Volkswagen Golf 2.0TDi 110 Sport
" ¿Sigue siendo “el rey”? "
En generaciones pasadas a este coche nunca le faltaron argumentos para alzarse con el codiciado trofeo de “mejor compacto del mercado”. Sin embargo, la competencia arrecia y la distancia con este Golf se reduce considerablemente.
Lo primero que llama la atención de esta generación de Volkswagen Golf –la sexta- es la escasez de ruptura estética con respecto a la anterior.
Los de Wolfburg parecen haber decidido que el Golf V ya era lo suficientemente bueno en líneas generales que no precisaba más que una puesta al día en equipamiento, motores y dos o tres pinceladas estéticas.
Razón no les faltaba. Quizá lo que les ha faltado ha sido ingenio, sobre todo si lo comparamos con el rompedor Renault Megane. Bueno, parece que la marca insiste en ofrecernos coches tan sosos como buenos (léase Passat). Pero esto no tiene porqué ser malo.
Este Volkswagen Golf sigue llamando la atención por lo bien fabricado que está… aparentemente. Abres la puerta, te montas y una atmósfera de “lujo espartano” envuelve tus sentidos. No ganará ningún premio al diseño, pero todo está en su sitio, cumple su función y su aspecto es bastante bueno.
Cerramos la puerta y… ¡vaya! El panel decorativo de plástico imitación aluminio se nos cae encima. Esto jamás me había pasado en un Golf. Un compañero ya me había advertido que “sonaba un poco”. Insisto en encajarlo pero no hay tu tía.
Bueno. Arranco el motor y el sonido emitido por su motor diesel está muy bien atenuado y aislado. Nada que ver con el bronco despertar de los anteriores 1.9Tdi bomba-inyector. Emprendo la marcha y tampoco tiene que ver nada con los anteriores 1.9Tdi bomba-inyector: le falta vida. Sí, es muy suave y progresivo, pero se echa de menos un poco más de garra. Quizá el 140cv… Añadir que el tacto del embrague tiene su truco. Dispone de un largo recorrido pero su efectividad se reduce a sólo un tercio, pero ni el primer ni el último tercio, sino el de en medio, lo que hace que el coche se me cale un par de veces hasta que le cojo “el tranquillo”.
Al salir del parking afronto unos badenes donde percibo las bondades de su suspensión, tirando a durita en este acabado Sport pero que mantienen un elevado grado de confort. También percibo que algo suena en el maletero. Paro y compruebo que los triángulos van bien asidos y los asientos abatibles bien encajados en su pestaña. Reanudo la marcha y “el grillo” reaparece. ¡Es la bandeja trasera que va dando saltitos en su emplazamiento! Esto tampoco me había pasado jamás en un Golf.
Un poco decepcionado con tan mal comienzo me dispongo a hacer kilómetros para recuperar sus defectos, ya que si por algo ha brillado este coche en toda su historia es por su extraordinario manejo.
Ganamos velocidad y veo que tanto su motor de 110 cv como su caja de cambios de 5 marchas encajan muy bien con el planteamiento del coche. El Golf corre más y mejor de lo que parece y su quinta relación es tan larga que no se echa de menos una sexta.
La dirección es suave pero precisa, y con su buen chasis hace que el VW vaya por donde le indicamos como si fuera sobre raíles. De hecho, afrontando un puerto con el machete entre los dientes se insinúa antes el tren trasero que el delantero, haciendo su manejo “muy sport” (herencia Scirocco, imagino).
Los adelantamientos hay que pensarlos, pero bien previstos se pueden realizar en quinta sin complicaciones. Frenar frena bien, con un ABS poco intrusito, pero tampoco llega al nivel del anteriormente mencionado Megane.
De nuevo en la autopista pongo su control de velocidad –de serie- a 123 km/h y tengo la sensación de poder llegar a China con él. Devoramos los kilómetros sin esfuerzo, sin sobresaltos y ¿sin combustible? Creo que la aguja del depósito es otra cosa más que se le ha roto, pues lleva sin moverse desde esta mañana. La sigo atentamente.
También decir que el trayecto se me hace especialmente liviano gracias a sus excelentes asientos. Grandes pero con buena sujeción, firmes pero muy confortables en largos recorridos, con su centro en alcántara en este acabado Sport que les confiere una estética de lo más chula.
Respecto de la postura al volante mis compañeros hablan maravillas, pero yo debo estar contrahecho o ser subnormal porque a mí me ha costado una decena de reglajes sentirme cómodo. Eso sí, una vez logrado está muy bien.
Toqueteo el climatizador –de serie en este acabado- y veo para mi sorpresa que una vez regulada la temperatura el display se apaga y queda como única indicación un minúsculo número iluminado en la rosca que lo regula. De noche se ve bien, de día, no tanto. Pongo la radio y ésta sí que deja la información fija en la pantalla. Suena bien, lleva aparejado CD, MP3 y puerto AUX con USB de serie. Es un detalle que en otras marcas Premium (BMW, Audi…) te hacen pagar generosamente aparte.
