Kia Stinger GT
" Cardar la lana "
Entre el predominio Premium en lo que a berlinas deportivas se refiere, surgen algunos modelos de marcas generalistas capaces de hacer sombra a quienes les doblan en renombre y precio. Como este Stinger GT.
Dice el refrán que “unos crían la fama y otros cardan la lana”. No seré yo quien ponga en duda el buen hacer de las marcas más notables del mercado a la hora de lanzar productos prácticos con elevadas dosis deportivas, pero lo que sí voy a decir es que hay un pequeño mundo más allá de ellos donde encontrar alternativas tan apetecibles como asequibles. Uno es el Opel Insignia GSi, que esperamos tener en breve por aquí para probar en profundidad, y otro, este Kia.
El Stinger GT ofrece, desde el primer vistazo, una apariencia francamente llamativa. Las fotos no le hacen justicia. Es mucho más impresionante visto en vivo y en directo.
Es muy largo, realmente bajo, y notablemente ancho, aunque esta vertiente se ve con mucho acentuada gracias a la profusión de líneas horizontales en su diseño, en el frontal y especialmente en la zaga. Y empezaremos por este punto.
Su óptica al estilo del americano Dogde Charger es una pasada. Queda genial. Por supuesto, en este acabado, todas sus luces son de tecnología LED. De su paragolpes envolvente me quedo, más allá de su discreto difusor en los bajos, con su cuádruple salida de escape que, vaya-vaya, resulta que es “de verdad-verdadera”. Tomen nota aquellos que insisten en fingir lo que no hay en esta zona.
La luna trasera está tumbadísma, realzando la línea de cupé de cuatro puertas que exhibe todo el coche.
Ello se nota sobre todo en su perfil, donde lo primero que llamará la atención será su batalla: enorme. Y la abundancia de chapa, hasta tal punto, que hace parecer pequeñas a las grandes llantas. La puertas sí tienen marco a diferencia de otros productos en la misma línea de diseño como el VW Arteon, por ejemplo. Los hombros y los pasos de las ruedas traseras están muy acentuados y hay un pliegue en la base de las puertas que sirve igual de captador de luz como de canalización para la salida de aire de refrigeración de los frenos delanteros. Otro detalle más: los retrovisores tienen apariencia de espejo completo. Sí, es que como llevan la carcasa cromada (ligeramente oscurecida, eso sí) puedes ver lo que pasa a tu espalda mirándolos desde cualquiera de sus lados. Con el pequeño trozo de piloto trasero que muerde el tercio de su aleta no me decido. No sé si me gusta o me disgusta. Eso sí, puestos a tenerlo, preferiría que tuviera luz lateral (o sea, se iluminara) como pasa en la edición de Estados Unidos.
Bien, el frente, ¿por dónde empiezo?. Venga, el capó: es larguísimo y tiene dos nervaduras que le otorgan carácter y dos salidas de ventilación que… son de coña. Una lástima. Recurrir a semejante artificio se me antoja absurdo en un coche tan sincero. Pero me dicen que estos detalles gustan mucho en Norteamérica y Asia, los principales mercados de la marca.
Luego está el tema de los cromados de los que tampoco soy muy fan… ni los europeos en su conjunto. Quizá por ello en Kia han puesto los justos y los han teñido de oscuro. Sólo quedan a la vista los de la decoración de la parrilla (con el radar perfectamente integrado en su centro, tome nota BMW y sus “parches” antiestéticos en los bajos) y dos barras horizontales en las tomas de aire a los lados del parachoques.
Los faros son, así mismo, una feria de luz y de color tanto en su forma como en su función. Lo que quiere decir que son bellos y prácticos. Full LED por supuesto y afilados muy a la oriental. De hecho creo que el Stinger hoy por hoy tiene el morro que más denota su origen de toda la gama de la marca.
Entramos.
La puertas pesan y abren mucho granjeándonos el paso a un interior que, es verdad, pierde puntos enfrentado a sus homólogos Premium. Pero tampoco muchos, no os vayáis a creer que está mal acabado, es simplemente que los materiales no son tan casi lujosos como los de los otros. Excepto el cuero de los asientos, ese sí que es muy bueno.
El caso es que, aunque hay buen plástico blando a la vista, a nada que buscas das con uno duro, y que el pespunte del salpicadero no obedece a que vaya forrado de nada, aunque intenta simularlo.
