Kia Niro PHEV
" El recomendado "
El coreano Niro se actualizó por completo el año pasado, con una imagen más fresca, más moderna, con más tecnología y una gama de propulsores a la última, en la que no podía faltar la versión híbrida con enchufe.
Reconozco que nunca le presté excesiva atención a este coche. Me parecía un modelo sin pretensiones adecuado para transportar a sus pasajeros desde el punto A al punto B sin pretensiones. Buena marca, buena garantía, buena capacidad y precio adecuado. Punto.
Llegó la nueva generación y yo seguí en las mismas. Sin embargo, el público y, sobre todo, los compañeros, me recomendaron encarecidamente que lo probase. Por otro lado, su éxito en ventas merecía que, de una vez por todas, le echase un vistazo.
Total, que a la que pude solicite la prueba al amable y eficiente departamento de prensa de la marca y pocos días después recogía un Niro Phev, prácticamente nuevo a estrenar, de sus instalaciones.
Mi primera impresión fue que su estética era cuanto menos opinable. A mitad de camino entre compacto, todo camino, pequeño monovolumen y… qué se yo. ¿Smart? ¿Audi R8? Lo digo por lo del pilar C pintado en contraste.
Bueno, para gustos los colores.
Sí es verdad que abstrayéndome del mío, de coche me llamaba la atención tanto lo grupos ópticos delanteros, como los traseros, disimulando en los extremos una salida de aire, a lo Ferrari Fiorano. Por no hablar de la tercera luz de freno, de más de un metro de longitud.
Añadir que en este acabado, Drive, las protecciones de bajos vienen pintadas en negro brillante, echando a perder una parte de su utilidad (la de evitar rayones tontos) y que la monta de ruedas se conforma con 16 pulgadas, quedando otras llantas de 17 mucho más chulas en opción.
Antes de subir observo que las dos tomas de carga, gasolina/electricidad, están en el mismo lado. Una en la aleta delantera y otra en la trasera. Curioso. Casi nadie las pone así.
El interior me recibe con buenas sensaciones. Materiales más que correctos, acabados de gran nivel, gran equipamiento, pantallas y una enorme dosis de espacio.
Así, las butacas delanteras son cómodos sillones en los que hacer kilómetros sin fatiga. Por cierto que su forma me recuerda al cuerpo de E.T., sobre todo al elevar el reposacabezas. Las regulaciones, eléctricas, permiten una postura a los mandos muy buena, con gran visibilidad en todos los ángulos. Mientras que frente a mí… Jolín, qué volante más feo. ¿Y esa tecla “Drive Mode” colgando? Pues luego veremos que tiene su “aquel”.
Al menos es multifunción y tiene buen tacto.
Tras el aro está la instrumentación digital. Opcional -500 euros- y muy completa. Sin posibilidades de personalización pero que cambia según vayas en modo normal o sport, siendo esta última la más vistosa.
Confirmo que tengo el depósito lleno y la carga de la batería completa. El indicador de autonomía marca unos optimistas 860 kms. 80 de ellos en modo eléctrico. Veremos.
La pantalla multimedia se erige orgullosa en lo alto del salpicadero como prolongación de la de la instrumentación. Más abajo están las salidas de aire seguidas de otra pantalla que hace las veces de climatizador o mandos del equipo de sonido. Según selecciones. Es una buena solución, hasta que te olvidas de en qué menú estás y al ir a subir el volumen de la radio pones el climatizador de tu lado a 30 grados y viceversa. Seguimos con la zona de tomas USB (tipo C) y llegamos abajo con la bandeja de carga por inducción para tu teléfono.
En el túnel central. Hay cuatro botones y una rosca. La que hace de palanca de cambios. Los botones son para poner el modo eléctrico EV, activar o desactivar la cámara trasera y los sensores de aparcamiento. Tras ello hay un enorme hueco con dos posavasos plegables y el apoyabrazos con su guantera en el interior.
Las plazas de atrás del Niro son dignas de alabanza. El aprovechamiento del espacio es máximo. Tanto en la cota de altura como en la longitudinal. Es un coche en el que pueden viajar cuatro adultos de manera desahogada. Incluso la plaza central no es mala del todo, si bien está condicionada por un túnel de transmisión inexplicablemente protuberante. Hay salidas de aire y una par de conexiones USB.
Para rematar, el maletero ofrece un hueco muy útil con una capacidad de 348 litros, echando a perder media docena de ellos al transportar el dichoso cable de carga. A todo este, el coche viene de serie con el de toma doméstica o “Shuko”, si quieres otro, lo pagas aparte. En esta versión no hay doble fondo donde alojarlo.
