bueno como para tener que entretener un rato largo en sacarle pegas, que las tiene. Por ejemplo el freno de mano de pie, el mando del control de velocidad mal colocado, la piña que agrupa todos los mandos tras el volante, el que los asientos calefactables no vengan ya con la opción de tapicería de cuero y… nada más. La postura al volante es correcta. Nos sentamos altos, pero no tanto como en otros SUV, vamos erguidos pero no tiesos. Además, es muy difícil que gracias a las múltiples regulaciones de volante y asiento no demos con nuestra posición ideal. El espacio para las plazas delanteras es generoso, con notable alto en la cota de altura y buena nota también para la longitud y anchura, pues contamos con dos acertados asientos en talla y mullido y entre ellos, una estilosa guantera con aceptable capacidad. Los mandos de la consola central son sencillos e intuitivos, incluido el mando del “Comand APS” (Navegador) con el que también contábamos. El cuadro es limpio y de fácil lectura, aunque el contemplar el ordenador y otros datos de interés dentro de la esfera de velocidad en ocasiones puede enmarañar el aporte de información. De la calidad de los materiales y ajustes huelga hablar: Es un Mercedes. Suena presuntuoso o ya incluso tópico, pero creedme, los de Stuttgart no han adquirido su estatus haciendolo mal precisamente…
En las plazas traseras la amplitud del coche empieza a verse un poco en apuros. El túnel de transmisión es tan abultado que dificultará el viaje al ocupante de la plaza central, mientras sus dos acompañantes tendrán que ajustarse un poco contra sus respectivas puertas. Justo para tres adultos, nada dramático, pero para que nadie proteste, atrás mejor sólo dos pasajeros (o media docena de Torrebrunos).
El maletero está aprovechado en sus formas, la boca de carga no dista en exceso del suelo y su capacidad se sitúa entre los “pequeños” entre la categoría. Suficiente no obstante, a todas luces.
Pero la verdadera “chicha” de este GLK está bajo el capó, o más extensamente, bajo su chapa, chasis o carrocería. Hablo de conjunto motriz y dinámico, lo que viene siendo el motor, la suspensión y el cambio.
Lo primero, el 250CDi BE (Blue Efficiency) es sencillamente óptimo. Su potencia, respuesta, agrado de uso, limpieza y consumo lo alzarían hasta el podio de mis diesel favoritos… si tuviera un podio de diesel favoritos. Suena un poco, es cierto. Vibra un pelín, verdad. Es el mismo motor que el 220CDi, también es correcto. Por otro lado es más lento que un 350CDi, pero poco. El caso es que todo lo que hace, incluso lo que no hace, lo hace bien, con suavidad pero no exento de fuerza. Desde que se gira su arranque con-llave-como-dios-manda este GLK estará dispuesto a dar lo mejor de sí a cada momento y cada situación. Aunque a todo ello también ayuda la caja de cambios automática de 7 velocidades.
Con un desarrollo perfectamente escalonado y un accionamiento que va de sutil a “racing”, este cambio gestiona con soltura todo el par que el motor le envía a cada segundo. Siete velocidades pueden parecer muchas, pero las cinco primeras se acaban enseguida jugando entre sexta y séptima la mayor parte del tiempo. Podemos viajar relajados aquilatando consumos o… pasar a modo Sport, incluido con el paquete deportivo. Pulsad un botón y agarrad fuerte el volante, pues con esta función activa las marchas suben y bajan de dos en dos si es preciso y es entonces cuando el control de tracción y estabilidad agradece contar con cuatro ruedas motrices para no perder rueda a cada acelerón. Y queda otra configuración: manual. Con levas tras el volante, para reducciones in extremis o conducir como si lo hicieras en la PS3, ya que en todos los coches este modo intenta aproximarte a la experiencia de conducir un manual-de-toda-la-vida… sin ningún éxito. Es entretenido y funciona, pero dudo que su público objetivo lo use demasiado.
