by AUTODOMINIS

Prueba del Citroen C3 1.4i SX Airdream

Citroen C3 1.4i SX Airdream

" Huevo Kinder "

Y no lo digo sólo por su forma oval, o porque guste a los niños. Lo digo porque como dicha chocolatina este coche esconde en su interior una sorpresa que a muchos llamará la atención positivamente.


La marca del doble chevron sigue mejorando su gama con nuevos productos que hacen dudar de que el logotipo sobre su capó sea el mismo que ostentaban sus predecesores.
Entraron con buen pie con un C4 que condenaba al Xsara al mesolítico.
Continuaron con un C5 que dejaba a su predecesor a la altura del betún.
El C4 Picasso hizo que el Xsara Picasso pareciera un coche de los Clic de Playmovil.
Y ahora este C3… mejora mucho –aunque no avasalla- al “viejo” C3 del que toma nombre, concepto y forma.



Bien, por fuera las líneas maestras del anterior modelo siguen presentes. Mucha curva, todo muy redondeado y ventanas grandes forman un conjunto integrado en los menos de cuatro metros que mide el modelo.
Sus ópticas reclaman mayor presencia y los pasos de rueda se han musculado ligeramente para transmitir –algo de- dinamismo.
En el techo, curvado y redondeado, por supuesto, descubrimos uno de los atributos de venta del modelo: su enorme techo panorámico. Está tintado y rematado por una horrorosísima moldura cromada.
Como dicho elemento tendrá más que decir desde su interior y ya que por fuera hay poco más que ver (y esto no es malo) pasamos al interior a descubrir la “sorpresa”.
Esta sorpresa no es otra que un interior con el que el anterior C3 ni tan siquiera hubiera podido soñar.

Todo en su sitio –excepto el warning-, todo bien rematado, todo de aparente buena calidad, todo bien presentado, un volante Como Dios Manda (achatado en su parte baja), muy bien equipado y el techo… no reparé en él hasta que llevaba un buen rato en el interior y empecé a sentir cómo se me cocía el cuero cabelludo.
Y es que este elemento tan vistoso y que da tanta luz puede resultar francamente funcional en países como Francia, con menos sol y menos dañino que el de nuestras latitudes… pero en fin, bonito queda y con un ligero movimiento corremos la cortina rígida que lo cubre –e incluye los parasoles- y nos cobijamos bajo la sombra.



Ya más fresquito sigo ojeando el interior. Hay buenos huecos, un climatizador muy vistoso, buen equipo de música, apoyabrazos y tras el volante una instrumentación muy completa… aunque no lo parezca, porque en la pantalla de la derecha –digital- se tarda un rato en completar a golpe de manual toda la información que consideramos precisa.
Tomadlo en cuenta pues a mí, cuando me entregaron el coche sólo marcaba en dicho espacio el nivel de combustible, el cuentakilómetros y la marcha recomendada. “Qué desperdicio de espacio”, pensé yo. Y me puse a toquetear hasta que logré que junto a lo dicho apareciera la velocidad marcada en el limitador, la autonomía y el reloj.

Es que si no, para visualizar estos dos últimos conceptos hay que girar la cabeza y mirar la pantalla multifunción del centro del salpicadero.
Añadir aquí que me costó 20 minutos poner el cuentakilómetros parcial a cero, y aún no sé cómo lo hice, pues en el libro de instrucciones no está claro.
Decir también que no hay indicador de la temperatura del motor, pero en su lugar se enciende un bonito testigo en azul en el interior del cuentarrevoluciones que nos dice cuando está frío y cuándo no –en este caso se apaga, no hay uno rojo-.

Con la intención de salir a circular empiezo a ajustar mi asiento.
La postura de conducción es ligeramente elevada, y en varias ocasiones me sobraban piernas o me faltaban brazos, con lo que tardé un rato (dos días) en dar con mi disposición adecuada.

Bueno, ya ubicado descubro que la visibilidad es muy buena se mire hacia donde se mire, la gran superficie acristalada es la responsable. La distancia con el asiento del acompañante es tan buena que hasta cabe un reposabrazos (estrechito) y en los asientos de atrás caben dos adultos de hasta un metro setenta y cinco de altura o tres niños de hasta metro cuarenta y algo apretados.



