Ford C-Max 1.6 Ti-VCT
" Adiós... y gracias! "
A pocas fechas de ponerse a la venta su relevo, llega a mis manos un ejemplar de la pequeña y alabada furgoneta de Ford. Pero… ¿Realmente “era” tan buena?
Bien, empezaré por la respuesta por si acaso más adelante se me olvida la pregunta. Sí, el Ford C-Max efectivamente “era” muy buen movolumen y hoy en día, en el ocaso de su existencia, se sigue defendiendo bien.
Sin embargo antes, hacia 2005 cuando apareció, era mejor porque hasta ese momento el conducir un monovolumen era sinónimo de aburrirse miserablemente tras su volante mientras los kilómetros trascurrían uno tras otro, uno tras otro… y en esto que Ford cogió el impecable chasis del Focus, le agrandó la carrocería y… voilá!, ¡Un monovolumen que no da pena conducir! ¡Loado sea el Señor-Henry-Ford!
Los abnegados padres con sangre aún en sus venas te llevan cinco años dando las gracias por hacer sus desplazamientos familiares menos miserables.
Bien es cierto que tampoco era la alegría de la huerta en cuanto a prestaciones y que su dinamismo no llegaba a la altura del compacto que derivaba, pero era una furgo distinta. Sin duda. Al lado de una Citroën Xsara Picasso coetánea era como un Fórmula 1 aparcado frente a un… Citroën Xsara Picasso.
Sobre todo si lo animaba el Tdci dos litros de la marca con 136 CV.
A partir de ahí, o partir de él, el resto de fabricantes se lanzaron a la búsqueda del placer de conducción en sus modelos más versátiles. Unos lo encontraron, otros hoy aún siguen buscando.
Sin embargo, ser el primero trae aparejado envejecer también antes que el resto. Y aunque la C-Max tiñó sus canas hace apenas dos años, inevitablemente en estos últimos tiempos iba perdiendo rueda en esta carrera.
Sobre todo hablo de comodidad, versatilidad y equipamiento. Vacíos que deberá llenar su nueva generación.
Y es que el público ha empezado a decantarse por alternativas más modernas, más equilibradas… y no le importa perder un chasis de rechupete mientras puedan contar con DVD`s en los asientos de atrás… y más asientos atrás: Siete como mínimo y catorce como máximo. Más allá parecería un autobús, pero incluso hay gente que no le haría ascos (miembros del Opus Dei y los “Porsiacaso”: “Por si acaso viene un amiguito de Joselín, por si acaso tengo que llevar a los hermanos Peláez, por si acaso tengo que llevar a los abuelos y a la tata al médico, por si acaso este verano tengo que evacuar yo solito el pueblo por inundación…”).
El Focus C-Max se quedó atrás en muchas cosas (sobre todo en el acabado Trend como el probado) pero siguió apostando por lo que mejor sabía hacer: Rodar.
El aplomo del coche es espectacular. Pisa con rotundidad manteniendo un confort aceptable hasta en pisos muy deteriorados. Redondea las curvas con maestría, frena fuerte, e incluso con este motor 1.6 Ti-VCT sus prestaciones resultan suficientes. Es muy suave, no hace mucho ruido y apenas consume más de 7 litros a los 100 kms recorridos como media.
En urbano se mueve bien. La visibilidad es buena por toda la superficie acristalada que tiene, y que su postura de conducción resulta bastante elevada.
La caja de cambios no me ha gustado tanto. Ni su posición elevada, ni su accionamiento ni su tacto me han convencido. Sólo tiene cinco velocidades, pero no hacen falta más.
Tampoco me ha gustado su carencia de huecos. Creo que, por muy básica que sea la versión, deberíamos contar con “algo más” que unos corrientes huecos en las puertas y guantera.
Aunque su equipamiento está bien, se echa de menos una salidas de aire en las plazas traseras, pues mis pasajeros se han quejado a menudo de calor cuando yo me estaba helando en mi asiento con el climatizador (que debería ser de serie, y no opcional) a 19 grados.
Sin embargo, lo que sí que está muy bien es que caben tres personas de verdad, y no sólo niños o enanos de circo, en las plazas de atrás, y que el maletero cubica unos muy aprovechables 460 litros.
De los tapacubos de plástico no diré nada. Haré como si no los hubiera visto…
Y aquí estamos. “Mi vetusta furgoneta” y yo mirando a la competencia. Las hay más grandes, más cómodas, más modernas (todas), más caras y más bonitas.
Sin embargo, buscado la máxima igualdad incluso a nivel dinámico todo se reduce a dos o tres, destacando la Opel Zafira.
No es lo último de lo último ni lo más de lo más en carretera, pero los escasos 16.000 euros (con descuento y regateo) que cuesta su versión 1.6 16v Essentia son los escasos 16.000 euros (con descuento y regateo) que te van a pedir por la C-Max 1.6 Ti-VCT Trend. Lo malo –o bueno- es que Opel te da 7 plazas o mucho más maletero y un modelo con vigencia hasta 2011. Entiendo que ha de ser éste el modelo que elijas… a menos que quieras ofrecerle la última oportunidad al modelo que marcó la tendencia no hace mucho tiempo…
Sin embargo antes, hacia 2005 cuando apareció, era mejor porque hasta ese momento el conducir un monovolumen era sinónimo de aburrirse miserablemente tras su volante mientras los kilómetros trascurrían uno tras otro, uno tras otro… y en esto que Ford cogió el impecable chasis del Focus, le agrandó la carrocería y… voilá!, ¡Un monovolumen que no da pena conducir! ¡Loado sea el Señor-Henry-Ford!
