Subaru Crosstrek 2.0i Field
" Da gusto "
Hace pocas fechas, con la discreción que caracteriza a la marca nipona, Subaru sustituyó el SUV XV por este Crosstrek. Varias cosas cambian, entre ellas el nombre, sin embargo y afortunadamente, su esencia sigue siendo la misma.
A mí el XV me parecía un coche estupendo con un nombre desafortunado. Sí, porque si bien una mayoría lo denominábamos “equis uve”, había personas que por su parte lo llamaban “quince” (xv en números romanos), o incluso otras, las más anglófilas y melómanas tal vez, que se referían a él como “Cross-Bi”. Casi nada, a lo “Crosby, Still and Nash” de finales de los años 60.
Sea como fuere aquel era un SUV compacto estupendo. Sencillo, sincero, capaz, seguro y asequible.
En esto que llega el momento de relevarlo y… Ay madre. Hay voces que apuntan a un coche híbrido con gran pantalla que… Me temí lo peor. Creí que Subaru se iba a dejar llevar por la corriente de SUVs insustanciales, con más pulgadas en sus pantallas que centímetros cúbicos en su motor y tan conectados como poco apetecibles. Pero no.
Los japoneses no traicionaron su legado y se sacaron de la manga este Crosstrek que, en esencia, es un XV muy actualizado.
Por fuera las dimensiones son muy similares, de la misma manera que mantiene su concepto de coche bajo/alto. Es decir, se trata del SUV con la altura total más reducida y en cambio ofrece la mayor altura al suelo. Esta dualidad le permite en primer lugar comportarse como un compacto sobre el asfalto mientras que en segundo término, le otorga mayores y mejores capacidades offroad que la mayoría de todo caminos de su segmento. Tracción integral mediante, claro, cosa que la marca a tenido a bien conservar.
Los grupos ópticos proceden el Impreza, un modelo tremendamente minoritario, con lo que pueden pasar por originales, y en el exterior goza de toda la parafernalia aventurera: protecciones de bajos y paragolpes, barras en el techo y suspensión sobre elevada, aunque no demasiado.
Todo ello le hace parecer más pequeño de lo que en realidad es, de hecho, en determinados ángulos da la sensación de que apenas tiene voladizo trasero. Pero es por el contraste entre la pintura y las protecciones. Como también contrastan, hablando de protecciones, lo expuestos que quedan a pequeños golpes los catadriópticos traseros –el izquierdo incluye el antiniebla-, mientras que en el frente, la cosa está mejor resuelta.
Por cierto, me llaman la atención la cantidad de insignias identificativas que exhibe el modelo. Que si hybrid, que si AWD, que si e-power… Un detalle muy japonés. Orgullosos de que se sepa lo que hacen.
Y es que en apariencia, el Crosstrek tampoco puede disimilar su origen. Es moderno, bien proporcionado, con un toque deportivo y ni feo ni bonito.
Entramos al interior (porque “entrar al exterior” no tendría sentido) y las buenas sensaciones continúan. Rápidamente me encuentro muy cómodo a sus mandos. Todo se me hace familiar. Y da gusto.
De acuerdo que la instrumentación no es digital, pero es que tampoco hace falta. Conserva las dos esferas convencionales, eso sí, complementadas con un buen ordenador de a bordo en color. El volante tiene un tacto extraordinario y ofrece unos cuantos mandos en sus brazos, pero son teclas grandes y de manejo intuitivo.
Con ese buen sabor de boca en el paladar giro la vista hacia la consola central y, obviando el pantallón –luego iré con él- fijo mi vista entre los dos asientos y lo que descubro es, ni más ni menos, que una palanca de cambios convencional. Y dos botones para encender y apagar la calefacción de los asientos… ¡y hasta una toma de 12V! Madre mía que gozada. Le perdono el freno de mano por botón porque al menos está ubicado en el lugar correcto y porque su inclusión permite contar con dos muy buenos posa vasos, a los que se suma una práctica bandeja para dejar el móvil y/o las llaves así como una gran guantera bajo el reposabrazos central.
Vamos con la pantalla. Tiene 11,6 pulgadas y gestiona tanto los perfiles del coche, como el multimedia y, -oh no- la climatización. Peeeeero, los técnicos de Subaru, en su profunda sabiduría y atención al “feedback” de su público, han incorporado seis –siete con el warning- valiosísimos botones físicos en sus márgenes. Así, subir y bajar la temperatura, el volumen, cambiar la emisora o activar el desempañamiento de la luneta se hacen sin perderse en menús o jugando a “operación” en una carretera bacheada. Por lo de atinar con el dedito en la pantalla, digo. Que no siempre es fácil. Y si no has jugado a “operación”, es que no has tenido infancia. Bueno, creo que aún está a la venta.
