Prueba del Ssangyong Rexton

Sin embargo, desde hace años el Rexton se esconde a la vista de todos en nuestro mercado. Efectivamente es un todo terreno más o menos auténtico, ofrece calidad y cierto refinamiento además de hasta siete plazas. Y no tendrás que hipotecar la casa para comprar uno.

Ssangyong siempre fue una marca controvertida, o “arriesgada” cuanto menos. Su Musso era un coche de los 90 para la era del 2000; el monovolumen Rodius era un atentado estético para todo aquel que tuviera ojos; el Korando de primera generación, era un jeep más que raro y el Actyon se adelantó demasiado al concepto de SUV coupé. Sin embargo, todos funcionaron más o menos bien en nuestro mercado, y sin embargo parece que fue cuando la marca coreana se volvió más “convencional”, el momento en el que comenzaron los problemas. Porque sí, Ssangyong, el fabricante más longevo de Corea del Sur tuvo que ser rescatada por su estado y posteriormente vendida varias veces hasta dar con un importante grupo industrial que aspira a devolver su grandeza a la marca. Bueno, exactamente a la marca no, porque en breve Ssangyong mutará a “KG”, dando por cerrada la etapa de los “dos dragones” (que es lo que significa-significaba su complejo nombre).

Y este nuevo dueño se encuentra con una gama interesante, como poco: Tivoli, Korando, el pick up Musso, Rexton y el recién llegado Torres, que por lo que tengo visto de él hasta ahora, está llamado a ser uno de los modelos más vendidos de su segmento. Si no el que más. Tiempo al tiempo.



De todos ellos, nosotros hemos escogido el modelo más grande y lujoso de la marca para esta prueba. El Rexton lleva décadas en España y, a pesar de que esta actualización data de 2021, muchos se habían olvidado de él. Supongo que las vicisitudes del fabricante le han obligado a mantener una estrategia muy pobre tanto de puntos de venta como de comunicación publicitaria. Y así se ha dado el perverso efecto de “pescadilla que se muerde la cola”: No se conoce luego no se vende, no se vende luego no se conoce. Y es una pena, porque la verdad es que el producto, con sus defectos, merece la pena.



El Rexton es un coche grande. Mide 485 cms de largo, pero es a lo alto donde marca la diferencia, descolgándose hasta el metro noventa contando barras. Es un coche fácil de encontrar en un parking, y no sólo por su altura, simplemente hay que buscar el único coche con las llantas cromadas de cuantos allá allí estacionados. La verdad es que es un detalle curioso, muy para el gusto yankee, pero no le quedan nada mal y son de serie en este acabado Limited.

Estéticamente como digo llama la atención la altura, lo que lo hace parecer más estrecho de lo que en realidad es (dos metros de espejo a espejo). También está bien proporcionado, con un morro largo y masivo, generosa distancia entre ejes, gran altura al suelo y una trasera recta y sin complicaciones. En el frente destaca su gran parrilla y sus grupos ópticos con cuatro proyectores LED, cinco si contamos con los pequeños antinieblas. Por cierto que alguien me dijo que se daba un aire a Audi Q7 de primera/segunda generación. No sé.
Atrás no me gustan los escapes fingidos, pero bueno, es un adorno más, pero lo que más me chirría es que los intermitentes vayan situados tan bajos, tan expuestos a un golpe o roce tonto, sea “on” u “off” road. Yo los habría dejado en el grupo principal, pero a los coreanos les gusta mucho hacer estas cosas, porque a algunos Kia/Hyundai les pasa lo mismo.



Las puertas abren una barbaridad y dejan paso expedito a un interior bien planteado. Las butacas delanteras son muy amplias, con múltiples regulaciones eléctricas y forradas en cuero. La sensación a sus mandos es de ir sentado realmente alto, como ciertamente es. El volante, de forma “oblonga” observa una abundante multifunción y tras él encontramos una instrumentación digital muy moderna, vistosa y completa. Por otro lado, la consola central la preside una pantalla multimedia que parece sacada de los años 90. Cumple a secas, porque tiene Apple Car Play, pero no trae ni navegador y sus gráficos e interfaz están claramente superados. Por no hablar de que en cuando le da un reflejo de sol, no se ve nada. Pero bueno, básicamente es para manejar la radio, porque todo lo demás, desde el climatizador hasta los modos de conducción, vienen con botón aparte. Brindo por ello.



Entre los asientos hay posavasos, huecos para el móvil, palanca de cambios, botón del “freno de dedo” (antes “de mano”), los mencionados modos de conducción (normal, sport y Winter) y la rosca que bajo el confuso nombre de “Part-Time Management System” gestiona los modos de conducción 4x4: 2H, 4H y 4L. Con reductora, porque esto, como digo, es un 4x4 de verdad, no un SUV al uso.

Las plazas de atrás son enormes. Hay un asa en el pilar B para ayudarse a subir y una vez arriba descubrimos espacio para tres adultos sin problemas. Incluso pueden llevar las piernas medio estiradas. Las butacas de los extremos están calefactadas hay salidas de aire independientes, pero se gestionan desde los mandos principales. Y tomas de 12v y USB, que no falten.



