Kia Sportage CRDi MHEV
" A por el oro "
Todo parece indicar que Kia ya no se conforma con ser una alternativa oriental al mercado de productos generalistas europeos pues, con cada nuevo lanzamiento, se supera y va poniendo poco a poco el pie y el objetivo en el segmento Premium.
Esto, irremediablemente, trae aparejado un incremento de precio. Y es que, si bien Kia hace años que dejó de ser aquella marca barata de los años 90, hoy en día un coche de la marca, tope de gama, se mirará de tú a tú con productos “medalla de oro” de Audi, BMW, Mercedes o Lexus.
Tal es el caso de este Sportage con mecánica “microhibridada” (MHEV), tracción total y acabado más lujoso y deportivo denominado GT Line: Es un coche cuyo precio flirtea con la barrera de los 50.000 euros. Mucho dinero. Veamos si está justificado.
A mí a nivel estético me gusta mucho. Es moderno sin llegar a ser estridente. Deportivo pero sin pasarse y detallista sin caer en el barroco. El morro me parece mejor resuelto que el de su primo hermano de Hyundai, el Tucson. Obviamente y para no ser menos, el Kia había de contar “faros raros” para encajarlos en la plataforma y no ser menos, y a mí me convence la solución presentada. Los faros de día en forma de flecha que, por cierto, se apagan cuando se selecciona la P en la caja de cambios (muy práctico en autocines o cuando esperas en la calle de manera discreta) con el conjunto principal LED matricial en un rombo que se prolonga por las esquinas. La parrilla no es parrilla sino que es una franja que se prolonga por todo el frente y los bajos, a pesar de contar con spoiler deportivo, presentan una protección rollo SUV tan práctica como estética.
Estas protecciones se extienden al lateral del coche. Tanto a los pasos de rueda como a la base se las puertas, pero al ser elementos lacados en negro, te va a agobiar igual rozar la pintura que uno de ellos. También destacar las llantas, con una pinta espléndida y los adornos cromados, que no por ser un acabado deportivo va a dejar de lado ciertos toques de distinción. Lo celebro, por que en muchas marcas es lo uno o lo otro. Como si no se pudiera –o no supieran- combinar con acierto.
La trasera es maciza, contundente. Llama la atención lo muy abajo que se abre el portón del maletero y lo prominente del alerón de techo, dentro del cuál se esconde el limpia luneta (que tampoco limpia mucho, la verdad). Muy bien también el resalto a la altura de la cintura al estilo del EV6 y las protecciones –mas o menos de verdad- en los faros auxiliares y bajos, y no tanto las lacadas en negro del maletero. A todo esto, no hay designación de modelo más allá del acabado GT Line, quizá porque es diésel y eso podría motivar suspicacias entre algún “neoecologeta” desinformado…
El interior se percibe muy Premium desde que abres la puerta. El asiento, tapizado en cuero y alcántara, se mueve eléctricamente para facilitarte el acceso. Tomas posesión del “trono” y una gran pantalla digital que oficia de cuadro se despereza con unos bonitos gráficos al tiempo que lo hace la otra gran pantalla que se encarga del multimedia. ¿Y nada más? Pues no, hay otra pantalla más, una pequeña que, sin perder dos útiles mandos físicos, gobierna la climatización y los accesos directos al equipo de audio y navegación. Con un sencillo mando al lado de la rosca de la izquierda alternamos entre lo uno y lo otro. Al principio es un poco lío, pero luego resulta pan comido y una buena solución.
Seguimos bajando y nos encontramos con una bandeja con tapa que permite la carga por inducción de tu teléfono móvil y las conexiones USB que tanto le gustan a la marca (las hay por todas partes). A un lado están los botones de la calefacción y ventilación de los asientos y el volante, y más atrás el mando rotativo de hace de palanca de cambio y otro para los modos de conducción (ECO, Normal y Sport) con un botón en el centro que efectúa un bloqueo electrónico del diferencial central. Hay posavasos enormes y un apoyabrazos con buena capacidad.
