Peugeot 407Coupé 2.0HDi
" Desaparecido en combate "
O dado por muerto. O enterrado vivo. O simplemente olvidado o incluso peor, ignorado. Todo ello puede ser aplicable a nuestro protagonista, el cuál no goza de demasiados partidarios en nuestro país, que a la hora de elegir un cupé optan por alternativas alemanas… menos apropiadas.
Sí, no nos llamemos a engaños. Hoy por hoy la mayoría de los recorridos los hacemos por autopista y autovía. Gran parte del público prima el espacio (o eso o no me explico el auge de los “mologolúmenes”), el equipamiento y las mecánicas de gasóleo… luego… ¿En qué falla este Peugeot?
En el logotipo de su parrilla.
No se me ocurre otra.
Y es que todo lo anterior dicho lo cumple de largo este coche: Devora las vías rápidas, es grande como ninguno, va equipado hasta los topes y su motor de 163CV de gasóleo resulta austero a la par que potente.
También es obvio que no es un coche ágil, pero es que tampoco lo pretende. Lo suyo es lanzarse en autovía y hacer el viaje lo más placentero posible. Como una gran berlina (más en la linea del 607 que del 407 del que toma su nombre) pero con estilo. Pues esto también resulta innegable.
Empecemos por ahí.
Visto de frente es un 407 bajito y ancho. Pero luego no es ni tan bajito ni tan ancho, sin embargo los pocos centímetros (cinco de menos y cinco de más, exactamente) que le separan generan un efecto óptico de “león al acecho” muy logrado. Otra cosa es ya cuando nos situamos de perfil. Aquí son 12cms de más sobre la versión 4 puertas, y se notan. No sé cuántos de esos centímetros se lleva el voladizo delantero con esas tomas de aire integradas a modo de agallas, pero seguro que no son pocos. También, desde este punto podremos apreciar la descomunal longitud de sus puertas (más de un metro cada una) así como su larga batalla (que es lo que realmente resta agilidad al coche como luego veremos). La trasera está bien resuelta con una caída suave del cristal rematado por una tapa de maletero con alerón integrado. Estilizado y contundente. Tanto que sus llantas de 18 pulgadas pueden resultar hasta pequeñas a la vista.
La parte trasera muestra un aspecto más macizo, cuadrado y rotundo. En el último restyling se le añadió un “difusor” trasero y nuevo escape, de diseño boca de buzón de correos. Queda bien. Resalta la anchura.
En definitiva, el coche resulta atractivo desde todos los ángulos y, desde luego mucho más trabajado que un Audi A5 (soso) o un Mercedes E Coupé (sin imaginación).
Pasamos al interior y las generosas dimensiones exteriores tienen su refrendo de puertas adentro. Los asientos son grandes y duros pero confortables. Sujetan bien y las cotas de anchura, altura y longitud se superan con nota. Desde el cuadro de mandos hasta el parabrisas hay cinco minutos andando. Lo que nos da una idea de sus dimensiones y su caída, así como anticipa la capacidad de su guantera: enorme.
Todos los mandos están en su sitio, nada se te hace extraño. Botones secundarios pequeños y principales grandes. Todo facilito (quizá el navegador no tanto) y accesible desde una postura de conducción correcta. He de decir que me ha costado dar con la postura más de lo deseado, pero una vez en ella… ¡kilómetros a mí!
Los botones de los elevalunas quedan un poco retrasados y el mando de los asientos calefactables carece de iluminación, es todo lo malo que puedo decir. Y bueno, no es un interior “a la última”, pero lo prefiero antes que uno moderno y mal hecho.
Además incluye medidas de lo más inteligentes, como unos limpiaparabrisas “en guardia” y un sensor de luz “no-es-para-tanto”. El primero al accionar el modo automático dispone los limpias fuera de su escondite para estar a punto a la primera gota que caiga, volviendo a su hueco bajo el capó cuando la lluvia casi ha desaparecido para no entorpecer la aerodinámica. Y lo segundo es que en el modo automático el sensor de luces enciende las luces exteriores sin encender la del cuadro ni consola si es de día, ahorrando una valiosa energía inútilmente desperdiciada en otros coches. Inteligente también me parece que junto a velocímetro, cuenta revoluciones e indicador de nivel de combustible incluya otras dos esferas con la temperatura del agua y del aceite, cuando la tendencia actual es eliminar todo de todo (¿entendéis ahora lo del interior antiguo-bueno y moderno-malo que os comentaba?).
