Volkswagen Touareg R-Line TDi286
" Héroe discreto "
Si hablamos de SUV de lujo dentro del grupo Volkswagen muchos pensarán automáticamente en Audi Q7 y Porsche Cayenne. Sin embargo entre ellos, encontramos este “prosaico VW” que les dio la vida y el sentido a ambos.
Bueno, dentro del gigante alemán también se encuadra el Bentley Bentayga, pero su precio y su controvertida estética lo alejan de la mayoría de mortales. Al menos de aquellos que, más allá del dinero de su cartera, conserven intacta la vista.
Pero sí, Audis y Porsches han ido eclipsando poco a poco a un coche que, si siempre destacó por su equilibrio, ahora poco o nada tiene que envidiar a sus primos con mayor pedigrí.
Y es que la plataforma es la misma para los tres, así como los motores (sólo el gasolina en Porsche) así como comparten buena parte de su tecnología. No obstante hay diferencias, y no sólo en el precio pues ya veremos como este Touareg tampoco es una “ganga”, sino de comportamiento. Yo diría que el Volkswagen es el punto intermedio perfecto entre uno y otro. Como si los otros dos hubieran partido de él para tirar más hacia el lado del confort en el Audi, y de la vertiente deportiva en el de Stuttgart.
Centrándonos ya en nuestro protagonista, decir que esta nueva generación es más larga y más ancha que la anterior, aunque resulta algo más baja. Bueno, eso con la suspensión neumática –opcional- en el punto intermedio, si la ponemos en modo campo apenas hay diferencia. Y hablando de salir al campo, la reductora ha desaparecido en este nuevo modelo. Nada dramático pues como me contaba un comercial de la marca, nunca nadie le ha preguntado por ella. Ni cuando la había.
De todas formas sí que hay disponible un paquete offroad y el sistema de modos de conducción contempla un par de escenarios para salir del asfalto… hasta donde permitan las gigantescas ruedas –opcionales- de 21 pulgadas. Muy bonitas, ciertamente, pero excesivas a todas luces.
En lo tocante a su apariencia, a unos les puede parecer anodino, a otros un camión, a algunos elegante incluso deportivo, pero a todos ellos les resulta imponente.
Es un modelo muy grande que parece más grande todavía cuando la era del SUV grande cede ante el empuje de los “todocaminos ligeros”. Mira qué bien, así lo encuentras fácilmente en los parkings.
El acabado deportivo incluye detalles específicos en paragolpes y estriberas, así como unos asientos con muy buenas sujeciones, unas llantas específicas, pedales en aluminio y, sobre todo, el logotipo R-Line por doquier. Sabiendo que aún contando con este acabado la suspensión neumática, las estabilizadoras activas y el eje trasero direccional se siguen pagando aparte, yo me ahorraría este aditamento estético, optaría por la versión “Premium” y pondría el dinero –un poco- en el otro carísimo paquete que sí cuenta con estos elementos (y que creo que sale por 7.000 euros y pico…). Afortunadamente, Volkswagen Group España consideró que no podíamos probar una cosa sin la otra y nuestro coche de pruebas venía completamente equipado con todo de todo.
Eso se notaba también cuando accedías a su interior y descubrías sus gigantescas pantallas. La de 12” destinada a la instrumentación y la de 15” para el equipo multimedia. Al igual que de la línea R, yo prescindiría de la dedicada a la instrumentación pues, no sólo en este coche, no aporta gran cosa, pero sí que quiero la grandota central, y como se venden en conjunto con el paquete “discovery pro”… pues nada, hay que tragar.
Pero es que la pantalla multimedia funciona realmente bien. Es muy intuitiva, de respuesta muy rápida, con los menús bien resueltos y, aunque exige un periodo de aclimatación dadas las muchas cosas que puedes configurar con ella, bastante fácil de manejar.
Lo que no me ha gustado tanto es el mullido de los asientos: duro como una piedra. A ver, no son incómodos, pero sorprende de entrada. Sobretodo a tu culo.
Bien es verdad que me acababa de bajar de un Renault Megane…
La postura al volante es elevada, obviamente. Casi todo queda a la vista y lo que no te lo ofrece en vivo y en directo el sistema de cámaras. El volante tiene un aro más fino de lo que esperaba. Curioso.
La sensación de espacio es muy grande al ser un vehículo bastante ancho y contar con un gran techo panorámico que paliaba la oscuridad de los asientos y las molduras “negro piano” (también llamadas “negro marcas de dedos y polvo por todos lados”).
