Kia Ceed 1.6CRDi
" Nada que demostrar "
A cada lanzamiento, la marca coreana sigue fiel a su merecida fama de modelos atractivos, bien hechos, bien equipados y fiables. Esta nueva generación de Ceed, ahora sin apóstrofe, es buena muestra de ello.
Recuerdo cómo no hace tanto cada vez que recomendabas un Kia tenías que justificarlo más allá de toda duda razonable para que no te tomasen por un loco.
Ahora es distinto. Aconsejar a alguien que tome en consideración tal o cual modelo coreano de cara a la adquisición de su siguiente coche es lo mismo que ofertarle cualquier otro producto francés, japonés o alemán. Es más, muchas veces no hace falta ni introducir en su ecuación la marca Kia porque ya la ha tenido en cuenta.
Es el secreto de hacer bien las cosas. Sin esperpentos ni estridencias. Buenos productos a buenos precios y una garantía extraordinaria. Aunque lo cierto es que hoy en día, ya no son coches tan baratos y tampoco es difícil conseguir entre otras marcas una ampliación de la garantía “por la patilla”.
Pero siguen siendo buenos. Ahí poco o nada cambia. Lo vemos en este Ceed por partida doble. Es decir, sigue siendo buen coche… con muy pocos cambios.
Sí, es evidente que se trata de un nuevo modelo, no un sencillo restyling, pero la gente de la marca ha preferido mantener la discreción y sobriedad de su compacto hasta el punto de perder la mayor extravagancia que ofrecía: el apóstrofe en su nombre, que le hacía único.
Ante nosotros tenemos un compacto clásico de dos volúmenes que ha afilado su líneas para ofrecer un aire más moderno y que puede lucir un aire más elegante o deportivo según la elección del color y acabado. En nuestra unidad de prensa parece que intentaron mezclar ambas ideas y el resultado no fue el mejor. Vamos que un color blanco o rojo habría redondeado más el espíritu sport que pedía el conjunto a pesar de no ser un GT Line. Concretamente, el acabado de nuestro coche se denomina “Launch Edition”, que en breve será sustituido por el “Emotion”.
Bien, del frontal en concreto me gustan mucho las ópticas y los cuatro diodos luminoso que hacen las veces de luces de día, estilo Porsche. Las luces en los bajos son los antinieblas y luz de giro, pues los intermitentes van integrados en el faro principal.
El perfil es soso, aunque la bonitas llantas de 17” de serie y los cromados alrededor de las ventanillas ponen su toque detallista. Los abombamientos de las puertas, pliegues de chapa y pasos de rueda son especialmente discretos.
La trasera aparece más trabajada. La corona un alerón sobre el cristal del portón que integra la tercera luz de freno. La zona de chapa presenta dos niveles, una para los faros divididos de tecnología LED y otro para el portamatrículas y donde por fin, han aprendido a ocultar la cámara de marcha atrás. El paragolpes envolvente no obsequia con dos embellecedores en contraste (contrastan cuando tu coche no es oscuro) enmarcando los catadióptricos y se remata en los bajos con una pieza de plástico oscuro que deja espacio, al lado derecho, para una salida oval de escape entera y verdadera. Es tremendo que en los últimos años tengamos que andar hablando de escapes reales y fingidos…
El interior transmite muy buena sensación general. Si los materiales de la generación anterior ya eran buenos ahora lo son mejores y, tanto o más importante, así lo aparentan. El tacto es muy agradable, sus ajustes son fantásticos y tiene apariencia de solidez toques por donde toques.
La instrumentación es completa, con una pantalla digital entre los indicadores analógicos muy fácil de manejar. El volante, a tope de multifunción como ya es normal, y la consola central repite la combinación de pantalla con mandos y botones convencionales, cosa que a mí me parece lo ideal y agradezco.
Quizá la principal pega que se le puede poner a esta faceta del coche es lo convencional que resulta. A unos les gustará –un servidor- pero a otros se les antojará un tanto soso, poco imaginativo. Y también podría ser un interior oscuro, salvándose sólo por el contar con un gran techo panorámico.
