Infiniti G37 Cabrio Premium aut.
" Demasiado corazón "
El título de esa canción de Willy Deville me viene al pelo para hablar de un descapotable de carácter burgués, estética deportiva y mecánica radical. Todo un prodigio japonés. Tanto, que resulta excesivo.
Y es que este Infiniti G37 Cabrio no es otro que el hermano educado en colegios de pago del rebelde 370Z de Nissan. Una propuesta más cómoda y lujosa, más equipada y práctica para aquellos que buscan un coche rápido y con estilo, pero ni rabioso ni exigente en su conducción. Por ello yo me pregunto… ¿Realmente son necesarios 320 CV en este cabrio? Bien, lo veremos luego.
Porque lo primero que tenemos que ver es la preciosa estampa del coche.
Tanto al descubierto como capotado este Infiniti luce espléndido. Y luce mucho porque su pintura blanca tiene efecto perlado, lo cuál es muy bonito pero hizo “la pascua” a nuestro fotógrafo a base de sombras y reflejos.
No obstante, creo que queda claro lo elegante de su frontal, lo rotundo de su zaga y un perfil en cuña extraordinariamente resuelto. Sí, porque cuando contemplamos cabrios con techo de metal en muchos modelos se aprecia una clara “chepa” o “culogordo” imprescindible para alojar dicha cubierta. En este G37 este efecto apenas se produce… a costa de, con la capota abierta, no tener hueco alguno de maletero. Sí, queda un agujero que parece más una tomadura de pelo que un portamaletas, porque lo más que cabrá en él será el estuche de las gafas y un neceser de caballero. Y quizá un zapato hasta la talla 42, pero no su par. Ese te lo guardas en un bolsillo.
También tengo que reconocer que con la capota desplegada, el hueco mejora mucho (vamos, como de la noche al día) y sí es capaz de alojar maletas (dos y media, aproximadamente). Aún así, si falta espacio, podemos ocupar las plazas traseras, que las hay y de verdad. Hombre, no son ni anchas, ni largas ni profundas, pero sí se puede viajar en ellas con una aceptable calidad. También cabe la posibilidad de rodar a cielo abierto –sólo piloto y copiloto- con el deflector trasero montado y, como ya dije, usar los asientos de atrás a modo de apañado baúl, diga lo que diga la tapicería.
Pero bueno, ¿a quién le importan todas estas consideraciones cuando tenemos un coche tan bonito? Es obvio, algún peaje hay que pagar cuando se prima lo bello, y generalmente este peaje es lo práctico. Todo no se puede tener, y las marcas que lo han intentado han fracasado (como es el caso de ese horroroso Focus Cabrio).
Pasamos al interior y el automóvil no desmerece. Calidad, tacto y apariencia de los materiales sobresaliente. Quizá demasiados botones, pero es que este coche tiene demasiado de todo. La postura al volante es perfecta, y ello se logra con los 15 millones de reglajes eléctricos posibles que ofrece asiento y columna de dirección. La instrumentación clara y completa.
Las levas de magnesio del cambio “molan-mogollón” aunque me tapan en parte dos indicadores. Voy a ponerme el cinturón y primera luxación de torso: No hay mecanismo que te lo acerque y queda demasiado lejos del alcance del conductor. Estoy acostumbrado a conducir coupés y ya sé que en su caso, el cinturón se coge con la mano izquierda, pero en este coche, ni por esas (o yo soy bracicorto).
Bueno pues ya dispuesto me presto a arrancar su mecánica V6. Piso freno, pulso botón y un delicioso ronroneo invade mis oídos. Suave pero contundente. Los dos escapes ovalados ya avisan que bajo el capó hay un motor serio.
Antes de salir decido abrir la capota. Mi perro ladra y mi perra sale huyendo al ver el “transformer” en que se ha convertido el coche. Sí, estos coches de capota dura resultan realmente ortopédicos de descubrir.
Bien, aire libre y ventanillas bajadas. Acciono el penoso freno-de-mano-de-pie y selecciono D en su cambio automático de 7 relaciones.
