Opel Insignia GS 2.0T
" Canto del cisne "
El Insignia actual, presentado en 2016 y debidamente remozado en 2020 es, sin duda, el mejor Opel Insignia hasta la fecha. Y posiblemente sea el producto más Opel que queda, todavía, en el catálogo del fabricante alemán.
Seguramente el próximo Insignia, que aparecerá allá por el año 2024 sea un producto sinérgico con el resto de elementos de los nuevos propietarios de la marca, PSA primero, Stellantis después. Posiblemente se construya sobre la plataforma del nuevo DS9 para dar cabida a la obligada electrificación de la mecánica, algo con lo que hoy por hoy, el “vetusto” Opel ni tan siquiera puede soñar.
Nos despediremos entonces de ese Opel tan Opel forjado en la pasada era de GM.
Pero hasta entonces, tenemos un modelo que posiblemente haya alcanzado su máximo en todos los apartados, que no lo convierte en perfecto pero sí el mejor de todos los tiempos.
El restyling que sufrió el año pasado el modelo se reducía a detalles en los paragolpes, equipamiento y conectividad. También se ordenó la gama de motores reduciendo su oferta a dos mecánicas de gasóleo (1.5D y 2.0D) y una única de gasolina de dos litros, la que hoy ocupa nuestra prueba y que, a mi juicio, siempre ha sido la más interesante de toda la gama disponible.
Porque las mecánicas 1.6L del grupo son estupendas, y ofrecen más potencia con menor consumo, sin embargo, a la hora de instalarlas en un modelo del porte y envergadura de este Insignia… no sé. Chirrían. Me pasó lo mismo con el Talismán 1.6T: algo no me encajaba cuando lo probé. Repetí el test cuando lanzaron el modelo con el propulsor 1.8T y la cosa mejoraba sustancialmente. En sensaciones más que en prestaciones, pero todo suma.
En este coche tenemos bajo el capó un bloque 2.0T de la vieja escuela, es decir, poco apretado ya que no hay más que ver su cifra de potencia máxima (200CV) y el régimen de vueltas al que los consigue (…. Rpm). Sobre todo es un propulsor voluntarioso, útil en toda su gama de revoluciones, que sabe ir tranquilo pero que saca las uñas cuando se aprieta de manera inmisericorde el acelerador. Esa dualidad es muy adecuada para un modelo con aires familiares, y de coche de empresa si me apuras, pero no renuncia a un toque deportivo. Ahora, también demuestra su veteranía a la hora de hablar de consumos, ya que no es fácil bajar de los 8,5 litros a los 100 kms recorridos en uso mixto.
Eso a pesar de contar con la incorporación de la caja de cambios automática de tropecientas relaciones (9 en realidad) del grupo. A mí, personalmente, se me hacen demasiadas velocidades, y el coche apenas aguanta segundos las dos últimas llaneando a 90 km/h. Pero por funcionamiento es fantástico a pesar de intentar rodar siempre en la marcha más larga. Rápido, suave, preciso… el único pero que le pongo es el no disponer de serie de levas tras el volante en este acabado Business Elegance. O las pagas o pasas al superior GS Line. Por cierto, las llantas de nuestro coche de pruebas no encajan –en diseño, sí en medidas- con dicha terminación, seguramente se montaron en algún momento como accesorio.
El interior es totalmente Opel, pero simplificado merced a las mejoras en equipo multimedia con conectividad Apple Play y Android. Exhibe menús vistosos y muy intuitivos.
El cuadro es el mismo de hace años, con un montón de información distribuida entre indicadores analógicos y un “pantallón” digital a color. La postura al volante es correcta, desde unos asientos de mullido algo duro pero que a larga se agradece. Sujetan muy bien el cuerpo y disfrutan de un tamaño generoso. Ahora, acostumbrado a tanto SUV, llama la atención lo bajito que te sientas en este coche.
Las plazas de atrás son tremendamente amplias. Su principal hándicap está en la altura de techo ya que la línea descaradamente cupé del modelo condiciona esta cota. Si vas a viajar con frecuencia con pasajeros de buena altura, mejor optar por la versión Sport Tourer –familiar- del modelo.
El maletero es sencillamente gigantesco. Tiene casi 500 litros de capacidad ampliable si quitamos la bandeja trasera, pues es un coche con un práctico portón al estilo del Peugeot 508. Aquí tengo varias quejas respecto a este elemento. La primera que no sea eléctrico, la segunda, a falta de ello, que su apertura remota no levante la tapa, y la tercera, que yo creo que es un fallo de diseño, es la falta de un asidero para levantarla. Antes el logo de Opel basculaba y tirabas de él para levantar la tapa, y ahora no, en su lugar te toca meter los dedos como puedas en la rendija de su base. Muy mal.
