Volvo V90 Cross Country D5
" ¿De verdad quieres un SUV? "
Con la carrocería familiar V90, Volvo añade practicidad al lujo de su gran berlina S90, y ahora, con esta versión de apariencia y cierta aptitud campera ofrece una alternativa muy válida a los grandes SUV de moda.
Ya lo dije tiempo atrás y lo volveré a repetir pues viene al caso: para mí este tipo de coches reúne todas las características para ser el modelo perfecto de un montón de gente que anda perdida entre falsos todo terrenos y monovolúmenes elevados.
A menos que necesites de manera innegociable una tercera fila de asientos, que tu vida se desarrolle en el mundo rural subiendo trialeras y vadeando ríos o que un complejo mal curado de la niñez te aboque a ir sentado alto bajo riesgo de ataque de ansiedad, este coche sirve para todo.
Por ello y desde hace largo tiempo muchas marcas han apostado por esta fórmula. Así en nuestro mercado y junto al tradicional Subaru Outback (de los primeros en apostar por esta corriente) hay Audi 4 y A6 Allroad, Mercedes E All Terrain, Golf y Passat Alltrack, Skoda Scout, el Opel Insignia Sport Tourer ya tuvo su versión y la nueva saldrá en breve… hasta el humilde Dacia Logan MCV tiene una versión Stepway.
Y todos son muy interesantes, pues al contrario de lo que pasa con un SUV, ganas más de lo que pierdes. Esto es, te llevas un 20% más de versatilidad dejando por el camino menos de un 5% en cualidades dinámicas.
De ello es buen ejemplo nuestro Volvo de estos días.
Hace un tiempo tuvimos por aquí el flamante S90 D5 AWD, un coche que nos dejó un extraordinario sabor de boca por su buena planta, tecnología y lo satisfactorio de su manejo. Pues bien, el V90 Cross Country con el mismo motor, cambio y tracción ofrece prácticamente lo mismo, con una estética más “guerrera” y una altura libre al suelo ampliada lo justo para subir bordillos, afrontar caminos y senderos sin empeorar su manejo a menos que tu nivel de exigencia sea elevado.
Baste decir que nuestra unidad de pruebas clavó los datos de prestaciones en nuestras mediciones que, sobre el papel, da la versión “ranchera a secas” del mismo coche. También le anduvo muy cerca a la versión berlina S90 que en su día testamos, pero también tengo que reconocer que el motor D5 dos litros diesel de este Cross Country parecía tener los 235 CV de su propulsor “especialmente motivados”.
El consumo tampoco se vio especialmente penalizado, marcamos 7,7 litros a los 100 kms recorridos en uso mixto. Lejos de los 5,3 oficiales, pero muy cerca de los datos reales de la versión berlina.
Todo con una conducción muy similar en la que los pocos centímetros extra de la suspensión no condicionan su aplomo en vías rápidas ni generan inercias notables a la hora de afrontar curvas lentas, y sí hacen la carrocería más indulgente a la hora de rodar por firmes bacheados. O por el campo, dentro de unos límites, aunque su tracción total permanente nos permitirá ir más lejos que la mayoría de todo caminos 4x2. De hecho dispone de un modo “off road” específico con control de descensos que funciona hasta 40 km/h.
El motor y la transmisión por convertidor de par y 8 velocidades casan a la perfección, encontrando siempre el compromiso entre el confort y la efectividad dejando un tanto de lado pretensiones deportivas. Sí, en el modo Dynamic lo más que lograremos es aumentar el ruido y un tacto de dirección artificialmente endurecida.
No sé, con la buena puesta a punto del chasis yo me ahorraría lo del “Drive Mode” a menos que venga de serie.
Hablando de chasis, el peso es quizá lo que menos me guste de este coche. Sus 1.900 kilos holgados pasan de las dos toneladas con dos pasajeros y el depósito lleno lo que, si como vimos no afecta en exceso a prestaciones y consumo, sí castiga sus frenos que se vuelven algo pastosos después de un uso continuado y pierden mordida alargando las frenadas. Nada dramático, pero se nota.