Bien, lo que decía, esos accionadores junto con que la pantalla de climatización siempre esté disponible, te hacen la vida mucho más fácil.
“Veo tus teclas en la pantalla y lo subo con un botón para poner a cero el contador parcial de ordenador de viaje”.
Acepto tu apuesta, porque este Crosstrek también lo tiene, cuatro dedos por encima del botón de arranque. Increíble.
Los asientos son muy buenos, con una tapicería mixta tela/cuero en este acabado.
Los materiales del interior cumplen con buena nota aunque su apariencia sea algo anodina, y sus ajustes son perfectos. Ni traqueteos, ni chirridos ni crujidos.
Las plazas traseras ofrecen el espacio “suficiente” para tres pasajeros, con el hándicap del enorme túnel de transmisión que surca la espina dorsal del coche y hará la puñeta a las piernas del ocupante de la plaza central. Chico, es 4x4, es lo que hay. También hay un par de tomas USB, para que al menos se distraiga.
El maletero es quizá la parte menos buena de este coche. Con 315 litros de capacidad, es pequeño. Al menos, si no se retira la toldilla. Los prominentes pasos de rueda y la altura de la base para dejar espacio la batería y al diferencial trasero se comen el hueco al que, para rematar y para mi gusto, le faltaría otro punto de luz en el lado derecho.
Llega el momento de ponerse a circular, pero antes, sepamos un poco lo que llevamos entre manos. La plataforma es muy similar a la del XV, como su motor bóxer –seña de la casa- dos litros atmosférico. Pero ambos han sufrido las modificaciones necesarias para sumar al conjunto una máquina eléctrica de 48V capaz de mantener activos todos los sistemas del vehículo con el motor térmico apagado, de ahí lo de híbrido, aunque más propiamente sea un MHEV, Mild Hybrid o vehículo con hibridación suave. Un muy buen invento como se está demostrando en nuestros días. Bajas consumos, emisiones y consigues la pegatina ECO.
Lo que sí se ha perdido en esta transición es algo de potencia, porque si bien el XV arrojaba 150CV en banco, este se ha de conformar con 136. No es una gran pérdida pero… Si nunca fue un coche rápido…
La cosa puede empeorar sin lastramos el conjunto con una caja de cambios CVT por variador continuo. O eso esperaba yo porque, una vez en marcha… Me voy a repetir, pero da gusto.
El Subaru es suave, obediente y anda lo suficiente. No, la hibridación no lo ha estropeado, ni de lejos.
Sus amplios recorridos de suspensión en carretera redundan en un gran confort, aunque tienda a balancear la carrocería si nos tomamos alguna curva muy a pecho. Los frenos son correctos. Sin más. Adecuados a las prestaciones del Crosstrek, que no son para volverse locos. Sobre todo, en lo que atañe a recuperaciones. En fin, no pretende ser un deportivo por mucho botón “S” que tenga su volante. Lo ideal es llevarlo en el otro modo, “I”, de inteligente, creo.
Lo que sí que hay es un modo X Mode para conducción fuera de carretera con tres posibilidades distintas: Nieve/Tierra, Normal, Nieve profunda/Barro. Yo lo he llevado en Normal en nuestro sendero de pruebas y la motricidad fue sobresaliente. Incluso nos atrevimos con un par de rampas complicadas sin el más mínimo drama.
El consumo, a lo largo de toda el test se mantuvo en unos sólidos 8,5 litros. Puede parecer elevado pero es lo razonable para las características del coche.
Como también me parece razonable su precio: 34.500 euros (diciembre de 2024) en este acabado intermedio “Field” que sólo se distingue del superior por no llevar tapicería de cuero ni techo panorámico. Porque el equipamiento de serie es de lo más abundante echando únicamente de menos el navegador, que no lo hay ni en opción.
En definitiva, un modelo tan moderno como convencional, tan discreto como capaz. Tan bueno como un Subaru. Un tipo de automóvil con el que da gusto encontrase en estos tiempos de poses, pantallas, ecotrastos y brilli-brilli.
Sea como fuere aquel era un SUV compacto estupendo. Sencillo, sincero, capaz, seguro y asequible.
En esto que llega el momento de relevarlo y… Ay madre. Hay voces que apuntan a un coche híbrido con gran pantalla que… Me temí lo peor. Creí que Subaru se iba a dejar llevar por la corriente de SUVs insustanciales, con más pulgadas en sus pantallas que centímetros cúbicos en su motor y tan conectados como poco apetecibles. Pero no.