En la consola no hay botones físicos merced al sistema multimedia y sí tiene las salidas de aire peor colocadas de cuantos coches he visto en décadas. Dos toberas frente a la extraña palanca de cambios. Y por más que intentes que soplen hacia arriba no lograras que enfríen/calienten más allá de tu antebrazo. No lo entiendo.
Más allá encontrarás una pequeña guantera en la que cabe justo un móvil y que lo puede cargar por inducción, warning, botón de freno de mano, posavasos y dos roscas en las que puedes seleccionar los modos de conducción y la altura de la suspensión. Independientemente o de manera solidaria.
Las plazas de atrás son válidas para tres ocupantes, aunque la plaza de en medio “disfruta” de un asiento “extraduro” y la molestia del túnel de transmisión. Hay climatizador independiente y las banquetas se pueden deslizar, reclinar y abatir.
El maletero es enorme, de formas regulares y con un útil doble fondo con una práctica varilla que sujeta la base mientras tú sacas o metes cosas. También en el hueco de la carga hay una botonera con unos mandos que activan el gancho de remolque eléctrico y otros para, detalle que me encanta, bajar la suspensión trasera y así cargar con mayor facilidad objetos pesados. Aunque el plano de carga siempre queda cerca del suelo. El portón, por supuesto, es de accionamiento eléctrico.
Nos ponemos ya en marcha con nuestro Touareg V6 TDi y 286 CV. El ruido a ralentí no pasa de ser un lejano rumor. Incluso en frío e incluso fuera del coche. Una gozada reencontrarse de vez en cuando con un 6 cilindros.
La caja de cambios es una clásica de convertidor de par con 8 velocidades. No es tan rápida como una DSG pero cumple a la perfección con el uso del coche. Es suave y escoge muy bien la velocidad adecuada. Sólo usé las levas para dar testimonio de su existencia.
El motor empuja con solvencia, y lanza el coche con facilidad mucho más allá del límite de velocidad recomendado y es que, la sensación de aplomo y lujo de este Touareg hace que pienses que vas mucho menos rápido de lo que dice el velocímetro. La capacidad de filtrado de la suspensión es excelente así como su agilidad a la hora de enfrentarse a trazados más complicados. Claro, ahí es donde se notan las estabilizadoras activas de la misma manera que percibimos un extra de maniobrabilidad en horquillas de segunda marcha o en urbano gracias a su eje trasero directriz. Unas opciones que merecen la pena.
Los frenos, para tratarse de un coche que pasa de las dos toneladas, han resistido bien el cansancio arrojando muy buenas distancias de detención en la prueba. Tal vez los rodillos de goma que montaba nuestro coche han puesto más de un granito de arena…
La dirección me ha resultado un tanto difusa. No sé si por lo de las ruedas de atrás o por sus sistema de asistencia variable me ha costado hacerme con ella. Pero está bien, no obstante. Por cierto, un tema divertido: Este Touareg era un auténtico kamikaze en las maniobras de aparcamiento automático. La primera vez que lo probé, con un compañero en el asiento de al lado, acabamos los dos gritando. Y el caso es que el coche lo clavó en el espacio en tres maniobras… y en un tiempo total inferior a los 5 segundos.
El consumo durante la prueba ha sido elevado en todo momento. De 8,5 litros al os 100 kms recorridos en uso mixto no hemos podido bajar. Muy alejado de los optimistas 6,6 que homologa la marca en ciclo NDEC. Habrá que ver sus cifras cuando publiquen sus datos en WLTP.
Más cosas. El soniquete de los intermitentes no me gusta –parece antiguo- y, por si a alguien le pudiera interesar, en campo el coche no lo hace nada mal. Aunque reconozco que tampoco le quisimos poner las cosas muy difíciles. Pero para hacer tus escarceos por pistas forestales o acercarte a una playa, basta más que de sobra.
Ah, las luces. Una pasada. No sé si son de serie, pero merecen la pena. Es como si de noche te leyeran la mente y fueran iluminando exactamente hacia donde diriges tu mirada.
El precio. 81.000 euros de partida. Mucho más barato que Cayenne o Audi Q7/Q8. Pero es que nuestra unidad salía por 98.000 y, a excepción del acabado R-Line tampoco le quitaría yo muchas más cosas…
Así las cosas, puede que no sea tontería fijarse en la versión de 231CV, que no es mucho más lenta y sí notablemente más barata.
Pero sí, Audis y Porsches han ido eclipsando poco a poco a un coche que, si siempre destacó por su equilibrio, ahora poco o nada tiene que envidiar a sus primos con mayor pedigrí.