Lo primero que enamora del coche, una vez dentro y no ya mirándolo desde fuera, es su suavidad de marcha. Se desliza de manera señorial en el asfalto a punta de gas. Sobre raíles en autopista y con una dirección tan rápida como precisa en carretera. No es aparatoso a la hora de maniobrar ni su suspensión nos rompe las nalgas. En configuración “abierto total” (sin capota, ventanillas abajo y sin deflector) se puede circular sin despeinarse –nunca mejor dicho- hasta 100km/h, más allá ya sí que necesitaremos modificar el planteamiento. Y la cuestión clave de este coche es que puede ir “mucho más allá” pero… ¿Quién va a ir “tan allá” con él?
Como ya adelanté, tenemos el motor del 370Z, pleno de potencia y de garra, aunque domada en gran parte gracias a una torpe y lenta caja de cambios automática en su manejo secuencial. Pero los 320 CV siguen ahí, lo que nos proporcionará unas aceleraciones fulgurantes acompañadas de un adictivo sonido bronco y metálico procedente de la mecánica. Y podrás cruzar con seguridad el coche a la salida de las curvas, quemar neumático en las rotondas, adelantar como un F1, alcanzar los 249Km/h que promete –y cumple holgado- la marca… ¿Y para qué? Prestaciones de Roadster en un cabrio de lujo. Lo siento pero –y jamás pensé que diría esto- a este coche le sobran 40-50CV o le falta aclarar su planteamiento con una versión de acceso.
Capotado es un muy bonito y muy rápido coupé más, pero entiendo que para ello ya existe el G37 coupé y que la gracia de este cabrio reside en ir descubierto.
Mientras ha estado conmigo sólo he exprimido su mecánica por obligación, el resto del tiempo he disfrutado mucho conduciendo a ritmo moderado, con el techo quitado, que es lo que realmente pide el coche en conjunto y harán la mayoría de sus felices propietarios.
Algunos pensaréis que puestos a pedir, mejor que sobre que no que falte. Sí, claro, pero el contar con un motor excesivo –extraordinario, eso que nadie lo dude- trae consigo consumos exagerados: 12,8 litros de media a los 100 kilómetros en recorrido mixto no se me antojan muchos a juzgar por cómo los he gozado, pero sí son demasiados en relación con su competencia. Por cierto que hay una diferencia notable en el consumo entre ir con la capota bajada o subida. Consume menos cubierto. Así como cubierto no da sensación de agobio, está bien aislado y en las plazas traseras -aunque la cota de altura disminuye, lógicamente- siguen cabiendo dos adultos.
Y excesivo es también su equipamiento. Esta versión Premium tiene de todo para todos. Pero no todos necesitamos todo. Por ejemplo el control de velocidad con radar en este país en el que el 70% de los conductores desconoce lo que es velocidad constante, sobra. La cámara de marcha atrás, porque con la capota quitada la visibilidad hacia atrás es, lógicamente, bastante buena. Y no es mala una vez capotado. El navegador con guía Michelín. Es un detalle, pero resulta anecdótico. La pintura autorreparable, funciona, pero sólo repara rayazos tan débiles que ni siquiera tú sabías que estaban ahí.
Todo esto nos lleva a un precio de tarifa muy elevado: 62.000 euros.
No es muy caro por todo lo que da, porque lo que da es demasiado.
Un G37 con el motor 3.5V6 del nuevo Nissan Murano (252CV), un buen cambio manual de 6 velocidades y alguna exquisitez menos en su equipamiento me parecería más apropiado. Pero a falta de él, no nos queda otro remedio que desaprovechar en gran parte este “demasiado-bueno” Infiniti Cabrio.
Porque lo primero que tenemos que ver es la preciosa estampa del coche.
Tanto al descubierto como capotado este Infiniti luce espléndido. Y luce mucho porque su pintura blanca tiene efecto perlado, lo cuál es muy bonito pero hizo “la pascua” a nuestro fotógrafo a base de sombras y reflejos.