En la plazas traseras más de lo mismo: Mucho espacio y muy bien pensado. El coche sólo está homologado para cuatro pasajeros, pero los dos ocupantes de las plazas traseras lo harán como jeques en su poltrona. Anchura, longitud y distancia de nuevo como en una berlina grande. No resulta claustrofóbico a pesar de que las ventanas ni suben ni bajan y las generosas dimensiones del respaldo de los asientos delanteros. Por cierto que acceder a estas plazas no es más complicado que acceder a las delanteras, pues los respaldos se abaten y la banqueta se desplaza eléctricamente hacia delante para luego recuperar su posición original. El principal inconveniente será la altura del coche y poco más.
El maletero, con boca de carga algo estrecha, hace gala de una encomiable capacidad para tragarse bultos grandes y sujetar los pequeños bajo una práctica red.
Pongámonos ahora en marcha.
Al arrancar lo primero que llama la atención es lo bien aislado que está. El motor suena muy poco en el habitáculo, incluso frío y al ralentí. Y rodando ni dicho propulsor ni el ruido del aire perturbarán nuestra “paz interior”. Quizá hay un poco de “run-run” procedente de sus neumáticos, pero nada a lo que no pueda hacer frente su excelente equipo de música JBL de 300 altavoces y 5.000 vatios de potencia (más o menos).
No hay ni indicador de cambio de marcha ni eficientronic ni leches verdes, tú ve subiendo según te dicte tu sentido común, y verás que pronto estás en sexta “tirando de par”. Su motor es muy bueno en suavidad y progresividad, gracias a una potencia obtenida a base de una cilindrada razonable con muy poco efecto turbo-lag. Hombre, por debajo de 1.500rpm no es una flecha…
A la hora de analizar su pisada nos encontramos con una contradicción: el planteamiento del coche es netamente rutero, pero topamos con una suspensión ratonera. Esto le hace ganar enteros en cuanto a aplomo al abordar curvas rápidas y muy rápidas, pero sacude nuestros riñones en badenes, juntas, zanjas y agujeros. Será cuestión de evitarlos.
Personalmente yo me quedo el coche como viene, con una suspensión más blanda esto ya sería un barco de carretera del estilo del Cadillac Eldorado o Mercedes CL, si me apuras.
Porque de esta guisa en las curvas inclina poquísimo aumentando una sensación de seguridad ganada a base de comerse con patatas las rectas.
Los frenos son tan aceptables como resistentes, lo que me hace pensar que las tomas de aire laterales del parachoques delantero realmente sirven para algo. Nunca lo hubiera imaginado. El cambio de marchas va bien (bien de tacto, bien de recorrido, bien de escalonamiento) y la dirección transmite cuanto debe, ni más, ni menos.
Si lo dejáramos aquí, la nota de este 407 coupé sería realmente alta, pero no lo vamos a dejar aquí, vamos a hacerle un poco la “pugneta”.
Y para ello no hay más que buscar una carretera virada y con mal asfalto. Entonces este coche se vuelve un pato mareado. Un pez fuera del agua. Un elefante con tutú. Manuel Fraga en el ballet Bolsoi.
Los cambios bruscos de dirección se le atragantan, su dirección se vuelve excesivamente lenta, su motor diesel no da con la marcha adecuada y su zaga pisa la raya interior mientras que el morro se obstina en salirse de la trazada. Entretanto sus ocupantes se deslizan de lado a lado de sus grandes asientos de cuero mientras aprietan los dientes. Mal, pero tan sólo tan mal como se esperaba. Con unas ruedas traseras directrices o menos longitud, o tracción integral o incluso mejor: trasera, se mitigaría el efecto. Pero a falta de ello lo apropiado es abrir el techo solar, poner buena música y relajase con el paisaje… hasta el siguiente calvario: la ciudad.
Y no una ciudad cualquiera, sino Madrid. Urbe jalonada de obstáculos fijos y móviles con psicópatas al volante y las mismas plazas de aparcamiento que Venecia, eso sí, para el cuádruple de coches.
