Peugeot 207CC 1.6HDi
" Vividor Amateur "
Un cabrio es un coche hedonista por definición. Sin embargo, muchos quieren participar de su espíritu canalla sin sacrificar nada a cambio. Para ellos existen coches como el 207cc.
Llamadme anticuado, pero para mí un coche descapotable siempre ha sido un buen deportivo, de conducción estimulante, con dos plazas, sin apenas maletero y techo de lona. Algo al estilo del Honda S2000 o del Mazda MX-5, por poner algún ejemplo asequible.
Sin embargo, a juzgar por las ventas de unos y otros parece que poco a poco los que votamos por este planteamiento nos estamos quedando en clara minoría.
Primero llegaron las capotas de chapa, más prácticas, claro. Luego la pretensión de contar con asientos atrás para disfrutar del aire libre en compañía. Por otro lado los fabricantes se obcecaron en que además, hubiera espacio para maletas, y de remate, nos obsequiaron con mecánicas diesel y equipamiento de compacto.
Conclusión: Poco queda ya del espíritu original, que ha sido barrido por la oferta para los que lo quieren todo.
Y a todos ellos este Peugeot no les va a decepcionar.
Este pequeño cabrio es un coche mucho más agraciado estéticamente que su predecesor.
Sin ser un coche que gire cabezas ni aglutine miradas nos encontramos con un pequeño con gran personalidad, a capota puesta, y a capota quitada.
La operación de descubrir o cubrir el coche no representa más de 20 segundos de nuestro tiempo, en el que hemos de estar obligatoriamente parados y pulsando el botón que acciona el mecanismo. Tenemos mando centralizado de subida y bajada de ventanillas, pero de pulsación prolongada, no de un solo toque.
En el interior del coche destaca la buena realización que este Peugeot exhibe en toda su gama. Los materiales son muy aceptables y sus ajustes casi perfectos. No hay ruidos parásitos procedentes de la capota, que una vez puesta aisla del ruido y del frío como un coche cupé más.
La postura al volante es muy buena, y la visibilidad hacia atrás… manifiestamente mejorable. Lo bueno es que vemos unos arcos cromados antivuelco de lo más aparentes.
Y entre nuestra espalda y el maletero –sorprendentemente capaz, por cierto- se encuentran las plazas traseras, una suerte de chiste sólo apta para gente muy pequeña…o para sólo un ocupante. Y es que yo, con mi metro ochenta y pico, hace años me di tres vueltas a la isla de Ibiza “sentado” en las plazas traseras de un angosto 206cc. Entrecomillo sentado porque unas veces iba de lado, otras en cuclillas, otras decúbito supino y las más, con la barbilla sobre las rodillas. Con ello quiero decir que el espacio atrás no sobra, pero si se quiere, se cabe.
Pero vamos ahora con el auténtico atentado a la “alegría de vivir” sin capota: Su motor diesel.
Bien, bajar la capota y las ventanillas y no escuchar algo similar al ronroneo de un motor seis cilindros (V8 si me apuras) y un afinado eco de escape puede pasar, pero bajar la capota y las ventanillas y escuchar el traqueteo de un tractorcito… macho, lo poco que quedaba de magia se esfuma con el humo negro de gasoil quemado.
No me gusta. No me gusta nada. Es más, me horroriza.
Pero la culpa no la tiene el motor, la tiene Peugeot por ofrecerlo en este coche.
Porque este motor es una maravilla.
Construido al alirón entre BMW y PSA esta mecánica 1.6 es la misma que anima el Mini D y viene a sustituir la anterior “más gastona y más cochina” de 110CV.
Hace ya algún tiempo probé dicho motor en un 207GT, y me encantó.
Era difícil de mejorar, pero lo han logrado.
El “nuevo” HDi es más suave, más progresivo, más ecológico, más potente y más frugal en sus consumos. Todo un portento al que no se le puede poner "pero" alguno. Son 112CV que aceleran y recuperan con muy buena cintura y que no consumen más de 6 litros aunque los tortures. 5,8 ha sido nuestro consumo medio, con un coche que apenas tenía 2.000 kms en su marcador.