De acuerdo, hablemos de su sistema de propulsión.
El Niro PHEV toma su energía tanto de un motor de combustión de gasolina con cuatro cilindros y 1.6 litros de cubicaje como de un generador eléctrico de 62kw ubicado también bajo el capó y que bebe de una batería de 11,1 kw/h de capacidad ubicada sobre el eje trasero. La potencia conjunta declarada son 183 CV con un consumo WLTP de tan sólo un litro a los 100 kms recorridos.
Bueno, vayamos por partes.
El Niro efectivamente se comporta como un coche eléctrico mientras tengas batería –lógicamente- y se circule de manera tranquila. Sólo a alta velocidad o bajo aceleraciones fulgurantes ese modo Hybrid o Normal despierta el propulsor de gasolina para que eche una mano. Así todo es confort y suavidad. Es un coche muy bien fabricado al que no le duelen prendas en reconocer que está más enfocado a la comodidad, sea por lo dicho como por los tarados de suspensión, rapidez de dirección o potencia de los frenos, que a cualquier veleidad deportiva.
Entonces… ¿Por qué ese modo Sport?
Porque el Niro, además del modo eléctrico EV del que hablamos, sólo tiene dos más, el Hybrid y el Sport, y ambos de alternan a golpe de tecla en el volante. Más en concreto accionando esa pestaña postiza bajo su único brazo.
Bien, pues ese modo Sport, además de cambiar la apariencia del cuadro muy oportunamente y de espabilar un tanto a su cambio automático de 6 velocidades por pares de engranajes, lo que se encarga es de despertar de inmediato al motor de combustión. Es este el que toma el liderazgo y sólo echa mano del otro –el eléctrico-en momentos puntuales.
Podemos decir que el modo Normal o Hybrid el Niro es un coche eléctrico con asistencia del motor de gasolina mientras que en el Sport, es un coche de gasolina con asistencia del generador eléctrico. En ningún otro modelo he visto una distinción de funcionamiento tan clara e inteligente como en este.
Pero es que la cosa no acaba ahí, y es que el modo Sport a la vez que mueve el coche te va cargando la batería, y no necesita de más de 20 kms en autovía a un ritmo moderado y constante para sumar un 10-15% a tus pilas. Muy bien.
Así, nuestra prueba de consumo la hicimos con el modo Sport activado en los tramos de autopista, y el Normal en los tramos de ciudad y carretera secundaria. Marcamos unos fantásticos 3,7 litros con un remanente de más de la mitad de la batería.
Con este proceder, como ya hicimos recientemente con el Mercedes GLC 300de, buscamos el consumo medio en conducción eficiente. Pues no se trata de fulminar las pilas y tirar después de gasolina, como mucha gente cree erróneamente que se deben utilizar estos coches.
Además de esta manera, los intervalos de carga se reducen a uno por semana, aproximadamente, lo que nos viene especialmente bien a los que no disponemos de enchufe para este fin en casa.
A pesar de sus escasas aspiraciones prestacionales, la potencia ha sido suficiente en todo caso y situación y el aplomo del Niro, elevado, si bien le afecta “de aquella manera” el viento lateral. Otra cosa que me dio mala vida fue su calefacción, que funciona entre poco y nada cuando el coche se mueve en eléctrico. Así, algunas mañanas activaba un rato el modo sport a golpe de tecla en el volante para, al menos, llegar con los pies calientes a la oficina.
Con todo, el Niro Phev me parece un coche efectivamente muy recomendable. Desde luego no es un modelo “apasionante ni pasional”, pero cumple con lo que promete y destaca tanto en espacio interior como en consumos, autonomía y facilidad de manejo. El precio de 41.905 euros es bastante elevado, pero también es un coche bien equipado y apto para todo uso. Cierto que, si bien el eléctrico a secas (e-Niro) hoy por hoy no interesa, los 9.000 euros que se lleva con la versión HEV o híbrida convencional secas, se hacen bastantes. Tanto como para pensárselo, y mucho. Pero con el PHEV te llevas más potencia, más autonomía, etiqueta 0 y no demasiados trastornos con su carga. Es cuestión de echar números.
Llegó la nueva generación y yo seguí en las mismas. Sin embargo, el público y, sobre todo, los compañeros, me recomendaron encarecidamente que lo probase. Por otro lado, su éxito en ventas merecía que, de una vez por todas, le echase un vistazo.
Total, que a la que pude solicite la prueba al amable y eficiente departamento de prensa de la marca y pocos días después recogía un Niro Phev, prácticamente nuevo a estrenar, de sus instalaciones.
