Volkswagen Passat TDi 150 RLine
" Buena decisión "
El Passat, como la clásica berlina que conocimos durante los últimos 25 años, ha muerto. En su lugar, el nuevo Passat es un familiar muy espacioso y dinámico capaz de plantar cara en el panorama SUV.
Cuando Volkswagen comunicó que el nuevo Passat sólo estaría disponible en carrocería Variant, es decir, familiar o “ranchera”, me pareció una buena decisión. Con las ventas de berlinas convencionales en caída sin freno y el escalón cubierto por el Arteon, no había necesidad. Y también me alegré porque era una manera de perpetuar al Passat, un coche soso, sí, pero tan bueno que no merecía desaparecer “como lágrimas en la lluvia”.
El resto vino rodado: nueva plataforma y motores de combustión, junto con las obligatorias opciones con enchufe, que no compra casi nadie, pero que la UE, en su enorme conocimiento del mercado, obliga a tener en cada gama.
Lo primero que llama la atención a la hora de acercarse al nuevo Passat es su tamaño. Es un coche grande cuya baja altura de techo hace que parezca enorme. No en vano, este modelo ha crecido 14,4 centímetros a lo largo respecto a la generación anterior, hasta “tontear” con los cinco metros. Y se nota. Vaya si se nota.
Con este acabado R-Line y la pintura rojo tornado luce como un coche bien plantado, afilado, dinámico. Como un Skoda Superb Combi de carreras. Me gustan mucho las llantas de aleación de nuestra unidad. Tienen un toque moderno combinado con el de la vieja escuela. Son grandes, pero sus neumáticos tienen la sección adecuada para las prestaciones del coche.
El morro toma el ADN que estrenó la nueva generación del Golf y que se ha ido generalizando al resto de la gama. Este modelo y el nuevo Tiguan son los últimos en contar con él.
Como ya digo, se le han afilado los rasgos, se han unido los pilotos con una barra de LED, se han marcado las nervaduras del capó y, en este acabado, se ha exagerado hasta casi el ridículo la toma de aire del faldón del paragolpes. Todo con toques en negro brillante, por cierto.
Del perfil, además de con las llantas, me quedo con el enorme tamaño de las puertas. Descomunal, lo que hace muy fácil subir y bajar del vehículo, sobre todo de las plazas traseras.
En la zaga también encontramos unos estilizados pilotos también unidos por línea de LED, el nombre del modelo lacado en negro sobre la tapa del maletero a juego con los insertos del paragolpes. No hay salidas falsas de escape, gracias a Dios.
Así las cosas, ahora que lo pienso, este coche es como un híbrido entre el Superb y el Arteon, antes mencionados, pero más moderno y con “el sello de calidad Passat”. Que para muchos, que han hecho más de 400.000 kms sin problemas en sus modelos pretéritos, es algo de enorme valor.
Un inciso. Se lo digo a ellos y a todos los que pretendáis repetir semejante hazaña: Ni de coña lo vais a lograr con un coche actual. De ninguna marca. Lo siento pero es la pura verdad.
Accedemos al interior y el nuevo Passat R Line nos recibe con unos asientos grandes, cómodos, en tejido mixto tela-cuero y con buenos resaltos para sujetar el cuerpo. Mi único pero es… coche rojo, detalles en negro ¿y metéis un ribete en azul? No pega nada. Ya sé que es el rollo R, pero no le va.
Hablando de colores, la iluminación interior es una auténtica feria. Se extiende con gusto por el salpicadero, puertas, plazas traseras y le da un toque de lo más funky al coche. Por supuesto es configurable y, por supuesto, tras muchas vueltas, yo siempre acabo poniéndola azul (o roja, algunas veces).
Y lo siguiente de lo que no puedes apartar la mirada es de su gran pantalla multimedia. Son 15 pulgadas en lo alto del salpicadero. Buen manejo, buena interfaz y conserva aparte unos “medio botones” para regular el volumen del equipo y la temperatura del climatizador.
Lo peor de la pantalla es que ha obligado a bajar, para mi gusto en exceso, las salidas de aire frontales, que ahora te atacan al pecho sin llegar a refrescarte la cara.
La instrumentación también es digital y el volante está muy bien dimensionado y forrado en este acabado. Tras él, además de las paletas del cambio DSG, está el selector al estilo del que inauguró el I.D.3. Te acabas acostumbrando a él.