Los abnegados padres con sangre aún en sus venas te llevan cinco años dando las gracias por hacer sus desplazamientos familiares menos miserables.
Bien es cierto que tampoco era la alegría de la huerta en cuanto a prestaciones y que su dinamismo no llegaba a la altura del compacto que derivaba, pero era una furgo distinta. Sin duda. Al lado de una Citroën Xsara Picasso coetánea era como un Fórmula 1 aparcado frente a un… Citroën Xsara Picasso.
Sobre todo si lo animaba el Tdci dos litros de la marca con 136 CV.
A partir de ahí, o partir de él, el resto de fabricantes se lanzaron a la búsqueda del placer de conducción en sus modelos más versátiles. Unos lo encontraron, otros hoy aún siguen buscando.
Sin embargo, ser el primero trae aparejado envejecer también antes que el resto. Y aunque la C-Max tiñó sus canas hace apenas dos años, inevitablemente en estos últimos tiempos iba perdiendo rueda en esta carrera.
Sobre todo hablo de comodidad, versatilidad y equipamiento. Vacíos que deberá llenar su nueva generación.
Y es que el público ha empezado a decantarse por alternativas más modernas, más equilibradas… y no le importa perder un chasis de rechupete mientras puedan contar con DVD`s en los asientos de atrás… y más asientos atrás: Siete como mínimo y catorce como máximo. Más allá parecería un autobús, pero incluso hay gente que no le haría ascos (miembros del Opus Dei y los “Porsiacaso”: “Por si acaso viene un amiguito de Joselín, por si acaso tengo que llevar a los hermanos Peláez, por si acaso tengo que llevar a los abuelos y a la tata al médico, por si acaso este verano tengo que evacuar yo solito el pueblo por inundación…”).
El Focus C-Max se quedó atrás en muchas cosas (sobre todo en el acabado Trend como el probado) pero siguió apostando por lo que mejor sabía hacer: Rodar.
El aplomo del coche es espectacular. Pisa con rotundidad manteniendo un confort aceptable hasta en pisos muy deteriorados. Redondea las curvas con maestría, frena fuerte, e incluso con este motor 1.6 Ti-VCT sus prestaciones resultan suficientes. Es muy suave, no hace mucho ruido y apenas consume más de 7 litros a los 100 kms recorridos como media.
En urbano se mueve bien. La visibilidad es buena por toda la superficie acristalada que tiene, y que su postura de conducción resulta bastante elevada.
La caja de cambios no me ha gustado tanto. Ni su posición elevada, ni su accionamiento ni su tacto me han convencido. Sólo tiene cinco velocidades, pero no hacen falta más.
Tampoco me ha gustado su carencia de huecos. Creo que, por muy básica que sea la versión, deberíamos contar con “algo más” que unos corrientes huecos en las puertas y guantera.
Aunque su equipamiento está bien, se echa de menos una salidas de aire en las plazas traseras, pues mis pasajeros se han quejado a menudo de calor cuando yo me estaba helando en mi asiento con el climatizador (que debería ser de serie, y no opcional) a 19 grados.
Sin embargo, lo que sí que está muy bien es que caben tres personas de verdad, y no sólo niños o enanos de circo, en las plazas de atrás, y que el maletero cubica unos muy aprovechables 460 litros.
De los tapacubos de plástico no diré nada. Haré como si no los hubiera visto…
Y aquí estamos. “Mi vetusta furgoneta” y yo mirando a la competencia. Las hay más grandes, más cómodas, más modernas (todas), más caras y más bonitas.
Sin embargo, buscado la máxima igualdad incluso a nivel dinámico todo se reduce a dos o tres, destacando la Opel Zafira.
No es lo último de lo último ni lo más de lo más en carretera, pero los escasos 16.000 euros (con descuento y regateo) que cuesta su versión 1.6 16v Essentia son los escasos 16.000 euros (con descuento y regateo) que te van a pedir por la C-Max 1.6 Ti-VCT Trend. Lo malo –o bueno- es que Opel te da 7 plazas o mucho más maletero y un modelo con vigencia hasta 2011. Entiendo que ha de ser éste el modelo que elijas… a menos que quieras ofrecerle la última oportunidad al modelo que marcó la tendencia no hace mucho tiempo…
NUESTRA NOTA: 7.5
Cosas a favor
Comportamiento dinámico
Amplitud interior
Precio con oferta
Cosas en contra
ESP opcional
Pocos huecos pequeños
Estética un poco superada
MOTOR
- Cilindrada: 1.596 c.c.
- Potencia: 115 CV CEE
- Par: 15,8 mkg
- Tracción: delantera
- Caja de cambios: manual 5 velocidades
Dimensiones
- Largo/ancho/alto: 437/182/159 cms
- Peso: 1.334 kgs
- Ruedas: 205/55R16
- Maletero: 460 l
- Cap. Depósito: 55 l
Prestaciones
- Velocidad máxima: 186 km/h
- Aceleración 0-100km/h: 11,9 seg
- Consumo medio oficial: 6,7 l/100kms
Equipamiento
- Equipamiento: ABS, BAS, EDB, 6 airbags, Aire acondicionado, asientos traseros abatibles, reclinables y plegables, apoyabrazos del conductor, control de velocidad, equipo de audio CD, faros antiniebla, ordenador de a bordo, volante de cuero multifunción, mesitas plegables en los respaldos delanteros...