Pero algo me chirría, y no sólo que el freno de mano esté a la izquierda como en un Mercedes y que su funcionamiento automático sea harto caprichoso, sino las inserciones “negro piano” por todas partes. Por dios, ¡que son un imán para el polvo y los dedazos! Queda muy lujoso, sí, pero únicamente cuando sus superficie está reluciente, cosa que sólo ocurre durante el primer minuto de vida el modelo. O durante la primera semana desde que lo estrenas y te esmeras en ir limpiando con la manga de la camisa cada vez que pulsas algo hasta que, una vez descubres lo efímero del esfuerzo, tiras la toalla.
Volviendo al puesto de conducción, el volante tiene un diseño muy bueno con una multifunción muy intuitiva. La instrumentación es completísima, tanto que puede llegar a aturullar y, sin embargo… ¿No hay Head Up Display? Que a mí me da igual, que ya os he comentado que debo tener un defecto cerebral que a mí me impide fijarme en ella en la mayoría de los coches, pero es algo de lo que disponen ya hasta los más humildes utilitarios. Bueno, los más humildes no.
Y si lo destaco no es porque sirva para algo, es porque desentona en un equipamiento tan abrumador (ciertamente no falta absolutamente de nada) como con el que cuenta este modelo.
Vale, los materiales empleados siguen la norma de los coches asiáticos: de la mitad para arriba excelente y de la mitad pata abajo no tanto. Tal vez no sea la mitad, más bien un 60/40 (bueno/regulero), pero también es algo a lo que se están apuntando un buen número de marcas de lujo en sus modelos más “asequibles”. Por ello no se lo tendré en cuenta.
Las plazas de atrás son amplias, con tres asientos definidos y regulación en la inclinación del respaldo. Como en las plazas anteriores, no hay ningún problema en cota alguna, n siquiera en altura a pesar de contar con un gran techo panorámico. Por supuesto hay tomas USB disponibles, calefacción en los asientos laterales y climatizador independiente. Si le tengo que sacar un fallo, diré que los cristales tintados están demasiado tintados y ello, sumado al color negro de la tapicería, vuelva algo oscura a esta zona.
El maletero, con tapa motorizada, como ya anticipé tiene un plano de carga bastante bajo, lo que ayuda a cargar objetos pesados y/o voluminosos. Su capacidad es generosa, sus formas regulares y no recuerdo si hay tomas USB ahí, pero casi seguro que también.
Nos movemos al apartado dinámico comentando antes que este Kia, bajo su capó, esconde una de las tecnologías “eco” disponibles de la gama (hay MHEV, HEV y PHEV), quizá las más inteligente y la más tramposa, y sin duda la más interesante de cara a propulsar un pesado y poco aerodinámico SUV. Esta se refiere a la “microhibridación”, es decir, una máquina eléctrica que trabaja a 48V y que, yendo anexa a la caja de cambios, carece de poder para mover el coche pero sí es capaz de mantener todos los periféricos en funcionamiento con el motor apagado. Esto le brinda, además de otras bondades, la pegatina ECO de la DGT.
Este Kia, y el resto de automóviles MHEV, pueden llanear a motor apagado (a vela), o cuando descienden por una rampa o cuesta, amén de cuando se detienen en un semáforo. Los arranques y paradas se hacen de manera casi imperceptible gracias a los nuevos alternadores reversibles y la batería del sistema (de 0,44 kwh de capacidad) se carga durante las frenadas o con el uso del motor si es estrictamente necesario.
Pero más allá de eso, hay que hablar del motor del Kia, que es un 1.6 diesel de cuatro cilindros y 136CV que se deja notar ya desde ralentí. Y es que este motor no es precisamente uno de los más discretos del mercado y pone en un brete la insonorización, insuficiente a todas luces, del coche. Incluso a su sistema de sonido. Otro detalle ligeramente negativo es que el modo ECO sea el activado por defecto. Bueno, realmente se activa cuando se calienta un poco el motor y se ilumina su testigo en el cuadro.
Por lo demás, es un motor fiable y solvente con un consumo medio logrado en nuestro recorrido de pruebas de 6,4 litros a los 100kms en uso mixto, lo que proporciona una autonomía de más de 700 kms… y se “carga” en dos minutos “conectado” a un surtidor de diesel cualquiera.