Mi primera impresión fue que su estética era cuanto menos opinable. A mitad de camino entre compacto, todo camino, pequeño monovolumen y… qué se yo. ¿Smart? ¿Audi R8? Lo digo por lo del pilar C pintado en contraste.
Bueno, para gustos los colores.
Sí es verdad que abstrayéndome del mío, de coche me llamaba la atención tanto lo grupos ópticos delanteros, como los traseros, disimulando en los extremos una salida de aire, a lo Ferrari Fiorano. Por no hablar de la tercera luz de freno, de más de un metro de longitud.
Añadir que en este acabado, Drive, las protecciones de bajos vienen pintadas en negro brillante, echando a perder una parte de su utilidad (la de evitar rayones tontos) y que la monta de ruedas se conforma con 16 pulgadas, quedando otras llantas de 17 mucho más chulas en opción.
Antes de subir observo que las dos tomas de carga, gasolina/electricidad, están en el mismo lado. Una en la aleta delantera y otra en la trasera. Curioso. Casi nadie las pone así.
El interior me recibe con buenas sensaciones. Materiales más que correctos, acabados de gran nivel, gran equipamiento, pantallas y una enorme dosis de espacio.
Así, las butacas delanteras son cómodos sillones en los que hacer kilómetros sin fatiga. Por cierto que su forma me recuerda al cuerpo de E.T., sobre todo al elevar el reposacabezas. Las regulaciones, eléctricas, permiten una postura a los mandos muy buena, con gran visibilidad en todos los ángulos. Mientras que frente a mí… Jolín, qué volante más feo. ¿Y esa tecla “Drive Mode” colgando? Pues luego veremos que tiene su “aquel”.
Al menos es multifunción y tiene buen tacto.
Tras el aro está la instrumentación digital. Opcional -500 euros- y muy completa. Sin posibilidades de personalización pero que cambia según vayas en modo normal o sport, siendo esta última la más vistosa.
Confirmo que tengo el depósito lleno y la carga de la batería completa. El indicador de autonomía marca unos optimistas 860 kms. 80 de ellos en modo eléctrico. Veremos.
La pantalla multimedia se erige orgullosa en lo alto del salpicadero como prolongación de la de la instrumentación. Más abajo están las salidas de aire seguidas de otra pantalla que hace las veces de climatizador o mandos del equipo de sonido. Según selecciones. Es una buena solución, hasta que te olvidas de en qué menú estás y al ir a subir el volumen de la radio pones el climatizador de tu lado a 30 grados y viceversa. Seguimos con la zona de tomas USB (tipo C) y llegamos abajo con la bandeja de carga por inducción para tu teléfono.
En el túnel central. Hay cuatro botones y una rosca. La que hace de palanca de cambios. Los botones son para poner el modo eléctrico EV, activar o desactivar la cámara trasera y los sensores de aparcamiento. Tras ello hay un enorme hueco con dos posavasos plegables y el apoyabrazos con su guantera en el interior.
Las plazas de atrás del Niro son dignas de alabanza. El aprovechamiento del espacio es máximo. Tanto en la cota de altura como en la longitudinal. Es un coche en el que pueden viajar cuatro adultos de manera desahogada. Incluso la plaza central no es mala del todo, si bien está condicionada por un túnel de transmisión inexplicablemente protuberante. Hay salidas de aire y una par de conexiones USB.
Para rematar, el maletero ofrece un hueco muy útil con una capacidad de 348 litros, echando a perder media docena de ellos al transportar el dichoso cable de carga. A todo este, el coche viene de serie con el de toma doméstica o “Shuko”, si quieres otro, lo pagas aparte. En esta versión no hay doble fondo donde alojarlo.
De acuerdo, hablemos de su sistema de propulsión.
El Niro PHEV toma su energía tanto de un motor de combustión de gasolina con cuatro cilindros y 1.6 litros de cubicaje como de un generador eléctrico de 62kw ubicado también bajo el capó y que bebe de una batería de 11,1 kw/h de capacidad ubicada sobre el eje trasero. La potencia conjunta declarada son 183 CV con un consumo WLTP de tan sólo un litro a los 100 kms recorridos.
Bueno, vayamos por partes.
El Niro efectivamente se comporta como un coche eléctrico mientras tengas batería –lógicamente- y se circule de manera tranquila. Sólo a alta velocidad o bajo aceleraciones fulgurantes ese modo Hybrid o Normal despierta el propulsor de gasolina para que eche una mano. Así todo es confort y suavidad. Es un coche muy bien fabricado al que no le duelen prendas en reconocer que está más enfocado a la comodidad, sea por lo dicho como por los tarados de suspensión, rapidez de dirección o potencia de los frenos, que a cualquier veleidad deportiva.
