Muerto el perro...
… se acabó la rabia”. Bajo este premisa parece ser que ha operado el grupo Porsche a la hora de buscar su definitiva fusión con el Grupo Volkswagen.
El “perro”, en este caso, ha sido Wendelin Wiedeking, consejero delegado de la marca de Suttgart y principal opositor a esta unión.
El problema nace en 2005, cuando la marca de deportivos adquirió el 51% de Volkswagen a costa de endeudarse fuertemente. Ahora esta marca ofrece hacerse cargo de esa deuda (que por otro lado ellos mismos causaron) a cambio de que Porsche pase a engrosar su amplio universo de fabricantes. Wolfang Porsche decía que no mientras que Ferdinand Piech (que estuvo en el ajo de la compra del 51% antes mencionado) dice que adelante.
Y va ser que sí. Wiedeking a la calle con 50 millones de euros de indemnización (cuya mitad donará a una institución benéfica alemana –olé-) y Porsche entra el la órbita VAG manteniendo, y así se ha garantizado, su independencia. De hecho, los nuevos “cabezas visibles” de la marca son “gente de la casa”, porschistas de toda la vida. Menos mal.
Desde aquí estamos convencidos de que el cambio, aunque se podía haber hecho mejor, será para bien. Y es que ya es histórica la colaboración entre las dos marcas, y sus frutos –a pesar del 924- siempre han sido buenos.
El “perro”, en este caso, ha sido Wendelin Wiedeking, consejero delegado de la marca de Suttgart y principal opositor a esta unión.
El problema nace en 2005, cuando la marca de deportivos adquirió el 51% de Volkswagen a costa de endeudarse fuertemente. Ahora esta marca ofrece hacerse cargo de esa deuda (que por otro lado ellos mismos causaron) a cambio de que Porsche pase a engrosar su amplio universo de fabricantes. Wolfang Porsche decía que no mientras que Ferdinand Piech (que estuvo en el ajo de la compra del 51% antes mencionado) dice que adelante.
Y va ser que sí. Wiedeking a la calle con 50 millones de euros de indemnización (cuya mitad donará a una institución benéfica alemana –olé-) y Porsche entra el la órbita VAG manteniendo, y así se ha garantizado, su independencia. De hecho, los nuevos “cabezas visibles” de la marca son “gente de la casa”, porschistas de toda la vida. Menos mal.
Desde aquí estamos convencidos de que el cambio, aunque se podía haber hecho mejor, será para bien. Y es que ya es histórica la colaboración entre las dos marcas, y sus frutos –a pesar del 924- siempre han sido buenos.