En marcha el coche se mueve de manera sobresaliente. Mucho aplomo, reacciones francas y fidelidad en el guiado. La suspensión tira a dura pero es soportable. A todo esto, activando el modo Sport disponible, me daba la impresión de que aumentaba la rigidez, y eso que el coche no cuenta ni con suspensión regulable ni con estabilizadoras activas. Sería cosa de la sugestión.
La dirección eléctrica es fofa, como todas y los frenos exhiben una capacidad de detención notable y una buena resistencia al desgaste. En nuestra prueba de slalom el coche exhibió un comportamiento muy neutro en los cambios de apoyo incluso con las ayudas electrónicas desconectadas, y en la esquiva a baja velocidad se iba un poco de morro hasta que de improviso él solo se corregía recuperando la trayectoria sin drama ni aspavientos. Me gusta la sensación de agilidad, cosa de la que carecían los primeros Insignia que salieron de fábrica de Russelheim hace más de una década.
En general es un coche muy agradable conducir. Lo que viene a ser una buena berlina, que ya se nos está olvidando lo bien que van con tanta fiebre todocamino.
El climatizador es muy potente, por cierto, y los faros LED intellilux de última generación son una gozada (y una feria cada vez que abres el coche en la penumbra).
El precio de este modelo es abultado de entrada. Son más de 43.000 euros (febrero 2021) aunque su equipamiento es notable. Sin embargo, hay varias ofertas y descuentos en la marca que pueden abaratar la factura más allá de un 10%, lo que lo vuelve mucho más interesante. A mí como berlina clásica con un toque casi exótico me parece muy buena. La mejor de su saga. Aunque sea casi como despedida. Veremos en qué queda cuando el próximo insignia sea una mezcla entre Peugeot/Fiat/Chysler/Citroën/DS/Jeep… etcétera.
Nos despediremos entonces de ese Opel tan Opel forjado en la pasada era de GM.
Pero hasta entonces, tenemos un modelo que posiblemente haya alcanzado su máximo en todos los apartados, que no lo convierte en perfecto pero sí el mejor de todos los tiempos.
El restyling que sufrió el año pasado el modelo se reducía a detalles en los paragolpes, equipamiento y conectividad. También se ordenó la gama de motores reduciendo su oferta a dos mecánicas de gasóleo (1.5D y 2.0D) y una única de gasolina de dos litros, la que hoy ocupa nuestra prueba y que, a mi juicio, siempre ha sido la más interesante de toda la gama disponible.
Porque las mecánicas 1.6L del grupo son estupendas, y ofrecen más potencia con menor consumo, sin embargo, a la hora de instalarlas en un modelo del porte y envergadura de este Insignia… no sé. Chirrían. Me pasó lo mismo con el Talismán 1.6T: algo no me encajaba cuando lo probé. Repetí el test cuando lanzaron el modelo con el propulsor 1.8T y la cosa mejoraba sustancialmente. En sensaciones más que en prestaciones, pero todo suma.
En este coche tenemos bajo el capó un bloque 2.0T de la vieja escuela, es decir, poco apretado ya que no hay más que ver su cifra de potencia máxima (200CV) y el régimen de vueltas al que los consigue (…. Rpm). Sobre todo es un propulsor voluntarioso, útil en toda su gama de revoluciones, que sabe ir tranquilo pero que saca las uñas cuando se aprieta de manera inmisericorde el acelerador. Esa dualidad es muy adecuada para un modelo con aires familiares, y de coche de empresa si me apuras, pero no renuncia a un toque deportivo. Ahora, también demuestra su veteranía a la hora de hablar de consumos, ya que no es fácil bajar de los 8,5 litros a los 100 kms recorridos en uso mixto.
Eso a pesar de contar con la incorporación de la caja de cambios automática de tropecientas relaciones (9 en realidad) del grupo. A mí, personalmente, se me hacen demasiadas velocidades, y el coche apenas aguanta segundos las dos últimas llaneando a 90 km/h. Pero por funcionamiento es fantástico a pesar de intentar rodar siempre en la marcha más larga. Rápido, suave, preciso… el único pero que le pongo es el no disponer de serie de levas tras el volante en este acabado Business Elegance. O las pagas o pasas al superior GS Line. Por cierto, las llantas de nuestro coche de pruebas no encajan –en diseño, sí en medidas- con dicha terminación, seguramente se montaron en algún momento como accesorio.
