Prueba del Dacia Duster Journey Go Tce130

Aún aupada en los puestos de podio de las marcas más vendidas en nuestro continente en general y en nuestro país en particular, tras años sin una competencia clara, a Dacia se le han comenzado a complicar las cosas en los últimos tiempos. Y el caso es que, con las marcas generalistas abandonando el segmento de acceso a sus gamas merced a las nuevas y kafkianas normativas medioambientales, se planteaba un horizonte halagüeño para la marca satélite de Renault. Pero en esto que, tras años de retraso, desembarcaron los nuevos modelos llegados desde China, cuya aspiración, más allá del tema de los eléctricos, es copar el nicho del “coche barato”, entendido este como aquel que merezca la pena por debajo de los 20.000 euros de precio de adquisición.



Así, el enemigo del Duster tiene ya nombre y apellido: MG ZS. La auténtica “compra-chollo” de nuestros días. Más moderno, más refinado, con varias tecnologías de propulsión disponibles y francamente bien equipado. Todo ello, por lo mismo que cuesta nuestro protagonista europeo. Y el MG es sólo un ejemplo al que poco a poco se le irán sumando contendientes del mismo origen y similar precio y planteamiento.



¿Qué puede ofrecer entonces nuestro sencillo y honesto Duster ante semejante desafío? Pues un nuevo camino por recorrer. Es decir, no cambiar en lo básico pero poner en valor aspectos destacables con los que cuenta pero que, a pesar de que nunca se olvidaron, se pueden haber ido dejando de lado sin querer. Y dejárselo claro a su público objetivo: “Hey, esto es un 4x4 de verdad, duro y aventurero. Y mola más que muchas cosas”.



Porque el nuevo Duster es el Duster de siempre. Con un nuevo frontal, mejor sistema multimedia, asientos más cómodos, detalles aventureros en este acabado Journey Go y una pequeña evolución en sus materiales de construcción. Bajo el capó, el conocido tetracilíndrico de 1.33L y 130 CV asociado a un cambio manual de 6 velocidades.



Por fuera resulta un coche bien plantado. Todos los toques añadidos buscan enfatizar el uso lúdico del coche, como las protecciones en los bajos, las barras en el techo, las ruedas de gran balón, la altura de la carrocería… todo ello parece estar gritando “dame caña que puedo con todo”, o “llévame hasta donde un MG sólo puede soñar con llegar”.

Así lo hicimos durante nuestra semana de prueba queriendo recuperar las sensaciones que hicieron a Dacia lo que es Dacia: Sencillez, robustez y capacidad. Y cumplió, con creces. Incluso con sólo dos ruedas motrices es increíble lo bien que se desenvuelve fuera del asfalto. Baste decir que usamos que usamos un tramo del mismo recorrido escogido para la presentación española del Ford Ranger Raptor. Saltos incluidos. Nada se rompió, nada se desajustó (o casi*) y, tras un manguerazo, vuelta al asfalto como si tal cosa.



Es verdad que por esa dualidad on/off road en carretera se muestra como un coche algo blando, lento pero sin llegar a ser torpe. Su cambio de marchas no enamora por su tacto, precisamente, igual que su dirección, y tampoco es un prodigio en lo que a aislamiento acústico se refiere –aunque ha mejorado algo respecto al modelo anterior- así como se echa de menos algún detalle más de equipamiento (climatizador bizona, un ordenador de a bordo más visual…). Sin embargo se muestra un coche más que solvente para llevar y traer a sus pasajeros del punto A al punto B gracias a un interior amplio para cinco ocupantes y un gran maletero, gracias a que la rueda de repuesto va colgada de los bajos del coche, en plan 4x4 “de verdad”.



Y si como digo no es un coche rápido, su potencia es más que suficiente para afrontar con seguridad cualquier vía rápida cargado hasta los topes. A todo esto, destacable lo bien que frena, y eso que lleva tambores atrás. Pero claro, pesa apenas 1.380 kilos lo que, acostumbrados a los mamotretos de hoy en día, es un autentico peso pluma.



El consumo de gasolina que obtuvimos en nuestro recorrido de prueba fue de unos más que razonables 6,6 litros en uso mixto –con un poquillo de campo incluido. No está mal dada la desfavorable aerodinámica del coche. Añadir que el principal problema de este epígrafe lo encontramos a la hora de repostar, ya que el cable que abre la trampilla de la boca de llenado está tan chapuceramente instalado que se queda pillado (* seguramente por nuestro furor offroad…) y no lobera correctamente 9 de cada 10 veces. Con lo que tienes que acabar pidiendo ayuda al empleado de la gasolinera para que el tire de la tapa mientras tú tiras de la palanca. Tampoco nos gustó nada la exigua capacidad del depósito de carburante, de apenas 37 litros… que se deberían compensar con los 15 del de GLP. Pero… ¿y cuando no tienes el de GLP? Poned uno de 50, hombre.



Otro punto a su favor es la posibilidad de contar dentro de su gama con versiones 4x4 y el mencionado GLP, que exhibe orgulloso la etiqueta ECO de la DGT.

Así el Duster, como empecé diciendo, vuelve a hacer valer lo que siempre tuvo pero se fue dejando de lado. Coche duro y capaz. Para gente con un estilo de vida activo que no se quiera preocupar ni gastar mucho en si coche nuevo. Un aventurero Low Cost (21.740 -julio 2023- la unidad probada) como adelanto de los modelos aventureros –pero no tan low cost- que prepara la marca para los próximos años. Un soplo de aire fresco de montaña entre tanto y tan urbano anodino SUV.