Y es que la plataforma es la misma para los tres, así como los motores (sólo el gasolina en Porsche) así como comparten buena parte de su tecnología. No obstante hay diferencias, y no sólo en el precio pues ya veremos como este Touareg tampoco es una “ganga”, sino de comportamiento. Yo diría que el Volkswagen es el punto intermedio perfecto entre uno y otro. Como si los otros dos hubieran partido de él para tirar más hacia el lado del confort en el Audi, y de la vertiente deportiva en el de Stuttgart.
Centrándonos ya en nuestro protagonista, decir que esta nueva generación es más larga y más ancha que la anterior, aunque resulta algo más baja. Bueno, eso con la suspensión neumática –opcional- en el punto intermedio, si la ponemos en modo campo apenas hay diferencia. Y hablando de salir al campo, la reductora ha desaparecido en este nuevo modelo. Nada dramático pues como me contaba un comercial de la marca, nunca nadie le ha preguntado por ella. Ni cuando la había.
De todas formas sí que hay disponible un paquete offroad y el sistema de modos de conducción contempla un par de escenarios para salir del asfalto… hasta donde permitan las gigantescas ruedas –opcionales- de 21 pulgadas. Muy bonitas, ciertamente, pero excesivas a todas luces.
En lo tocante a su apariencia, a unos les puede parecer anodino, a otros un camión, a algunos elegante incluso deportivo, pero a todos ellos les resulta imponente.
Es un modelo muy grande que parece más grande todavía cuando la era del SUV grande cede ante el empuje de los “todocaminos ligeros”. Mira qué bien, así lo encuentras fácilmente en los parkings.
El acabado deportivo incluye detalles específicos en paragolpes y estriberas, así como unos asientos con muy buenas sujeciones, unas llantas específicas, pedales en aluminio y, sobre todo, el logotipo R-Line por doquier. Sabiendo que aún contando con este acabado la suspensión neumática, las estabilizadoras activas y el eje trasero direccional se siguen pagando aparte, yo me ahorraría este aditamento estético, optaría por la versión “Premium” y pondría el dinero –un poco- en el otro carísimo paquete que sí cuenta con estos elementos (y que creo que sale por 7.000 euros y pico…). Afortunadamente, Volkswagen Group España consideró que no podíamos probar una cosa sin la otra y nuestro coche de pruebas venía completamente equipado con todo de todo.
Eso se notaba también cuando accedías a su interior y descubrías sus gigantescas pantallas. La de 12” destinada a la instrumentación y la de 15” para el equipo multimedia. Al igual que de la línea R, yo prescindiría de la dedicada a la instrumentación pues, no sólo en este coche, no aporta gran cosa, pero sí que quiero la grandota central, y como se venden en conjunto con el paquete “discovery pro”… pues nada, hay que tragar.
Pero es que la pantalla multimedia funciona realmente bien. Es muy intuitiva, de respuesta muy rápida, con los menús bien resueltos y, aunque exige un periodo de aclimatación dadas las muchas cosas que puedes configurar con ella, bastante fácil de manejar.
Lo que no me ha gustado tanto es el mullido de los asientos: duro como una piedra. A ver, no son incómodos, pero sorprende de entrada. Sobretodo a tu culo.
Bien es verdad que me acababa de bajar de un Renault Megane…
La postura al volante es elevada, obviamente. Casi todo queda a la vista y lo que no te lo ofrece en vivo y en directo el sistema de cámaras. El volante tiene un aro más fino de lo que esperaba. Curioso.
La sensación de espacio es muy grande al ser un vehículo bastante ancho y contar con un gran techo panorámico que paliaba la oscuridad de los asientos y las molduras “negro piano” (también llamadas “negro marcas de dedos y polvo por todos lados”).
En la consola no hay botones físicos merced al sistema multimedia y sí tiene las salidas de aire peor colocadas de cuantos coches he visto en décadas. Dos toberas frente a la extraña palanca de cambios. Y por más que intentes que soplen hacia arriba no lograras que enfríen/calienten más allá de tu antebrazo. No lo entiendo.
Más allá encontrarás una pequeña guantera en la que cabe justo un móvil y que lo puede cargar por inducción, warning, botón de freno de mano, posavasos y dos roscas en las que puedes seleccionar los modos de conducción y la altura de la suspensión. Independientemente o de manera solidaria.
Las plazas de atrás son válidas para tres ocupantes, aunque la plaza de en medio “disfruta” de un asiento “extraduro” y la molestia del túnel de transmisión. Hay climatizador independiente y las banquetas se pueden deslizar, reclinar y abatir.
El maletero es enorme, de formas regulares y con un útil doble fondo con una práctica varilla que sujeta la base mientras tú sacas o metes cosas. También en el hueco de la carga hay una botonera con unos mandos que activan el gancho de remolque eléctrico y otros para, detalle que me encanta, bajar la suspensión trasera y así cargar con mayor facilidad objetos pesados. Aunque el plano de carga siempre queda cerca del suelo. El portón, por supuesto, es de accionamiento eléctrico.