Y ahora vamos con el tren rodante. Tenemos unas ruedas de camión, y con ellas viene una suspensión rebajada y unos muelles más duros (bendito paquete deportivo). Con todo, descomponer este coche en un fuerte apoyo es casi misión imposible, manteniendo entretanto, un confort de bacheo suficientemente elevado. Los frenos cumplen y la dirección, con dos milímetros menos de diámetro de volante podría ser más rápida.
La tracción ahora.
Pues es 4Matic, es decir, 4x4 permanente en teoría y 4x2,5 en la práctica, pues siempre tendrá preeminencia el tren trasero sobre el delantero acoplándose “en serio” este último merced a la electrónica sólo cuando se le necesite. No es el mejor sistema de tracción integral, pero sí el más apropiado para este tipo de coches cuyo uso offroad más común es pisar charcos, subirse a bordillos y adentrarse en algún que otro callejón con hojas secas sobre el pavimento. Por eso y por la configuración de “paquete deportivo” de nuestra unidad no quise buscarle las cosquillas metiéndome en donde no me llaman.
Decir que con lluvia va estupendo, porque de agua sí que nos hartamos tanto él como yo en los días que pasamos juntos. ¿Consumo real? 7,2 litros a los 100kms de media. Genial. El mismo registro que marque hace un tiempo con el C220CDi.
Habría que sumar el consumo del fluido azul que se mezcla con los gases de escape para hacerlos más limpios y es la base de la tecnología BE, pero no hay indicador y dicen que dura lo que dure el intervalo entre revisiones, así que por ahí, tranquilo.
Porque nervioso te va a poner la factura. Su precio de salida son unos aceptables 46.000 euros, pero si te gusta el que aquí ves en las fotos has de sumar el recomendable paquete interior y exterior, la pintura metalizada, la cámara de marcha atrás –prescindible-, parktronic –lo dicho, o lo uno o lo otro-, techo corredizo panorámico –es “superguaydelparaguay”-, navegador, climatizador automático de tres zonas, faros bixenon ILS –mucho más que un faro de xenon cualquiera-, cristales traseros oscuros y alarma antirrobo. Total: 60.644,07 euros. Una pasada. Los vale, sin duda, y no sólo eso, sino que a igualdad de equipamiento se posiciona en la misma horquilla que el Audi Q5 2.0Tdi Quattro Aut (menos potente) y el BMW X3 23d (más grande). Lo cuál nos indica que… ¡estos tres coches son carísimos! Claro, el nivel de exclusividad se paga, y su carga tecnológica también. A mí me gusta mucho el Volvo XC60 2.4 D5 R-Design (que sale casi por lo mismo), pero debido a ese valor añadido tan tangible como intangible, por esta vez yo me quedaría con el Mercedes.
NUESTRA NOTA: 9
Cosas a favor
Motor
Cambio / Tracción
Comportamiento
Cosas en contra
Precio elevado
Mandos tras el volante
¿Sensor de limpias opcional?
MOTOR
- Cilindrada: 2.143 c.c.
- Potencia: 204 CV CEE
- Par: 51,0 mkg
- Tracción: integral permamente
- Caja de cambios: automática 7 velocidades
Dimensiones
- Largo/ancho/alto: 452/184/169 cms
- Peso: 1.845 kgs
- Ruedas: 235/50R19-255/45R19 op.
- Maletero: 450 l
- Cap. Depósito: 66 l
Prestaciones
- Velocidad máxima: 210 km/h
- Aceleración 0-100km/h: 7,9 seg
- Consumo medio oficial: 6,7 l/100 kms
Equipamiento
- Equipamiento: ABS, BAS, EDB, ESP con estabilizador de remolque y antivuelco, Hill Holder, 8 airbags (6+delanteros de rodilla), asientos eléctricos, bluetooth, asiento trasero abatible, climatizador bizona, control de velocidad, llantas de aleación de 17", faros antiniebla, sensor de luces, maletero con doble fondo, volante regulable multifunción...