La caja de cambios, de 6 velocidades, es la misma con el mismo tacto “medejohacerdetodo” de los pequeños Peugeot. No es un prodigio de precisión, pero es rápida y sincera. Por cierto que el indicador de cambio de marcha no enciende en el cuadro una luz con forma de flecha, sino una con apariencia de lanza ritual que da un poco de “yuyu”. La primera vez que la vi pensé que era el testigo de “pararrayos desplegado”.
Y el comportamiento en carretera del coche, sin tacha. Muy bien de suspensión y amortiguadores, muy bien de frenos aunque se cansan más pronto que tarde, muy bien de chasis que lleva al coche por donde decidimos sin acusar el aumento de peso entre capota, mecanismo y refuerzos de carrocería. La dirección, bien asistida y con un volante terriblemente soso.
Ahora hablamos del equipamiento.
Esta legendaria versión Roland Garrós trae de todo. Punto. Incluida la pintura metalizada. Yo sólo le añadiría el navegador y la tapicería de cuero (no puede haber descapotable sin piel en sus asientos…).
Con todo, este coche se queda en cerca de los 22.000 euros. Un precio extraordinario que lo aleja de la competencia. ¿Competencia? Claro, es que este 207 campa a sus anchas en el nicho, pues tan sólo un Mini D Cabrio de 25.000 euros puede hacerle sombra. Los demás, son tan pequeños o caros que no vale la pena ni tenerlos en cuenta.
En definitiva, un automóvil muy bonito, práctico, bien equipado, asequible en precio y con un motor excelente. Su único problema es mezclarlo todo bajo una carrocería inapropiada. Como mezclar agua con Champagne: dos cosas buenas por separado que unidas no dan otra mejor. Ni de lejos.
Puedes comprarlo y acertarás con tu coche, pero quedarás como simple amateur o advenedizo en el ocioso mundo de conducir a cielo abierto. O puedes comprar un 207CC 1.6THP y llevártelo todo. Es lo que yo te recomiendo.
Sin embargo, a juzgar por las ventas de unos y otros parece que poco a poco los que votamos por este planteamiento nos estamos quedando en clara minoría.
Primero llegaron las capotas de chapa, más prácticas, claro. Luego la pretensión de contar con asientos atrás para disfrutar del aire libre en compañía. Por otro lado los fabricantes se obcecaron en que además, hubiera espacio para maletas, y de remate, nos obsequiaron con mecánicas diesel y equipamiento de compacto.
Conclusión: Poco queda ya del espíritu original, que ha sido barrido por la oferta para los que lo quieren todo.
Y a todos ellos este Peugeot no les va a decepcionar.
Este pequeño cabrio es un coche mucho más agraciado estéticamente que su predecesor.
Sin ser un coche que gire cabezas ni aglutine miradas nos encontramos con un pequeño con gran personalidad, a capota puesta, y a capota quitada.
La operación de descubrir o cubrir el coche no representa más de 20 segundos de nuestro tiempo, en el que hemos de estar obligatoriamente parados y pulsando el botón que acciona el mecanismo. Tenemos mando centralizado de subida y bajada de ventanillas, pero de pulsación prolongada, no de un solo toque.
En el interior del coche destaca la buena realización que este Peugeot exhibe en toda su gama. Los materiales son muy aceptables y sus ajustes casi perfectos. No hay ruidos parásitos procedentes de la capota, que una vez puesta aisla del ruido y del frío como un coche cupé más.
La postura al volante es muy buena, y la visibilidad hacia atrás… manifiestamente mejorable. Lo bueno es que vemos unos arcos cromados antivuelco de lo más aparentes.
Y entre nuestra espalda y el maletero –sorprendentemente capaz, por cierto- se encuentran las plazas traseras, una suerte de chiste sólo apta para gente muy pequeña…o para sólo un ocupante. Y es que yo, con mi metro ochenta y pico, hace años me di tres vueltas a la isla de Ibiza “sentado” en las plazas traseras de un angosto 206cc. Entrecomillo sentado porque unas veces iba de lado, otras en cuclillas, otras decúbito supino y las más, con la barbilla sobre las rodillas. Con ello quiero decir que el espacio atrás no sobra, pero si se quiere, se cabe.
Pero vamos ahora con el auténtico atentado a la “alegría de vivir” sin capota: Su motor diesel.