No obstante, creo que queda claro lo elegante de su frontal, lo rotundo de su zaga y un perfil en cuña extraordinariamente resuelto. Sí, porque cuando contemplamos cabrios con techo de metal en muchos modelos se aprecia una clara “chepa” o “culogordo” imprescindible para alojar dicha cubierta. En este G37 este efecto apenas se produce… a costa de, con la capota abierta, no tener hueco alguno de maletero. Sí, queda un agujero que parece más una tomadura de pelo que un portamaletas, porque lo más que cabrá en él será el estuche de las gafas y un neceser de caballero. Y quizá un zapato hasta la talla 42, pero no su par. Ese te lo guardas en un bolsillo.
También tengo que reconocer que con la capota desplegada, el hueco mejora mucho (vamos, como de la noche al día) y sí es capaz de alojar maletas (dos y media, aproximadamente). Aún así, si falta espacio, podemos ocupar las plazas traseras, que las hay y de verdad. Hombre, no son ni anchas, ni largas ni profundas, pero sí se puede viajar en ellas con una aceptable calidad. También cabe la posibilidad de rodar a cielo abierto –sólo piloto y copiloto- con el deflector trasero montado y, como ya dije, usar los asientos de atrás a modo de apañado baúl, diga lo que diga la tapicería.
Pero bueno, ¿a quién le importan todas estas consideraciones cuando tenemos un coche tan bonito? Es obvio, algún peaje hay que pagar cuando se prima lo bello, y generalmente este peaje es lo práctico. Todo no se puede tener, y las marcas que lo han intentado han fracasado (como es el caso de ese horroroso Focus Cabrio).
Pasamos al interior y el automóvil no desmerece. Calidad, tacto y apariencia de los materiales sobresaliente. Quizá demasiados botones, pero es que este coche tiene demasiado de todo. La postura al volante es perfecta, y ello se logra con los 15 millones de reglajes eléctricos posibles que ofrece asiento y columna de dirección. La instrumentación clara y completa.
Las levas de magnesio del cambio “molan-mogollón” aunque me tapan en parte dos indicadores. Voy a ponerme el cinturón y primera luxación de torso: No hay mecanismo que te lo acerque y queda demasiado lejos del alcance del conductor. Estoy acostumbrado a conducir coupés y ya sé que en su caso, el cinturón se coge con la mano izquierda, pero en este coche, ni por esas (o yo soy bracicorto).
Bueno pues ya dispuesto me presto a arrancar su mecánica V6. Piso freno, pulso botón y un delicioso ronroneo invade mis oídos. Suave pero contundente. Los dos escapes ovalados ya avisan que bajo el capó hay un motor serio.
Antes de salir decido abrir la capota. Mi perro ladra y mi perra sale huyendo al ver el “transformer” en que se ha convertido el coche. Sí, estos coches de capota dura resultan realmente ortopédicos de descubrir.
Bien, aire libre y ventanillas bajadas. Acciono el penoso freno-de-mano-de-pie y selecciono D en su cambio automático de 7 relaciones.
Lo primero que enamora del coche, una vez dentro y no ya mirándolo desde fuera, es su suavidad de marcha. Se desliza de manera señorial en el asfalto a punta de gas. Sobre raíles en autopista y con una dirección tan rápida como precisa en carretera. No es aparatoso a la hora de maniobrar ni su suspensión nos rompe las nalgas. En configuración “abierto total” (sin capota, ventanillas abajo y sin deflector) se puede circular sin despeinarse –nunca mejor dicho- hasta 100km/h, más allá ya sí que necesitaremos modificar el planteamiento. Y la cuestión clave de este coche es que puede ir “mucho más allá” pero… ¿Quién va a ir “tan allá” con él?