Eso y la oscuridad a la que nos condena el único color disponible para esta versión (negro) serán mis únicas quejas. Ah, bueno, y lo de que no lleve reproductor de CD, pero en eso creo que ya me estoy quedando solo…
Los asientos son muy grandes, cómodos pero también deportivos pues son capaces de recoger bien el cuerpo. Tienen regulación eléctrica, contemplan calefacción y ventilación de serie (como todo en este coche). El volante es pequeño y va hasta arriba de multifunción, cuenta con levas metálicas y tras él hay una instrumentación convencional con las esferas algo pequeñas y una gran pantalla entre ellas. A su vez dispone de Head Up Display, pero algo básico.
La consola central aparece limpia y ordenada, y eso que junto a la pantalla multimedia (de manejo táctil y por voz) están los mandos de la radio y del climatizador. Que son unos cuantos. Todo se controla sin misterio y se dispone de conectividad Android auto y Apple Car sin cargo. El equipo de sonido es bueno pero no para tirar cohetes.
Entre los asientos hay varios huecos, el mando del cambio automático, el freno de mano por botón y la rosca de los modos de conducción (Smart, Comfort, Eco, Sport y Sport+) junto con una botonera para funciones diversas (calefacción del volante, cámara –que se puede accionar en marcha, por cierto-, sensores de parking etcétera). Hay posavasos con tapa y guantera bajo el apoyabrazos.
Pasamos a las plazas de atrás donde comprobamos cómo la longitud del coche tiene su refrendo en el gran hueco para las piernas. Junto con el Skoda Superb creo que el Stinger es de los más capaces del segmento. Gracias al enorme techo panorámico tampoco resultan unas plazas claustrofóbicas a pesar de la notable caída del mismo desde el pilar B de la carrocería. El ancho es bueno y el túnel central, bastante prominente.
Esa chepa merced a la tracción total del modelo nos avisa de lo que nos vamos a encontrar en el maletero: buen ancho, buen fondo pero poca altura.
Lo bajo de este Stinger, la tracción trasera y su trabajado sistema de escape han hecho sacrificar la capacidad del hueco. Son 406 litros (402 hemos medido). Un dato bastante escaso para tratarse de un coche de más de cuatro metros ochenta de largo. Pero todo no se puede tener, y lo entiendo.
Yendo ya a la chicha de la prueba hablemos de su planta motriz y planteamiento.
Bajo el largo capó encontramos un V6 longitudinal de ni más ni menos que 3,3 litros de cilindrada. Gloria bendita. También cuenta con un doble turbo que, afortunadamente, pasa desapercibido y no logra estropear el conjunto.
Al arrancar el coche se percibe bastante discreto. Demasiado incluso, diría yo. Pero en realidad ello es una ventaja a la hora de rodar rápido y de manera confortable.
La suspensión regulable también nos hace la vida más fácil, así como el cambio automático de 8 velocidades con un buen escalonamiento hace que viajemos muy rápido sin darnos ni cuenta. Y a la hora de frenar, sus poderosos frenos Brembo con triple pistón en los discos delanteros detienen el coche en distancias sobresalientes y soportan bien el esfuerzo.
Pero de todo, me quedo con la respuesta del motor. Instantánea, suave, progresiva. Una delicia de las que, en este momento de motores enanos con esteroides, no quedan. A cualquier régimen, en cualquier marcha, la reacción es la esperada, y estira, a pesar de sus doble “soplillo” hasta donde le eches. Por cierto que este turbo tiene el trabajo más relajado de cuantos he visto. Para hacerle soplar hay que conducir realmente con el cuchillo entre los dientes. ¿La contrapartida de todo esto? Pues es obvio, el consumo. Pero claro, no creo que nadie espere que este Kia con 370CV, tracción integral y cerca de dos toneladas en orden de marcha se “beba” menos de 11 litros… De hecho, nosotros hemos logrado 12 de media como nuestro mejor registro. No es mucho y tampoco se aleja en demasía del dato oficial, pero nos deja con una autonomía real por debajo de los 500 kilómetros (450 si eres como mi mujer, que va a la gasolinera en el mismo instante en que se enciende el testigo de reserva). Más que un problema de consumo, veo un problema de tamaño del depósito, con uno de 72 litros sería perfecto (lleva uno de 60), pero no cabe. Claro que siempre se podría reducir una gotita más el maletero…
Bueno, por supuesto lo hemos puesto (varias veces) en modo Sport y Sport +, que es lo mismo pero con las ayudas electrónicas desconectadas. Pero vamos, que también daba igual pues la motricidad del coche en buen firme y con buenas ruedas era la misma. De esta guisa el Stinger endurece su dirección y su suspensión de manera más que perceptible, las marchas se apuran casi al corte y un bonito gruñido mecánico se filtra al interior a través de los altavoces. Que es que está tan bien aislado que los coreanos han tenido que recurrir a este truco de nueva cuña.