La aguja del depósito parece que empieza a bajar.
Paro a recoger a unos amigos (3) y todos se acomodan perfectamente en los asientos del Golf, no así su equipaje, ya que con 350 litros de capacidad está en la media pero lejos de los 400 de un Focus o de un Fiat Bravo.
Con el coche cargado comenzamos a echar de menos un poco más de potencia. Teniendo en cuenta que hace dos días hacía el mismo recorrido con un AMG de Mercedes pienso que puede ser una apreciación subjetiva, pero no, comienza a verse la cuarta marcha en los repechos y tercera si las cosas se ponen feas. Claro, entre todos somos cerca de 350 kgs de carga adicional que sumados a los 1.200 largos que pesa el coche fija la báscula por encima de la tonelada y media. No le vamos a pedir peras al olmo…
Transcurren los días y a excepción de un incómodo pinchazo que me hace montar durante unas horas su rueda de repuesto de juguete a mi Golf no le pasa nada más. Me ratifico en mis primeras impresiones. He aprendido a manejar el ordenador de abordo y he quitado las luces de día pues todos los coches me daban las luces por la mañana al cruzarme con ellos.
Consumo medio medido: 4,8 litros de gasoil a los 100 kilómetros recorridos. Fantástico.
El Golf sigue siendo un gran coche, y este 2.0Tdi 110 cv Sport es un buen representante. Sin embargo ya no es el mejor, o mejor dicho, no es el mejor en solitario.
Son 23.170 euros los que hay que desembolsar para hacernos con este modelo. Caro en sí y caro en función con su competencia: 3.000 euros más que un Megane diesel más potente, otros 3.000 más que un Peugeot 308 equivalente, 5.000 más que un Focus 1.8TDci o más de 6.000 arriba en el caso de un Citroën C4 (bueno, es que esta marca es caso aparte). El Volkswagen quizá sea un pelín mejor que todos ellos en el cómputo global, pero no tanto como para justificar esa diferencia de precio.
Por encima de todos yo te propongo una alternativa interesante: Compra un SEAT León y gástate la diferencia en irte de vacaciones. No te arrepentirás.
Los de Wolfburg parecen haber decidido que el Golf V ya era lo suficientemente bueno en líneas generales que no precisaba más que una puesta al día en equipamiento, motores y dos o tres pinceladas estéticas.
Razón no les faltaba. Quizá lo que les ha faltado ha sido ingenio, sobre todo si lo comparamos con el rompedor Renault Megane. Bueno, parece que la marca insiste en ofrecernos coches tan sosos como buenos (léase Passat). Pero esto no tiene porqué ser malo.
Este Volkswagen Golf sigue llamando la atención por lo bien fabricado que está… aparentemente. Abres la puerta, te montas y una atmósfera de “lujo espartano” envuelve tus sentidos. No ganará ningún premio al diseño, pero todo está en su sitio, cumple su función y su aspecto es bastante bueno.
Cerramos la puerta y… ¡vaya! El panel decorativo de plástico imitación aluminio se nos cae encima. Esto jamás me había pasado en un Golf. Un compañero ya me había advertido que “sonaba un poco”. Insisto en encajarlo pero no hay tu tía.
Bueno. Arranco el motor y el sonido emitido por su motor diesel está muy bien atenuado y aislado. Nada que ver con el bronco despertar de los anteriores 1.9Tdi bomba-inyector. Emprendo la marcha y tampoco tiene que ver nada con los anteriores 1.9Tdi bomba-inyector: le falta vida. Sí, es muy suave y progresivo, pero se echa de menos un poco más de garra. Quizá el 140cv… Añadir que el tacto del embrague tiene su truco. Dispone de un largo recorrido pero su efectividad se reduce a sólo un tercio, pero ni el primer ni el último tercio, sino el de en medio, lo que hace que el coche se me cale un par de veces hasta que le cojo “el tranquillo”.
Al salir del parking afronto unos badenes donde percibo las bondades de su suspensión, tirando a durita en este acabado Sport pero que mantienen un elevado grado de confort. También percibo que algo suena en el maletero. Paro y compruebo que los triángulos van bien asidos y los asientos abatibles bien encajados en su pestaña. Reanudo la marcha y “el grillo” reaparece. ¡Es la bandeja trasera que va dando saltitos en su emplazamiento! Esto tampoco me había pasado jamás en un Golf.
Un poco decepcionado con tan mal comienzo me dispongo a hacer kilómetros para recuperar sus defectos, ya que si por algo ha brillado este coche en toda su historia es por su extraordinario manejo.
Ganamos velocidad y veo que tanto su motor de 110 cv como su caja de cambios de 5 marchas encajan muy bien con el planteamiento del coche. El Golf corre más y mejor de lo que parece y su quinta relación es tan larga que no se echa de menos una sexta.
