"Hay que comer"

Hace pocos días descubría con cierto asombro un notable cambio de dirección en el criterio de un compañero con el que me trato con relativa frecuencia. De su perfil beligerante y su discurso bien informado acerca de los problemas que traía consigo la electromovilidad por decreto, poco quedaba. Ahora incluso, en su pieza colgada en redes sociales, ansiaba la llegada de tal o cual producto chino que “va a revolucionar el mercado”. Con más curiosidad que malicia le puse un mensaje preguntándole qué me estaba perdiendo, qué había cambiado y qué estaba pasando. Su respuesta fue tan escueta como reveladora: “Nada tío, pero ya sabes: hay que comer”.

Ante ello, alguien a bote pronto podría pensar: “Se ha vendido”. Pero nada más lejos de la realidad. El caso de mi amigo es análogo al de otros compañeros del sector. No se han vendido, los han vencido. Y por vencido quiero decir obligado.

Porque como ya he dicho, nosotros no somos más que piezas de un puzle mucho más grande. Pero pongámoslo en cristiano y dejémonos de metáforas:

Un medio vive de la publicidad, directa o indirecta, esa publicidad, cada vez más barata y escasa, se emplaza en función de la difusión del medio, su audiencia, y esa audiencia viene atraída por los contenidos. Unos contenidos cuya inmensa mayoría proceden de las marcas. Y las marcas, merced a normativas kafkianas y estrategias cuasi suicidas están yendo en una única dirección: eléctricos e híbridos enchufables. Con lo que el único contenido que puedes generar de manera regular es en base a esos productos y de los que en breve llegarán desde oriente. Necesitas tener “algo” que contar sobre “algo” que sea novedad. Y cuídate mucho de no ser extremadamente duro con tus juicios -hasta donde tu objetividad te permita- o no volverán a contar contigo. Si no es así, se resentirá tu contenido, poniendo en peligro a tu audiencia, a la publicidad… y a tu comida en la mesa.

Para muestra los que nos intentamos mantener en un prudente segundo plano respecto a todos estos cambios: Somos parias. Apenas movemos información “alternativa” (los coches de toda la vida, incluyo híbridos) y una parte de nuestro público, el menos fiel, nos ha abandonado. Lógicamente.
Si nuestra financiación dependiera de la publicidad exclusivamente, estaríamos muertos hace meses (en lugar de agonizar lentamente, que es lo que estamos haciendo desde el fin de la pandemia).

Que podríamos decir, “A la mierda todo. Vengan esos enchufes y salga el sol.., por oriente, precisamente”. Pero, como hicimos durante la “era diesel” ofreciendo contenido de coches a gasolina, nos hemos empecinado en mantener los pies en la combustión tocando las pilas de refilón. Aunque por supuesto os daremos cuenta de todo aquello que nos parezca interesante.
Y no es por ir a contracorriente ni porque no creamos en los vehículos eléctricos, es porque pensamos (como con los diesel) que todavía queda mucha gente a la que no le va a “encajar” ese tipo de producto, y no por ello deban quedarse abandonados por los medios del motor y tirados en la cuneta.

Además, esa parte de púbico tampoco resulta escasa. A modo de ejemplo compartiré con vosotros un secreto: La prueba del Volkswagen I.D3 que publicamos meses atrás (unos cuantos) acumula a fecha de hoy 16.127 lecturas, mientras que la del Volkswagen Taigo 1.5TSi que publicamos tres semanas después está en 47.399 ahora mismito. Parece que al final, la gente, o al menos la que nos sigue a nosotros, tiene una predisposición clara hacia un lado…

Así intentaremos seguir mientras nos dejen. Porque un buen puñado de fabricantes nos apoyan y nosotros a ellos, estáis todos vosotros detrás pidiendo otro tipo de información y… ya nos hemos acostumbrado a comer poco a lo largo de estos 15 años de andadura.