En este entorno el Peugeot mueve su carrocería con elegante parsimonia. Es grande y desde dentro nunca sabemos dónde empieza ni dónde acaba, pero nos hacemos una idea y nos lo tomamos con calma. Su dirección no gira demasiado con lo que en más de un parking me ha tocado maniobrar más de lo previsto, apoyado eso sí por un muy buen partronic con pantalla a colorines. Éste tampoco es su entorno natural, pero se desenvuelve tan bien como el Skoda Superb Taxi que casi me embiste a la salida de un semáforo.
Pero volvemos a la carretera y todo vuelve a su sitio, y recupera los puntos perdidos fuera de “su ambiente”.
Entretanto, 7 litros a los 100 kms es lo que nos ha pedido en la gasolinera. Se aleja de los cinco y medio que anuncia la marca. Pero rodando a ritmo moderado y constante por autopista no deberíamos estar lejos de esa marca.
Y ahora la parte del León (nuca mejor dicho), su competencia e inversión.
Realmente yo este coche sólo lo compararía con el Laguna Coupé, que es otro Gran Turismo para viajar pero más ágil y más potente (versión 2.0Dci GT 4RD), pero también es mucho más feo. Porque enfrentarlo a un BMW Serie 3 coupé, Audi A5, Mercedes E coupé cuyo planteamiento es mucho más dinámico y le doblan en precio a igualdad de motor y equipamiento… no sé, no lo veo.
Porque si de precio hablamos, el de este Peugeot 407 Coupé 2.0HDi es imbatible.
El modelo que veis en las fotos en color Azul Abyssé cuesta algo más de 33.000 euros.
¿Caro? En absoluto. Por ese precio os lleváis un enorme y bonito coupé, con todo (y esto no es un decir) el equipamiento (serie+opcional) que incluye cosas como el control por voz, el xenon direccional, la juke box (almacena miles de canciones), el equipo JBL, el cuero, navegador, techo solar, bluetooth… y un largo etcétera.
Si aún dudas piensa en la pasta que este coche te va a ahorrar en billetes de AVE en primera clase, pues esa puede ser realmente su competencia directa.
En el logotipo de su parrilla.
No se me ocurre otra.
Y es que todo lo anterior dicho lo cumple de largo este coche: Devora las vías rápidas, es grande como ninguno, va equipado hasta los topes y su motor de 163CV de gasóleo resulta austero a la par que potente.
También es obvio que no es un coche ágil, pero es que tampoco lo pretende. Lo suyo es lanzarse en autovía y hacer el viaje lo más placentero posible. Como una gran berlina (más en la linea del 607 que del 407 del que toma su nombre) pero con estilo. Pues esto también resulta innegable.
Empecemos por ahí.
Visto de frente es un 407 bajito y ancho. Pero luego no es ni tan bajito ni tan ancho, sin embargo los pocos centímetros (cinco de menos y cinco de más, exactamente) que le separan generan un efecto óptico de “león al acecho” muy logrado. Otra cosa es ya cuando nos situamos de perfil. Aquí son 12cms de más sobre la versión 4 puertas, y se notan. No sé cuántos de esos centímetros se lleva el voladizo delantero con esas tomas de aire integradas a modo de agallas, pero seguro que no son pocos. También, desde este punto podremos apreciar la descomunal longitud de sus puertas (más de un metro cada una) así como su larga batalla (que es lo que realmente resta agilidad al coche como luego veremos). La trasera está bien resuelta con una caída suave del cristal rematado por una tapa de maletero con alerón integrado. Estilizado y contundente. Tanto que sus llantas de 18 pulgadas pueden resultar hasta pequeñas a la vista.
La parte trasera muestra un aspecto más macizo, cuadrado y rotundo. En el último restyling se le añadió un “difusor” trasero y nuevo escape, de diseño boca de buzón de correos. Queda bien. Resalta la anchura.
En definitiva, el coche resulta atractivo desde todos los ángulos y, desde luego mucho más trabajado que un Audi A5 (soso) o un Mercedes E Coupé (sin imaginación).
Pasamos al interior y las generosas dimensiones exteriores tienen su refrendo de puertas adentro. Los asientos son grandes y duros pero confortables. Sujetan bien y las cotas de anchura, altura y longitud se superan con nota. Desde el cuadro de mandos hasta el parabrisas hay cinco minutos andando. Lo que nos da una idea de sus dimensiones y su caída, así como anticipa la capacidad de su guantera: enorme.