Entonces… ¿Por qué ese modo Sport?
Porque el Niro, además del modo eléctrico EV del que hablamos, sólo tiene dos más, el Hybrid y el Sport, y ambos de alternan a golpe de tecla en el volante. Más en concreto accionando esa pestaña postiza bajo su único brazo.
Bien, pues ese modo Sport, además de cambiar la apariencia del cuadro muy oportunamente y de espabilar un tanto a su cambio automático de 6 velocidades por pares de engranajes, lo que se encarga es de despertar de inmediato al motor de combustión. Es este el que toma el liderazgo y sólo echa mano del otro –el eléctrico-en momentos puntuales.
Podemos decir que el modo Normal o Hybrid el Niro es un coche eléctrico con asistencia del motor de gasolina mientras que en el Sport, es un coche de gasolina con asistencia del generador eléctrico. En ningún otro modelo he visto una distinción de funcionamiento tan clara e inteligente como en este.
Pero es que la cosa no acaba ahí, y es que el modo Sport a la vez que mueve el coche te va cargando la batería, y no necesita de más de 20 kms en autovía a un ritmo moderado y constante para sumar un 10-15% a tus pilas. Muy bien.
Así, nuestra prueba de consumo la hicimos con el modo Sport activado en los tramos de autopista, y el Normal en los tramos de ciudad y carretera secundaria. Marcamos unos fantásticos 3,7 litros con un remanente de más de la mitad de la batería.
Con este proceder, como ya hicimos recientemente con el Mercedes GLC 300de, buscamos el consumo medio en conducción eficiente. Pues no se trata de fulminar las pilas y tirar después de gasolina, como mucha gente cree erróneamente que se deben utilizar estos coches.
Además de esta manera, los intervalos de carga se reducen a uno por semana, aproximadamente, lo que nos viene especialmente bien a los que no disponemos de enchufe para este fin en casa.
A pesar de sus escasas aspiraciones prestacionales, la potencia ha sido suficiente en todo caso y situación y el aplomo del Niro, elevado, si bien le afecta “de aquella manera” el viento lateral. Otra cosa que me dio mala vida fue su calefacción, que funciona entre poco y nada cuando el coche se mueve en eléctrico. Así, algunas mañanas activaba un rato el modo sport a golpe de tecla en el volante para, al menos, llegar con los pies calientes a la oficina.
Con todo, el Niro Phev me parece un coche efectivamente muy recomendable. Desde luego no es un modelo “apasionante ni pasional”, pero cumple con lo que promete y destaca tanto en espacio interior como en consumos, autonomía y facilidad de manejo. El precio de 41.905 euros es bastante elevado, pero también es un coche bien equipado y apto para todo uso. Cierto que, si bien el eléctrico a secas (e-Niro) hoy por hoy no interesa, los 9.000 euros que se lleva con la versión HEV o híbrida convencional secas, se hacen bastantes. Tanto como para pensárselo, y mucho. Pero con el PHEV te llevas más potencia, más autonomía, etiqueta 0 y no demasiados trastornos con su carga. Es cuestión de echar números.
NUESTRA NOTA: 8.5
Cosas a favor
Espacio interior y equipamiento
Sencillez y eficiencia energética
Confort de marcha
Cosas en contra
Comportamiento burgués
Prestaciones pobres
Precio elevado
MOTOR
- Cilindrada: 1.580 c.c.
- Potencia: 183 CV CEE
- Par: 265 NM
- Tracción: delantera
- Caja de cambios: automática 6 velocidades
Dimensiones
- Largo/ancho/alto: 442/182/154 cms
- Peso: 1.594 kgs
- Ruedas: 205/60R16
- Maletero: 348 l
- Cap. Depósito: 37 l
Prestaciones
- Velocidad máxima: 168 km/h
- Aceleración 0-100km/h: 9,6 seg
- Consumo medio oficial: 0,8 l/100kms
Equipamiento
- Equipamiento: ABS, BAS, EDB, ESP, TCS, 6 airbags + de rodilla delantero conductor, control de crucero adaptativo, control de carril, avisador de objetos en el ángulo muerto, lector de señales de tráfico, asistente de frenado de emergencia, sensores de parking con cámara de marcha atrás, detector de fatiga, faros LED, acceso y arranque sin llave, climatizador, navegador, pantalla multimedia 10,15", conectividad Android Auto / Apple Carplay, asistente de atascos...