Por cierto, hay tropecientos –cantidad exacta- de huecos y enchufes por estos lares y, una cosa que me chifla, unos paraguas Volkswagen ocultos en las puertas delanteras. A lo Rolls Royce. Al menos en el lado del acompañante. En el del conductor nuestro coche no lo tenía. Alguien debió “olvidar” dejarlo en su sitio tras haberlo usado.
Las plazas traseras. Bueno, pues son escandalosas, sobre todo en la cota longitudinal. Con el asiento de conductor colocado en mi posición habitual (paso del metro ochenta) atrás podía hasta cruzar las piernas. Una pasada.
Tampoco falta espacio a lo ancho ni a lo alto, la única pena es lo prominente del túnel de transmisión (y es que hay versión 4Motion), pero el ocupante de la plaza central tiene espacio de sobra para colocar sus pies a los lados. Hay climatizador atrás y enchufes USB-C.
El maletero también ofrece un hueco muy generoso y aprovechable gracias a sus formas regulares. Incluye un práctico organizador de carga en forma de barra separadora –se paga a aparte- y hay luces y ganchos a los lados.
La altura de carga queda notablemente baja –un palmo por debajo de la de cualquier SUV-, la apertura del portón es eléctrica y hay que tener cuidado en los parkings, pues abre un montón y podemos estampar el logotipo VW en el techo a la que nos despistemos.
Para la prueba dinámica Volkswagen nos cedió amablemente –como siempre- una unidad equipada con el clásico y glorioso motor 2.0TDi. ¿Por qué? Pues porque saben de sobra que es la que más atención va a recibir por parte del público. A lo que les doy totalmente la razón.
Porque este y no otro es el motor que pide este coche. Un tragamillas austero, potente, discreto. Vamos, lo que viene siendo un Tdi de toda la vida.
Aunque el conocido bloque tetracilíndrico no es un dechado de silencio, lo cierto es que se ha hecho un buen trabajo de aislamiento en este Passat para que pase desapercibido, al menos desde dentro.
Si bien en frío puede resultar algo áspero, y eso que la nueva y suavizada caja DSG pone de su parte a la hora de pulirlo, en cuanto coge temperatura el fluir se vuelve más natural y la percepción diesel desaparece por completo. En lo referente a ruido y tacto, me refiero, porque su propulsión a gasóleo se hace patente a la hora de lograr unas recuperaciones notables y un consumo netamente bajo. Nosotros logramos marcar 5,4 litros a los 100 kms de nuestro recorrido de uso mixto. Yendo ligeros.
En esto algo tendrá que ver la excelente aerodinámica de coche y su facilidad para mantener la velocidad “a vela”. De hecho, me costó más de una frenada en el último momento para no ser “cazado” por un radar de pórtico. Y es que, a pesar de levantar con tiempo el pie del acelerador para dejar que el viento me frene como suelo hacer con cualquier coche –SUVs, en su mayor parte-, el Passat apenas perdía un kilómetro por hora cada doscientos metros.
Benditas berlinas y familiares. Lo que nos estamos perdiendo con tanto todo camino inservible...
Por su parte, el tarado del chasis se inclina claramente hacia el confort, lo que no quita que el Passat goce de una pisada aplomada, unos frenos de buen tacto y resistencia y una dirección más o menos (más menos que más) comunicativa. Es un conjunto que, sin destacar en nada, encuentra a base de juntarlo todo el ansiado punto de equilibrio.
Sí diré que en urbano y carretera secundaria, su nuevo formato XL, lo vuelve el Passat más “remolón” de cuantos hasta la fecha he conducido. Un peaje mínimo a mi juicio para todo lo que te llevas a cambio, pero valoraría introducir, al menos en opción, un eje trasero direccional como parte de este acabado R.
El equipamiento de serie es muy completo, dejando apenas un par de paquetes en opción, y el precio tampoco es una locura. Son 48.725 euros (agosto de 2024). Me parece muy razonable. Son menos de 500 euros más que los te pedirán por un Tiguan equivalente, otro modelo fantástico, sin duda, pero más pequeño, más lento, más gastón y más visto que este Passat. Yo creo que en ese caso, optar por el familiar, es la decisión buena.
El resto vino rodado: nueva plataforma y motores de combustión, junto con las obligatorias opciones con enchufe, que no compra casi nadie, pero que la UE, en su enorme conocimiento del mercado, obliga a tener en cada gama.