Todos los mandos están en su sitio, nada se te hace extraño. Botones secundarios pequeños y principales grandes. Todo facilito (quizá el navegador no tanto) y accesible desde una postura de conducción correcta. He de decir que me ha costado dar con la postura más de lo deseado, pero una vez en ella… ¡kilómetros a mí!
Los botones de los elevalunas quedan un poco retrasados y el mando de los asientos calefactables carece de iluminación, es todo lo malo que puedo decir. Y bueno, no es un interior “a la última”, pero lo prefiero antes que uno moderno y mal hecho.
Además incluye medidas de lo más inteligentes, como unos limpiaparabrisas “en guardia” y un sensor de luz “no-es-para-tanto”. El primero al accionar el modo automático dispone los limpias fuera de su escondite para estar a punto a la primera gota que caiga, volviendo a su hueco bajo el capó cuando la lluvia casi ha desaparecido para no entorpecer la aerodinámica. Y lo segundo es que en el modo automático el sensor de luces enciende las luces exteriores sin encender la del cuadro ni consola si es de día, ahorrando una valiosa energía inútilmente desperdiciada en otros coches. Inteligente también me parece que junto a velocímetro, cuenta revoluciones e indicador de nivel de combustible incluya otras dos esferas con la temperatura del agua y del aceite, cuando la tendencia actual es eliminar todo de todo (¿entendéis ahora lo del interior antiguo-bueno y moderno-malo que os comentaba?).
En la plazas traseras más de lo mismo: Mucho espacio y muy bien pensado. El coche sólo está homologado para cuatro pasajeros, pero los dos ocupantes de las plazas traseras lo harán como jeques en su poltrona. Anchura, longitud y distancia de nuevo como en una berlina grande. No resulta claustrofóbico a pesar de que las ventanas ni suben ni bajan y las generosas dimensiones del respaldo de los asientos delanteros. Por cierto que acceder a estas plazas no es más complicado que acceder a las delanteras, pues los respaldos se abaten y la banqueta se desplaza eléctricamente hacia delante para luego recuperar su posición original. El principal inconveniente será la altura del coche y poco más.
El maletero, con boca de carga algo estrecha, hace gala de una encomiable capacidad para tragarse bultos grandes y sujetar los pequeños bajo una práctica red.
Pongámonos ahora en marcha.
Al arrancar lo primero que llama la atención es lo bien aislado que está. El motor suena muy poco en el habitáculo, incluso frío y al ralentí. Y rodando ni dicho propulsor ni el ruido del aire perturbarán nuestra “paz interior”. Quizá hay un poco de “run-run” procedente de sus neumáticos, pero nada a lo que no pueda hacer frente su excelente equipo de música JBL de 300 altavoces y 5.000 vatios de potencia (más o menos).
No hay ni indicador de cambio de marcha ni eficientronic ni leches verdes, tú ve subiendo según te dicte tu sentido común, y verás que pronto estás en sexta “tirando de par”. Su motor es muy bueno en suavidad y progresividad, gracias a una potencia obtenida a base de una cilindrada razonable con muy poco efecto turbo-lag. Hombre, por debajo de 1.500rpm no es una flecha…
A la hora de analizar su pisada nos encontramos con una contradicción: el planteamiento del coche es netamente rutero, pero topamos con una suspensión ratonera. Esto le hace ganar enteros en cuanto a aplomo al abordar curvas rápidas y muy rápidas, pero sacude nuestros riñones en badenes, juntas, zanjas y agujeros. Será cuestión de evitarlos.
Personalmente yo me quedo el coche como viene, con una suspensión más blanda esto ya sería un barco de carretera del estilo del Cadillac Eldorado o Mercedes CL, si me apuras.
Porque de esta guisa en las curvas inclina poquísimo aumentando una sensación de seguridad ganada a base de comerse con patatas las rectas.
Los frenos son tan aceptables como resistentes, lo que me hace pensar que las tomas de aire laterales del parachoques delantero realmente sirven para algo. Nunca lo hubiera imaginado. El cambio de marchas va bien (bien de tacto, bien de recorrido, bien de escalonamiento) y la dirección transmite cuanto debe, ni más, ni menos.
Si lo dejáramos aquí, la nota de este 407 coupé sería realmente alta, pero no lo vamos a dejar aquí, vamos a hacerle un poco la “pugneta”.