Bien, bajar la capota y las ventanillas y no escuchar algo similar al ronroneo de un motor seis cilindros (V8 si me apuras) y un afinado eco de escape puede pasar, pero bajar la capota y las ventanillas y escuchar el traqueteo de un tractorcito… macho, lo poco que quedaba de magia se esfuma con el humo negro de gasoil quemado.
No me gusta. No me gusta nada. Es más, me horroriza.
Pero la culpa no la tiene el motor, la tiene Peugeot por ofrecerlo en este coche.
Porque este motor es una maravilla.
Construido al alirón entre BMW y PSA esta mecánica 1.6 es la misma que anima el Mini D y viene a sustituir la anterior “más gastona y más cochina” de 110CV.
Hace ya algún tiempo probé dicho motor en un 207GT, y me encantó.
Era difícil de mejorar, pero lo han logrado.
El “nuevo” HDi es más suave, más progresivo, más ecológico, más potente y más frugal en sus consumos. Todo un portento al que no se le puede poner "pero" alguno. Son 112CV que aceleran y recuperan con muy buena cintura y que no consumen más de 6 litros aunque los tortures. 5,8 ha sido nuestro consumo medio, con un coche que apenas tenía 2.000 kms en su marcador.
La caja de cambios, de 6 velocidades, es la misma con el mismo tacto “medejohacerdetodo” de los pequeños Peugeot. No es un prodigio de precisión, pero es rápida y sincera. Por cierto que el indicador de cambio de marcha no enciende en el cuadro una luz con forma de flecha, sino una con apariencia de lanza ritual que da un poco de “yuyu”. La primera vez que la vi pensé que era el testigo de “pararrayos desplegado”.
Y el comportamiento en carretera del coche, sin tacha. Muy bien de suspensión y amortiguadores, muy bien de frenos aunque se cansan más pronto que tarde, muy bien de chasis que lleva al coche por donde decidimos sin acusar el aumento de peso entre capota, mecanismo y refuerzos de carrocería. La dirección, bien asistida y con un volante terriblemente soso.
Ahora hablamos del equipamiento.
Esta legendaria versión Roland Garrós trae de todo. Punto. Incluida la pintura metalizada. Yo sólo le añadiría el navegador y la tapicería de cuero (no puede haber descapotable sin piel en sus asientos…).
Con todo, este coche se queda en cerca de los 22.000 euros. Un precio extraordinario que lo aleja de la competencia. ¿Competencia? Claro, es que este 207 campa a sus anchas en el nicho, pues tan sólo un Mini D Cabrio de 25.000 euros puede hacerle sombra. Los demás, son tan pequeños o caros que no vale la pena ni tenerlos en cuenta.
En definitiva, un automóvil muy bonito, práctico, bien equipado, asequible en precio y con un motor excelente. Su único problema es mezclarlo todo bajo una carrocería inapropiada. Como mezclar agua con Champagne: dos cosas buenas por separado que unidas no dan otra mejor. Ni de lejos.
Puedes comprarlo y acertarás con tu coche, pero quedarás como simple amateur o advenedizo en el ocioso mundo de conducir a cielo abierto. O puedes comprar un 207CC 1.6THP y llevártelo todo. Es lo que yo te recomiendo.
NUESTRA NOTA: 8.5
Cosas a favor
Motor fantástico
Equipamiento Roland Garros
Equilibrio dinámico
Cosas en contra
¿Diesel + Cabrio? No, gracias.
Plazas traseras muy escasas
Volante soso
MOTOR
- Cilindrada: 1.560 c.c.
- Potencia: 112 CV CEE
- Par: 24,5 mkg
- Tracción: delantera
- Caja de cambios: manual 6 velocidades
Dimensiones
- Largo/ancho/alto: 403/175/139 cms
- Peso: 1.405 kgs
- Ruedas: 205/45R17
- Maletero: 370 l
- Cap. Depósito: 50 l
Prestaciones
- Velocidad máxima: 192 km/h
- Aceleración 0-100km/h: 12,4 seg
- Consumo medio oficial: 4,9 l/100kms
Equipamiento
- Equipamiento: ABS, BAS, EDB, ESP, TCS, 6 airbags + 1 de rodilla para el conductor, climatizador bizona, faros y limpiaparabrisas automáticos, control de aparcamiento trasero, control de velocidad, pedales de aluminio, llantas de 17", equipo de audio CD-MP3-Aux-in, pomo del cambio metálico, faros antiniebla, tapicería específica...