Lo asientos delanteros van forrados de tela y cuero y son grandes y cómodos. No cuentan con demasiada sujeción lateral pero tampoco se la hecha de menos. Hay huecos en la puertas, guantera bajo el apoya brazos y posavasos escondidos por una tapa corredera. También hay donde dejar el móvil frente a la palanca de cambios en una bandeja que a su vez es capas de cargarlo sin cables.
La postura al volante es muy natural. Tanto la butaca como el aro ofrecen múltiples regulaciones. La visibilidad es correcta.
Las plazas traseras no destacan en ninguna cota, pero son suficientes para alojar a dos pasajeros con holgura y a tres con la consabida incomodidad del que le hay tocado la plaza central, pues además de la estrechez, su respaldo es más duro y hay un pequeño abultamiento en el piso que habrá de salvar para ubicar sus pies.
El maletero ofrece 15 litros más de capacidad que el modelo saliente. Es un espacio regular con un bajo plano de carga. Cuenta con pequeños ganchos a ambos lados donde colocar bolsas y el suelo se puede ubicar en dos niveles, siendo posible incluso plegar la bandeja para no tener que sacarla y dejarla en casa. Eso sí, te quedas sin argollas, porque en lugar de ir ancladas al a carrocería, Kia las ha fijado a este suelo o tapa.
Para esta prueba escogimos la versión CRDi de 136CV –la hay de 115-. Es un 1.6 que sustituyo en su día al 1.7 de la marca ofreciendo las mismas prestaciones con consumos y emisiones inferiores (nuevo filtro de partículas y adblue).
En términos generales este diesel es un bloque satisfactorio. Tiene una potencia adecuada para mover el coche con agilidad y el consumo medio que hemos medido ha sido de 6,3 litros a los 100 kms recorridos en uso mixto. Está bastante bien aunque dista en dos litros de lo anunciado por el fabricante.
En frío y a ralentí hace notable ruido, pero en marcha y a cruceros sostenidos apenas se le oye a menos que quieras sacar a pasear todos los caballos del bloque. Por cierto, un tema que noté en el anterior Cee´d y que aquí se repite es que el acelerador parece tener un tope… antes del tope en sí. Como si la marca no quisiera que “corriésemos todo lo que corre su coche”. El caso es que cuando crees que tu Ceed ya no da más de sí acelerando, levanta un poco el talón de tu pie derecho para buscar la punta del pedal y notarás como éste sigue bajando otro tanto. Curioso. Lo comenté en la marca y no me supieron responder. ¿Tal vez una medida para no consumir/emitir demasiado?
Conocido el truco, clavamos las prestaciones de la marca, aunque no es un coche al que le guste especialmente rodar rápido. El chasis es bueno, pero con un tarado de suspensión tirando a muy blando y una dirección encaminada al conforto, el Ceed está más cómodo en grandes vías con curvas amplias en las que mantener todo su aplomo, más que en carreteras secundarias con cambios de apoyo rápidos y constantes y frecuente manejo del cambio. Y no porque su cambio manual de seis velocidades sea malo sino porque, ya sabéis, es un diesel y se disgusta cuando subimos de vueltas en demasía o apuramos las marchas. Casi mejor tirar de frenos –que son francamente buenos- y aguantar la velocidad dejando que el par nos vuelva a “poner en órbita”.
Hablar de precio en nuestro caso no es sencillo puesto que en el momento que se publique esta prueba casi seguro que no queda ninguno de los “Launch Edition” cuyo precio en esta versión CRDi 136 se va a los 27.000 euros. Y claro, va equipada hasta arriba. Tanto que más allá del color de la carrocería no hay opciones disponibles. Nos han dicho que el Emotion vendrá igual de equipado y costará un poco menos. En cualquier caso, 27.000 euros es mucho dinero… si lo tuviese que justificar como antes. Ahora, Kia ya no tiene nada que demostrar y puede permitirse entrar en lid con lo más granado del segmento.
Ahora es distinto. Aconsejar a alguien que tome en consideración tal o cual modelo coreano de cara a la adquisición de su siguiente coche es lo mismo que ofertarle cualquier otro producto francés, japonés o alemán. Es más, muchas veces no hace falta ni introducir en su ecuación la marca Kia porque ya la ha tenido en cuenta.