Pero pude confirmar con el fotógrafo de la sesión que por fuera también sonaba como debía, a “coche gordo” decía.
Y todo lo bueno de su propulsor lo reafirma su chasis. No es un coche especialmente ágil (quizá con un eje trasero con ruedas directrices…) pero sí responde muy bien a las ordenes del conductor sin perder la trazada ni comprometer el aplomo, muy elevado en autopista y más que seguro en carreteras de segundo orden.
En circuito (o carretera retorcida), afronta los cambios de dirección con una elevada estabilidad y sin movimientos parásitos de la carrocería, y en nuestro eslalon entre conos si pisó alguno lo hizo porque el torpe de nuestro conductor (un servidor) no tenía claro en ese momento las dimensiones del coche.
Concluimos como viene siendo habitual, con el precio: 54.000 euros que confío se queden en algo menos a pie de concesionario. ¿Caro para un “coreano”? Tal vez, pero es realmente barato para el coche que te llevas. Porque es grande, chulo, potente, satisfactorio de conducir, equipado hasta arriba y con 7 años de garantía. Pero entendería que tuvieras tus dudas con aquellos que han criado la fama… Y eso es bueno, si te lo planteas es que Kia ha conseguido su objetivo, lo elijas o no.
El Stinger GT ofrece, desde el primer vistazo, una apariencia francamente llamativa. Las fotos no le hacen justicia. Es mucho más impresionante visto en vivo y en directo.
Es muy largo, realmente bajo, y notablemente ancho, aunque esta vertiente se ve con mucho acentuada gracias a la profusión de líneas horizontales en su diseño, en el frontal y especialmente en la zaga. Y empezaremos por este punto.
Su óptica al estilo del americano Dogde Charger es una pasada. Queda genial. Por supuesto, en este acabado, todas sus luces son de tecnología LED. De su paragolpes envolvente me quedo, más allá de su discreto difusor en los bajos, con su cuádruple salida de escape que, vaya-vaya, resulta que es “de verdad-verdadera”. Tomen nota aquellos que insisten en fingir lo que no hay en esta zona.
La luna trasera está tumbadísma, realzando la línea de cupé de cuatro puertas que exhibe todo el coche.
Ello se nota sobre todo en su perfil, donde lo primero que llamará la atención será su batalla: enorme. Y la abundancia de chapa, hasta tal punto, que hace parecer pequeñas a las grandes llantas. La puertas sí tienen marco a diferencia de otros productos en la misma línea de diseño como el VW Arteon, por ejemplo. Los hombros y los pasos de las ruedas traseras están muy acentuados y hay un pliegue en la base de las puertas que sirve igual de captador de luz como de canalización para la salida de aire de refrigeración de los frenos delanteros. Otro detalle más: los retrovisores tienen apariencia de espejo completo. Sí, es que como llevan la carcasa cromada (ligeramente oscurecida, eso sí) puedes ver lo que pasa a tu espalda mirándolos desde cualquiera de sus lados. Con el pequeño trozo de piloto trasero que muerde el tercio de su aleta no me decido. No sé si me gusta o me disgusta. Eso sí, puestos a tenerlo, preferiría que tuviera luz lateral (o sea, se iluminara) como pasa en la edición de Estados Unidos.
Bien, el frente, ¿por dónde empiezo?. Venga, el capó: es larguísimo y tiene dos nervaduras que le otorgan carácter y dos salidas de ventilación que… son de coña. Una lástima. Recurrir a semejante artificio se me antoja absurdo en un coche tan sincero. Pero me dicen que estos detalles gustan mucho en Norteamérica y Asia, los principales mercados de la marca.
