by AUTODOMINIS
EDITORIAL

"No tan grandes."


A medida que ha ido pasando el tiempo los automóviles se han ido haciendo mayores al ritmo que lo hacían sus usuarios.
Es innegable. La altura media de los españoles a finales de la década de los 50 apenas rebasaba el metro sesenta y en nuestros días “tontea” con el metro ochenta. Sin entrar en pormenores de si ha sido por la alimentación, por una suerte de proceso de selección o que la gravedad se volvió “más flojita”, es un fenómeno que se ha dado en todo el mundo, si bien en nuestro continente tal vez los países del mediterráneo hemos sido los últimos en dar el estirón (lo de Estados Unidos es distinto porque… siempre fueron de tamaño generoso, sobre todo a lo ancho).

Tirando de hemeroteca me divierte mucho leer pruebas españolas de los coches de primeros de los años 80, por ejemplo. Primero me encanta cuando comentan lo bien que va tal o cual modelo a “cruceros de 180 km/h” en nuestras “escasas y despobladas autopistas”. Luego lo de que el automóvil probado, si es de fabricación germana, dicen de su puesto de conducción que parece estar pensado para “las enormes proporciones del ciudadano alemán” dando a entender que a nosotros los mandos nos pillan lejos. Y para acabar, que berlinas de cuatro metros ochenta de largo sean considerados prácticamente “haigas”, circunscribiéndome a la misma década obviamente, porque ciertamente tiempo antes un coche de esas dimensiones sacaba dos palmos y medio a todo un Seat 1500.

Pero hoy, un Mercedes de la Clase C es apenas dos centímetros más corto de largo que el Clase E de aquella época. Y notablemente más ancho que aquel.

Y algunos dirán “claro, es que somos más grandes”, lo que, como he dicho en el arranque es cierto, pero no es sólo eso. Porque si miramos la capacidad para pasajeros de cada cual… pues donde antes entraban tres, ahora lo normal es que quepan dos. Se podría esgrimir de nuevo el mismo argumento del tamaño de los ocupantes, sin embargo, con el metro en la mano podemos comprobar cómo muchos modelos han crecido por fuera… para menguar por dentro.

¿Por qué? Sencillo. Si bien hoy día los habitáculos de los coches modernos son como cockpits de aviones de caza, antaño eran del tipo carruajes con vistas.
Las puertas tenían el guarnecido justo para tapar la chapa, no había complicadas instalaciones eléctricas ni electrónicas y de material aislante se ponía lo justo. Por supuesto, no se contemplaba la posibilidad de instalar materiales acolchados y primaba el espacio destinado al cristal de la ventanilla, que era inmensa. En cuanto a seguridad, ni barras de refuerzo, ni airbags, ni pretensores pirotécnicos en el cinturón de seguridad. Nada de eso se empezó a ofrecer en nuestro país hasta casi los años noventa.

Pero a medida que todo aquello se fue implementando, los laterales interiores de los coches fueron engordando, así como los salpicaderos que debían incluir una pléyade de nuevos sistemas de entretenimiento, climatización, huecos para dejar objetos y hasta –¿quién nos lo iba a decir?- posavasos.

Los techos se bajaron, los parabrisas se inclinaron y, por motivos de seguridad, los cristales laterales disminuyeron su tamaño hasta cerca de la mitad en algunos casos. Total, que nos dejaron “encajados”.

Y la única manera de darnos espacio era creciendo todo el conjunto, independientemente de nuestro tamaño.

Los maleteros oscilaron menos. Simplemente se colocaron mejor algunos elementos como el depósito de combustible, se eliminó la rueda de repuesto o se sustituyó por una rueda de emergencia. Pero tampoco hay una diferencia abismal entre modelos equivalentes de los últimos 30 años. Y lo de las equivalencias tampoco es fácil, porque si antes un R-11 era un familiar, hoy el Mègane, que es más grande, es un “compacto”.

Lo del peso es otra historia. Cada vez los nuevos modelos son más pesados lo que se estaba solucionando a base de fuerza. Pero ahora, merced a normativas, parece que es un camino del que estamos de vuelta. Otro día hablaremos de ellos.

En fin, que mientras sigamos cabiendo, sigamos creciendo año tras año. Feliz 2020 a todos.






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