También su enorme tamaño pasa factura en el uso urbano del coche. Con casi cinco metros de largo y dos de espejo a espejo, a pesar de su buena visibilidad viene bien contar con su completo circuito de cámaras, aunque sean de pago.
La insonorización está muy lograda, y es muy poco el ruido del exterior y del motor que se filtra al interior.
Todo muy acorde con la atmósfera de lujo y espacio que se vive de puertas adentro.
La postura a sus mandos es análoga a la de un S90. Aquí no negaré que un SUV sí que ofrece un asiento siempre más elevado que permite una disposición más natural y menos tendida de las piernas, pero bueno, en algunos casos hablamos de milímetros.
Los asientos del Volvo son fantásticos. Grandes, de buen cuero y correcto mullido con un montón de regulaciones eléctricas. El cuadro es digital y muy completo y la gran pantalla central… bueno, poco a poco me voy haciendo con ella. Pero sigo creyendo que las funciones del climatizador deberían ir en botón aparte.
El equipamiento de confort, lujo y seguridad de este coche hace gala de su planteamiento Premium, con una nutrida lista de opcionales incluso en esta versión tope de gama denominada “Pro” por la marca. El “piloto automático” disponible (control de velocidad por radar + control de carril con manejo del volante) me parece, junto con el de Mercedes, uno de los más logrados para esos días que te apetece conducir un poco más relajado mirando de vez en cuando el paisaje.
También me gusta mucho la brújula en el retrovisor central. Lo sé, es una chorrada, pero me hace gracia (en EEUU es de lo más frecuente pues están muy acostumbrados a orientarse por los puntos cardinales gracias al urbanismo “racional y de cuadrícula” de sus ciudades).
Las plazas traseras son aptas para tres ocupantes, sean niños, adultos o una mezcla de ellos o entre ellos, como los adolescentes de mi barrio que sólo los distingues porque no tienen barba, ya que me suelen sacar un palmo de altura…
Para estas plazas hay un climatizador independiente que mi acompañante insistía en encender desde el asiento delantero cada vez que apoyaba el codo en el apoyabrazos.
El malero, con una gran boca de carga, una altura más que correcta y un portón de apertura eléctrica, cubica 560 litros, pero a nosotros nos han salido nueve más. Lo cual está muy bien.
Lo que no está tan bien, aunque se mantenga en línea con su competencia, es el precio, ya que de los muy respetables 68.000 euros de tarifa es muy fácil llegar a los 75.000 a nada que te pongas exquisito con la carta de opcionales.
Sí, es un coche grande, moderno, exclusivo y versátil, pero por ese importe muchos volverán a contemplar marcas alemanas… y tal vez algún SUV aunque no lo quieran o necesiten. Eso por no hablar del recién llegado Volvo XC60, que es más pequeño pero “resultón”. Yo lucharía por una buena oferta en el concesionario, o ahora que parece que “vuelven” los coches gasolina, escoger un T5 que anda igual y, aunque gasta un poco más, es bastante más barato.
NUESTRA NOTA: 9
Cosas a favor
Estética y versatilidad
Calidad real y percibida
Motor y cambio
Cosas en contra
Peso elevado
Opciones caras
Pantalla central a veces liosa
MOTOR
- Cilindrada: 1.969 c.c.
- Potencia: 235 CV CEE
- Par: 480 NM
- Tracción: integral permanente
- Caja de cambios: automática 8 velocidades
Dimensiones
- Largo/ancho/alto: 439/197/154 cms
- Peso: 1.934 kgs
- Ruedas: 245/45R20 op
- Maletero: 560 l
- Cap. Depósito: 60 l
Prestaciones
- Velocidad máxima: 230 km/h
- Aceleración 0-100km/h: 7,5 seg
- Consumo medio oficial: 5,3 l/100kms
Equipamiento
- Equipamiento: ABS, BAS, EDB, ESP, 6 airbags + de rodilla conductor, hill holder, sistema de frenado automático, sensor de luces y limpias, asientos eléctricos, tapicería de cuero, faros LED, climatizador bizona, control de velocidad activo con asistente de atascos, navegador, pantalla multimedia de 9", cuadro digital, ordenador de a bordo, lector de señales de tráfico, bluetooth, detector de fatiga, sensores de parking…