Prueba del Renault Talisman ST 1.6Dci Zen

Últimamente las rancheras a las que la marca del rombo denomina “Sports Tourer” les están quedando bastante chulas. Tanto el Clio, como el Megane con estas carrocerías exhiben un punto dinámico más allá del que gozan sus versiones de 5 puertas. Y mucho más espacio, claro, verdadero leit motiv de este tipo de carrocerías.

Y el Talisman (no pongo tilde porque la marca tampoco lo hace) ST no es menos, de hecho, es más. Si el modelo “normal” deja pequeño lo que antaño fueran los buques insignia de La Regiè (Renault 25, Safrane…) la versión familiar puede poner en un brete hasta a la moderna Espace, con la que comparte plataforma. Y es que miden lo mismo de largo que de ancho, separándoles sólo los 20 centímetros de altura adicional que ofrece el monovolumen. Y en el maletero… sólo una veintena de litros los separan. Claro, que si cargamos el Sport Tourer hasta el techo nos ofrece unos imponentes 1.000 litros de capacidad con una boca de carga a dos palmos del suelo.



Bien cierto es que “la furgo” ofrece mayor versatilidad en base a sus asientos independientes y la posibilidad de contar con una tercera fila en la que alojar a dos pasajeros más, pero el Talisman por su parte compensa esta carencia garantizando un espacio más que holgado a sus ocupantes traseros y un comportamiento en carretera más de coche convencional.



Por acabar con las similitudes, diré también que lo que tiene delante y a su alcance el conductor también destila aroma de Espace, con sus buenos acabados –algunos plásticos duros bajo el salpicadero-, su ubicación racional de mandos, su completo cuadro de instrumentos y la gran pantalla multimedia a la que no la acabo de pillar el tranquillo.



La postura al volante es obviamente mucho más baja aunque la visibilidad sigue siendo muy buena y los asientos, excelentes. Así mismo tenemos algún hueco menos donde dejar objetos.
También bajo el capó comparte con prácticamente toda la gama Renault el bloque 1.6 Dci, esta vez con turbo sencillo y 130 caballos de potencia asociado, a un cambio manual de 6 velocidades. Una configuración que desde la marca esperan que aglutine el mayor porcentaje de ventas. Y con razón. Si en el medio está la virtud este es un claro ejemplo de virtuosismo a mitad de camino.



No es este un propulsor especialmente silencioso ni suave, sobre todo en frío, pero el aislamiento del coche es capaz de mitigar con éxito su aspereza y su equilibrio entre potencia y consumo junto con su entrega lineal de par hacen que olvidemos en menos de 10 kilómetros todos sus defectos.
Sea lanzado en autopista, a ritmo sostenido en carretera secundaria o afrontando con cierta calma –dado lo voluminoso del coche- un puerto de montaña, no encontraremos lagunas en su rendimiento. Por cierto que en este último ámbito y en lo tocante a lo que circular por ciudad se refiere, la dirección activa 4Control es un plus que permite maniobrar al gran Talisman con la agilidad de un Megane, o casi.



La dirección ofrece un tacto algo artificial pongas el modo que pongas de los 5 disponibles en el “Renault Multisense”, siendo el “Neutral” el que mejor de sienta, en términos globales, al coche. Los frenos siguen ofreciendo ese comportamiento y tacto “tan de Renault” –lo que es bueno- y las suspensiones ofrecen confort a raudales. Sí que me ha resultado algo más “rebotona” la del eje trasero, con respecto a la berlina, al viajar vacío de carga. Efecto que desapareció al cargar el coche con cuatro pasajeros y sus correspondientes maletas. Trayecto que aproveché también para realizar la prueba de consumo, puesto que es un familiar y lo suyo es valorar el dato con la familia a bordo. Nuestro coche se conformó con 6,3 litros a los 100 kms recorridos, en uso mixto y, como digo, con gran parte de su espacio ocupado. Eso también hizo que rodara menos de lo habitual en su marcha más larga, ya que sus recuperaciones en sexta se habían vuelto mucho peores que en quinta, y puesto que sólo se trata de apretar un pedal y desplazar unos centímetros la mano derecha… pues ni me lo pensé para no estropear el ritmo.
Además el cambio es agradable de manejar.



Y a todo lo dicho hay que añadir su diseño moderno y atractivo, su equipamiento de serie más que completo en este acabado Zen y un precio que apenas supera los 31.000 euros de tarifa oficial. Toda una berlina de lujo en formato XL. Un coche en el que meter a toda la familia, los enseres, las mascotas y liarse a viajar… a lo grande.