Pero el motor se tiene que juzgar junto a la caja de cambios que lleva aparejada, y este caso el último elemento es… mejorable. Bueno, no la caja, sino su software de gestión. Y es que está completamente obsesionada con rodar en séptima marcha independientemente de la velocidad. Así, puesto que la potencia tampoco sobra, las prestaciones resultan mediocres, siendo la peor la cifra la de recuperación. Que se soluciona poniéndolo en Sport o tirando de las levas tras el volante, sí, pero yo apostaría más por una reprogramación un pelín más ambiciosa (cosa que no descarto que hagan, pues Kia suele escuchar tanto a la prensa como a sus clientes, así han logrado mejorar tanto…).
Por lo demás, este Sportage GT Line a pesar de tanto Sport y GT también es un coche al que le gusta rodar tranquilo, dejando trabajar a una suspensión muy cómoda, una dirección aplomada y unos frenos más que notables. Y con la tracción 4x4 tienes el plus de poder meterte en algún problema embarrado y lograr salir de él con la satisfacción del que tiene un SUV que de verdad hace campo.
Las grandes tiradas de autopista son su hábitat natural, pero da el cayo en urbano pudiendo aventurarse en las zonas de bajas emisiones de las grandes ciudades.
Es un coche muy completo y francamente bueno. Si he abundado en sus defectos es porque si el fabricante sube su marca, yo me veo obligado a subir el listón.
Ahora, ¿50.000 euros? Se justifican, sin duda, pero puede que no necesites la tracción total ni el acabado GT Line, ahí la cosa baja dramáticamente hasta los más que razonables 35.000 del 1.6CRDi MHEV con acabado intermedio Drive. Y te seguirás llevando un coche estupendo. Premium en su concepto, pero más próximo a los generalistas en su definición.
Tal es el caso de este Sportage con mecánica “microhibridada” (MHEV), tracción total y acabado más lujoso y deportivo denominado GT Line: Es un coche cuyo precio flirtea con la barrera de los 50.000 euros. Mucho dinero. Veamos si está justificado.
A mí a nivel estético me gusta mucho. Es moderno sin llegar a ser estridente. Deportivo pero sin pasarse y detallista sin caer en el barroco. El morro me parece mejor resuelto que el de su primo hermano de Hyundai, el Tucson. Obviamente y para no ser menos, el Kia había de contar “faros raros” para encajarlos en la plataforma y no ser menos, y a mí me convence la solución presentada. Los faros de día en forma de flecha que, por cierto, se apagan cuando se selecciona la P en la caja de cambios (muy práctico en autocines o cuando esperas en la calle de manera discreta) con el conjunto principal LED matricial en un rombo que se prolonga por las esquinas. La parrilla no es parrilla sino que es una franja que se prolonga por todo el frente y los bajos, a pesar de contar con spoiler deportivo, presentan una protección rollo SUV tan práctica como estética.
Estas protecciones se extienden al lateral del coche. Tanto a los pasos de rueda como a la base se las puertas, pero al ser elementos lacados en negro, te va a agobiar igual rozar la pintura que uno de ellos. También destacar las llantas, con una pinta espléndida y los adornos cromados, que no por ser un acabado deportivo va a dejar de lado ciertos toques de distinción. Lo celebro, por que en muchas marcas es lo uno o lo otro. Como si no se pudiera –o no supieran- combinar con acierto.
La trasera es maciza, contundente. Llama la atención lo muy abajo que se abre el portón del maletero y lo prominente del alerón de techo, dentro del cuál se esconde el limpia luneta (que tampoco limpia mucho, la verdad). Muy bien también el resalto a la altura de la cintura al estilo del EV6 y las protecciones –mas o menos de verdad- en los faros auxiliares y bajos, y no tanto las lacadas en negro del maletero. A todo esto, no hay designación de modelo más allá del acabado GT Line, quizá porque es diésel y eso podría motivar suspicacias entre algún “neoecologeta” desinformado…
El interior se percibe muy Premium desde que abres la puerta. El asiento, tapizado en cuero y alcántara, se mueve eléctricamente para facilitarte el acceso. Tomas posesión del “trono” y una gran pantalla digital que oficia de cuadro se despereza con unos bonitos gráficos al tiempo que lo hace la otra gran pantalla que se encarga del multimedia. ¿Y nada más? Pues no, hay otra pantalla más, una pequeña que, sin perder dos útiles mandos físicos, gobierna la climatización y los accesos directos al equipo de audio y navegación. Con un sencillo mando al lado de la rosca de la izquierda alternamos entre lo uno y lo otro. Al principio es un poco lío, pero luego resulta pan comido y una buena solución.