Es el secreto de hacer bien las cosas. Sin esperpentos ni estridencias. Buenos productos a buenos precios y una garantía extraordinaria. Aunque lo cierto es que hoy en día, ya no son coches tan baratos y tampoco es difícil conseguir entre otras marcas una ampliación de la garantía “por la patilla”.
Pero siguen siendo buenos. Ahí poco o nada cambia. Lo vemos en este Ceed por partida doble. Es decir, sigue siendo buen coche… con muy pocos cambios.
Sí, es evidente que se trata de un nuevo modelo, no un sencillo restyling, pero la gente de la marca ha preferido mantener la discreción y sobriedad de su compacto hasta el punto de perder la mayor extravagancia que ofrecía: el apóstrofe en su nombre, que le hacía único.
Ante nosotros tenemos un compacto clásico de dos volúmenes que ha afilado su líneas para ofrecer un aire más moderno y que puede lucir un aire más elegante o deportivo según la elección del color y acabado. En nuestra unidad de prensa parece que intentaron mezclar ambas ideas y el resultado no fue el mejor. Vamos que un color blanco o rojo habría redondeado más el espíritu sport que pedía el conjunto a pesar de no ser un GT Line. Concretamente, el acabado de nuestro coche se denomina “Launch Edition”, que en breve será sustituido por el “Emotion”.
Bien, del frontal en concreto me gustan mucho las ópticas y los cuatro diodos luminoso que hacen las veces de luces de día, estilo Porsche. Las luces en los bajos son los antinieblas y luz de giro, pues los intermitentes van integrados en el faro principal.
El perfil es soso, aunque la bonitas llantas de 17” de serie y los cromados alrededor de las ventanillas ponen su toque detallista. Los abombamientos de las puertas, pliegues de chapa y pasos de rueda son especialmente discretos.
La trasera aparece más trabajada. La corona un alerón sobre el cristal del portón que integra la tercera luz de freno. La zona de chapa presenta dos niveles, una para los faros divididos de tecnología LED y otro para el portamatrículas y donde por fin, han aprendido a ocultar la cámara de marcha atrás. El paragolpes envolvente no obsequia con dos embellecedores en contraste (contrastan cuando tu coche no es oscuro) enmarcando los catadióptricos y se remata en los bajos con una pieza de plástico oscuro que deja espacio, al lado derecho, para una salida oval de escape entera y verdadera. Es tremendo que en los últimos años tengamos que andar hablando de escapes reales y fingidos…
El interior transmite muy buena sensación general. Si los materiales de la generación anterior ya eran buenos ahora lo son mejores y, tanto o más importante, así lo aparentan. El tacto es muy agradable, sus ajustes son fantásticos y tiene apariencia de solidez toques por donde toques.
La instrumentación es completa, con una pantalla digital entre los indicadores analógicos muy fácil de manejar. El volante, a tope de multifunción como ya es normal, y la consola central repite la combinación de pantalla con mandos y botones convencionales, cosa que a mí me parece lo ideal y agradezco.
Quizá la principal pega que se le puede poner a esta faceta del coche es lo convencional que resulta. A unos les gustará –un servidor- pero a otros se les antojará un tanto soso, poco imaginativo. Y también podría ser un interior oscuro, salvándose sólo por el contar con un gran techo panorámico.
Lo asientos delanteros van forrados de tela y cuero y son grandes y cómodos. No cuentan con demasiada sujeción lateral pero tampoco se la hecha de menos. Hay huecos en la puertas, guantera bajo el apoya brazos y posavasos escondidos por una tapa corredera. También hay donde dejar el móvil frente a la palanca de cambios en una bandeja que a su vez es capas de cargarlo sin cables.
La postura al volante es muy natural. Tanto la butaca como el aro ofrecen múltiples regulaciones. La visibilidad es correcta.
Las plazas traseras no destacan en ninguna cota, pero son suficientes para alojar a dos pasajeros con holgura y a tres con la consabida incomodidad del que le hay tocado la plaza central, pues además de la estrechez, su respaldo es más duro y hay un pequeño abultamiento en el piso que habrá de salvar para ubicar sus pies.