El maletero, 300 litros, en la media. No os lo vais a creer pero acabo de caer en la cuenta de que se me ha olvidado mirar qué tipo de rueda de repuesto había debajo. Bueno, llamaré más tarde a Citroen a preguntar… (Confirmado, la llevamos de “galleta”)

Ahora nos vamos a poner a rodar con él. Arrancamos y el motor suena realmente poco. Da gloria oírlo, o mejor dicho, no oírlo. Pues sólo hay una cosa peor que un feo sonido diesel al ralentí: un coche pequeño con un feo sonido diesel al ralentí.
Éste no es el caso. Aquí tenemos lo que esperaríamos encontrarnos en un coche de apenas mil kilos: un motor gasolina de 1.4 litros sin turbo ni nada. 75 “caballazos” montados a pelo.
Obviamente es un motor pequeño para un coche pequeño y se comporta como tal, pero no adelantemos acontecimientos.
Primero metemos marcha atrás para salir del parking… y primer problema, el apoyabrazos estorba para meter la marcha y lo hemos de abatir casi cada vez que maniobramos. Luego topamos con el segundo problema: el tacto del embrague y su recorrido, ultralargo y ultrablando. Y concluimos con el último percance: su dirección, hipermegasuave y con un radio de giro descomunal. Todo ello no es ni mucho menos negativo, pero de la puritita falta de costumbre casi acabo con una rueda en una jardinera de la rampa de salida.

Todo lo dicho ayuda mucho para el tráfico en ciudad y tampoco molesta en carretera.
De hecho, lo único que te puede molestar en carretera es el extraño comportamiento de su suspensión trasera, que en una curva de una vía rota puede llegar a sacar el coche de la trayectoria. Nada preocupante, pero perturba la comodidad con la que este pequeño utilitario mueve a sus pasajeros.



Del motor decir que cumple con lo esperado. Ni más ni menos. Puede rodar rápido con solvencia, a costa del consumo y el aumento del ruido, eso sí. Los frenos están bien (aunque mejorarían mucho sustituyendo los tambores traseros por discos) y la caja de cambios de cinco marchas está acorde con las prestaciones del coche.
El gasto de combustible nunca pasó de los siete litros y medio. Es el peaje a pagar por tener un motor “flojito”, que hay que estirar las marchas para darle “alegría”.

Pero en definitiva diré que este Citroen C3 es un buen producto. Muy atractivo, muy bien hecho, muy bien equipado (el ambientador huele muy bien) y muy válido para –casi- cualquier ocasión.
La marca gala nos pide 13.350 euros por él, a los que hay que sumar los 1.000 del pack Zenith Plus que montaba nuestra unidad (llantas, techo panorámico, control de aparcamiento trasero, apoyabrazos, elevalunas en las cuatro puertas…).
Aún así su importe es francamente asequible, y lo aleja unos 2.500 euros de un mucho menos estiloso VW Polo equivalente.
No obstante, yo, por mil y pico más (15.550) optaría por el C3 1.4VTi Airdream Exclusive con 20cv más para redondear todo lo ya redondo u ovalado de este automóvil.




NUESTRA NOTA: 7
Valoracion prueba 7
Cosas a favor

Estética atractiva
Interior muy logrado
Suavidad de marcha

Cosas en contra

Dirección muy blanda
Suspensión trasera comprometida
Consumo apurando el motor

motor
MOTOR
  • Cilindrada: 1.360 c.c.
  • Potencia: 75 CV CEE
  • Par: 12,0 mkg
  • Tracción: delantera
  • Caja de cambios: manual 5 velocidades
dimensiones
Dimensiones
  • Largo/ancho/alto: 394/172/152 cms
  • Peso: 1.030 kgs
  • Ruedas: 205/50R16 op.
  • Maletero: 300 L
  • Cap. Depósito: 48 L
prestaciones
Prestaciones
  • Velocidad máxima: 163 km/h
  • Aceleración 0-100km/h: 14,2 seg
  • Consumo medio oficial: 6,0 l/100kms
equipamiento
Equipamiento
  • Equipamiento: ABS, BAS, EDB, 4 airbags, asiento trasero abatible, cierre centralizado con mando, elevalunas eléctricos, ordenador de abordo, toma de corriente, bluetooth, Radio CD-Mp3-Aux-USB, volante de cuero, perfumador, faros antiniebla, control y regulador de velocidad...

"Bonus Gallery"
Fotografías del Citroen C3 1.4i SX Airdream

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