Luego está el tema de los cromados de los que tampoco soy muy fan… ni los europeos en su conjunto. Quizá por ello en Kia han puesto los justos y los han teñido de oscuro. Sólo quedan a la vista los de la decoración de la parrilla (con el radar perfectamente integrado en su centro, tome nota BMW y sus “parches” antiestéticos en los bajos) y dos barras horizontales en las tomas de aire a los lados del parachoques.
Los faros son, así mismo, una feria de luz y de color tanto en su forma como en su función. Lo que quiere decir que son bellos y prácticos. Full LED por supuesto y afilados muy a la oriental. De hecho creo que el Stinger hoy por hoy tiene el morro que más denota su origen de toda la gama de la marca.
Entramos.
La puertas pesan y abren mucho granjeándonos el paso a un interior que, es verdad, pierde puntos enfrentado a sus homólogos Premium. Pero tampoco muchos, no os vayáis a creer que está mal acabado, es simplemente que los materiales no son tan casi lujosos como los de los otros. Excepto el cuero de los asientos, ese sí que es muy bueno.
El caso es que, aunque hay buen plástico blando a la vista, a nada que buscas das con uno duro, y que el pespunte del salpicadero no obedece a que vaya forrado de nada, aunque intenta simularlo.
Eso y la oscuridad a la que nos condena el único color disponible para esta versión (negro) serán mis únicas quejas. Ah, bueno, y lo de que no lleve reproductor de CD, pero en eso creo que ya me estoy quedando solo…
Los asientos son muy grandes, cómodos pero también deportivos pues son capaces de recoger bien el cuerpo. Tienen regulación eléctrica, contemplan calefacción y ventilación de serie (como todo en este coche). El volante es pequeño y va hasta arriba de multifunción, cuenta con levas metálicas y tras él hay una instrumentación convencional con las esferas algo pequeñas y una gran pantalla entre ellas. A su vez dispone de Head Up Display, pero algo básico.
La consola central aparece limpia y ordenada, y eso que junto a la pantalla multimedia (de manejo táctil y por voz) están los mandos de la radio y del climatizador. Que son unos cuantos. Todo se controla sin misterio y se dispone de conectividad Android auto y Apple Car sin cargo. El equipo de sonido es bueno pero no para tirar cohetes.
Entre los asientos hay varios huecos, el mando del cambio automático, el freno de mano por botón y la rosca de los modos de conducción (Smart, Comfort, Eco, Sport y Sport+) junto con una botonera para funciones diversas (calefacción del volante, cámara –que se puede accionar en marcha, por cierto-, sensores de parking etcétera). Hay posavasos con tapa y guantera bajo el apoyabrazos.
Pasamos a las plazas de atrás donde comprobamos cómo la longitud del coche tiene su refrendo en el gran hueco para las piernas. Junto con el Skoda Superb creo que el Stinger es de los más capaces del segmento. Gracias al enorme techo panorámico tampoco resultan unas plazas claustrofóbicas a pesar de la notable caída del mismo desde el pilar B de la carrocería. El ancho es bueno y el túnel central, bastante prominente.
Esa chepa merced a la tracción total del modelo nos avisa de lo que nos vamos a encontrar en el maletero: buen ancho, buen fondo pero poca altura.
Lo bajo de este Stinger, la tracción trasera y su trabajado sistema de escape han hecho sacrificar la capacidad del hueco. Son 406 litros (402 hemos medido). Un dato bastante escaso para tratarse de un coche de más de cuatro metros ochenta de largo. Pero todo no se puede tener, y lo entiendo.
Yendo ya a la chicha de la prueba hablemos de su planta motriz y planteamiento.
Bajo el largo capó encontramos un V6 longitudinal de ni más ni menos que 3,3 litros de cilindrada. Gloria bendita. También cuenta con un doble turbo que, afortunadamente, pasa desapercibido y no logra estropear el conjunto.
Al arrancar el coche se percibe bastante discreto. Demasiado incluso, diría yo. Pero en realidad ello es una ventaja a la hora de rodar rápido y de manera confortable.
La suspensión regulable también nos hace la vida más fácil, así como el cambio automático de 8 velocidades con un buen escalonamiento hace que viajemos muy rápido sin darnos ni cuenta. Y a la hora de frenar, sus poderosos frenos Brembo con triple pistón en los discos delanteros detienen el coche en distancias sobresalientes y soportan bien el esfuerzo.