El maletero ofrece 15 litros más de capacidad que el modelo saliente. Es un espacio regular con un bajo plano de carga. Cuenta con pequeños ganchos a ambos lados donde colocar bolsas y el suelo se puede ubicar en dos niveles, siendo posible incluso plegar la bandeja para no tener que sacarla y dejarla en casa. Eso sí, te quedas sin argollas, porque en lugar de ir ancladas al a carrocería, Kia las ha fijado a este suelo o tapa.
Para esta prueba escogimos la versión CRDi de 136CV –la hay de 115-. Es un 1.6 que sustituyo en su día al 1.7 de la marca ofreciendo las mismas prestaciones con consumos y emisiones inferiores (nuevo filtro de partículas y adblue).
En términos generales este diesel es un bloque satisfactorio. Tiene una potencia adecuada para mover el coche con agilidad y el consumo medio que hemos medido ha sido de 6,3 litros a los 100 kms recorridos en uso mixto. Está bastante bien aunque dista en dos litros de lo anunciado por el fabricante.
En frío y a ralentí hace notable ruido, pero en marcha y a cruceros sostenidos apenas se le oye a menos que quieras sacar a pasear todos los caballos del bloque. Por cierto, un tema que noté en el anterior Cee´d y que aquí se repite es que el acelerador parece tener un tope… antes del tope en sí. Como si la marca no quisiera que “corriésemos todo lo que corre su coche”. El caso es que cuando crees que tu Ceed ya no da más de sí acelerando, levanta un poco el talón de tu pie derecho para buscar la punta del pedal y notarás como éste sigue bajando otro tanto. Curioso. Lo comenté en la marca y no me supieron responder. ¿Tal vez una medida para no consumir/emitir demasiado?
Conocido el truco, clavamos las prestaciones de la marca, aunque no es un coche al que le guste especialmente rodar rápido. El chasis es bueno, pero con un tarado de suspensión tirando a muy blando y una dirección encaminada al conforto, el Ceed está más cómodo en grandes vías con curvas amplias en las que mantener todo su aplomo, más que en carreteras secundarias con cambios de apoyo rápidos y constantes y frecuente manejo del cambio. Y no porque su cambio manual de seis velocidades sea malo sino porque, ya sabéis, es un diesel y se disgusta cuando subimos de vueltas en demasía o apuramos las marchas. Casi mejor tirar de frenos –que son francamente buenos- y aguantar la velocidad dejando que el par nos vuelva a “poner en órbita”.
Hablar de precio en nuestro caso no es sencillo puesto que en el momento que se publique esta prueba casi seguro que no queda ninguno de los “Launch Edition” cuyo precio en esta versión CRDi 136 se va a los 27.000 euros. Y claro, va equipada hasta arriba. Tanto que más allá del color de la carrocería no hay opciones disponibles. Nos han dicho que el Emotion vendrá igual de equipado y costará un poco menos. En cualquier caso, 27.000 euros es mucho dinero… si lo tuviese que justificar como antes. Ahora, Kia ya no tiene nada que demostrar y puede permitirse entrar en lid con lo más granado del segmento.
NUESTRA NOTA: 8.5
Cosas a favor
Confort viajero
Equipamiento abundantísimo
Convencional y moderno
Cosas en contra
Interior soso
Suspensión muy blanda
Ruido a ralentí
MOTOR
- Cilindrada: 1.598 c.c.
- Potencia: 136 CV CEE
- Par: 280 NM
- Tracción: delantera
- Caja de cambios: manual 6 velocidades
Dimensiones
- Largo/ancho/alto: 431/180/144 cms
- Peso: 1.313 kgs
- Ruedas: 225/45R17
- Maletero: 395 l
- Cap. Depósito: 50 l
Prestaciones
- Velocidad máxima: 200 km/h
- Aceleración 0-100km/h: 10,2 seg
- Consumo medio oficial: 4,3 l/100 kms
Equipamiento
- Equipamiento: ABS, BAS, EDB, EBC, TCS, 6 airbags, Hill Holder, frenada de emergencia, control de carril, lector de señales de tráfico, control de velocidad, sensor de luces y limpias, faros LED, luz de curva, climatizador bizona, volante multifunción, ordenador de a bordo con pantalla a color, pantalla multimedia de 8", cámara trasera, conectividad apple/android, cargador inalámbrico...