Opel Grandland X 1.2T
" Hermanastros "
De la entrada de Opel en el gigante PSA van surgiendo modelos alemanes con plataformas francesas. Sin embargo, el grupo está sabiendo dotar a cada hermano de distinta marca de una personalidad propia.
Como hijos de distinto padre o distinta madre el Grandland de Opel y el Peugeot 3008 (y ahora Citroën C5 Aircross, que aún no hemos probado) comparten gran parte de su ADN pero son perfectamente distinguibles entre ellos. Sea a la vista, o sea al volante.
En su aspecto creo que este SUV compacto de los de Russelheim está más logrado que su hermano pequeño, el Crossland que, para aprovechar la plataforma del 2008 su carrocería se estiró y se alzó dando lugar a una imagen un tanto confusa. De hecho unos lo consideran SUV y otros más un pequeño monovolumen.
El Grandland es mucho más convencional y exhibe con mayor claridad la imagen de marca tanto en sus extremos como en sus laterales. Un producto que al primer golpe de vista asocias a Opel… o a los Opel más modernos, al menos.
Está muy bien proporcionado estando entre los más grandes del segmento e incluso permitiéndose aventajar en un par de centímetros de largo y de ancho al mencionado Peugeot 3008 con el que comparte plataforma. El Opel es un poquito más bajo, eso sí, así como cede en algo de volumen de maletero.
También exhibe un aspecto más clásico y robusto que el francés, como si el diseño rompedor aún fuera patrimonio de los del león en el morro… y de los del doble chevrón/DS, sobre todo.
De puertas adentro sucede lo mismo: todo es mucho más “normal”. No hay “cockpit” elevado, ni volante de juguete sobre tus rodillas, ni mandos táctiles más allá de la pantalla multimedia ni cuadro digital lleno de luz y de color. Lo cuál está muy bien en sí y como estrategia del grupo para dar un producto más “adulto” al público que no se deja deslumbrar por esa falsa evolución tecnológica (digo lo de “falsa” porque poner un cuadro digital para mostrar una imagen de un cuadro analógico pienso que aporta bastante poco).
El aspecto del interior es muy bueno –sobre todo en este acabado tope de gama "Ultimate" con una combinación de colores muy bien escogida- y su calidad… a ver. La consola mezcla plásticos duros y blandos en la misma medida que emplean otros fabricantes generalistas, y los ajustes son buenos, pero las puertas… eso es otro cantar. Y nunca mejor dicho porque cada vez que agarrábamos su tirador interior o apoyábamos el brazo recibíamos al oído una serie de chirridos y chasquidos de lo más molestos. Confío en que todo ello se tratase de un defecto aislado de una unidad realmente joven y no se repita en otras unidades.
Por sacar otro defecto al interior diré que me costó dar con una buena postura al volante sobre todo debido a lo inclinado de dicho elemento y una situación “rara” del pedalier (me encanta esa palabra). Pero una vez conseguida la prefiero mil veces a la del Peugeot 3008.
El espacio es notable destacando su cota de altura. Hay huecos grandes y medianos repartidos con tino y todo queda a la vista y a mano. Los asientos son cómodos y en el caso de optar por los deportivos -y anatómicos- sujetan lo suficiente. La instrumentación es convencional con un completo ordenador entre las esferas y el equipo multimedia el la versión mejorada del Intellilink de la marca. Táctil, bastante rápida, fácil y clara. Ya contempla conectividad Android e IOS (creo que de serie).
Atrás dos viajarán cómodos y tres algo justo en lo que anchura se refiere. El suelo es prácticamente plano y hay salidas de aire en el centro. La banqueta no se puede desplazar, algo que sí hace la del pequeño Crossland X. Los respaldos se abaten en proporción 60/40 y con cierto tino podemos llegar a enrasarlos y tener una superficie de carga plana.
La apertura del portón en nuestro caso era eléctrica y dejaba un gran hueco con un borde de carga próximo al suelo. Su capacidad supera los 500 litros y bajo el piso puede haber otra cavidad o una rueda de repuesto de emergencia.
