Renault Megane ST 1.5Dci
" Superventas-Superpráctico "
El éxito que la marca del rombo tiene con el Megane en toda Europa viene dado gracias a la calidad del producto. Si a ello le sumamos una mayor versatilidad de uso estaríamos ante un nuevo “hit français”. Lástima que por aquí aún no gusten las “rancheras”...
Muy logrado. Eso fue lo primero que pensé al ver esta nueva carrocería de la gama Megane. La zaga no le pesa y estéticamente han resuelto la trasera con un aire tan moderno como rebosa el resto del coche.
Lo mejor viene cuando se abre esa tapa: 524 litros de capacidad perfectamente aprovechables esconde este Renault en su tercio trasero. Imponente, la verdad, pero es que sus dimensiones (pasando de los cuatro metros y medio de largo) no son para menos, y golpean en todas las narices a modelos de segmentos superiores.
En el interior la sensación de amplitud sigue presente, sobre todo en las plazas traseras, que al carecer de pilar C sobre sus cabezas disfrutan de mayor cota de altura que la berlina. A lo ancho caben tres y a lo largo las piernas se mueven sin apreturas.
Delante el salpicadero nos muestra un acabado de calidad, con los mandos muy claros y bien agrupados, unos plásticos mullidos de buena calidad y un volante que da gusto agarrar. La instrumentación combina lo digital con lo analógico. Queda chulo y tal, pero no aporta nada nuevo. Incluso de noche, la iluminación del velocímetro puede llegar a deslumbrar. El climatizador es facilito, la radio no tanto (con un botón de volumen-encendido-apagado demasiado pequeño) y el pomo de la palanca de cambio ofrece buen agarre. Aunque es feo.
Menos me gustan los mandos tras el -ya mencionado agradable- volante. Son muchos y muy sensibles. No es raro dar ráfagas al activar el intermitente. El mando satélite del equipo de música es, para manejarlo al tacto, simplemente un galimatías. Y el mando de los limpiaparabrisas, incomprensible. Todavía no sé en cual de sus 200 posiciones se pone en automático.
Tampoco me ha gustado la ausencia de huecos pequeños donde dejar el móvil, las gafas, las llaves… Sólo hay un posavasos, otro donde se ha de alojar el cenicero y dos enormes bolsas en las puertas, que hacen que el más pequeño paquete de chicles vaya de un lado a otro con el rodar de la vida. Bajo el apoyabrazos encontramos una guantera de una profundidad que te hace ver la espeleología con otros ojos cuando buscas un euro al fondo para pagar la autopista de peaje.
En fin. Ya todo mirado y bien posicionados en sus generosos asientos (con unos cabeceros que se obstinan en no quedarse en su sitio) nos disponemos a arrancar.
Bajo el capó esta semana tenemos un 1.5Dci de 105CV. ¿Poca cosa? Lo veremos.
Activamos el encendido y escuchamos el inevitable ruido diesel. Pero no molesta, de hecho, a excepción de en frío y en parking, no suena más que… la mascletá de las fallas.
No, en serio, no suena mucho. Va bien aislado.
Ya circulando el coche se muestra firme y estable. Coge velocidad sin apuros y a menos de 80km/h ya hemos metido sexta en su caja de cambios “aceptable”. Sin titubeos ni tirones. Parece que gozamos de más par del que tenemos. La dirección se endurece de manera apreciable y transmite lo que debe, ni menos ni, por supuesto, más. La suspensión mantiene el coche en la trazada y hay que conducir muy mal (o como no se debe) para que perdamos la trayectoria. Los frenos, bastante bien. Es éste un punto en el que generación tras generación la saga Megane siempre ha brillado con luz propia. Hay que pisar a fondo, pero una vez que lo haces, el coche se detiene en medio suspiro.
El tacto del embrague es de “coche cualquiera” (lo cual es bueno) y el consumo, de 6,7 litros a los 100 kms recorridos durante la prueba, es más que asumible. El motor es pequeño, pero tiene bastante espíritu. Casi tanto como para no rezar cada vez que afrontas un adelantamiento comprometido (he dicho “casi tanto”, acuérdate).
Optar por el 1.9Dci de 130CV tiene sentido para los que quieran más acción en autopista y menos en carretera.
Pues todo bastante bien hasta ahora. Y la cosa mejora con el equipamiento.
El acabado Dynamic que hemos probado tiene de todo, o de todo lo que puedes esperar por 20.000 euros. Tan sólo unos faros de xenón (por cierto el sensor de luz es bastante cicuta y sólo da las luces casi a media noche) que están en opción y una apertura del cristal trasero (en lugar de todo el portón) que no podremos tener.
Lo demás, desde llantas de aleación hasta conexión auxiliar de audio al lado del mechero pasando por el bluetooth al que asociar el móvil lo tenemos de serie.
Eso junto con un motor funcional, una estética agraciada y un maletero en el que yo creo que hasta cabe Falete, lo hace un buen producto, no enamora, pero es bueno.
NUESTRA NOTA: 7.5
Cosas a favor
Relación precio-calidad-equipamiento
Amplitud interior y maletero
Motor “muy apañao”
Cosas en contra
Mandos tras el volante complejos
Pocos huecos pequeños
Visibilidad trasera escasa
MOTOR
- Cilindrada: 1.461 c.c.
- Potencia: 105 CV CEE
- Par: 24,5 mkg
- Tracción: delantera
- Caja de cambios: manual 6 velocidades
Dimensiones
- Largo/ancho/alto: 156/180/150 cms
- Peso: 1.306 kgs
- Ruedas: 205/55R16
- Maletero: 524 L
- Cap. Depósito: 60 L
Prestaciones
- Velocidad máxima: 190 km/h
- Aceleración 0-100km/h: 11,2 seg
- Consumo medio oficial: 4,5 l/100kms
Equipamiento
- Equipamiento: ABS, BAS, ESP, TCS, EBD, 6 airbags, climatizador bizona, retrovisores eléctricos calefactables, bluetooth, elevalunas eléctricos delanteros y traseros, barras cromadas en el techo, llantas de aleación, ordenador, cromados, equipo de audio CD, Mp3 y toma Aux-in, control y regulador de velocidad, faros y limpiaparabrisas automáticos, faros antiniebla, llantas de 16", volante de cuero, asiento del conductor con regulación lumbar...