by AUTODOMINIS
EDITORIAL

"Capa sobre capa"


Cuotas, aranceles, descuentos, vetos, ayudas, subvenciones… Cuando algo necesita de tanto respaldo legislativo para funcionar, cualquiera se habría dado cuenta ya de que “eso”, tiene visos de fracaso.

Hablo del coche eléctrico, y me duele hacerlo porque me había prometido a mí mismo mantener esta web ajena a toda propuesta eléctrica que fuera más allá de una interesante alternativa de movilidad urbana (Como el Fiat Topolino, Dacia Spring, el Microlino o el Citröen Ami, por ejemplo).
Sin embargo, un nuevo intento por parte de la UE de tensar la cuerda, me devuelve a esta incómoda realidad de ciego porque no quiere ver.

Hace escasas fechas Francia, por su cuenta y riesgo, decidió lanzar un órdago bastante osado e inteligente a la hora de proteger su industria patria en forma de la eliminación de ayudas a la compra de coches eléctricos chinos –y Tesla. El motivo esgrimido ha sido uno bastante bien traído, la verdad, y es el de valorar la huella de carbono en general del coche, es decir, lo que se ha contaminado en su producción y transporte. Por supuesto, los mencionados fabricantes “pinchan” en ambas parcelas, más China que Tesla, con lo que parece un motivo incuestionable. ¿Queremos coches limpios? Pues que lo sean al máximo.
Claro, en el país galo la energía para la industria proviene en su mayor parte de generación nuclear –que no olvidemos que es energía verde- y su transporte se realiza en trenes eléctricos que se alimentan de la misma red, con lo que la llamada huella es entre un 60% y un 70% más limpia que la de un coche chino, que se fabrica tirando de energía de carbón y se trae en barcos que queman de todo para mover su hélices. Aunque alguno hay también más moderno y de gas, es justo reconocerlo. El problema de Tesla es el transporte, por eso ya está Elon Musk buscando un país europeo en el que poner una de sus fábricas.
Y es que en nuestro vecino del norte las ayudas públicas llegan a los 7.000 euros, aplicados de manera directa en el precio del coche, no como las de aquí, que te marean con solicitudes mientras te toca adelantar la “pasta”.

Bueno, pues esto que no parece mala idea del todo (si jugamos a ser “verdes”, vamos a jugar bien) según la UE no se puede hacer, o está “feo”, cuanto menos. Pero valorando el espíritu de la idea original, se les ocurrió otra cosa: aranceles para los automóviles chinos pues traen consigo una subvención estatal, de su gobierno, se entiende, lo que les permite abaratar el precio destruyendo la libre competencia europea. Todo también bastante lógico, y verdadero.
Pero ante ello y por sorpresa, los fabricantes alemanes protestaron. ¿Por qué? Porque venden bastantes coches en el mercado chino y temen una respuesta similar pero a la inversa. Total, otro lío.

Además, “Fon Brujen”, habló sólo de “coches chinos”, olvidando que los que están subvencionados son los eléctricos, que los coches baratos y de buena calidad como es el MG ZS –líder de ventas en nuestro país- vuela bajo el radar y está ofreciendo un buen producto sin necesidad de empeñarse en un renting absurdo a familias que no pueden o no quieren gastarse el “pastón” que cuesta su equivalente europeo. A ver si en realidad va a ser que lo que quieren es que no tengamos coche…

Bueno, pues sin digerir aún el asunto surgen nuevas ideas como gravar los coches más grandes y pesados en las ciudades, cuyo leit motiv es sacar a los grandes y contaminantes SUVs de las principales urbes europeas, pero que golpea de lleno en la barriga oronda de los eléctricos. Otro lio más.

Entretanto Reino Unido dice que elimina la prohibición de los coches de combustión en 2030, pero a la semana anuncia que está estudiando la asignación de cuotas, como en China. Es decir, que a las marcas se les imponga una cuota de ventas de eléctricos y, si no la cumplen, sean penalizados. Con lo que sus esfuerzos comerciales se verán dirigidos de manera interesada hacia ese objetivo, como sucede en el país comunista, donde puedes tardar dos años en estrenar un coche de combustión –hace falta un permiso- en contraposición a los dos días de espera para recibir tu eléctrico.
Como veis, otra idea feliz.

Y así, capa sobre capa se van acumulando problemas, soluciones, problemas que causan esas soluciones, leyes y normas para atajar el problema que causa la solución que causa el problema… En un círculo sin fin.

Entretanto nosotros, los consumidores, a verlas venir. Dejando envejecer nuestro parque móvil porque, ahora, no nos queda otra.

En serio, no hace falta ser muy listo para notar que esto no está funcionando. Que la imposición se está atascando y que si bien defiende un objetivo muy loable (que yo ya ni sé cuál es) no estamos preparados para lograrlo absolutamente a ningún nivel, hoy en día.
Que ni cuando se pasó del carro tirado por bueyes al los primeros automóviles hubo tanto enredo y objeción.

De momento, vamos a darle una oportunidad estable y sincera a los combustibles sintéticos en paralelo al coche eléctrico, que gane el mejor o el menos malo y, en quince o veinte años, vemos dónde estamos.





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