Seguimos bajando y nos encontramos con una bandeja con tapa que permite la carga por inducción de tu teléfono móvil y las conexiones USB que tanto le gustan a la marca (las hay por todas partes). A un lado están los botones de la calefacción y ventilación de los asientos y el volante, y más atrás el mando rotativo de hace de palanca de cambio y otro para los modos de conducción (ECO, Normal y Sport) con un botón en el centro que efectúa un bloqueo electrónico del diferencial central. Hay posavasos enormes y un apoyabrazos con buena capacidad.
Pero algo me chirría, y no sólo que el freno de mano esté a la izquierda como en un Mercedes y que su funcionamiento automático sea harto caprichoso, sino las inserciones “negro piano” por todas partes. Por dios, ¡que son un imán para el polvo y los dedazos! Queda muy lujoso, sí, pero únicamente cuando sus superficie está reluciente, cosa que sólo ocurre durante el primer minuto de vida el modelo. O durante la primera semana desde que lo estrenas y te esmeras en ir limpiando con la manga de la camisa cada vez que pulsas algo hasta que, una vez descubres lo efímero del esfuerzo, tiras la toalla.
Volviendo al puesto de conducción, el volante tiene un diseño muy bueno con una multifunción muy intuitiva. La instrumentación es completísima, tanto que puede llegar a aturullar y, sin embargo… ¿No hay Head Up Display? Que a mí me da igual, que ya os he comentado que debo tener un defecto cerebral que a mí me impide fijarme en ella en la mayoría de los coches, pero es algo de lo que disponen ya hasta los más humildes utilitarios. Bueno, los más humildes no.
Y si lo destaco no es porque sirva para algo, es porque desentona en un equipamiento tan abrumador (ciertamente no falta absolutamente de nada) como con el que cuenta este modelo.
Vale, los materiales empleados siguen la norma de los coches asiáticos: de la mitad para arriba excelente y de la mitad pata abajo no tanto. Tal vez no sea la mitad, más bien un 60/40 (bueno/regulero), pero también es algo a lo que se están apuntando un buen número de marcas de lujo en sus modelos más “asequibles”. Por ello no se lo tendré en cuenta.
Las plazas de atrás son amplias, con tres asientos definidos y regulación en la inclinación del respaldo. Como en las plazas anteriores, no hay ningún problema en cota alguna, n siquiera en altura a pesar de contar con un gran techo panorámico. Por supuesto hay tomas USB disponibles, calefacción en los asientos laterales y climatizador independiente. Si le tengo que sacar un fallo, diré que los cristales tintados están demasiado tintados y ello, sumado al color negro de la tapicería, vuelva algo oscura a esta zona.
El maletero, con tapa motorizada, como ya anticipé tiene un plano de carga bastante bajo, lo que ayuda a cargar objetos pesados y/o voluminosos. Su capacidad es generosa, sus formas regulares y no recuerdo si hay tomas USB ahí, pero casi seguro que también.
Nos movemos al apartado dinámico comentando antes que este Kia, bajo su capó, esconde una de las tecnologías “eco” disponibles de la gama (hay MHEV, HEV y PHEV), quizá las más inteligente y la más tramposa, y sin duda la más interesante de cara a propulsar un pesado y poco aerodinámico SUV. Esta se refiere a la “microhibridación”, es decir, una máquina eléctrica que trabaja a 48V y que, yendo anexa a la caja de cambios, carece de poder para mover el coche pero sí es capaz de mantener todos los periféricos en funcionamiento con el motor apagado. Esto le brinda, además de otras bondades, la pegatina ECO de la DGT.
Este Kia, y el resto de automóviles MHEV, pueden llanear a motor apagado (a vela), o cuando descienden por una rampa o cuesta, amén de cuando se detienen en un semáforo. Los arranques y paradas se hacen de manera casi imperceptible gracias a los nuevos alternadores reversibles y la batería del sistema (de 0,44 kwh de capacidad) se carga durante las frenadas o con el uso del motor si es estrictamente necesario.