El motor que equipaba nuestra unidad de pruebas era el pequeño 1.2 de tres cilindros también de origen francés. Tan sólo al “oído educado” su sonido denotará que “le falta” un cilindro. Por todo lo demás, rinde como un buen propulsor de 4. Si destaca en algo es en suavidad de funcionamiento. El coche está bastante bien aislado pero es que este 1.2 es especialmente silencioso, sobre todo en carretera y a cruceros legales. Con 130CV a las ruedas delanteras no se le echa en falta más potencia y su entrega, superado un arranque algo brusco, es lineal hasta un poco más allá de las 5.000 rpm. Si no da mejores prestaciones (y aún así no son malas) es porque tiene que lidiar con una transmisión de seis velocidades con relaciones muy largas. Sin embargo ese factor sí que resulta una ventaja a la hora de aquilatar consumos, que en nuestro caso han sido de 7,8 litros a los 100kms recorridos en uso mixto.
La dirección es algo lenta y la suspensión bastante cómoda, pero no excesivamente blanda. Los frenos son bastante satisfactorios. Es un coche que transmite confianza y aplomo puesto en carretera. Frena muy bien y maniobra de maravilla ya que goza de buena visibilidad que puede ser ampliada con un conjunto de cámaras 360.
El 3008 sólo lo pude conducir en su día en la presentación pero puesto en comparativa con el Grandland aquel me parece artificialmente más sofisticado. Supongo que cada uno tendrá su público.
El Opel sale por unos 31.000 euros en este acabado que trae un equipamiento de serie tremendamente completo. Me parece un importe muy razonable por un coche muy válido y completo... del segmento de moda.
En su aspecto creo que este SUV compacto de los de Russelheim está más logrado que su hermano pequeño, el Crossland que, para aprovechar la plataforma del 2008 su carrocería se estiró y se alzó dando lugar a una imagen un tanto confusa. De hecho unos lo consideran SUV y otros más un pequeño monovolumen.
El Grandland es mucho más convencional y exhibe con mayor claridad la imagen de marca tanto en sus extremos como en sus laterales. Un producto que al primer golpe de vista asocias a Opel… o a los Opel más modernos, al menos.
Está muy bien proporcionado estando entre los más grandes del segmento e incluso permitiéndose aventajar en un par de centímetros de largo y de ancho al mencionado Peugeot 3008 con el que comparte plataforma. El Opel es un poquito más bajo, eso sí, así como cede en algo de volumen de maletero.
También exhibe un aspecto más clásico y robusto que el francés, como si el diseño rompedor aún fuera patrimonio de los del león en el morro… y de los del doble chevrón/DS, sobre todo.
De puertas adentro sucede lo mismo: todo es mucho más “normal”. No hay “cockpit” elevado, ni volante de juguete sobre tus rodillas, ni mandos táctiles más allá de la pantalla multimedia ni cuadro digital lleno de luz y de color. Lo cuál está muy bien en sí y como estrategia del grupo para dar un producto más “adulto” al público que no se deja deslumbrar por esa falsa evolución tecnológica (digo lo de “falsa” porque poner un cuadro digital para mostrar una imagen de un cuadro analógico pienso que aporta bastante poco).
El aspecto del interior es muy bueno –sobre todo en este acabado tope de gama "Ultimate" con una combinación de colores muy bien escogida- y su calidad… a ver. La consola mezcla plásticos duros y blandos en la misma medida que emplean otros fabricantes generalistas, y los ajustes son buenos, pero las puertas… eso es otro cantar. Y nunca mejor dicho porque cada vez que agarrábamos su tirador interior o apoyábamos el brazo recibíamos al oído una serie de chirridos y chasquidos de lo más molestos. Confío en que todo ello se tratase de un defecto aislado de una unidad realmente joven y no se repita en otras unidades.
Por sacar otro defecto al interior diré que me costó dar con una buena postura al volante sobre todo debido a lo inclinado de dicho elemento y una situación “rara” del pedalier (me encanta esa palabra). Pero una vez conseguida la prefiero mil veces a la del Peugeot 3008.
