Opel Insignia GS TurboD 170 aut.
" Distinto apellido, distinto coche "
El Opel Insignia de esta nueva generación suma apellido a su nombre, y ese GS de Grand Sport lo distingue de su precedente no sólo en la denominación, sino en prácticamente todo lo demás.
Que el Opel Insignia ha sido buen coche desde su lanzamiento nadie lo discute. Grande, cómodo, seguro, fiable, con una buena gama de motores, equipamiento y acabados para todos los gustos y bolsillos.
Tampoco era feo y su comportamiento se podría calificar de “notable”.
Pero nunca llegó a brillar en nada y por más que se intentara siempre se quedó lejos, aunque no mucho, de las berlinas Premium de su clase.
El nuevo modelo de 2017 toma todo lo bueno ya existente y lo mejora, sumando una estética y planteamiento mucho más ambicioso. Ya era hora.
Por fuera parece un coche más grande porque en realidad lo es. Es más largo, pero sobre todo más ancho, lo que junto con sus faros y pilotos rasgados le da mayor presencia en el carril. Su perfil es mucho más afilado y, aunque excesivas, las llantas opcionales de 20 pulgadas montadas en la unidad de pruebas le dan una prestancia sobresaliente.
Y si agresivo es el morro con su bonita parrilla y su profusión de líneas horizontales, también lo es la trasera, con un pliegue de maletero bien marcado a modo de alerón, unas grandes ópticas divididas, una tapa de maletero acabada en punta y un paragolpes muy envolvente que abre hueco a su lado izquierdo para el tubo de escape ovalado. Sólo uno, pero de verdad, cosa que prefiero a los dos falsos de otros modelos.
Quizá por la novedad, tal vez por su color y acabado, pero por lo que sea nuestro Insignia GS ha cosechado más de una y más de dos miradas y piropos durante los días que ha estado con nosotros.
El interior ha sido, asimismo, implementado.
Los asientos son una pasada, grandes, un poco duros, con masaje y con multitud de reglajes, calefacción y ventilación… previo paso por caja, claro. Pero creo que es un dinero bien gastado. Y tu culo y espalda me darán la razón.
El hecho de tener el techo un poco más bajo no resta luminosidad ni sensación de espacio. Lo que sí percibimos es cierto halo de lujo por el cuero de verdad que nos rodea en asientos, puertas y apoyabrazos y el de imitación que adorna el salpicadero. Además de los plásticos blandos y de buena apariencia que configuran el interior.
La postura a los mandos es bajjita pero muy agradable. La visibilidad es correcta, pero se puede ver complementada con sensores de parking –de serie- y cámaras perimetrales –de pago-.
El volante a tope de multifunción es la interpretación de “coche más de lujo y equipado” de los ya vistos en Corsa/Astra y el cuadro, que combina lo analógico con lo digital, también tuvimos oportunidad de descubrirlo - aunque algo menos trabajado - en las últimas unidades del anterior Insignia. Sin embargo, no por conocido voy a dejar de alabarlo. En un momento en el que los fabricantes Premiun ahorran hasta con el termómetro de temperatura del motor en muchos de sus modelos, el Opel nos da dicho parámetro, la temperatura del aceite, el nivel de gasolina y hasta la carga de la batería todo al mismo tiempo. Por supuesto, velocímetro, cuentarrevoluciones, autonomía, consumo medio, señales de tráfico… todo está ahí, pero tranquilo, por si te aturrullas, también hay disponible un Head Up Display configurable de manera muy sencilla, muy completo y visible.
A toda esta catarata de información se suma la pantalla de la consola central, que gracias a su manejo táctil limpia esta parte del coche de gran número de botones, dejando los básicos y excluyendo –gracias al cielo- al climatizador, que se opera de manera independiente.
Junto al espejo retrovisor central están las funciones del Opel OnStar que va sumando funciones, la llamada de emergencia y la red WiFi a la que se pueden conectar hasta diez dispositivos, creo. No entiendo para qué tantos, pero bueno, parece que todo es poco en esta era tan idiota de la conectividad a toda costa…
La palanca de cambios aparece en el túnel central precedida por un hueco y una botonera a rellenar con sistemas de asistencia opcional y le sigue otro “agujero con tapa” de buen tamaño, y el apoyabrazos también con baúl en su interior.
Las plazas de atrás conservan su valía para alojar tres pasajeros de talla normal. La caída del techo más acusada se ha compensado bajando algo la butaca. También la ganancia en centímetros de la carrocería del coche tiene su refrendo en un alojamiento para las piernas algo más holgado. Hay salidas de aire para estas plazas, los asientos de los extremos pueden ser calefactados y hay anchura para que el resalto del centro, que tiene su sentido por la existencia de versiones 4x4, se pueda salvar sin excesivo incomodo de los ocupantes.
Llegamos a un maletero que es realmente tremendo. Anuncia “sólo” 490 litros de capacidad, pero son un poco más de 500 en realidad y quitando la bandeja se pueden cargar más de 600 en altura. Y eso sin abatir los asientos. Con ellos plegados el Insignia puede hacer hasta portes de mudanza.