El interior es totalmente Opel, pero simplificado merced a las mejoras en equipo multimedia con conectividad Apple Play y Android. Exhibe menús vistosos y muy intuitivos.
El cuadro es el mismo de hace años, con un montón de información distribuida entre indicadores analógicos y un “pantallón” digital a color. La postura al volante es correcta, desde unos asientos de mullido algo duro pero que a larga se agradece. Sujetan muy bien el cuerpo y disfrutan de un tamaño generoso. Ahora, acostumbrado a tanto SUV, llama la atención lo bajito que te sientas en este coche.
Las plazas de atrás son tremendamente amplias. Su principal hándicap está en la altura de techo ya que la línea descaradamente cupé del modelo condiciona esta cota. Si vas a viajar con frecuencia con pasajeros de buena altura, mejor optar por la versión Sport Tourer –familiar- del modelo.
El maletero es sencillamente gigantesco. Tiene casi 500 litros de capacidad ampliable si quitamos la bandeja trasera, pues es un coche con un práctico portón al estilo del Peugeot 508. Aquí tengo varias quejas respecto a este elemento. La primera que no sea eléctrico, la segunda, a falta de ello, que su apertura remota no levante la tapa, y la tercera, que yo creo que es un fallo de diseño, es la falta de un asidero para levantarla. Antes el logo de Opel basculaba y tirabas de él para levantar la tapa, y ahora no, en su lugar te toca meter los dedos como puedas en la rendija de su base. Muy mal.
En marcha el coche se mueve de manera sobresaliente. Mucho aplomo, reacciones francas y fidelidad en el guiado. La suspensión tira a dura pero es soportable. A todo esto, activando el modo Sport disponible, me daba la impresión de que aumentaba la rigidez, y eso que el coche no cuenta ni con suspensión regulable ni con estabilizadoras activas. Sería cosa de la sugestión.
La dirección eléctrica es fofa, como todas y los frenos exhiben una capacidad de detención notable y una buena resistencia al desgaste. En nuestra prueba de slalom el coche exhibió un comportamiento muy neutro en los cambios de apoyo incluso con las ayudas electrónicas desconectadas, y en la esquiva a baja velocidad se iba un poco de morro hasta que de improviso él solo se corregía recuperando la trayectoria sin drama ni aspavientos. Me gusta la sensación de agilidad, cosa de la que carecían los primeros Insignia que salieron de fábrica de Russelheim hace más de una década.
En general es un coche muy agradable conducir. Lo que viene a ser una buena berlina, que ya se nos está olvidando lo bien que van con tanta fiebre todocamino.
El climatizador es muy potente, por cierto, y los faros LED intellilux de última generación son una gozada (y una feria cada vez que abres el coche en la penumbra).
El precio de este modelo es abultado de entrada. Son más de 43.000 euros (febrero 2021) aunque su equipamiento es notable. Sin embargo, hay varias ofertas y descuentos en la marca que pueden abaratar la factura más allá de un 10%, lo que lo vuelve mucho más interesante. A mí como berlina clásica con un toque casi exótico me parece muy buena. La mejor de su saga. Aunque sea casi como despedida. Veremos en qué queda cuando el próximo insignia sea una mezcla entre Peugeot/Fiat/Chysler/Citroën/DS/Jeep… etcétera.
NUESTRA NOTA: 9
Cosas a favor
Motor agradable y potente
Comportamiento dinámico
Acabado y Equipamiento
Cosas en contra
Apertura del maletero
Consumo a ritmo ágil
Me sobran dos marchas
MOTOR
- Cilindrada: 1.998 c.c.
- Potencia: 200 CV CEE
- Par: 350 NM
- Tracción: delantera
- Caja de cambios: automática 9 velocidades
Dimensiones
- Largo/ancho/alto: 489/186/145 cms
- Peso: 1.520 kgs
- Ruedas: 245/45R18
- Maletero: 490 l
- Cap. Depósito: 62 l
Prestaciones
- Velocidad máxima: 235 km/h
- Aceleración 0-100km/h: 7,7 seg
- Consumo medio oficial: 7,3 l/100kms
Equipamiento
- Equipamiento: ABS, BAS, EDB, ESP, TCS, 6 airbags, alerta de colisión frontal, avisador de cambio de carril lector de señales de tráfico, faros LED, control y limitador de velocidad, llamada de emergencia, sensores de parking delanteros y traseros, pantalla multimedia de 7", conectividad Appleplay/Android auto, apertura y arranque sin llave, faros antiniebla, luces largas automáticas, navegador...