Como ya adelanté, tenemos el motor del 370Z, pleno de potencia y de garra, aunque domada en gran parte gracias a una torpe y lenta caja de cambios automática en su manejo secuencial. Pero los 320 CV siguen ahí, lo que nos proporcionará unas aceleraciones fulgurantes acompañadas de un adictivo sonido bronco y metálico procedente de la mecánica. Y podrás cruzar con seguridad el coche a la salida de las curvas, quemar neumático en las rotondas, adelantar como un F1, alcanzar los 249Km/h que promete –y cumple holgado- la marca… ¿Y para qué? Prestaciones de Roadster en un cabrio de lujo. Lo siento pero –y jamás pensé que diría esto- a este coche le sobran 40-50CV o le falta aclarar su planteamiento con una versión de acceso.
Capotado es un muy bonito y muy rápido coupé más, pero entiendo que para ello ya existe el G37 coupé y que la gracia de este cabrio reside en ir descubierto.
Mientras ha estado conmigo sólo he exprimido su mecánica por obligación, el resto del tiempo he disfrutado mucho conduciendo a ritmo moderado, con el techo quitado, que es lo que realmente pide el coche en conjunto y harán la mayoría de sus felices propietarios.
Algunos pensaréis que puestos a pedir, mejor que sobre que no que falte. Sí, claro, pero el contar con un motor excesivo –extraordinario, eso que nadie lo dude- trae consigo consumos exagerados: 12,8 litros de media a los 100 kilómetros en recorrido mixto no se me antojan muchos a juzgar por cómo los he gozado, pero sí son demasiados en relación con su competencia. Por cierto que hay una diferencia notable en el consumo entre ir con la capota bajada o subida. Consume menos cubierto. Así como cubierto no da sensación de agobio, está bien aislado y en las plazas traseras -aunque la cota de altura disminuye, lógicamente- siguen cabiendo dos adultos.
Y excesivo es también su equipamiento. Esta versión Premium tiene de todo para todos. Pero no todos necesitamos todo. Por ejemplo el control de velocidad con radar en este país en el que el 70% de los conductores desconoce lo que es velocidad constante, sobra. La cámara de marcha atrás, porque con la capota quitada la visibilidad hacia atrás es, lógicamente, bastante buena. Y no es mala una vez capotado. El navegador con guía Michelín. Es un detalle, pero resulta anecdótico. La pintura autorreparable, funciona, pero sólo repara rayazos tan débiles que ni siquiera tú sabías que estaban ahí.
Todo esto nos lleva a un precio de tarifa muy elevado: 62.000 euros.
No es muy caro por todo lo que da, porque lo que da es demasiado.
Un G37 con el motor 3.5V6 del nuevo Nissan Murano (252CV), un buen cambio manual de 6 velocidades y alguna exquisitez menos en su equipamiento me parecería más apropiado. Pero a falta de él, no nos queda otro remedio que desaprovechar en gran parte este “demasiado-bueno” Infiniti Cabrio.
NUESTRA NOTA: 8.5
Cosas a favor
Estética espectacular
Amplitud y equipamiento
Motor suave y poderoso
Cosas en contra
Motor excesivo y único disponible
Freno de mano de pie
Consumo abultado
MOTOR
- Cilindrada: 3.696 c.c.
- Potencia: 320 CV CEE
- Par: 36,7 mkg
- Tracción: trasera
- Caja de cambios: automática 7 velocidades
Dimensiones
- Largo/ancho/alto: 466/185/140 cms
- Peso: 1.898 kgs
- Ruedas: 225/45R19-245/40R19
- Maletero: 366 l
- Cap. Depósito: 80 l
Prestaciones
- Velocidad máxima: 249 km/h
- Aceleración 0-100km/h: 6,4 seg
- Consumo medio oficial: 11,4 l/100kms
Equipamiento
- Equipamiento: ABS, BAS, EDB, TCS, ESP, 6 airbags, navegador, bluetooth, tapicería de cuero eléctrica y calefactable/ventilable, faros de xenon, control de velocidad, climatizador bizona, faros y limpiaparabrisas automáticos, equipo de audio especial Bosé, cortavientos, cámara de marcha atrás...