Si quieres más, hay versión “Sports Tourer” o ranchera. Lo que ya no habrá más, por cierto, es modelo de 4 puertas (si os digo la verdad, yo llevo años sin ver uno por la carretera…).
La tapa del portamaletas es manual, y ni en opción puede ser eléctrica. Deja una abertura grande y muy próxima al suelo.
Sin más dilación pasamos al apartado dinámico, un apartado en el que las cosas siguen siendo distintas, o sea, mejores.
Antes de que el coche pasara por mis manos le pregunté a un compañero que lo estaba probando para otro medio qué tal iba, y me respondió con un sencillo arqueo de cejas y dos palabras: “de fábula”.
Uy. Desde que salió al mercado ningún Insignia podía llegar a semejante calificación. Me sorprendió su respuesta. Esperé a comprobarlo. Y transcurrido ese tiempo, si alguien me pregunta… no me queda otra que decir lo mismo. Este Opel Insignia GS va de fábula.
Soy consciente de que “este” Insignia GS va hasta arriba de equipo opcional, pero las mimbres son las mismas para toda la gama, con lo que su comportamiento nada más variará ápices entre unos y otros.
Al GS se le nota mucho más rápido de reacciones, comunicativo, ágil… es lo que tiene perder peso. Porque aunque su padre y su madre le dijeran al anterior que “estaba bien como estaba”, lo cierto es que era un coche rollizo por no ser cruel y llamarle directamente gordito.
El GS ha perdido kilos en la báscula sí, y también parece que los que ha conservado los ha convertido en músculo. El motor “clásico” 2.0CDTi de 170CV nunca se ha encontrado tan a gusto como en este coche, que puede sacar partido de todo su potencial y además va tan bien aislado que apenas se nota el abundante ruido que hace al ralentí.
Entre un chasis afinado al máximo y un portentoso cambio automático de 8 velocidades rápido y preciso, es una gozada conducir este coche. Otro calificativo desconocido hasta ahora en la familia Insignia… Me muero de ganas de probar la inminente versión GSi.
El consumo, por otro lado, no es nada que nos vaya a preocupar, pues no hemos pasado de 6,5 litros a los 100 ni en el circuito de “handling”. Muy bien.
Sea en autopista, en carretera o en ciudad, el GS se comporta con una nobleza sin tacha, pero con un punto de picante al dejar el tren trasero un poco más “suelto” y contar con una dirección de asistencia y rapidez perfecta. La suspensión también sabe tratar bien a los pasajeros pero se presta a cortar de raíz todo feo balanceo. Los frenos sí que los mejoraría yo un puntito en base a lo “ligero” que se puede ir con este coche.
En cualquiera de los programas/modos disponibles mediante el FlexRide encontramos un comportamiento satisfactorio para cada ocasión. Aunque el normal ya va de escándalo. Sólo con la función Sport activada notamos pérdidas de motricidad en giros de fuerte aceleración por aguantar las marchas cortas quizá excesivamente. En base a eso llegaba al corte y metía una superior al instante dejándonos algo vendidos a la salida del viraje. Y es que conducción deportiva y motor diesel “pequeño” no acaban de casar bien por más que insistan los fabricantes.
Concluyendo. Por 37.488 euros de precio de tarifa para esta versión Excellence poco o nada mejor vas a encontrar en su segmento. Tendrías que irte a coches más caros para que le hicieran sombra a este Opel, pero claro, si es cuestión de poner más dinero, pónselo al Insignia GS y volverás a abrir brecha. Espero que los de Russelheim, junto al nombre, le conserven los dos apellidos, pues este coche se ha ganado la diferencia.
NUESTRA NOTA: 9.5
Cosas a favor
Comportamiento dinámico
Tecnología disponible
Amplitud y calidad percibida
Cosas en contra
Sin opción maletero eléctrico
Motor ruidoso
No pone GS en ningún sitio
MOTOR
- Cilindrada: 1.956 c.c.
- Potencia: 170 CV CEE
- Par: 400 NM
- Tracción: delantera
- Caja de cambios: automática 8 velocidades
Dimensiones
- Largo/ancho/alto: 489/186/145 cms
- Peso: 1.523 kgs
- Ruedas: 245/35ZR20 op
- Maletero: 490 l
- Cap. Depósito: 62 l
Prestaciones
- Velocidad máxima: 225 km/h
- Aceleración 0-100km/h: 8,6 seg
- Consumo medio oficial: 5,2 l/100kms
Equipamiento
- Equipamiento: ABS, BAS, EDB, ESP, TCS, hill holder, 6 airbags, arranque sin llave, bluetooth, climatizador bizona, avisador cambio involuntario de carril, control y limitador de velocidad, cuadro digital, pantalla multimedia de 7", lector de señales de tráfico, sensor de luces y limpias, sensores de aparcamiento, volante multifunción, freno de mano eléctrico, llamada de emergencia, luces LED, alerta de colisión frontal...