Los japoneses no traicionaron su legado y se sacaron de la manga este Crosstrek que, en esencia, es un XV muy actualizado.
Por fuera las dimensiones son muy similares, de la misma manera que mantiene su concepto de coche bajo/alto. Es decir, se trata del SUV con la altura total más reducida y en cambio ofrece la mayor altura al suelo. Esta dualidad le permite en primer lugar comportarse como un compacto sobre el asfalto mientras que en segundo término, le otorga mayores y mejores capacidades offroad que la mayoría de todo caminos de su segmento. Tracción integral mediante, claro, cosa que la marca a tenido a bien conservar.
Los grupos ópticos proceden el Impreza, un modelo tremendamente minoritario, con lo que pueden pasar por originales, y en el exterior goza de toda la parafernalia aventurera: protecciones de bajos y paragolpes, barras en el techo y suspensión sobre elevada, aunque no demasiado.
Todo ello le hace parecer más pequeño de lo que en realidad es, de hecho, en determinados ángulos da la sensación de que apenas tiene voladizo trasero. Pero es por el contraste entre la pintura y las protecciones. Como también contrastan, hablando de protecciones, lo expuestos que quedan a pequeños golpes los catadriópticos traseros –el izquierdo incluye el antiniebla-, mientras que en el frente, la cosa está mejor resuelta.
Por cierto, me llaman la atención la cantidad de insignias identificativas que exhibe el modelo. Que si hybrid, que si AWD, que si e-power… Un detalle muy japonés. Orgullosos de que se sepa lo que hacen.
Y es que en apariencia, el Crosstrek tampoco puede disimilar su origen. Es moderno, bien proporcionado, con un toque deportivo y ni feo ni bonito.
Entramos al interior (porque “entrar al exterior” no tendría sentido) y las buenas sensaciones continúan. Rápidamente me encuentro muy cómodo a sus mandos. Todo se me hace familiar. Y da gusto.
De acuerdo que la instrumentación no es digital, pero es que tampoco hace falta. Conserva las dos esferas convencionales, eso sí, complementadas con un buen ordenador de a bordo en color. El volante tiene un tacto extraordinario y ofrece unos cuantos mandos en sus brazos, pero son teclas grandes y de manejo intuitivo.
Con ese buen sabor de boca en el paladar giro la vista hacia la consola central y, obviando el pantallón –luego iré con él- fijo mi vista entre los dos asientos y lo que descubro es, ni más ni menos, que una palanca de cambios convencional. Y dos botones para encender y apagar la calefacción de los asientos… ¡y hasta una toma de 12V! Madre mía que gozada. Le perdono el freno de mano por botón porque al menos está ubicado en el lugar correcto y porque su inclusión permite contar con dos muy buenos posa vasos, a los que se suma una práctica bandeja para dejar el móvil y/o las llaves así como una gran guantera bajo el reposabrazos central.
Vamos con la pantalla. Tiene 11,6 pulgadas y gestiona tanto los perfiles del coche, como el multimedia y, -oh no- la climatización. Peeeeero, los técnicos de Subaru, en su profunda sabiduría y atención al “feedback” de su público, han incorporado seis –siete con el warning- valiosísimos botones físicos en sus márgenes. Así, subir y bajar la temperatura, el volumen, cambiar la emisora o activar el desempañamiento de la luneta se hacen sin perderse en menús o jugando a “operación” en una carretera bacheada. Por lo de atinar con el dedito en la pantalla, digo. Que no siempre es fácil. Y si no has jugado a “operación”, es que no has tenido infancia. Bueno, creo que aún está a la venta.
Bien, lo que decía, esos accionadores junto con que la pantalla de climatización siempre esté disponible, te hacen la vida mucho más fácil.
“Veo tus teclas en la pantalla y lo subo con un botón para poner a cero el contador parcial de ordenador de viaje”.
Acepto tu apuesta, porque este Crosstrek también lo tiene, cuatro dedos por encima del botón de arranque. Increíble.
Los asientos son muy buenos, con una tapicería mixta tela/cuero en este acabado.
Los materiales del interior cumplen con buena nota aunque su apariencia sea algo anodina, y sus ajustes son perfectos. Ni traqueteos, ni chirridos ni crujidos.
Las plazas traseras ofrecen el espacio “suficiente” para tres pasajeros, con el hándicap del enorme túnel de transmisión que surca la espina dorsal del coche y hará la puñeta a las piernas del ocupante de la plaza central. Chico, es 4x4, es lo que hay. También hay un par de tomas USB, para que al menos se distraiga.