La dirección es suave pero precisa, y con su buen chasis hace que el VW vaya por donde le indicamos como si fuera sobre raíles. De hecho, afrontando un puerto con el machete entre los dientes se insinúa antes el tren trasero que el delantero, haciendo su manejo “muy sport” (herencia Scirocco, imagino).
Los adelantamientos hay que pensarlos, pero bien previstos se pueden realizar en quinta sin complicaciones. Frenar frena bien, con un ABS poco intrusito, pero tampoco llega al nivel del anteriormente mencionado Megane.
De nuevo en la autopista pongo su control de velocidad –de serie- a 123 km/h y tengo la sensación de poder llegar a China con él. Devoramos los kilómetros sin esfuerzo, sin sobresaltos y ¿sin combustible? Creo que la aguja del depósito es otra cosa más que se le ha roto, pues lleva sin moverse desde esta mañana. La sigo atentamente.
También decir que el trayecto se me hace especialmente liviano gracias a sus excelentes asientos. Grandes pero con buena sujeción, firmes pero muy confortables en largos recorridos, con su centro en alcántara en este acabado Sport que les confiere una estética de lo más chula.
Respecto de la postura al volante mis compañeros hablan maravillas, pero yo debo estar contrahecho o ser subnormal porque a mí me ha costado una decena de reglajes sentirme cómodo. Eso sí, una vez logrado está muy bien.
Toqueteo el climatizador –de serie en este acabado- y veo para mi sorpresa que una vez regulada la temperatura el display se apaga y queda como única indicación un minúsculo número iluminado en la rosca que lo regula. De noche se ve bien, de día, no tanto. Pongo la radio y ésta sí que deja la información fija en la pantalla. Suena bien, lleva aparejado CD, MP3 y puerto AUX con USB de serie. Es un detalle que en otras marcas Premium (BMW, Audi…) te hacen pagar generosamente aparte.
La aguja del depósito parece que empieza a bajar.
Paro a recoger a unos amigos (3) y todos se acomodan perfectamente en los asientos del Golf, no así su equipaje, ya que con 350 litros de capacidad está en la media pero lejos de los 400 de un Focus o de un Fiat Bravo.
Con el coche cargado comenzamos a echar de menos un poco más de potencia. Teniendo en cuenta que hace dos días hacía el mismo recorrido con un AMG de Mercedes pienso que puede ser una apreciación subjetiva, pero no, comienza a verse la cuarta marcha en los repechos y tercera si las cosas se ponen feas. Claro, entre todos somos cerca de 350 kgs de carga adicional que sumados a los 1.200 largos que pesa el coche fija la báscula por encima de la tonelada y media. No le vamos a pedir peras al olmo…
Transcurren los días y a excepción de un incómodo pinchazo que me hace montar durante unas horas su rueda de repuesto de juguete a mi Golf no le pasa nada más. Me ratifico en mis primeras impresiones. He aprendido a manejar el ordenador de abordo y he quitado las luces de día pues todos los coches me daban las luces por la mañana al cruzarme con ellos.
Consumo medio medido: 4,8 litros de gasoil a los 100 kilómetros recorridos. Fantástico.
El Golf sigue siendo un gran coche, y este 2.0Tdi 110 cv Sport es un buen representante. Sin embargo ya no es el mejor, o mejor dicho, no es el mejor en solitario.
Son 23.170 euros los que hay que desembolsar para hacernos con este modelo. Caro en sí y caro en función con su competencia: 3.000 euros más que un Megane diesel más potente, otros 3.000 más que un Peugeot 308 equivalente, 5.000 más que un Focus 1.8TDci o más de 6.000 arriba en el caso de un Citroën C4 (bueno, es que esta marca es caso aparte). El Volkswagen quizá sea un pelín mejor que todos ellos en el cómputo global, pero no tanto como para justificar esa diferencia de precio.
Por encima de todos yo te propongo una alternativa interesante: Compra un SEAT León y gástate la diferencia en irte de vacaciones. No te arrepentirás.
NUESTRA NOTA: 7
Cosas a favor
Consumo realmente bajo
Buen rodar
Equipamiento en acabado Sport
Cosas en contra
Detalles de acabado
Precio
Estética conservadora
MOTOR
- Cilindrada: 1.968 c.c.
- Potencia: 110 CV CEE
- Par: 27 mkg
- Tracción: delantera
- Caja de cambios: manual 5 velocidades
Dimensiones
- Largo/ancho/alto: 420/178/148 cms
- Peso: 1.266 kgs
- Ruedas: 205/55R16
- Maletero: 350 L
- Cap. Depósito: 55 L
Prestaciones
- Velocidad máxima: 194 km/h
- Aceleración 0-100km/h: 10,7 seg
- Consumo medio oficial: 4,5 l/100kms
Equipamiento
- Equipamiento: ABS, BAS, EDB, ESP, TCS, 7 airbags, climatizador bizona, control de velocidad, apoyabrazos delantero y trasero, cromados, equipo de audio especial con CD, Mp3, Aux-in y USB, llantas de aleación de 16", inserciones en aluninio, asientos con inserciones de cuero, volante multifunción deportivo...