Lo primero que llama la atención a la hora de acercarse al nuevo Passat es su tamaño. Es un coche grande cuya baja altura de techo hace que parezca enorme. No en vano, este modelo ha crecido 14,4 centímetros a lo largo respecto a la generación anterior, hasta “tontear” con los cinco metros. Y se nota. Vaya si se nota.
Con este acabado R-Line y la pintura rojo tornado luce como un coche bien plantado, afilado, dinámico. Como un Skoda Superb Combi de carreras. Me gustan mucho las llantas de aleación de nuestra unidad. Tienen un toque moderno combinado con el de la vieja escuela. Son grandes, pero sus neumáticos tienen la sección adecuada para las prestaciones del coche.
El morro toma el ADN que estrenó la nueva generación del Golf y que se ha ido generalizando al resto de la gama. Este modelo y el nuevo Tiguan son los últimos en contar con él.
Como ya digo, se le han afilado los rasgos, se han unido los pilotos con una barra de LED, se han marcado las nervaduras del capó y, en este acabado, se ha exagerado hasta casi el ridículo la toma de aire del faldón del paragolpes. Todo con toques en negro brillante, por cierto.
Del perfil, además de con las llantas, me quedo con el enorme tamaño de las puertas. Descomunal, lo que hace muy fácil subir y bajar del vehículo, sobre todo de las plazas traseras.
En la zaga también encontramos unos estilizados pilotos también unidos por línea de LED, el nombre del modelo lacado en negro sobre la tapa del maletero a juego con los insertos del paragolpes. No hay salidas falsas de escape, gracias a Dios.
Así las cosas, ahora que lo pienso, este coche es como un híbrido entre el Superb y el Arteon, antes mencionados, pero más moderno y con “el sello de calidad Passat”. Que para muchos, que han hecho más de 400.000 kms sin problemas en sus modelos pretéritos, es algo de enorme valor.
Un inciso. Se lo digo a ellos y a todos los que pretendáis repetir semejante hazaña: Ni de coña lo vais a lograr con un coche actual. De ninguna marca. Lo siento pero es la pura verdad.
Accedemos al interior y el nuevo Passat R Line nos recibe con unos asientos grandes, cómodos, en tejido mixto tela-cuero y con buenos resaltos para sujetar el cuerpo. Mi único pero es… coche rojo, detalles en negro ¿y metéis un ribete en azul? No pega nada. Ya sé que es el rollo R, pero no le va.
Hablando de colores, la iluminación interior es una auténtica feria. Se extiende con gusto por el salpicadero, puertas, plazas traseras y le da un toque de lo más funky al coche. Por supuesto es configurable y, por supuesto, tras muchas vueltas, yo siempre acabo poniéndola azul (o roja, algunas veces).
Y lo siguiente de lo que no puedes apartar la mirada es de su gran pantalla multimedia. Son 15 pulgadas en lo alto del salpicadero. Buen manejo, buena interfaz y conserva aparte unos “medio botones” para regular el volumen del equipo y la temperatura del climatizador.
Lo peor de la pantalla es que ha obligado a bajar, para mi gusto en exceso, las salidas de aire frontales, que ahora te atacan al pecho sin llegar a refrescarte la cara.
La instrumentación también es digital y el volante está muy bien dimensionado y forrado en este acabado. Tras él, además de las paletas del cambio DSG, está el selector al estilo del que inauguró el I.D.3. Te acabas acostumbrando a él.
Por cierto, hay tropecientos –cantidad exacta- de huecos y enchufes por estos lares y, una cosa que me chifla, unos paraguas Volkswagen ocultos en las puertas delanteras. A lo Rolls Royce. Al menos en el lado del acompañante. En el del conductor nuestro coche no lo tenía. Alguien debió “olvidar” dejarlo en su sitio tras haberlo usado.
Las plazas traseras. Bueno, pues son escandalosas, sobre todo en la cota longitudinal. Con el asiento de conductor colocado en mi posición habitual (paso del metro ochenta) atrás podía hasta cruzar las piernas. Una pasada.
Tampoco falta espacio a lo ancho ni a lo alto, la única pena es lo prominente del túnel de transmisión (y es que hay versión 4Motion), pero el ocupante de la plaza central tiene espacio de sobra para colocar sus pies a los lados. Hay climatizador atrás y enchufes USB-C.
El maletero también ofrece un hueco muy generoso y aprovechable gracias a sus formas regulares. Incluye un práctico organizador de carga en forma de barra separadora –se paga a aparte- y hay luces y ganchos a los lados.