El maletero es quizá la parte menos buena de este coche. Con 315 litros de capacidad, es pequeño. Al menos, si no se retira la toldilla. Los prominentes pasos de rueda y la altura de la base para dejar espacio la batería y al diferencial trasero se comen el hueco al que, para rematar y para mi gusto, le faltaría otro punto de luz en el lado derecho.
Llega el momento de ponerse a circular, pero antes, sepamos un poco lo que llevamos entre manos. La plataforma es muy similar a la del XV, como su motor bóxer –seña de la casa- dos litros atmosférico. Pero ambos han sufrido las modificaciones necesarias para sumar al conjunto una máquina eléctrica de 48V capaz de mantener activos todos los sistemas del vehículo con el motor térmico apagado, de ahí lo de híbrido, aunque más propiamente sea un MHEV, Mild Hybrid o vehículo con hibridación suave. Un muy buen invento como se está demostrando en nuestros días. Bajas consumos, emisiones y consigues la pegatina ECO.
Lo que sí se ha perdido en esta transición es algo de potencia, porque si bien el XV arrojaba 150CV en banco, este se ha de conformar con 136. No es una gran pérdida pero… Si nunca fue un coche rápido…
La cosa puede empeorar sin lastramos el conjunto con una caja de cambios CVT por variador continuo. O eso esperaba yo porque, una vez en marcha… Me voy a repetir, pero da gusto.
El Subaru es suave, obediente y anda lo suficiente. No, la hibridación no lo ha estropeado, ni de lejos.
Sus amplios recorridos de suspensión en carretera redundan en un gran confort, aunque tienda a balancear la carrocería si nos tomamos alguna curva muy a pecho. Los frenos son correctos. Sin más. Adecuados a las prestaciones del Crosstrek, que no son para volverse locos. Sobre todo, en lo que atañe a recuperaciones. En fin, no pretende ser un deportivo por mucho botón “S” que tenga su volante. Lo ideal es llevarlo en el otro modo, “I”, de inteligente, creo.
Lo que sí que hay es un modo X Mode para conducción fuera de carretera con tres posibilidades distintas: Nieve/Tierra, Normal, Nieve profunda/Barro. Yo lo he llevado en Normal en nuestro sendero de pruebas y la motricidad fue sobresaliente. Incluso nos atrevimos con un par de rampas complicadas sin el más mínimo drama.
El consumo, a lo largo de toda el test se mantuvo en unos sólidos 8,5 litros. Puede parecer elevado pero es lo razonable para las características del coche.
Como también me parece razonable su precio: 34.500 euros (diciembre de 2024) en este acabado intermedio “Field” que sólo se distingue del superior por no llevar tapicería de cuero ni techo panorámico. Porque el equipamiento de serie es de lo más abundante echando únicamente de menos el navegador, que no lo hay ni en opción.
En definitiva, un modelo tan moderno como convencional, tan discreto como capaz. Tan bueno como un Subaru. Un tipo de automóvil con el que da gusto encontrase en estos tiempos de poses, pantallas, ecotrastos y brilli-brilli.
NUESTRA NOTA: 9
Cosas a favor
Dinámica de marcha y aptitudes offroad
Clásico pero actual
Acabados y equipamiento
Cosas en contra
Maletero pequeño
Sin navegador
Prestaciones discretas
MOTOR
- Cilindrada: 1.995 c.c.
- Potencia: 136 CV CEE
- Par: 182 NM
- Tracción: integral permanente
- Caja de cambios: automática relaciones variables
Dimensiones
- Largo/ancho/alto: 449/180/160 cms
- Peso: 1.670 kgs
- Ruedas: 225/55R18
- Maletero: 315 l
- Cap. Depósito: 48 l
Prestaciones
- Velocidad máxima: 198 km/h
- Aceleración 0-100km/h: 10,8 seg
- Consumo medio oficial: 7,7 l/100 kms
Equipamiento
- Equipamiento: ABS, BAS, EDB, ESP, TCS, 6 airbags + de rodilla conductor, sistema de frenada automática, hill holder, sistema de control de carril, control de crucero adaptativo, lector de señales de tráfico, detector de ángulo muerto, cámara de visión trasera, sensores de aparcamiento, modos de conducción, calefacción de los asientos delantero, climatizador bizona, acceso y arranque sin llave, faros LED, ordenador de a bordo, lunas sobretintadas, Wifi, conectividad Android/IOS, alarma antirrobo...