Prueba del Renault Mègane 1.6 E-Tech

Quienes quisieron enterrar al Mègane de toda la vida tras la salida al mercado del E-Tech ya se han dado cuenta de que al celebérrimo modelo del rombo le queda vida para rato. Unos hablan de que su ciclo llegue hasta 2025, otros, dentro de la propia marca, dicen que “ya se verá”, pues dada la coyuntura actual de escasez energética, igual muchos eléctricos no se van a poder enchufar y habrá que estirar las mecánicas convencionales unos años más o innovar en combustibles alternativos a toda velocidad.



Sea como fuere, este Mègane hace algún tiempo que incorporó una mecánica híbrida con enchufe -primero en versión tourer- que le vale para exhibir orgulloso la codiciada pegatina 0 en su parabrisas, y mantenerse vigente entre la plétora de coches más o menos eléctricos que semana a semana van inundando el mercado.

El grupo propulsor que emplea este coche es el mismo que la marca usa en el Renault Captur, consistente en un bloque motor de 1.6L de cilindrada, atmosférico y con 91 CV de potencia, y dos motores eléctricos, uno de 49CV y otro con 22CV, que se alimentan de una batería con 9,8kwh de capacidad (7,5 reales) permitiéndole recorrer, según ciclo de homologación, ni más ni menos que 45 kms sin tirar de gasolina. La potencia conjunta es de 160 CV y se transmite a las ruedas delanteras a través de la peculiar caja de cambios con el mejor nombre del mundo (Locotronic) que carece de embragues y sincronizadores. Aunque en teoría se que cuenta con cuatro marchas, en realidad dispone de hasta quince al irse pudiendo adaptar exactamente a las relaciones de giro del motor en cada momento.



Todo esto es muy chulo pero queda ver cómo funciona en el día a día, que es de lo que se trata. Vamos a ello.

Antes quiero hablar del acabado R.S. Line, que ya había probado en el Arkana dejándome bastante indiferente, pero aquí es distinto. Y es distinto gracias a unos asientos alucinantes. Cómodos, grandes con una sujeción lateral extraordinaria y una pinta espléndida. Además su diseño se extiende, hasta donde es posible dada la diferente configuración, a la fila de atrás. Son tan bueno que para mí sería motivo suficiente para optar por este acabado sin dudarlo. Y si además el paquete viene con pespuntes y bordados, mejor que mejor. Amén de unas llantas de aleación que, aunque opcionales, me parece que le dan un toque final muy sport.



Más allá de esos detalles, por dentro el Mègane E-Tech híbrido enchufable es un Mègane al uso. Materiales notables, bien acabado, de equipamiento completo y con capacidad para cinco pasajeros sin estrecheces. Quizá el cuadro digital podría ser más personalizable y el apoyabrazos central algo más grande, pero más defectos no le puedo sacar. Sobre todo desde que en la marca optaron por dejar los mandos de la climatización fuera de la pantalla multimedia, facilitando mucho la vida de todos sus conductores.



El principal cambio de puertas adentro en esta versión híbrida está en el maletero, que pierde ni más ni menos que 130 litros de capacidad al alojar la batería en su fondo. Semejante mordisco aún no deja 380 litros libres para el equipaje… o para los cables de carga, pues para guardarlos en el hueco dispuesto a un lado de la base para tal fin, hay que doblarlos tan bien y tan detenidamente que apuesto a que la quinta vez que lo hagas, te cansarás y los acabarás metiendo como yo, de cualquier manera.



Y como el movimiento se demuestra andando, nos ponemos en macha. Batería “a tope” (37 kms de autonomía nos marca) y depósito lleno. El coche arranca en modo eléctrico siempre que haya batería, con lo que hay que estar atento al pitido y mensaje “Ready” del cuadro para saber que ya estamos listos. Tenemos modo MySense –por defecto-, Sport y Pure -eléctrico. Al primero y al segundo se les puede activar la función “E-Save” para reservar batería o cargarla hasta un 40-50% de su capacidad. A mí me pareció que el primero es el más adecuado para todo uso de este coche. Sabe cuando tirar de gasolina y cuando hacerlo de batería.



Pero lo primero que se percibe al conducir este Mègane es que es un Mègane “gordito”. No en vano arroja un peso en báscula de 1605 kgs, lo que vienen a ser unos 300 kgs más que su equivalente de motor exclusivamente de combustión. A nivel dinámico no pasa nada porque tanto frenos como suspensión –sobre todo en el acabado R.S. Line- siempre estuvieron por encima de las prestaciones de este coche. El aislamiento está muy logrado, dejando que se perciba el motor únicamente cuando protesta merced al funcionamiento singular de la caja de cambios. Por buscar una analogía sencilla, diría que es lo más parecido a llevar un coche con transmisión por variador.



El coche gana velocidad con cierta parsimonia lo que da que pensar que como tenga que tirar de él el motor térmico de manera exclusiva, vamos listos. Sin embargo, con todos sus motores empujando sus prestaciones, salvo la velocidad punta, no son malas del todo. El consuno sin embargo no le deja en gran lugar. Nosotros hemos logrado en nuestro recorrido de uso mixto 5,5 litros a los 100kms que es, prácticamente, lo que gasta un Mègane Tce de 140 CV. A lo que hay que sumar (o restar) que el híbrido tiene un depósito mucho más pequeño. 39 litros frente a los 50 de la versión standard.

Que sí, que tenemos baterías, pero al final, comidos por servidos.



Respecto a la carga, el Mègane se puede recargar a un máximo de 3,7 kw. En ese caso necesita unas tres horas para llenarse al completo, mientras en una toma doméstica (de unos 2,4kw) la operación le llevará entre cinco y cinco horas y media (del 5% al 100%). Por cierto que el cable de poste es opcional y sale por unos nada desdeñables 500 euros.

Precio a añadir a los 40.000 euros que Renault nos pide por este coche que ves en las fotos, sin descuentos ni ayudas. Es un precio elevado pero en este acabado va completamente equipado y no se distancia demasiado de su competencia. De hecho, el Seat León E-Hybrid equivalente sale casi por lo mismo.
El problema son los más de 7.000 euros que por arriba le separan de sus versiones “etiqueta C”, que para mayor escarnio, corren un poquito más. Me parece una diferencia muy difícil de justificar a menos que el 90% de tus recorridos sean en ciudad y no veas claro –con razón- lo de pasarte a un modelo 100% eléctrico.
Es cosa de cada uno y de hacer números “bien”, no como los hace la mayoría.



En cualquier caso, celebro que en Renault le hayan dado armas al Mègane de toda la vida para mantenerse al día y defenderse con uñas y dientes de la competencia “chispillas”. Que así la gama pueda seguir plantando cara con una versión 0 que cumple de manera solvente en cada apartado. O sea, como un Mègane de los de siempre.