La altura de carga queda notablemente baja –un palmo por debajo de la de cualquier SUV-, la apertura del portón es eléctrica y hay que tener cuidado en los parkings, pues abre un montón y podemos estampar el logotipo VW en el techo a la que nos despistemos.
Para la prueba dinámica Volkswagen nos cedió amablemente –como siempre- una unidad equipada con el clásico y glorioso motor 2.0TDi. ¿Por qué? Pues porque saben de sobra que es la que más atención va a recibir por parte del público. A lo que les doy totalmente la razón.
Porque este y no otro es el motor que pide este coche. Un tragamillas austero, potente, discreto. Vamos, lo que viene siendo un Tdi de toda la vida.
Aunque el conocido bloque tetracilíndrico no es un dechado de silencio, lo cierto es que se ha hecho un buen trabajo de aislamiento en este Passat para que pase desapercibido, al menos desde dentro.
Si bien en frío puede resultar algo áspero, y eso que la nueva y suavizada caja DSG pone de su parte a la hora de pulirlo, en cuanto coge temperatura el fluir se vuelve más natural y la percepción diesel desaparece por completo. En lo referente a ruido y tacto, me refiero, porque su propulsión a gasóleo se hace patente a la hora de lograr unas recuperaciones notables y un consumo netamente bajo. Nosotros logramos marcar 5,4 litros a los 100 kms de nuestro recorrido de uso mixto. Yendo ligeros.
En esto algo tendrá que ver la excelente aerodinámica de coche y su facilidad para mantener la velocidad “a vela”. De hecho, me costó más de una frenada en el último momento para no ser “cazado” por un radar de pórtico. Y es que, a pesar de levantar con tiempo el pie del acelerador para dejar que el viento me frene como suelo hacer con cualquier coche –SUVs, en su mayor parte-, el Passat apenas perdía un kilómetro por hora cada doscientos metros.
Benditas berlinas y familiares. Lo que nos estamos perdiendo con tanto todo camino inservible...
Por su parte, el tarado del chasis se inclina claramente hacia el confort, lo que no quita que el Passat goce de una pisada aplomada, unos frenos de buen tacto y resistencia y una dirección más o menos (más menos que más) comunicativa. Es un conjunto que, sin destacar en nada, encuentra a base de juntarlo todo el ansiado punto de equilibrio.
Sí diré que en urbano y carretera secundaria, su nuevo formato XL, lo vuelve el Passat más “remolón” de cuantos hasta la fecha he conducido. Un peaje mínimo a mi juicio para todo lo que te llevas a cambio, pero valoraría introducir, al menos en opción, un eje trasero direccional como parte de este acabado R.
El equipamiento de serie es muy completo, dejando apenas un par de paquetes en opción, y el precio tampoco es una locura. Son 48.725 euros (agosto de 2024). Me parece muy razonable. Son menos de 500 euros más que los te pedirán por un Tiguan equivalente, otro modelo fantástico, sin duda, pero más pequeño, más lento, más gastón y más visto que este Passat. Yo creo que en ese caso, optar por el familiar, es la decisión buena.
NUESTRA NOTA: 9
Cosas a favor
Consumo y prestaciones
Espacio interior
Diseño, equipamiento y acabados
Cosas en contra
Motor áspero en frío
Carrocería aparatosa en ciudad
Aireadores centrales bajos
MOTOR
- Cilindrada: 1.968 c.c.
- Potencia: 150 CV CEE
- Par: 360 NM
- Tracción: delantera
- Caja de cambios: automática 7 velocidades
Dimensiones
- Largo/ancho/alto: 491/184/152 cms
- Peso: 1.678 kgs
- Ruedas: 235/40R19 Op.
- Maletero: 690 l
- Cap. Depósito: 66 l
Prestaciones
- Velocidad máxima: 223 km/h
- Aceleración 0-100km/h: 9,3 seg
- Consumo medio oficial: 5,1 l/100kms
Equipamiento
- Equipamiento: ABS. BAS, EDB, ESP, TCS, 6 airbags + de rodilla conductor, Hill Holder, sistema de frenado de emergencia, alerta de cambio de carril, lector de señales de tráfico, control de velocidad activo, alerta de fatiga, cámara de visión 360, head up display, faros LED con iluminación dinámica, climatizador de tres zonas, instrumentación digital, pantalla multimedia de 15", iluminación ambiente, asientos deportivos, navegador, conectividad Apple/Android, alarma antirrobo, bandeja cargadora de móviles...