Nos ponemos ya en marcha con nuestro Touareg V6 TDi y 286 CV. El ruido a ralentí no pasa de ser un lejano rumor. Incluso en frío e incluso fuera del coche. Una gozada reencontrarse de vez en cuando con un 6 cilindros.
La caja de cambios es una clásica de convertidor de par con 8 velocidades. No es tan rápida como una DSG pero cumple a la perfección con el uso del coche. Es suave y escoge muy bien la velocidad adecuada. Sólo usé las levas para dar testimonio de su existencia.
El motor empuja con solvencia, y lanza el coche con facilidad mucho más allá del límite de velocidad recomendado y es que, la sensación de aplomo y lujo de este Touareg hace que pienses que vas mucho menos rápido de lo que dice el velocímetro. La capacidad de filtrado de la suspensión es excelente así como su agilidad a la hora de enfrentarse a trazados más complicados. Claro, ahí es donde se notan las estabilizadoras activas de la misma manera que percibimos un extra de maniobrabilidad en horquillas de segunda marcha o en urbano gracias a su eje trasero directriz. Unas opciones que merecen la pena.
Los frenos, para tratarse de un coche que pasa de las dos toneladas, han resistido bien el cansancio arrojando muy buenas distancias de detención en la prueba. Tal vez los rodillos de goma que montaba nuestro coche han puesto más de un granito de arena…
La dirección me ha resultado un tanto difusa. No sé si por lo de las ruedas de atrás o por sus sistema de asistencia variable me ha costado hacerme con ella. Pero está bien, no obstante. Por cierto, un tema divertido: Este Touareg era un auténtico kamikaze en las maniobras de aparcamiento automático. La primera vez que lo probé, con un compañero en el asiento de al lado, acabamos los dos gritando. Y el caso es que el coche lo clavó en el espacio en tres maniobras… y en un tiempo total inferior a los 5 segundos.
El consumo durante la prueba ha sido elevado en todo momento. De 8,5 litros al os 100 kms recorridos en uso mixto no hemos podido bajar. Muy alejado de los optimistas 6,6 que homologa la marca en ciclo NDEC. Habrá que ver sus cifras cuando publiquen sus datos en WLTP.
Más cosas. El soniquete de los intermitentes no me gusta –parece antiguo- y, por si a alguien le pudiera interesar, en campo el coche no lo hace nada mal. Aunque reconozco que tampoco le quisimos poner las cosas muy difíciles. Pero para hacer tus escarceos por pistas forestales o acercarte a una playa, basta más que de sobra.
Ah, las luces. Una pasada. No sé si son de serie, pero merecen la pena. Es como si de noche te leyeran la mente y fueran iluminando exactamente hacia donde diriges tu mirada.
El precio. 81.000 euros de partida. Mucho más barato que Cayenne o Audi Q7/Q8. Pero es que nuestra unidad salía por 98.000 y, a excepción del acabado R-Line tampoco le quitaría yo muchas más cosas…
Así las cosas, puede que no sea tontería fijarse en la versión de 231CV, que no es mucho más lenta y sí notablemente más barata.
NUESTRA NOTA: 9
Cosas a favor
Equilibrio entre confort y deportividad
Equipamiento disponible muy interesante
Lujoso pero discreto
Cosas en contra
Salidas de aire delanteras
Muchas opciones y muy caras
Asientos R-Line algo duros
MOTOR
- Cilindrada: 2.967 c.c.
- Potencia: 286 CV CEE
- Par: 620 NM
- Tracción: Integral permanente
- Caja de cambios: automática 8 velocidades
Dimensiones
- Largo/ancho/alto: 467/198/170 cms
- Peso: 2.070 kgs
- Ruedas: 285/40R21 op.
- Maletero: 810 l
- Cap. Depósito: 75 l
Prestaciones
- Velocidad máxima: 235 km/h
- Aceleración 0-100km/h: 6,1 seg
- Consumo medio oficial: 6,6 l/100kms
Equipamiento
- Equipamiento: ABS, BAS, EDB, TCS, ESP, 6 airbags, Hill holder, sistema de frenada de emergencia, alerta de cambio de carril, asistente de mantenimiento de carril, sistema de aparcamiento asistido, control de crucero adaptativo, faros LED, acceso sin llave, asientos delanteros con reglaje eléctrico, tapicería de cuero, alarma, asistente de descenso, cuadro digital, pantalla multimedia, reconocimiento de señales de tráfico...