Prueba del Renault Talisman 1.8Tce 225aut.

No es que el bloque 1.6 fuera un motor malo, es que el Renault Talismán es un coche muy bueno. Por ello cuando lo probamos en su día nos dejó cierto amargor en el paladar. “Mucho coche – poco motor” podríamos haber titulado su texto.
Pero el downsizing obliga y no han sido pocos los fabricantes que han tenido que tirar de su catálogo de motores pequeños para animar fuera cual fuera el modelo mientras desarrollaban otros más adecuados.

Quedaban la versiones diesel, de las cuales probamos la más potente y nos satisfizo más allá del Tce de 200CV de gasolina de que hablamos.
Pero los coches de gasóleo cayeron en desgracia, lo que también le ha servido de acicate a las marcas para que no demorasen los lanzamientos de sus nuevas familias de motores de gasolina.



Y a esa nueva ola dentro del grupo Renault pertenecen el 1.3Tce que pudimos catar en el Captur Editon S y nos pareció “una pasada de bueno” (que es el que así mismo monta el nuevo Mercedes Clase A en su confusa denominación A180/200) y este 1.8Tce que no es otro que el que se aloja bajo el capó de fibra del legendario y ahora resucitado Alpine/Renault. Retocado por Renault Sport, eso sí, como ya hacen con el del Mègane RS.

Total, que tras el “chasco” inicial con el Talismán 1.6Tce200 tenía mucho interés en probar su versión mejorada y, cuando la amable gente de prensa de la marca me comunicó que acababan de recibir uno… “me lo pedí primer”.

Así llegó a nuestra manos este Talismán 1.8Tce 225CV automático Initiale Paris de un bonito color “Rojo Carmín” y apenas 600 kms recorridos.



Las impresiones iniciales reafirmaron lo que ya pensábamos de este modelo: muy buen coche. Una berlina capaz de mirar de tú a tú a lo más granado del segmento. Buena calidad, buenos acabados, gran espacio delante con muy buenos asientos, plazas traseras para acomodar holgados tres adultos, un maletero tan generoso que se puede permitir el lujo de contar bajo su base con rueda de repuesto y un equipamiento lujoso en este tope de gama.



Como únicos puntos negativos en la vida a bordo de este coche me permito criticar, de nuevo, una pantalla central de manejo algo lioso, una iluminación LED que se pasa de moderna en algunos de sus colores, la ausencia de levas tras el volante y un sistema Head Up Display muy básico y que cuesta ajustar a la altura precisa a nada que midas más de metro ochenta. También me gustaría que incorporase la cámara de marcha atrás como equipo de serie.
Lo demás, chapeau.



Con los dedos cruzados y suspirando por no estropear lo dicho hasta ahora, pulsé el botón de arranque.
La mejora lograda con este 1.8 se percibe ya desde ese mismo instante.
Por supuesto, en un coche de su categoría, apenas se filtra ruido a su interior, pero lo poco que perciben mis orejas es mucho más armónico que lo recordado en el mil seiscientos.

La mayor parte de la prueba dinámica la realizamos en modo “Neutral”, que es en el que por defecto arranca el coche y el que de nuevo, mejor le sienta. La entrega de potencia es inmediata, la suavidad, soberbia, el sonido, mejora con la exigencia. Incluso el cambio automático de doble embrague y 7 relaciones siente que este motor le va como anillo al dedo.



Sobre el papel la ventaja no parece abundante. 25 “teóricos” caballos más de fuerza (yo creo que hay alguno más…) y 40NM extra de par disponibles. Pero más allá de los fríos datos está cómo se percibe este nuevo motor en este coche. Y se nota pleno de fuerza, con tacto de lujo y respuesta oportuna. Ni siquiera lograrás estropear su rendimiento cambiando a los modos Sport o Eco. De hecho sólo notarás cómo las ruedas delanteras patinan un tanto al iniciar la marcha en el primer caso y cuán verde se vuelve el interior del coche en el segundo.

El consumo medio logrado con este Talismán a lo largo de los 100kms de nuestro recorrido realizados en uso mixto no ha sido ninguna sorpresa: 7,7 litros en modo Comfort (para ir cómodo y tranquilo). Tal vez en el ECO se pueda rebajar alguna décima. En cualquier caso no se queda lejos de los siete y poco que hicimos con el 1.6 gracias a que este 1.8 gira unas 200 rpm más relajado que aquel en todo momento.



Con algo más de peso sobre el eje delantero, su aplomo en carretera aumenta, sin embargo esos kilos extra no lastran su comportamiento en carretera donde se muestra como un coche muy neutro… una vez que le cogemos el punto al chasis 4Control a la hora de hacer curvas con cierta intensidad. Muy bien de frenos y dirección correcta. La suspensión tiene un enfoque más hacia la comodidad que al dinamismo, no por falta de apoyo sino por lo mucho que filtra.

Ahora respiramos hondo y valoramos la factura a pagar por semejante coche.
Son del orden de 46.000 euros de tarifa oficial a los que debemos añadir la pintura metalizada, el avisador de objetos del ángulo muerto, los asistentes de aparcamiento y el techo panorámico que nosotros sí teníamos en nuestro coche, y veremos como la cuantía pasa de los 48 mil euros. Tranquilidad, traguemos saliva. Hay promociones permanentes en la marca que permiten acceder a este mismo coche por unos cuarenta mil euros. Eso está mucho mejor. Claro, que podemos optar por el acabado Zen que también está muy bien equipado y nos permite ahorrar unas buenas 5.000 “cucas”.



Lo del motor es lo que no admite discusión: este es el propulsor indicado para este coche. Y no sólo lo digo yo, sino que lo debe pensar la marca pues hasta que incorporen el mencionado –y atractivo- 1.330 c.c. en diversa gama de potencias (130/160 tal vez) la oferta de gasolina se reduce a este extraordinario 1.8Tce.