El espacio es notable destacando su cota de altura. Hay huecos grandes y medianos repartidos con tino y todo queda a la vista y a mano. Los asientos son cómodos y en el caso de optar por los deportivos -y anatómicos- sujetan lo suficiente. La instrumentación es convencional con un completo ordenador entre las esferas y el equipo multimedia el la versión mejorada del Intellilink de la marca. Táctil, bastante rápida, fácil y clara. Ya contempla conectividad Android e IOS (creo que de serie).
Atrás dos viajarán cómodos y tres algo justo en lo que anchura se refiere. El suelo es prácticamente plano y hay salidas de aire en el centro. La banqueta no se puede desplazar, algo que sí hace la del pequeño Crossland X. Los respaldos se abaten en proporción 60/40 y con cierto tino podemos llegar a enrasarlos y tener una superficie de carga plana.
La apertura del portón en nuestro caso era eléctrica y dejaba un gran hueco con un borde de carga próximo al suelo. Su capacidad supera los 500 litros y bajo el piso puede haber otra cavidad o una rueda de repuesto de emergencia.
El motor que equipaba nuestra unidad de pruebas era el pequeño 1.2 de tres cilindros también de origen francés. Tan sólo al “oído educado” su sonido denotará que “le falta” un cilindro. Por todo lo demás, rinde como un buen propulsor de 4. Si destaca en algo es en suavidad de funcionamiento. El coche está bastante bien aislado pero es que este 1.2 es especialmente silencioso, sobre todo en carretera y a cruceros legales. Con 130CV a las ruedas delanteras no se le echa en falta más potencia y su entrega, superado un arranque algo brusco, es lineal hasta un poco más allá de las 5.000 rpm. Si no da mejores prestaciones (y aún así no son malas) es porque tiene que lidiar con una transmisión de seis velocidades con relaciones muy largas. Sin embargo ese factor sí que resulta una ventaja a la hora de aquilatar consumos, que en nuestro caso han sido de 7,8 litros a los 100kms recorridos en uso mixto.
La dirección es algo lenta y la suspensión bastante cómoda, pero no excesivamente blanda. Los frenos son bastante satisfactorios. Es un coche que transmite confianza y aplomo puesto en carretera. Frena muy bien y maniobra de maravilla ya que goza de buena visibilidad que puede ser ampliada con un conjunto de cámaras 360.
El 3008 sólo lo pude conducir en su día en la presentación pero puesto en comparativa con el Grandland aquel me parece artificialmente más sofisticado. Supongo que cada uno tendrá su público.
El Opel sale por unos 31.000 euros en este acabado que trae un equipamiento de serie tremendamente completo. Me parece un importe muy razonable por un coche muy válido y completo... del segmento de moda.
NUESTRA NOTA: 7.5
Cosas a favor
Motor agradable
Tamaño y equipamiento
Confort de marcha
Cosas en contra
Desarrollos largos del cambio
Materiales y ajustes en las puertas
Sin opción 4x4
MOTOR
- Cilindrada: 1.199 c.c.
- Potencia: 130 CV CEE
- Par: 230 NM
- Tracción: delantera
- Caja de cambios: manual 6 velocidades
Dimensiones
- Largo/ancho/alto: 447/185/160 cms
- Peso: 1.370 kgs
- Ruedas: 235/50 R19
- Maletero: 514 l
- Cap. Depósito: 53 l
Prestaciones
- Velocidad máxima: 188 km/h
- Aceleración 0-100km/h: 11,1 seg
- Consumo medio oficial: 5,1 l/100kms
Equipamiento
- Equipamiento: ABS, BAS, EDB, ESP, TCS, 6 airbags, alerta de cambio de carril, alerta de cansancio, avisador de objetos en el ángulo muerto, frenada de emergencia, control y limitador de velocidad, sensor de luces y limpias, cámaras de visión 360, faros LED, reconocimiento de señales, climatizador bizona, ordenador de a bordo, pantalla multimedia de 8,5" pulgadas con navegador, embellecedores cromados, raíles en el techo...