El maletero ofrece 641 litros de capacidad con la tercera fila plegada. No me gusta que ésta no enrase con la base, con lo que hay que llevar la bandejita que hace de falso suelo un poco elevada, dejando una ranura muy fea, aunque se puede usar para dejar pequeñas cosas fuera de la vista. Toldilla no teníamos, pero sí que hay enganches para ella. Seguramente se quedó en el concesionario. Mira, mejor, una cosa que me ahorro de quitar a la hora de desplegar la tercera fila.
El portón es eléctrico –y no muy rápido- y el plano de carga queda bastante abajo. No hay rueda de repuesto pero se puede pedir en opción por poco dinero.



Las últimas dos butacas son ciertamente garantes de dos buenas plazas. Niños o adultos cabrán, aunque llevarán las piernas algo levantadas. No tanto como para darse rodillazos el la cara, pero no les irá lejos. Hay ventilación independiente con su mando, tomas para conectar cosas y bandejitas para dejarlas. Con esta fila arriba obviamente el maletero queda reducido a su mínima expresión: 240 litros de capacidad.

Tanto la calidad de los materiales empleados como su disposición y ajustes son más que correctos. Aún habiendo un 50% de plástico duro en el interior del coche, no escuchamos ni un crujido y ni un chasquido durante toda la semana de pruebas, y mira que le hicimos “cosas” al Rexton…



Lo que sí suena es el motor. Es lo que más noto al arrancar –obvio, por otro lado.
El bloque diesel de 2.2L y 202 CV es un motor de la vieja escuela muy apropiado para todo terrenos. 4 Cilindros gordos, un turbo tranquilo, diesel por conducto común a chorro y mucho par abajo. Pero hace ruido, en frío, a ralentí y también en caliente, en marcha. No es insufrible, pero se pierde un tanto de la atmósfera cuasi Premium que tiene el interior del coche.

Segundo fallo que le veo: no veo. O sea, creo que son recomendables las cámaras 360. Una vez que te haces con él, el Rexton se maneja bien, pero no deja de ser un coche aparatoso para moverse en sitios angostos, e incluso a la hora de salir al campo vendrían de fábula.



Por lo demás, el Ssangyong se mueve muy bien. Su potencia es más que de sobra y su caja de cambios nos la da más que dosificada. Igual 8 velocidades son demasiado para este coche, pero siempre cabe la posibilidad de ponerla en “sport”, que nos deja subir más de vueltas y se relaja en su obsesión de ir en octava para ahorrar decilitros de combustible. A este respecto diré que nosotros hemos hecho 8,2 litros de gasoil a los 100 kms recorridos en uso mixto, incluyendo una pequeña –pero puñetera- parte de campo. La verdad es que para lo que pesa y su desfavorable aerodinámica, está muy bien.

Rueda con aplomo en autopista y en carretera secundaria acusa su altura y las inercias propias de un 4x4. Mejor ir con calma. La dirección es muy suave, los frenos lograrían mejores resultados con mejores neumáticos y la suspensión filtra lo que le echen, aunque el eje trasero tienda a rebotar un poco cuando pasamos alguna banda sonora o junta de dilatación. El equipo de música y de aire acondicionado son ambos muy potentes. Añado.



Hasta aquí el Rexton quedaría como un coche “bueno”, punto. Con más luces que sombras pero con poco por lo que destacar a mayor gloria de su relación espacio/precio/motor/equipamiento. Pero la gracia es que este “trasto” permite ir más allá.

Conectamos el modo 4H, que a pesar de la H de High sólo opera a baja-media velocidad, y sacamos las ruedas del asfalto. El tacto del coche cambia bastante al bloquear el diferencial. El eje delantero se afana en agarrarse a lo que sea cuando sea dotando a sus cuatro ruedas de 20 pulgadas –y cromadas, insisto- de motricidad sin ambages sobre cualquier superficie. Probamos barro, piedras, arena suelta y una mezcla de todo ello. El Rex continuaba camino de manera desafiante. Sus ángulos no son para tirar cohetes, pero los 23 cms de distancia al suelo te lo ponen muy fácil. Subimos, bajamos, vuelta a subir, vuelta a bajar… complicamos las cosas hasta tener que poner el modo 4L y el coche siguió demostrando su valía a cada gruñido de motor. Que ni tiene hibridación ni falta que le hace.



Acabamos el recorrido tratando de recordar cuándo había sido la última vez que lo habíamos completado. “Tal vez hace cinco años, con el Range Rover… “ me dijo el fotógrafo. Yo creo que fue con un extinto Mercedes Clase X o Mitsubishi L200, pero no estoy seguro. Lo que sí quedó claro es que hacía mucho – mucho tiempo que no podíamos meter por ahí a ningún coche de los probados.
Y es que, aparte de los pick ups, pocos 4x4 de verdad quedan.



Lo que nos trae al capítulo final de esta prueba. En el que de “bueno” el Rexton pasa a “muy bueno”. A ver, esta versión con todo de serie sale por unos nada desdeñables 53.000 euros –octubre 2023-, lo que hace cosa de un año o dos sería “una cantidad loca de pasta”. Pero ahora no, ahora está más cerca de “chollo” que de lo antedicho. Creo que ese importe es la mitad de lo que vale un Land Rover Defender de cinco puertas y bastante menos de lo que te pedirán por un Toyota Land Cruiser 2024 cuando se ponga a la venta en primavera. Todo un descubrimiento este coche, aunque no tuviera más que acercarme al concesionario Ssangyong estos últimos años a ver uno.