Pero de todo, me quedo con la respuesta del motor. Instantánea, suave, progresiva. Una delicia de las que, en este momento de motores enanos con esteroides, no quedan. A cualquier régimen, en cualquier marcha, la reacción es la esperada, y estira, a pesar de sus doble “soplillo” hasta donde le eches. Por cierto que este turbo tiene el trabajo más relajado de cuantos he visto. Para hacerle soplar hay que conducir realmente con el cuchillo entre los dientes. ¿La contrapartida de todo esto? Pues es obvio, el consumo. Pero claro, no creo que nadie espere que este Kia con 370CV, tracción integral y cerca de dos toneladas en orden de marcha se “beba” menos de 11 litros… De hecho, nosotros hemos logrado 12 de media como nuestro mejor registro. No es mucho y tampoco se aleja en demasía del dato oficial, pero nos deja con una autonomía real por debajo de los 500 kilómetros (450 si eres como mi mujer, que va a la gasolinera en el mismo instante en que se enciende el testigo de reserva). Más que un problema de consumo, veo un problema de tamaño del depósito, con uno de 72 litros sería perfecto (lleva uno de 60), pero no cabe. Claro que siempre se podría reducir una gotita más el maletero…
Bueno, por supuesto lo hemos puesto (varias veces) en modo Sport y Sport +, que es lo mismo pero con las ayudas electrónicas desconectadas. Pero vamos, que también daba igual pues la motricidad del coche en buen firme y con buenas ruedas era la misma. De esta guisa el Stinger endurece su dirección y su suspensión de manera más que perceptible, las marchas se apuran casi al corte y un bonito gruñido mecánico se filtra al interior a través de los altavoces. Que es que está tan bien aislado que los coreanos han tenido que recurrir a este truco de nueva cuña.
Pero pude confirmar con el fotógrafo de la sesión que por fuera también sonaba como debía, a “coche gordo” decía.
Y todo lo bueno de su propulsor lo reafirma su chasis. No es un coche especialmente ágil (quizá con un eje trasero con ruedas directrices…) pero sí responde muy bien a las ordenes del conductor sin perder la trazada ni comprometer el aplomo, muy elevado en autopista y más que seguro en carreteras de segundo orden.
En circuito (o carretera retorcida), afronta los cambios de dirección con una elevada estabilidad y sin movimientos parásitos de la carrocería, y en nuestro eslalon entre conos si pisó alguno lo hizo porque el torpe de nuestro conductor (un servidor) no tenía claro en ese momento las dimensiones del coche.
Concluimos como viene siendo habitual, con el precio: 54.000 euros que confío se queden en algo menos a pie de concesionario. ¿Caro para un “coreano”? Tal vez, pero es realmente barato para el coche que te llevas. Porque es grande, chulo, potente, satisfactorio de conducir, equipado hasta arriba y con 7 años de garantía. Pero entendería que tuvieras tus dudas con aquellos que han criado la fama… Y eso es bueno, si te lo planteas es que Kia ha conseguido su objetivo, lo elijas o no.
NUESTRA NOTA: 9.5
Cosas a favor
Motor fabuloso
Equipamiento de serie
Dualidad confort/sport
Cosas en contra
Interior oscuro
Materiales sólo correctos
Depósito y maletero pequeños
MOTOR
- Cilindrada: 3.342 c.c.
- Potencia: 375 CV CEE
- Par: 510 NM
- Tracción: integral permanente
- Caja de cambios: automática 8 velocidades
Dimensiones
- Largo/ancho/alto: 483/187/139 cms
- Peso: 1.834 kgs
- Ruedas: 225/40-255/35R19
- Maletero: 406 l
- Cap. Depósito: 60 l
Prestaciones
- Velocidad máxima: 270 km/h
- Aceleración 0-100km/h: 4,9 seg
- Consumo medio oficial: 10,6 l/100kms
Equipamiento
- Equipamiento: ABS, BAS, EDB, DTC, 6 airbags + de rodilla conductor, sistema de frenada de emergencia, Hill Holder, apertura y arranque sin llave, faros full LED, concetividad Android e IOS, navegador, asientos eléctricos, volante eléctrico, tapicería de cuero asientos con calefacción y ventilación, control de velocidad activo, control de carril, Head Up display, modos de conducción, cámara 360 con alerta de tráfico cruzado, sistema de sonido Harman Kardon, control de ángulo muerto, techo panorámico...