Prueba del Test BMW 135i Coupé

Ríos de tinta ha hecho correr el motor tres litros gasolina biturbo de Bmw desde su aparición. Ríos en los que todos los periodistas del motor hemos navegado muy a gusto con la sensación de haber encontrado no sólo el mejor barco, si no la mejor lancha rápida.

306 cv (333 en realidad), 400 nm de par, poco más de cinco segundos de cero a cien y un consumo que rara vez supera los 12 litros a los cien kilómetros de media. Montado sobre el Serie 3 cupé estaba llamado a comerse a su hermano mayor (de motor y de prestigio) el actual y descomunal M3.

Pero no nos llamemos a engaños, no es que el 335i sea mejor que el M3, simplemente es más realista. Muchos lo han tachado de falta de "raza" o de que “eso de los dos turbos es de modernillos”, pero la efectividad, eficiencia y eficacia ha caído siempre de su lado.

Quizá su principal problema es que “no era más que otro Serie 3”. De acuerdo, pero… ¡vaya Serie tres!.

Y en plena disyuntiva, Bmw saca la nueva Serie 1 Cupé ( pero cupé de verdad, con tercer volumen separado) buscando hueco en el mercado norteamericano y anuncia los motores disponibles: 120d (de fama reconocida), 123d (muy bueno también), 125i (“el seis cilindros de la casa”) y… ¡¡135i!! Si pretendían recuperar la esencia del 2002 Turbo de los años 70, han dado justo en la diana. Gran motor en formato netamente deportivo.
Pero… ¿Su chasis estará a la altura? Lo descubrimos en este test.



El Serie 1 Coupé es más que un Serie 1 con culo. El rediseño se ha pensado para que el añadido no le quede como un “pegote” o “a un cristo dos pistolas”, y su maletero se integra en el perfil creando un coche realmente atractivo, musculoso y dispuesto a echar a correr. Además, este anexo hace que el coche gane 70 litros de capacidad de maletero con respecto a la versión “recortada”. Primera impresión, positiva.

El interior es como el de cualquier Serie 1, sólo que en esta versión los campos del velocímetro van ampliados y contempla temperatura del aceite. Bienvenido sea. Los asientos son fenomenales, aunque los deportivos con sujeción lateral regulable –de serie también con este motor- pueden resultar algo pequeños para los que somos más grandes.



Arrancamos. Suena bien, pero suena mejor el 335i. No es que la melodía que sale por su doble salida de escape pulida en negro sea fea, es que se oye poco.
Vale. Macarradas las justas.

Seleccionamos primera con su corta palanca de cambios de cortos y precisos recorridos y echamos a andar. Despacito, sin alardes. A 70 km/h el indicador de marcha recomendada nos pide sexta. Se la damos. Entonces, como si nos hubiera picado una avispa en el pie derecho hundimos inmisericordemente el acelerador. El coche empieza a ganar velocidad de manera inmediata emprendiendo un ascenso sin fin. En menos de lo que se santigua un cura loco hemos fulminado todos los límites de velocidad de Pere Navarro. ¡Qué empuje! Constante, apabullante, sin demora, casi eléctrico. ¿Recuperaciones? 80-120 km/h en sexta en lo que tardas en decir “a ver en cuántos segundos recupera”. Impresionante.

En aceleración pura de 0 a 100 km/h Bmw nos vende 5,2 segundos, y miente. Nuestro blanco 135i paró el crono una décima por debajo de los 5 segundos. Sin palabras.
No me gustaba tanto un motor desde el 2.0 TFsi del Audi TTs. Los adelantamientos son pan comido y en autopista rodamos con todo el aplomo que nos brindan sus 1.500 kilos (no, no es un coche especialmente ligero).
Hacemos curvas. He de decir que esta unidad equipa la dirección activa de Bmw, que ajusta el recorrido del volante en función de la velocidad, olvidándote de los manoteos y vueltas innecesarias. De esta guisa, este coche es como un kart de carreras. Con tres cuartos de vuelta de volante estas haciendo horquillas en un puerto de montaña a una velocidad endiablada sin el más mínimo esfuerzo.
El control de tracción y estabilidad está especialmente bien calibrado, y sólo entra en acción en situaciones cuasi-dramáticas, por lo que no vale la pena desconectarlo para ir rápido. Además, el chasis está tan bien puesto a punto que rara vez obtendrás una mala reacción del eje trasero que no haya sido buscada. Es más, al límite, este coche incluso puede irse un poco de morro.
La amortiguación “M” es firme, y sólo los neumáticos Runflat pueden descolocar el coche en asfalto roto a ritmo fuerte.
Los frenos, con seis pistones delante y dos detrás, son todo lo buenos que las prestaciones del coche demandan. Pisando a fondo el coche se clava como una jabalina en el césped de un estadio olímpico.



Me gusta mucho, la verdad, y lo que me encanta es parar a repostar (no, no llaméis aún al manicomio). 10.1 litros a los 100 kilómetros es lo que nos ha pedido nuestro coche. Simplemente espectacular para su nivel de prestaciones.
Quizá el problema de este coche se llame “Serie 3 cupé”, del que se queda muy cerca en precio (aunque ni en prestaciones ni sensaciones). Bmw nos pide 45.800 euros por un 135i pelado de equipamiento –que esa es otra-, por ese montante tenemos un 330d cupé, que es más grande, más austero en el consumo y más… ¿grande ya lo he dicho?
En fin, de ti depende. El precio del 135i no es ningún chollo, aunque una vez probado y sabiendo que un más radical M3 está 30.000 euros por encima, te lo puede parecer.

A mí realmente me ha conquistado hasta tal punto que en cuanto acabe de escribir estas líneas me voy al concesionario a encargar uno para mí. Eso sí, yo lo prefiero rojo.

****Completa esta información con la segunda parte del test: "Por aclamación: Mi coche". Encuéntralo en nuestro buscador por marca (BMW) o en el archivo****