Y para ello no hay más que buscar una carretera virada y con mal asfalto. Entonces este coche se vuelve un pato mareado. Un pez fuera del agua. Un elefante con tutú. Manuel Fraga en el ballet Bolsoi.
Los cambios bruscos de dirección se le atragantan, su dirección se vuelve excesivamente lenta, su motor diesel no da con la marcha adecuada y su zaga pisa la raya interior mientras que el morro se obstina en salirse de la trazada. Entretanto sus ocupantes se deslizan de lado a lado de sus grandes asientos de cuero mientras aprietan los dientes. Mal, pero tan sólo tan mal como se esperaba. Con unas ruedas traseras directrices o menos longitud, o tracción integral o incluso mejor: trasera, se mitigaría el efecto. Pero a falta de ello lo apropiado es abrir el techo solar, poner buena música y relajase con el paisaje… hasta el siguiente calvario: la ciudad.
Y no una ciudad cualquiera, sino Madrid. Urbe jalonada de obstáculos fijos y móviles con psicópatas al volante y las mismas plazas de aparcamiento que Venecia, eso sí, para el cuádruple de coches.
En este entorno el Peugeot mueve su carrocería con elegante parsimonia. Es grande y desde dentro nunca sabemos dónde empieza ni dónde acaba, pero nos hacemos una idea y nos lo tomamos con calma. Su dirección no gira demasiado con lo que en más de un parking me ha tocado maniobrar más de lo previsto, apoyado eso sí por un muy buen partronic con pantalla a colorines. Éste tampoco es su entorno natural, pero se desenvuelve tan bien como el Skoda Superb Taxi que casi me embiste a la salida de un semáforo.
Pero volvemos a la carretera y todo vuelve a su sitio, y recupera los puntos perdidos fuera de “su ambiente”.
Entretanto, 7 litros a los 100 kms es lo que nos ha pedido en la gasolinera. Se aleja de los cinco y medio que anuncia la marca. Pero rodando a ritmo moderado y constante por autopista no deberíamos estar lejos de esa marca.
Y ahora la parte del León (nuca mejor dicho), su competencia e inversión.
Realmente yo este coche sólo lo compararía con el Laguna Coupé, que es otro Gran Turismo para viajar pero más ágil y más potente (versión 2.0Dci GT 4RD), pero también es mucho más feo. Porque enfrentarlo a un BMW Serie 3 coupé, Audi A5, Mercedes E coupé cuyo planteamiento es mucho más dinámico y le doblan en precio a igualdad de motor y equipamiento… no sé, no lo veo.
Porque si de precio hablamos, el de este Peugeot 407 Coupé 2.0HDi es imbatible.
El modelo que veis en las fotos en color Azul Abyssé cuesta algo más de 33.000 euros.
¿Caro? En absoluto. Por ese precio os lleváis un enorme y bonito coupé, con todo (y esto no es un decir) el equipamiento (serie+opcional) que incluye cosas como el control por voz, el xenon direccional, la juke box (almacena miles de canciones), el equipo JBL, el cuero, navegador, techo solar, bluetooth… y un largo etcétera.
Si aún dudas piensa en la pasta que este coche te va a ahorrar en billetes de AVE en primera clase, pues esa puede ser realmente su competencia directa.
NUESTRA NOTA: 8.5
Cosas a favor
Estética y amplitud interior
Motor suave y potente
Relación precio/calidad/equipamiento
Cosas en contra
Torpe en vías lentas
Voluminoso al aparcar
No hay motor gasolina
MOTOR
- Cilindrada: 1.997 c.c
- Potencia: 163 CV CEE
- Par: 34,7 mkg
- Tracción: delantera
- Caja de cambios: manual 6 velocidades
Dimensiones
- Largo/ancho/alto: 481/186/139 cms
- Peso: 1.507 kgs
- Ruedas: 235/45R18
- Maletero: 466 L
- Cap. Depósito: 66 L
Prestaciones
- Velocidad máxima: 210 km/h
- Aceleración 0-100km/h: 9,1 seg
- Consumo medio oficial: 5,4 l/100kms
Equipamiento
- Equipamiento: ABS, BAS, EDB, ESP, 7 airbags, alarma, asientos de cuero eléctricos y calefactables, climatizador bizona, bluetooth, asientos traseros abatibles, parktronic trasero, control de velocidad, navegador, faros bixenon, climatizador bizona...