Pero más allá de eso, hay que hablar del motor del Kia, que es un 1.6 diesel de cuatro cilindros y 136CV que se deja notar ya desde ralentí. Y es que este motor no es precisamente uno de los más discretos del mercado y pone en un brete la insonorización, insuficiente a todas luces, del coche. Incluso a su sistema de sonido. Otro detalle ligeramente negativo es que el modo ECO sea el activado por defecto. Bueno, realmente se activa cuando se calienta un poco el motor y se ilumina su testigo en el cuadro.
Por lo demás, es un motor fiable y solvente con un consumo medio logrado en nuestro recorrido de pruebas de 6,4 litros a los 100kms en uso mixto, lo que proporciona una autonomía de más de 700 kms… y se “carga” en dos minutos “conectado” a un surtidor de diesel cualquiera.
Pero el motor se tiene que juzgar junto a la caja de cambios que lleva aparejada, y este caso el último elemento es… mejorable. Bueno, no la caja, sino su software de gestión. Y es que está completamente obsesionada con rodar en séptima marcha independientemente de la velocidad. Así, puesto que la potencia tampoco sobra, las prestaciones resultan mediocres, siendo la peor la cifra la de recuperación. Que se soluciona poniéndolo en Sport o tirando de las levas tras el volante, sí, pero yo apostaría más por una reprogramación un pelín más ambiciosa (cosa que no descarto que hagan, pues Kia suele escuchar tanto a la prensa como a sus clientes, así han logrado mejorar tanto…).
Por lo demás, este Sportage GT Line a pesar de tanto Sport y GT también es un coche al que le gusta rodar tranquilo, dejando trabajar a una suspensión muy cómoda, una dirección aplomada y unos frenos más que notables. Y con la tracción 4x4 tienes el plus de poder meterte en algún problema embarrado y lograr salir de él con la satisfacción del que tiene un SUV que de verdad hace campo.
Las grandes tiradas de autopista son su hábitat natural, pero da el cayo en urbano pudiendo aventurarse en las zonas de bajas emisiones de las grandes ciudades.
Es un coche muy completo y francamente bueno. Si he abundado en sus defectos es porque si el fabricante sube su marca, yo me veo obligado a subir el listón.
Ahora, ¿50.000 euros? Se justifican, sin duda, pero puede que no necesites la tracción total ni el acabado GT Line, ahí la cosa baja dramáticamente hasta los más que razonables 35.000 del 1.6CRDi MHEV con acabado intermedio Drive. Y te seguirás llevando un coche estupendo. Premium en su concepto, pero más próximo a los generalistas en su definición.
NUESTRA NOTA: 8.5
Cosas a favor
Equipado hasta arriba
Espacio interior y acabados… salvo el negro piano
Estética y 4x4 disponible
Cosas en contra
Precio algo elevado
Rumorosidad del motor
Prestaciones flojas
MOTOR
- Cilindrada: 1.598 c.c.
- Potencia: 136 CV CEE
- Par: 280 NM
- Tracción: Total
- Caja de cambios: automática 7 velocidades
Dimensiones
- Largo/ancho/alto: 451/186/164 cms
- Peso: 1.676 kgs
- Ruedas: 235/50R19
- Maletero: 526 l
- Cap. Depósito: 54 l
Prestaciones
- Velocidad máxima: 180 km/h
- Aceleración 0-100km/h: 11,6 seg
- Consumo medio oficial: 5,8 l/100kms
Equipamiento
- Equipamiento: ABS, BAS, EDB, TCS, 6 airbags + central delantero, sistema de frenada de emergencia, hill holder, alerta de objetos en el ángulo muerto + cámaras de retrovisor, control de carril, control de velocidad activo, techo solar panorámico, instrumentación digital, climatizador, navegación, tapicería mixta de cuero, calefacción de los asientos -delanteros y traseros-, faros LED, sensor de luces y limpias, cámaras 360 con aparcamiento asistido, asiento del conductor eléctrico con memoria, ventilación asientos delanteros, pantalla multimedia de 12,3", apple carplay/android auto, control de descenso de pendientes, acceso y arranque sin llave, alarma...